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01.- Presentación

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Bienvenido a esta página Web temática dedicada a mostrar la Historia de Balmaseda en la Edad Moderna, a través de la vida diaria  de los hombres y mujeres  que han sido los  actores reales e indiscutibles,  en la historia de esta villa vizcaína, que en 1999 celebró su 800 cumpleaños.  No es una historia al estilo tradicional; pretende más bien ser una historia viva y real, que nos sitúa en cada tiempo y lugar concreto  de la  intrahistoria de esta villa. Se ha querido narrar el nacimiento, la vida, la educación, los amores, el trabajo, los combates, la muerte de estos hombres y mujeres; descubrir su manera de alimentarse y de vestir, sus creencias, sus ideales, sus diversiones. etc.

Es, por tanto, una historia local y social en el más amplio sentido de la palabra, investigada y escrita con pasión, de manera que pueda enganchar tanto al lector ocasional como al investigador erudito.  Aunque sea una página Web que presenta el trabajo personal de una historiadora , los auténticos protagonistas de ella  son todos los balmasedanos de ayer y de hoy,  que  han contribuido a construir su historia , tanto  a nivel individual como colectivo.

Pero, ante todo, esta página Web quiere  ser un portal expansivo,  en continuo desarrollo, puesto que  es nuestra intención ir incorporando  sucesivamente nuevos materiales, hasta completar todo lo publicado – en libros, revistas, conferencias y varios – por la autora, así como bastantes investigaciones aún inéditas y trabajos futuros. Al mismo tiempo se exponen metodologías y herramientas de trabajo  histórico que pueden ser útiles a cuantos sientan las Ciencias Históricas  y se adentren en el noble oficio de investigador.  Por ello, estando  los contenidos de esta página Web agrupados en diferentes temas,  hemos creído conveniente mostrar en uno de ellos,  la referencia  cronológica sobre el oficio de historiadora de quien lo ha escrito.

En el actual año 2016,  se cumplen  44 años que – con diversas lagunas temporales – he dedicado a la historia de Balmaseda. Fruto de esos años es cuanto queda expuesto en el apartado   “Cronología de la Investigación” que el lector encontrará en esta Web.  Un total de 6 libros, 10 separatas de revistas y congresos históricos, 3 cursos de Doctorado en la Universidad de  Deusto, 8 conferencias en Balmaseda,  2 vídeos y el  Comisariado  del  8º Centenario de la Fundación de la Villa, han sido el fruto de mi dedicación a este municipio encartado. Aún conservo  bastante material inédito sobre el tema,  pendiente de  investigar, labor que he retomado con ilusión una vez alcanzada  la  jubilación de mi actividad universitaria.

Actualmente, cuando varios de los libros antes citados están ya agotados,  creo que ha llegado la hora de publicar  mis trabajos en la red, tanto por las razones que ya he expuesto  como  por su utilidad  a todos los niveles.

Saludo con afecto a  todos cuantos se asomen a estas páginas, y espero su asidua visita,  para  que disfruten con la identificación de  lo que ya conocen y descubran con curiosidad o asombro  lo que desconocen  sobre la villa vizcaína de Balmaseda.

Julia Gómez Prieto / Doctora en Historia Moderna / Profesora Emérita de la Universidad de Deusto. Bilbao

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Recensión a la publicación de la Tesis Doctoral 

Por José Manuel Azcona Pastor. Profesor Titular de Historia Contemporánea. Universidad de Deusto

Balmaseda, siglos XVI-XIX .  Una villa vizcaína en el Antiguo Régimen .Julia Gómez Prieto. Ediciones de la Diputación Foral de Bizkaia. 412 págs. Bilbao. 1.991.

Atraídos como coleópteros por el destello de pasados movimientos nacionalistas de gloriosas hazañas, insurrecciones carlistas, industrialización o enconadas defensas del sistema foral, los historiadores vascos han olvidado frecuentemente asuntos sin los cuales no se distingue entre el matorral de acontecimientos, la esencia explicativa del pasado.

Acostumbrados los lectores a digerir historias hechas a veces a troquel que repiten hasta la saciedad los argumentos antes citados, se sorprenden cuando una nueva manera de entender el ayer vasco, en forma de libro , cae en sus manos. Esto es, al menos, lo que a nosotros nos ha ocurrido al leer el trabajo de la profesora Gómez Prieto, que resucita para la historiografía vasca, el buen hacer de historiar los acontecimientos locales.

En efecto, hacía mucho tiempo que no se veían por los círculos habituales de la ciencia histórica, monografías de sumo rigor metodológico, con argumento de historia local de fondo. Es por ello que la obra de Julia Gómez, que en su día se defendió como tesis doctoral en esta Universidad de Deusto, es de agradecer. Y ello es así , porque este género histórico – salvo honrosas excepciones – ha sido a menudo cultivado por inexpertos de todo tipo, eruditos variados, boticarios de pro o secretarios de ayuntamiento, quienes , casi siempre, procrearon novelones rosas llenos de anecdotarios, proezas y hombres ilustres, de tal o cual villa o pueblo llano.

No es este el caso, sin duda, del trabajo que aquí comentamos, que desde un sólido quehacer metodológico, comienza situando al lector en el marco geo – histórico de la villa vizcaína, para después introducirle en los vaivenes de la población balmasedana durante el Antiguo Régimen. No se olvidan las relaciones sociales en la villa y la incidencia en las mismas de los grupos de poder. Como tampoco se dejan de analizar las actividades económicas que hicieron de este enclave del Señorío, un importante bastión financiero en la Edad Moderna.

Un capítulo de conclusiones, además de una cuidada selección de fuentes documentales, bibliografía, estadísticas, cuadros, gráficas y mapas, cierra este libro que, pese a contar con 404 páginas – siempre bien documentadas – se lee con suma facilidad. Y ello es así por el cuidado que la autora ha puesto en hacer un texto fácilmente digerible ( tarea a veces difícil ), sin que por ello desmejore en nada el carácter científico del conjunto, al cual describimos como un auténtico ” trabajo de chinos» , por su laboriosidad.

Por  tanto, consideramos muy valiosa la aportación total del libro de esta profesora de Deusto, que no hace sino poner de manifiesto la importancia de la historia local. Al fin y a  la postre, de estudios de este tipo, sobre ámbitos geográficamente reducidos, se nutre la macro-historia para hacer sus consideraciones generales.

Bilbao 1992

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02.- La Villa de Balmaseda en la Edad Moderna

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Introducción .-

Las 5 partes que se incluyen en este apartado «La Villa de Balmaseda en la Edad Moderna» se corresponden íntegramente con el primer capítulo de la Tesis Doctoral. Dejamos a la imaginación de cada lector, situarse intramuros y / o extramuros de la villa y pasear por sus calles en cualquiera de sus diversas etapas históricas.

12 .- Balmaseda y el Turismo

El VIII Centenario y el Turismo.

La celebración del VIII Centenario de la Fundación de Balmaseda, era sin duda, una ocasión de oro para “ poner a la villa en los mapas “ y una de los temas necesarios para ello era poner en marcha el turismo de la villa.

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Ver en el apartado 09.2 la Presentación Temática íntegra del VIII Centenario

Balmaseda nunca se había planteado sus posibilidades turísticas. La celebración   del centenario apostó decididamente  por desarrollar el turismo en la villa, comenzando por la adecuación de la Oficina de Turismo en pleno centro urbano.

Un segundo paso fue la creación de Materiales de Promoción:  se comenzó con una página web (Balmaseda.net) operativa desde enero 1998; se elaboró  un Folleto turístico de 24 páginas; así como un Tríptico sobre el evento centenario para su distribución  en las ferias de turismo.

Como Materiales para venta se redactó  una Guía de Visita de 64 páginas y 75 fotografías por parte de Editorial Everest,  así como un Vídeo  bilingüe (castellano – euskera) de 20 minutos.

Todo ello: folleto, tríptico, guía y video fueron redactados por la Comisaria del Centenario.

Y como apoyo a lo anterior, pensando en elaborar la oferta de  un  Producto turístico, se trabajó en la creación de un  grupo  de Guías turísticas, expertas en visitas guiadas por la villa  y atención de los visitantes.  Para ello se dictó un curso a medida, con subvención oficial, para 15 personas.

10.- Miscelánea Historica

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Corresponde este apartado a los artículos  que conforman el libro titulado “ Balmaseda. Una historia local. Tokiko historia “, que fue editado por la Diputación Foral de Bizkaia,  con ocasión de sendas Exposiciones organizadas con motivo del VIII Centenario de la Fundación de la villa.

Para aquel libro, cuya portada estamos viendo, y que ya se ha convertido en un clásico de la historiografía de la villa,   tuve el placer de invitar a historiadores de  la Universidad de Deusto, todos ellos antiguos alumnos míos en la Facultad de Historia de esta universidad.

 Busqué que participara un balmasedano, Ignacio Acasuso, para hablar sobre un tema tan clásico en la villa como es la “ Aljama de los Judíos “ 

Por su parte Juan Manuel Gonzalez Cembellin,  era ya Director del Museo de las Encartaciones  y buen entendido  en la historia encartada. 

Un experto en el Camino de Santiago, Jose Ángel Lecanda, estuvo encantado de hablar sobre la Balmaseda Jacobea.

Y la parte contemporánea  fue escrita por Jose Manuel Azcona Pastor, por entonces profesor de Historia Contemporánea en Deusto

Todos ellos han realizado posteriormente a esta participación, sus tesis doctorales y han continuado su labor investigadora con éxito.

08.- Balmaseda y América

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Durante los miles de horas de archivo a las que he dedicado mi vida como historiadora, varios pequeños temas han sido recurrentes entre la inmensidad de datos consultados.  Uno de ellos fue precisamente  las referencias al continente americano y de las que, al principio, por simple curiosidad , fui tomando las referencias.

Dado el volumen de la documentación recogida , decidí reagruparla en el apartado titulado “ Balmaseda y América “, tratando el asunto en base a tres premisas :

1.- La simple emigración de balmasedanos a América desde los primeros años del descubrimiento.

2.- La aparición de balmasedanos y, por extensión de encartados, en los consulados e instituciones  americanas, con altos cargos en la milicia, la política, la administración ó la iglesia.

3.- Por su papel en el Comercio con las Indias, tanto en Sevilla / Cádiz  como en el continente americano.

Las Fuentes Documentales consultadas se concentran en los citados Archivos de Sevilla y de Cádiz; así como en otros archivos de Santander, de Madrid y de Bizkaia, cuya relación se desarrolla en cada apartado temático.

Todo este trabajo se ha realizado  sobre materiales inéditos, con fuentes documentales de vital importancia, que proporcionarán sin duda  amplio material para futuras investigaciones. También ha llenado un espacio en la historiografía vizcaína, mucho menos desarrollada que la guipuzcoana en  trabajos de esta índole y por último, puede contribuir  a un mayor conocimiento de la realidad vasca en el continente americano.

De gran interés personal  han sido  las conversaciones y contactos mantenidos con el desaparecido Padre José Garmendia Arruabarrena, gran investigador de temas similares para Guipúzcoa y Álava y, sobre todo, profundo conocedor de los fondos documentales vascos existentes en los Archivos de Sevilla y Cádiz

07.- Obra Histórica Varia

En este apartado de la Web se han incluido 7 de mis publicaciones menores, editadas entre los años 80 y 90 de la pasada centuria.

Están referidas a temas diversos con el común denominador de su base documental de archivo. Han sido publicadas en la Revista Letras de Deusto  y otras en  Actas de Congresos a los que he asistido.

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Con la última obra rindo mi pequeño homenaje a Martin de los Heros , historiador de Balmaseda, exponiendo su Discurso de Ingreso en la Real Academia de la Historia.

06.- Colección Malseda

La denominada  “Colección  Malseda“ tiene por finalidad dar a conocer la parte más útil e interesante  de la documentación inédita,  que en los diversos archivos del país existen sobre la villa de Balmaseda.

A lo largo de los 800 años de existencia de la villa, todos los muchos y variados procesos de cambio, acorde con la marcha de los siglos y con las vicisitudes del tiempo, se han plasmado primeramente en sus archivos y más tarde en la pluma y la memoria de sus historiadores.

Catástrofes, guerras, incendios y otros eventos dramáticos y singulares , no fueron capaces de hacer desaparecer  los fondos documentales de la villa de Balmaseda, ya que en todo momento sus habitantes  supieron custodiarlos con cautela, guardando así celosamente sus propias raíces históricas.

Como villa esencial en la formación y posterior desarrollo del Señorío de Vizcaya, casi todos nuestros historiadores reconocidos se han ocupado de Balmaseda. De todas las obras escritas sobre el particular, sin duda las dos más nombradas son la “ Historia “ de Martín de los Heros y las “ Memorias inéditas “ de Enrique de Vedia. Pero aún más que estas últimas memorias, también han estado inéditos hasta el presente  los fondos documentales de los Archivos de la Villa: manuscritos, actas y legajos que nos aportan una documentación histórica fundamental.

Una buena parte de esa “ historia inédita “ sale a la luz en estos tomos de la Colección Malseda. A través de sus textos, a veces prolijos, sentimos el palpitar de la vida pública y privada de una sociedad y una villa determinadas, cuya importancia histórica es incuestionable, y cuyo peso específico en su entorno geográfico ha sido, en épocas pasadas, mucho mayor del que tiene en el presente.

05.- Población, Sociedad y Economía: 1500 – 1900

Este es el título que engloba en sí mismo  toda mi tesis doctoral, realizada entre 1974 y 1985. Todo lo que suscribo en este apartado no es – ni más ni menos – que la visión de conjunto de las 1.000 páginas, en tres tomos, que formaron la investigación  de una década en los archivos balmasedanos, vizcaínos y estatales.

Los tres elementos de base que son : la Población , es decir los habitantes; la Sociedad  con  su manera de organizarse y convivir; mas las Actividades Económicas resultantes , se entrelazan de forma  constante a lo largo de las 400 páginas que formaron – en 1991 – el resumen editado de dicha tesis.

Y ya pasemos a ver cómo fue esa vida de 4 siglos de Balmaseda, entre los años de 1500  a  1900.

El Siglo XVI  ( 1500 – 1600 )   

En el siglo XVI Balmaseda se muestra como una villa conformada y con personalidad propia. Villa-mercado bien abastecida, que se caracterizaba por un comercio en pleno auge, basado fundamentalmente en el almacenaje y redistribución de las mercancías que el Consulado de Burgos y los comerciantes del Norte de Castilla, en general, enviaban hacia el Puerto de Bilbao para su exportación. La creación de un nuevo Consulado en la capital del Señorío, en el año 1511, lejos de disminuir el mencionado tráfico, lo potencio aún más..

La centuria del XVI fue para Balmaseda expansiva, incluso en el aspecto demográfi­co. La población que, a pesar de algunas lagunas documentales, se intuye vitalista, se vio no obstante afectada por rachas endémicas de peste, que ralentizaron su crecimiento.

Con un exiguo sector primario de variada pero escasa producción, lo que se aprecia claramente a través de los diezmos, Balmaseda contaba con un factor económico tan fun­damental como el comercio: la industria ferrera.

El elevado número de propietarios por molino que se constata en 1487, parece pro­bar la evolución en los modos de vida, del primitivo banderizo hacia actividades más se­dentarias y lucrativas, como pueden ser las Ferreras. Esta paulatina transformación de la sociedad supone un desplazamiento de la población hacia el valle, donde comienzan a instalarse los primeros martillos de agua, siendo el precursor Marcos de Zumalabe, en su ferrería de la Penilla, el año 1514.

Los cambios que se van sucediendo en el transcurso del s. XVI relegan a un segundo plano el dominio territorial, impulsando el poder económico y más tarde el político. De ahí que a finales de esta centuria, el grupo social que se ha convertido en el motor de la economía balmasedana, se estamentaliza y comparte su poder con un clero abundante y enriquecido. 

El Siglo XVII  ( 1600 – 1700 )   

El siglo XVII, por el contrario, viene marcado por una crisis generalizada que se detecta con claridad a todos los niveles.

Desde el punto de vista demográfico, la epidemia de peste que asoló Balmaseda a fines del s. XVI fue de tan graves consecuencias, que los efectivos demográficos no co­menzaron a dar señales de recuperación hasta el último cuarto de esta centuria. Crisis de menor envergadura ralentizaron este proceso; 1638, 1644 y 1650, son años que coin­ciden con crisis de ámbito estatal, o el fatídico 1669 con un 60 % de mortalidad infantil.

En el aspecto económico, las crisis y las recuperaciones se alternan cíclicamente, frenando cualquier posibilidad de desarrollo, al menos durante la primera mitad de siglo. En la segunda parte de la centuria, el crecimiento mantuvo una constante tendencia alcista aunque de escaso volumen anual.

La agricultura, que en Balmaseda había ido dejando paso a un sector secundario cada día más potente, apenas influía en la economía general, a excepción del vino-txakolí, considerado como el producto esencial de la villa, en detrimento de otros artículos.

Los antiguos banderizos que eran propietarios de casas, tierras y sobre todo de censos, detentan los cargos más importantes del consistorio y con ello el poder, limitando el avecindamiento y reglamentando toda la estructura de mercado de la villa. Controlan la aduana y en muchos casos los géneros que por ella pasan, en base a los apoderamientos de los comerciantes castellanos.

Los segundones de estas familias banderizas, afectados por el mayorazgo, eligen la milicia – caso del Almirante Urrutia -, los altos cargos de la Administración – como los Ortes de Velasco -, aparecen como mercaderes en otras plazas – como  Juan de Trucíos, en Sevilla-, o eligen el camino de la emigración hacia América, conformando el prototipo del indiano, como es el caso de don Juan de la Piedra, en Panamá.

En cuanto al clero, que ha visto descender su número pero no su poder, se verá inundado con obras pías, fundaciones y capellanías varias que, sufragadas por los indianos en muchos casos, permitirán detentar cargos beneficiales amejorados a favor del estamento clerical. No hay que olvidar que buena parte de los miembros del clero pertenecen a familias principales de la villa, lo que les permite acceder a los mejores cargos eclesiásticos.

El Siglo XVIII  ( 1700 – 1800 )   

La estabilización de la población que se produce a lo largo del s. XVIII, hacía prever la transformación hacia un ciclo demográfico moderno. Sin embargo esa tendencia se ve abortada por un comienzo de siglo sumamente bélico, que mantuvo los bajos niveles demográficos de la centuria anterior. Sólo a partir de 1720, y al mismo tiempo que en el resto del país, se puede hablar de una recuperación de la población en Balmaseda.

Aún así, las crisis no desaparecen de forma completa, lo que sumado al elevado número de confrontaciones militares que se suceden a lo largo de esta centuria, imposibilita el despegue demográfico que ya se estaba produciendo en Europa. Balmaseda habrá de esperar un siglo, para que la confluencia de factores favorables permita la realidad de ese hecho poblacional.

En el aspecto económico, si bien la primera mitad del siglo conoce una clara recuperación, a partir de 1750 entrará la villa en una profunda crisis, esta vez definitiva, por cuanto va a coincidir con la apertura de una nueva vía de acceso a la Meseta, por Orduña, lo que provocará la desaparición del tráfico comercial.

Hasta esa segunda mitad de siglo contaba la villa con un espléndido comercio lo cual, unido a la recuperación que vivía el sector ferrero, hacía presagiar una centuria floreciente. Sin embargo, en la década de 1750-1760, estos dos pilares básicos de la economía balmasedana entrarían en crisis por dos motivos fundamentales.

En primer lugar y como causa de mayor trascendencia está la construcción de la nueva vereda Bilbao-Burgos por la Peña de Orduña, lo que supuso el eclipse del tráfico mercantil del antiguo camino Real que unía Castilla con Bilbao a través de Balmaseda. Se cumplía así la tesis de Braudel según la cual «las villas-mercado son lo que son los caminos que las alimentan, y su desaparición es una condena a muerte irreversible para ellas». De esta forma quedó Balmaseda relegada de los circuitos comerciales, lo que supuso el inicio de su decadencia.

Como segunda causa en esta situación de crisis hay que señalar la influencia negativa que sobre el sector ferrero  habría de ejercer  la naciente revolución industrial.  A ello ha de sumarse el vertiginoso descenso sufrido  por las exportaciones  de hierro que, al igual que sucede con el comercio de la lana, se vieron afectadas por las medidas tomadas desde la Corte  en 1763,  contra el libre comercio  vascongado,  lo que hizo perder  a éste toda posible competitividad.

La coyuntura finisecular del s. XVIII fue para Balmaseda la peor de toda su historia; su próspero  mercado decae al verse apartado de los principales circuitos comerciales; sus ferrerías  apenas consiguen dar salida a su producción  y como colofón,  desde 1793 va a sufrir  los efectos de casi un siglo de constantes  conflictos  bélicos.

Contrariamente a lo que esta situación haría sospechar, el ámbito social mantiene plenamente su vigor. El mundo artesanal  pervive en razón a sus bienes de consumo necesarios y más cuando  la población  se encuentra  en un momento expansivo.

La «aristocracia» va a consolidar  sus mayorazgos, de tal forma que, tan  sólo ocho notables, detentan más del 40 %de  la propiedad de la villa. En su inmensa mayoría han canalizado sus antiguos censos,  así como el posible capital adquirido a través del comercio, hacia propiedades  tanto rústicas como urbanas,  siendo solamente tres individuos dueños de ferrerías. Minoría  que, además,  detenta o ha detentado el poder municipal,  configurando dos clases de autoridades  consistoriales: los Altos  Cargos,  a los que sólo ellos podían acceder;  y los Regidores o Cargos Menores,  al frente de los cuales encontramos básicamente a los comerciantes. Entre ambos,  se va a mantener el insalvable abismo social con quienes  ejercían  oficios  mecánicos.

El Siglo XIX  ( 1800 – 1900 )   

La idea tantas veces repetida de que el s. XIX fue una centuria  que marcó nuestro retraso frente a Europa, se convierte en una realidad para Balmaseda, y las curvas demográficas  reflejan una situación  que semejará  a las crisis del s. XVII.  Desde el punto de vista poblacional,  el s. XIX fue un siglo de muerte  y desolación,  siendo especialmente crítico el período comprendido  entre 1793 y 1890; cinco guerras,  varias epidemias y un marcado  e imparable  declive  económico,  lo confirman.

La inestabilidad  se aferra  a la curva de defunciones  mientras el crecimiento  intenta mantener una suave tendencia alcista, gracias a una natalidad sostenida. Es posible sospechar que, sin guerras,  Balmaseda se hubiese incorporado  a un ciclo demográfico moderno quizá ya desde 1782, y que, aún dándose epidemias,  éstas hubiesen incidido de forma irrelevante  en el crecimiento  poblacional.  No fue este el caso, y el tan deseado despegue se retrasará  hasta 1855, y de manera ostensible a finales de 1890, casi un siglo más tarde que en el resto de Europa.

Hasta este momento, y favorecidas a menudo por las propias guerras,  las crisis patógenas se sucederán cíclicamente: cólera (1834, 1855-1856, 1868 y 1878), viruela en 1874, …a las que se suman: tisis, fiebre y tifus; sin olvidar las enfermedades  infantiles que periódicamente  afectaban  a este contingente  poblacional.

Por otra parte, no hizo falta esperar a la Ley de 1812 para que los mayorazgos desaparecieran  en Balmaseda.  Bastó para ello la guerra  de 1808 con Francia,  y así,  tras el gravísimo incendio del 10 de noviembre de 1808, algunos grandes propietarios se vieron obligados  a enajenar  sus bienes en subasta,  aunque con escaso éxito.  Los beneficiarios de esta situación son,  por tanto,  los arrendatarios, que pudieron acceder a la propiedad de los bienes mediante compra,  o a causa del abandono por parte de sus primitivos propietarios.  Aún sin estos hechos, el absentismo,  crónico a partir de este momento,  los convertirá en arrendadores-propietarios con total libertad de maniobra en sus nuevas pertenencias.

Toda la sociedad  está en crisis  y en ella se perciben  ya los aires de cambio social, anunciados por dos etapas bélicas: la postguerra de 1812-1820 y la primera confrontación civil de 1835. Tras ellas se escondía la muerte y el declive industrial  y comercial,  agudizado por el eclipse  del viejo camino  real.

El ritmo mortecino  de la industria  ferrera  sin ninguna modernización  a lo largo del s. XVIII,  acabó con la misma,  ante el frenético  empuje de la revolución  industrial.  El uso del carbón piedra frente al vegetal de madera,  supuso sin lugar a dudas su ocaso, propiciando el que los escasos industriales que restaban en el sector reconvirtieran el mismo,  en su gran  mayoría  hacia  el sector  alimentario.

En 1861 sólo quedaban tres martinetes como último vestigio de un próspero  pasado; la gran crisis de 1835-1860,  había terminado por desgastarlos, y la guerra carlista de 1875, hizo desaparecer los restantes.

Una industria obsoleta,  la apertura  del nuevo camino de Orduña  y la pérdida de los circuitos comerciales  vascos, elementos  todos ellos coetáneos,  sumen a Balmaseda en un ocaso económico  del que parece  no vaya a poder  recuperarse.

Finales del siglo XIX

A finales de siglo,  con la llegada del ferrocarril «pulmón de acero» para la villa, ésta vio renovadas  sus ilusiones,  su comercio  e incluso su industria;  de manera que la mano de obra que los talleres de La Robla empleaban, se convirtió en la base del nuevo vecindario.

Los indianos que regresaban  al hogar, y la siderurgia  moderna que hizo su aparición en esta  centuria,  habrían  de cambiar  paulatinamente el sombrío  pasado decimonónico.

En definitiva,  Balmaseda conoció sus mejores  días,  tanto en el s. XVI,  como en la primera  mitad del s. XVIII, pero sin que los apartados analizados – población, economía y sociedad – se mantuvieran,  ni al mismo  ritmo,  ni en idénticos  niveles.

La población,  con una dinámica  propia  de un ciclo demográfico  antiguo,  pervivió hasta los umbrales  del s. XX.  Estabilizada  en el s. XVIII se desarticula  completamente en el s.  XIX,  con una constante  corriente  emigratoria  que nunca decayó.

A falta de nobleza, los antiguos banderizos  conforman  la oligarquía que, detentando los cargos públicos municipales,  acaban controlando  la industria y el comercio,  consolidando sus propiedades en el s. XVIII. Tras el hundimiento económico,  ciertos matices proletarios se atisban en el s. XIX, ya que en 1863 el propio Ayuntamiento en sus actas, emplea  el término  «clase proletaria»  refiriéndose a peones,  braceros  y carboneros.

Esta centuria  contempló  también la desarticulación económica  del sector  mercantil e  industrial  que,  habiendo  sido espléndidos  y expansivos  – ya incluso en el s.  XVI -, entraron  en una profunda crisis durante los siguientes siglos, y fueron condenados definitivamente con la apertura del camino de Orduña.  Este hecho habría de incidir en la ruina comercial  balmasedana,  en conjunción  con una industria  obsoleta  y sin futuro.

Determinar  con cierta precisión el final real del Antiguo Régimen en Balmaseda,  no es por tanto excesivamente  complicado;  este hecho que ya se atisba hacia finales del s. XVIII en los aspectos económico y demográfico, aunque todavía no en lo social, fue agudizándose  paulatinamente  a lo largo  del s.  XIX de forma  desacompasada, ya que cada uno de estos tres sectores reseñados tuvo un final concreto,  pero cronológicamente dispar.

De esta forma,  el fin del ciclo demográfico antiguo se localiza,  sin lugar a duda en torno a 1890; el económico, con la crisis industrial,  en el período 1835-1850; y el social, con las guerras contra Francia y la primera carlista civil, para consolidarse entre 1860-1875,  con la inminente  proletarización finisecular, que  habría  de ser  ya un proceso  irreversible.