10.3.- La Aljama y los judíos de Balmaseda

Texto del historiador balmasedano Ignacio Acasuso en el libro » Balmaseda. Una historia local«. VV.AA. D.F.B. Cultura. Bilbao 1991 pp. 33-41

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En 1999 Balmaseda cumplirá 800 años desde que en 1199 Don Lope Saenz de Mena les diera a nuestros antepasados las mercedes de población. Creemos que ha llegado el momento, sin duda inaplazable, de revisar la cuestión de la judería valmasedana o «aljama»

Dicho problema ya fue tratado con anterioridad por ilustres valmasedanos y vizcaínos, hemos de recordar a D. Martín de los Heros y su obra indispensable para todo valmasedano«Historia de Valmaseda», así como al recordado Ángel Rodríguez Herrero, erudito por vocación que desde su trabajo en el archivo de la Excma. Diputación de Bizkaia logró publicar un cuaderno bajo el título «Valmaseda en el siglo XV y la aljama de los judíos», donde recogía gran parte de la información que allá por los cincuenta se tenía de la historia bajo medieval de nuestra villa.

El resto de los trabajos han acudido a estas dos obras como fuente ineludible.

Hoy en día la «cuestión judía» esta siendo ampliada en muchos aspectos, atrás quedaron o han de quedar estereotipos rígidos, de pueblo judío como «pueblo usurero», «comerciantes sin escrúpulos»etc.

La investigación de los miles de documentos que se guardan en los diferentes archivos, no sólo los grandiosos como el de Simancas, Valladolid, Sevilla, etc., sino más bien los pequeños archivos municipales de también pequeños lugares repartidos por toda la geografía peninsular, y en especial de aquellos puntos donde según se creía «no había grandes grupos de población hebréa «. está mostrando a la comunidad judía como un grupo que se mezcló sin grandes traumas con los cristianos y moros de la Península Ibérica, y que al igual que ellos desempeñaron en el plano económico multitud de oficios y ocupaciones.

En esta línea de investigación, están apareciendo numerosos enclaves y aldeas con población judía dedicada a la agricultura y al pastoreo; estas aldeas están siendo localizadas en toda la cornisa cantábrica, muy cerca de nuestros límites provinciales con Cantabria y Burgos.

Es decir, hemos de pensar que muy probablemente las futuras investigaciones nos demuestren que ni la Cordillera Cantábrica era un lugar prohibido para los hebreos, ni la restrictiva legislación del Señorío de Bizkaia pudo controlar a todos y cada uno de sus labradores para saber si eran fieles a la Biblia o a la Torah de Moisés.

 

La Aljama de Balmaseda

 

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Concordia e Iguala que se hizo por esta noble villa de Valmaseda y por los Judíos que a la sazón habitaban en ella para que salieran fuera con arreglo a lo mandado por los Reyes Católicos..  1487. B.U./A.V.B. 

Parece localizarse entre los barrios de Las Tenerías (barrio de los curtidores)  y el de San Lorenzo.

Sus habitantes tuvieron propiedades repartidas por todo el término municipal; esto ya nos da una idea de que no era un «getho» cerrado, sino que, si bien como comunidad religiosa se localizaban en un lugar determinado, como valmasedanos se mezclaban con los «naturales» (1).

De hecho la reducción en las aljamas se debe a varias leyes de los Reyes Católicos para que vistos los problemas que se empezaban a dar entre cristianos y judíos, estos tuvieran unas mínimas garantías de supervivencia. Esto a su vez indica que hasta esta fecha en torno a 1480 gran parte de los judíos vivían entre la población cristiana.

En cuanto al origen de los primeros vecinos judíos de la villa no sabemos a ciencia cierta gran cosa. Todos los autores coinciden en ver como muy probable que fuera en época de la intervención de los Velasco de Castilla en las guerras banderizas de las Encartaciones. Este linaje que contaba con extensos dominios en la Merindad de Castilla habría introducido a los primeros judíos en la Villa.

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Carta Real en contra de ciertos vecinos. 1486, mayo. A.G.S. Reg.Gral. del Sello, fol. 204.

Personalmente me inclino a pensar que fue con anterioridad, aproximadamente a finales del Siglo XIII y primeras décadas del XIV, cuando la ruta lanera Burgos-Castro Urdiales estaba ya plenamente instituida. Sabemos que esta ruta atravesaba Balmaseda, y que en nuestra villa se efectuaba el depósito de paños y lanas. No es difícil suponer que, si en Burgos era la población judía quien controlaba gran parte del comercio lanero y lo mismo ocurría en Castro Urdiales, esta comunidad bien pudo ver en Balmaseda un punto idóneo para establecerse a modo de sucursal.

Lo que sí sabemos es que para 1474 bajo el reinado de Enrique IV, la aijama de Balmaseda era una de las más importantes de la Corona; un documento que recoge los importes que debían de pagar las aljamas en concepto de tributo al monarca la sitúa por encima de la de Burgos. En términos demográficos se calcula que había una población cercana al centenar de judíos. (2)

Es realmente muy extraño que suponiendo válidas estas cifras de población, no tengamos apenas noticias de los judíos de Balmaseda hasta la época de los primeros disturbios en la villa contra ellos, corriendo el año 1483.

Por estos años la situación de los judíos en Castilla empezaba a peligrar; sin duda buena culpa de ello tiene la política de unificación de los Monarcas Católicos. Esta unificación abarcaba tanto los aspectos políticos como los espirituales, «Unu ovile et unus pastor». Sus intentos de convertir a la religión cristiana tanto a moros como a judíos, responden a esa política.

Las Leyes de Conversión fueron sin duda el primer aviso; muchos judíos ante el temor de verse arrollados optaron por la conversión, de entre ellos algunos sinceramente y otros sólo en apariencia.

Esto mismo se hubo de dar en Balmaseda. Cómo explicar si no que en los primeros disturbios, el Concejo prohibiese la entrada en la villa de judíos casados, entendemos lógicamente que según el rito cristiano con cónyuges cristianos viejos.

Posteriormente en 1486 los judíos de Balmaseda fueron expulsados de la villa, a pesar de las cartas de protección que al efecto extendieron los Monarcas de Castilla. Los Reyes Católicos no darán el edicto de expulsión hasta seis años más tarde, esto es en 1492.

Esta situación atípica es la que nos debe hacer reflexionar sobre cuales pudieron ser las razones o motivos reales que condujeron a esta situación. Caro Baraja nos resume en dos, los tipos fundamentales de argumento que se esgrimía frente a las comunidades judías a finales de la Edad Media.

– Odio de carácter religioso: estas fobias por la religión y por los orígenes no cobrarán importancia hasta bien avanzado el siglo XVI, cuando se institucionalicen los estudios y probanzas de limpieza de sangre. Además los vizcaínos en esta época no se distinguían precisamente por su ortodoxia religiosa (3).

– Odio de carácter económico: la «usura».Si bien es cierto que suelen ser los judíos quienes se empleen como arrendadores, comerciantes, banqueros, etc., no hemos de olvidar que estos trabajos no los realizaban los cristianos por no tener experiencia en ellos y por ser considerados oficialmente «indignos «.

Además en nuestro caso particular no tenemos apenas ningún documento que nos hable de valmasedanos oprimidos por deudas a judíos, y vemos que las tierras que poseen fueron adquiridas a valmasedanos por procedimientos normales de compra-venta.

Me inclino a pensar que los judíos de Balmaseda trabajaron de tejedores, carpinteros, joyeros, curtidores (por eso el nombre de barrio de Las Tenerías), y claro está también de comerciantes y prestamistas; es decir, no debemos pensar que la aljama de Balmaseda era un gran centro hipotecario, que vivía de la presión sobre el comercio y sobre los valmasedanos. Hay miles de pleitos por deudas entre valmasedanos y vizcaínos y no son los judíos los protagonistas.

Resumiendo, soy partidario de ver en la población judía de Balmaseda un grupo bastante heterogéneo y bien imbricado en la sociedad valmasedana, grupo discreto y laborioso ( no se explica de otro modo que no se les cite en los documentos más que cuando se habla de pagar altas sumas, sin duda fruto de su buen hacer comercial).

Quizás en la explicación que los anteriores autores nos han dado, sin lugar a dudas se mostraba a los valmasedanos oprimidos, insultados y  molestados por los judíos, y a estos como usureros capaces de extraer la última gota del súbdito castellano; y en un arranque heroico de defensa de la religión habrían hecho causa común para arrojar de la villa a los corruptos y peligrosos infieles hebreos, aún a pesar de las leyes de protección de los Reyes Católicos.

Esta explicación que lleva en su Interior otros tintes no precisamente bajo medievales, quizás sea una respuesta imprecisa y poco fiel a lo que realmente ocurrió en nuestra villa en torno a 1486. Reconozco que el juego de lanzar hipótesis es sumamente arriesgado, y muy propenso a extraer conclusiones tan inoportunas como inciertas. Aún así correré el riesgo, pero eso sí, intentaré fundamentar al menos mínimamente cada desviación de la explicación llamémosla tradicional.

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Documento de acreditación de limpieza de sangre de Pedro Diez Muñoz. 1678. B.U./A.V.B. 

Puede que una gran parte de los judíos de Balmaseda se convirtieran cambiando su nombre y apellidos para no sufrir posteriores investigaciones (esta es una práctica muy común entre los conversos de Castilla).

De este modo y contando con el asentimiento del Concejo de Balmaseda los judíos conversos continuaron en sus trabajos y en su labor de impulso de la vida económica en nuestra villa. Según lo anterior la visión de orgullo (mal entendido a mi juicio), que se alegraba de haber expulsado a los judíos, antes incluso que los propios Reyes Católicos lo hicieran de la Corona en 1492, se tornaría por un positivo acuerdo entre hebreos y valmasedanos para simular una situación de cara al exterior ya la vez lograr que el comercio y el artesanado no desapareciese de la villa.

Los judíos a cambio de esta «vista gorda» del concejo habrían contribuido pecuniariamente a las arcas municipales, siempre faltas de efectivo. Hay un dato importantísimo que muchos autores han manejado, pero que a mi entender esconde una segunda lectura.

Me estoy refiriendo al «Inventario de los bienes raizes que hizo la villa de Valmaseda, en el año 1487» (4). Este inventario se hizo con objeto de evaluar las posesiones raices de los valmasedanos, incluyendo a los judíos «expulsados» un año antes, para sobre el total efectuar un repartimiento de «cuarenta y cinco mil maravedises» en concepto de llamamiento para la guerra contra los moros de Granada. En este inventario figuran en lista aparte los bienes de los judíos que retuvo el concejo.

¿Resulta una casualidad que la suma de estos bienes de los judíos sume la cantidad de «cuarenta y cinco mil cuatrocientos ochenta maravedises», cuando al Concejo le toca pagar «cuarenta y cinco mil»?

Para mi no hay coincidencia posible, sino más bien que una vez asimilados gran parte de los judíos, probablemente estos ofrecieron estas propiedades a modo de contribución a las arcas concejiles.

Hay otro elemento que nos obliga a poner en tela de juicio la veracidad de dicha lista de propietarios. ¿Cómo puede haber sólo doce propietarios judíos cuando diez años antes había aproximadamente un centenar de hebreos?

Otro dato, este quizás fruto del error del escribano que redactó el inventario, en el Folio CCCXXVI dice: «parral en Vañares que fue y es de Raby Samuel…» ¿Cómo puede ser de Raby Samuel si ha sido expulsado hace ya un año?

Es decir, tenemos una serie de datos que no encajan en el esquema tradicional. Como en todo estudio histórico estas dudas sólo se resuelven con la lectura pormenorizada de cada rastro material, escrito o arqueológico que vaya apareciendo.

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«Bjenes casas de los judíos que merco el concejo de la villa de Valmaseda». Ed. Facsimil de Ángel RODRIGUEZ HERRERO.

Quizás se acabe demostrando o más bien confirmando que los valmasedanos fuimos los más prematuramente intransigentes de entre los lugares que convivieron con población hebrea; o quizás se demuestre lo contrario, y esto es que Valmaseda supo acoger y convivir con un pueblo dotado para el comercio y para el trabajo artesano; villa que a la vez supo proteger a estos otros «valmasedanos» contra las envidias y odios de otras gentes exteriores.

Hubo épocas, no muy lejanas por desgracia, en las cuales el exterminio de todo aquello que oliese a judío era motivo de orgullo. Pero hoy en día las minorías del Siglo XXI hemos de ver en estas minorías de todas las épocas, un pueblo que luchó y lucha por la supervivencia, dando lo mejor de sí mismos, sin importarles quienes fuesen sus gobernantes.

NOTAS:

1).- En la Baja Edad Media el término «judio» no designaba a una raza sino a una religión.

2).- Esta cifra tiene su base en la cantidad asignada a la aljama de Balmaseda para el repartimiento a pagar al rey Enrique IV en 1474, en ella se le asigna «mil e cien maravedis «, y se cree que cada vecino o cabeza de familia pagaba 50 maravedis, de lo que se obtiene una cifra de 22 vecinos, y aplicando a este número el indice de conversión de 4,5 hab./vec., índice sin duda conservador, nos daría una cifra de unos 99 habitantes.

3).- Se conservan varias quejas y amonestaciones de la reina Isabel de Castilla a la población y clérigos vizcaínos por permitir el amancebamiento incluso entre los clérigos.

4). – Copia de este inventario se puede consultar en la obra de Rodríguez Herrero «Valmaseda en el Siglo XV…. »

BIBLIOGRAFÍA

MARTÍN DE LOS HEROS: Historia de Valmaseda. Bilbao 1978.

RODRIGUEZ HERRERO, A.: Valmaseda en el Siglo XV y la aljama de los judíos. Bilbao 1947.

CARO BAROJA, J.: Los judíos en la España Moderna y Contemporánea. Madrid 1978.

CANTERA BURGOS, F.: Las juderías medievales del País Vasco. 1971.

ORTIZ REAL, J.: Los judíos de Cantabria en la Baja Edad Media. Santander 1986.

SICROFF, A.: Los estatutos de limpieza de sangre.1985.