02.2.- El Encuadre Urbano

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El discurrir del río Kadagua por su valle, condiciona la ubicación de Balmaseda, precisamente allí donde la terraza fluvial es más amplia, sobre la margen izquierda. Por el contrario, la orilla derecha es mucho más escarpada y apenas deja lugar para asentamiento alguno.

Aprovechando una pequeña altura a la sombra del pico Campazos, el cerro de Polo de 250 m. de altitud, se edificó sobre él un castillo defensivo, que prolongaba sus murallas hasta el río como inmejorable defensa natural.

Balmaseda, por su emplazamiento y situación, en una vía de paso natural entre Bizkaia y la Meseta, en una confluencia de rutas, responde al planteamiento de ciudad-camino medieval, al resultar un lugar de tránsito y reunión, punto de intercambio de mercancías, parada obligatoria de caravanas de arrieros y mulateros, de diligencias y de gentes que vienen a vender y a comprar. Todo ello la convertirá muy pronto en una villa-mercado. De este modo, Balmaseda pasa de tener una función estratégica y de encrucijada, a una función comercial que es en definitiva, la que le dará su genuino carácter.

La villa de Balmaseda, como conjunto urbano, presenta un núcleo primitivo conformado por cuatro calles paralelas entre sí y al río, con dos plazas principales en sus extremos, una al N. y otra al S. descendiendo del cerro y hasta llegar al río, las arterias urbanas son las siguientes:

Calle de la Cuesta: la más cercana al castillo y la menos habitada.

Calle de la Correría: en el centro de la villa y la calle más larga, donde se concentraba la industria calderera en los siglos XVI y XVII. Por ello también se la conocía como calle de la Calderería.

Calle del Medio: en ella se situaban hasta el siglo XVIII el Ayuntamiento y el primitivo hospital.

Calle Vieja: también llamada Bajera, es la más próxima al río y en ella se encuentra la iglesia aneja de San Juan del Moral (9).

Eran por tanto, cuatro calles cortadas transversalmente por otras tres, más estrechas, denominadas cantones, conformando de esta forma manzanas de casas de proporciones rectangulares. Todo este entramado urbano se hallaba rodeado por unas murallas que partiendo del castillo, protegían el perímetro urbano.

Las calles eran estrechas y con poca ventilación, apiñándose en ellas las casas. Los edificios eran de una gran sencillez, casi siempre en madera, ennegrecida por efecto de las abundantes lluvias, con una altura media de dos pisos. En general, tanto tejados como balcones mostraban una completa anarquía con respecto a las edificaciones vecinas (10).

Completaban la zona intramuros las dos plazas principales:al N. , en la entrada desde Bilbao, la del Mercado o de San Severino y al S. en la salida hacia el Valle de Mena, la llamada de los Toros y más tarde de los Fueros. Había una tercera más pequeña, la del antiguo Ayuntamiento, llamada Plazuela del Marqués, en honor al de Legarda, en la confluencia N. de las calles Vieja y del Medio.

A pesar de su reducida extensión urbana, Balmaseda contaba con diversos barrios, todos con personalidad bien definida. Intramuros se situaban los del Cubo y San Lorenzo. Este último, inmediato al Puente Viejo, era una zona de calles pequeñas, estrechas e intrincadas que, sin embargo, constituían un bloque muy compacto; cosa nada extraña si se tiene en cuenta que se trataba de la antigua judería, la única que, al parecer, existió en el Señorío de Bizkaia (11). El barrio del Cubo, por su parte, estaba situado en la salida nueva hacia Mena y recibía su nombre de la gran torre o cubo que formaba la casa de los Puente.

Con el tiempo la villa fue creciendo y sobrepasó su perímetro primitivo; la expansión urbana rebasó ampliamente los estrechos límites amurallados y la población creció allí donde la topografía se lo permitía. Así aparecieron los arrabales:

Las Tenerías: zona de artesanos, curtidores y zapateros, como lo indica su nombre, se situaba y se sitúa, en la margen derecha del Kadagua.

El Cristo: al otro lado del Puente Viejo, en sus terrenos se levantó el Convento de Frailes Carmelitas y su lugar lo ocupan hoy los Talleres del Ferrocarril de La Robla.

La Magdalena: en el Camino de Castro y cerca de la ermita de su nombre (12).

Por último el ámbito rural de la villa estaba conformado por las llamadas Caserías, abundantes e importantes, íntegramente dedicadas a la agricultura y la ganadería.

Notas :
(9).-En el s. XIX se cambiaron algunos de estos nombres por los de hijos ilustres de la villa (así la calle Vieja lo es de Pío Bermejillo); pero siempre han prevalecido popularmente los nombres medievales.
(10).-GARAGORRI, P.; Noticias y datos históricos de Balmaseda; Madrid, 1956: p. 12.
(11).-CANTERA BURGOS, F.; Las juderías medievales en el País Vasco; Madrid, 1971; p. 40.
(12).- Por diversos documentos parece que este barrio fue una zona de no muy buena fama en la villa.

Copyright 1991. Julia Gómez Prieto. Todos los derechos reservados