05.2.1.- Evolución y Crecimiento

 

          La población de Balmaseda presenta una pautas de conducta realmente interesantes, tanto por su desarrollo general como por su despegue demográfico, un tanto lejano de las cifras generales europeas e incluso de las propias españolas. La villa, precisamente por su relativa proximidad a la frontera francesa, estuvo expuesta a cuantos avatares bélicos tuvieron como contendiente al vecino país: Guerra de Sucesión y de la Convención, en el siglo XVIII, y la de Independencia en el ochocientos. Si a éstas unimos las contiendas civiles posteriores, se contempla un rosario de etapas bélicas que suponen uno de los factores más incidenciales en la población de la villa encartada. 

         Un segundo factor fueron las crisis de origen patógeno, que se produjeron en diversas ocasiones y con diferentes intensidades en los siglos estudiados. Si en las primeras centurias, años quinientos y seiscientos fue la peste el azote endémico habitual, en las dos últimas aquélla se vio sustituida por el cólera y la viruela.

 Las depresiones demográficas menos comunes en Balmaseda fueron precisamente las de subsistencia, si bien pudieron existir como causa subyacente en algunas de las crisis, acompañando a los factores anteriormente citados. La inexistencia de series de diezmos – y por ello el desconocimiento del volumen de cosechas – impide constatar debidamente la afirmación anterior, pero dentro de lo que se ha analizado, las crisis del mercado balmasedano no parecen latentes como en otros lugares de la Península.  

1. Evolución demográfica 

         Balmaseda, como villa mercado, presentaba una demografía abierta y dinámica, siempre dentro de los límites lógicos de una época de Antiguo Régimen. El ser villa de paso implicaban un gran movimiento de personas, un flujo continuo de gente, a menudo joven, como puede constatarse en los matrimonios, que sin embargo no quedaba reflejado en un gran crecimiento. Las migraciones fueron norma general a lo largo de los siglos, recibiéndose de continuo nuevos aportes poblacionales, pero también perdiéndolos por otro lado. 

         El deseo de no alargar excesivamente esta comunicación, obliga a recortar un análisis secular que, por esta causa, no puede descender a datos prolijos. 

         En Septiembre de 1536 se inscribe la primera partida de Bautismo en los libros parroquiales de Balmaseda. Las de Finados aparecen en Marzo de 1616 y por último las partidas de Casados comienzan en Noviembre de 1623. Así el primer siglo de datos poblacionales se circunscribe en exclusiva a la curva de nacidos. Esta, con un ritmo bastante regular, a pesar de las lagunas cronológicas, indica ya una demografía rica y abundante, que sin duda era reflejo de un nivel económico bastante aceptable. 

En este siglo XVI hubo sin embargo algunas crisis cíclicas que correspondieron a períodos de peste en la villa. Fueron los años de 1536, 1576 y 1599, en los que se cortaron etapas expansivas intermedias como las de 1547-57 y 1585-90. La epidemia del 99 fue sin duda la más terrible de las pestes que la villa conoció. 

         En el siglos XVII se percibe casi dividido por la depresión de 1.654, tras la contracción de 1638. Se produce una nueva crisis en 1644, con hiato consecutivo. Los nacidos siguen un ritmo suavemente ascendente, acelerado en la segunda mitad, hasta la crisis de 1669, ya en época de Carlos II. Entre 1680 y 1684 los desastres climáticos inciden en las cosechas. 

         El siglo XVIII marca una crisis inicial con la Guerra de Sucesión hasta 1711. Le siguen otras crisis en 1742-43 y 1750 con alta mortalidad. El hiato de 1750-65, preludia nuevas depresiones en los años 60 y 70 que coinciden con as crisis generales del país. En 1782, sin embargo, se alcanza el techo demográfico, pero la guerra finisecular de la Convención supuso un frenazo al despegue que se estaba iniciando. 

         En siglo XIX también comienza con una crisis inmersa en la general  del Señorío y del resto del país. El 6 de Noviembre de 1808, la villa arde por los cuatro costados. Es la guerra de la Independencia que sirve de entrada a una centuria profundamente mercada por las dificultades derivadas de guerras y epidemias. Se sucedieron tres conflictos carlistas de mayor o menor importancia en 1835, 1852-55 y 1872-75, así como diversos morbos de cólera, en 1849 y 1855, y viruela en 1874 y 1878.  

         Entre 1768 y 1860, Balmaseda tuvo un crecimiento vegetativo de solamente 883 personas. La situación mejora hacia 1880 y la población se proyecta al fin hacia un régimen demográfico moderno, con crecimiento acelerado con un incremento anual de 60 personas entre 1897 y 1900. Por todo ello puede afirmarse que la población de Balmaseda no alcanzó el final del Antiguo Régimen hasta el año 1890 aproximadamente.

 

EVOLUCION   EN HABITANTES : 1618 – 1900

 

 

Habitantes

Fuente
 

Año 1618

1.350 Fogueración
Año 1685 580

 

Año 1704

630

Año 1745

1.179

Año  1768

1.529 Censo de Aranda
Año  1787 1.937

Censo de Floridablanca

Año  1797

1.683

Censo

Año  1798 1.690

Fogueración

 

Año 1857

2.309 Censo
Año 1860 2.412

Año 1877

2.420

Año 1887

Año 1897

 
Año 1900 3.226

Censo