05.4.1. La Sociedad

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En Balmaseda,  como en todo el Señorío de Vizcaya, no existió la Nobleza como cuerpo estamental, al estar instaurada la Hidalguía Universal de los vizcaínos; una hidalguía que algo traslucía de la limpieza de sangre que tanto preocupaba en Castilla.

La Estructura Social

Las clases privilegiadas lo eran por dos hechos: poseían el dinero y detentaban el poder; y en este escalón social se situaban  indudablemente los dos Cabildos de la villa.

A.- El Cabildo Eclesiástico ejercía no tanto el poder material  cuanto el espiritual, lo que a menudo era más efectivo y menos difícil de ejercer en la práctica.

B.- El Cabildo Municipal estaba formado por las autoridades de la república y ostentaba el poder, material y ejecutivo, supremo; si bien, a menudo estaba bastante supeditado al arbitrio religioso de los beneficiados parroquiales.

Buena parte de los grandes propietarios de la villa llegaron a enriquecerse con el comercio, y muchos con la conjunción industria-comercio, como en el caso de los ferreros. Comerciantes y propietarios escalaron los cargos que en otros lugares ocuparon los nobles, y detentaron así el supremo poder de la villa

Sin embargo dentro del Tercer Estado se percibía la existencia de dos grupos claramente delimitados. En primer lugar, los Artesanos, que poseían calidades de nobleza y limpieza de sangre, con el avecindamiento en la villa y que  mantenían plena la vida económica y comercial de Balmaseda. Como ejercían oficios manuales, solamente podían acceder a cargos públicos de segundo grado como Regidores. Eran los sastres, los maestros de obra prima, los canteros, los cirujanos, los abaceros, rematantes y tratantes de mercaderías y ferrerías, hierro y cobre (1).

En segundo término estaban los Oficios considerados bajos, como carniceros, taberneros, pregoneros, herreros, carreteros, mesoneros, etc., que no tenían presentada la  hidalguía. Eran habitantes pero no vecinos de la villa, generalmente foráneos, aunque muchos se instalaron de por vida en Balmaseda.

Estaba por último el escalón más humilde de la sociedad que correspondía a los Jornaleros y Obreros en general que vivían tanto de  la tala de los montes y su posterior conversión en carbón; como del cultivo, recolección y elaboración del txakolí, por otro .
Toda esta  estructura social se reflejaba en los censos del siglo XVIII, siendo el  mejor, el de Floridablanca del año  1787 (2)

Censo de Floridablanca. Año 1787  Estructura Social (3)

Beneficiados en Propiedad……… 4
Capellanes sin bienes ……………  3
Medios Racioneros ………………  1
Capellanes………………………    4
Sacristanes ………………………   2
Acólitos ………………………….  2
Ordenados Menores……………..  1
Abogados ………………………… 3
Escribanos……………………….. 3

Estudiantes …………………… 11
Labradores ……………………. 51
Jornaleros……………………… 78
Comerciantes ………………….  21
Fabricantes…………………….. 17
Artesanos ………………………230
Criados / as …………………    7
Cirujanos …………………….   3
Médicos ………………………… 11
Empleados Reales 19

 

Balmaseda 1787.  Censo de Floridablanca. Sectores Sociales

SECTOR

NUMERO

PORCENTAJE

1.- Clero
2.- Prof. Liberales
3.- Industria
4.- Comercio
5.- Criados
6.- Labradores
7.- Jornaleros

17
47
247
21
165
51
78

2,72%
7,51%
39,46%
3,35%
26,36%
8,15%
12,46%

 

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Fuente: INE: Censo de Floridablanca. Año 1787. Elaboración propia

Sobre 1.939 habitantes, estas cifras muestran una población activa de 32,28%

 

Los Marginados

En el último escalón social se sitúa el primer elemento marginado: los Pobres.  Se hacía  distinción entre los «envergonzantes» – acogidos en el Hospital y sometidos a su reglamento –  que eran los pobres «oficiales» y  cuya vida debía regenerarse; y una segunda clase de pobres, constituida por las 50-60 familias que recibían anualmente bulas municipales y que podrían encuadrarse como jornaleros- obreros de mínimos recursos económicos. Estos últimos fueron los auténticos pobres de la sociedad balmasedana, por estar sujetos a las leyes del mercado de trabajo e incidir sobre ellos con mayor virulencia los avatares tanto demográficos como políticos.

En el año 1783, se fundó la Junta de Caridad y Casa de Misericordia a instancias del Corregidor Colón de Larreátegui, que trató de estructurar la vida y costumbres de los pobres. Con ello no solo se pretendía regenerar a los pordioseros y vagabundos, sino que los indigentes no molestasen al vecindario de Balmaseda. Destacamos cuatro de los puntos mas curiosos de reglamento que elaboró dicha junta y que se comentan por si solos.

Reglamento de Pobres de Balmaseda. Año de 1783.

«P. 13. °—Tendrán refectorio en una habitación del Hospital, separa dos por sexos. A las 11 la comida y a las 6 la cena y antes de comer el más viejo bendecirá la mesa y antes de cenar rezarán todos el rosario por sus bienhechores. Comerán las sobras de los conventos y casas particulares caritativas, beberán agua y a los muy viejos se les dará algo de vino. Luego volverán a rezar por sus bienhechores. Todos desayunarán a las 8, una escudilla de sopa de ajo, de tamaño según la edad, o silo prefieren y en su lugar un trozo de pan seco».
«P. 14. °—Cada distrito tendrá destinado un pobre que irá diariamente a hora no intempestiva a recoger las sobras y luego las llevará al puchero común».
«P. 23. °—Dos veces al año saldrán los pobres con 2 cestas grandes cerradas a pedir ropa para poder cambiarse y reponer. Las mujeres pobres de la Casa arreglarán las ropas que no sirvan».
«P. 25. °—Los domingos pueden salir a pasear y al regreso el semanero los vigilará y si alguno viene borracho no saldrá el otro domingo». (4).

Las Mancebas o Prostitutas  constituyen otro sector  marginal. Que la prostitución existía lo prueban los numerosos decretos que se dictan, tanto  para su prevención como para su regulación. No podemos olvidar que Balmaseda era una villa-mercado donde se daban cita mulateros, comerciantes, ganaderos y todo tipo de gentes que acudían a la villa para comprar y vender. Es lógico pues pensar que alrededor de esta actividad económica y este movimiento humano se crease algún tipo de mancebía. Varios documentos mencionan la existencia de una casa «que llaman de los placeres» en el arrabal de La Magdalena y el propio nombre de este barrio podría tener alguna relación con el ejercicio de la mancebía.

En 1552 aparece en los Libros Municipales la primera referencia a las prostitutas, dentro de un amplio bando, en el cual, implícitamente se admite que las mancebas eran abundantes o al menos de presencia notoria, haciendo vida normal y vistiendo como todas las mujeres, por lo cual no se las distinguía de las damas. Por esta razón, se las ordenaba vivir en adelante de forma separada y vestir de modo distinto, a fin de marcar diferencias con las mujeres de vida honrada. (5).

Para cumplir estos requisitos tenían un plazo de diez días a partir de la fecha de publicación del bando, y en caso de incumplimiento serían desterradas de la villa tras recibir un castigo de 100 azotes. Además se advertía a todo vecino que las encubriese o permitiera vivir en sus casas o mesones, que sería castigado con dos años de destierro (6). Durante el siglo XVII persistió el amancebamiento, de forma que su prohibición continuada, llegó a formar parte del Decreto de Buen Gobierno, desde el año 1673 en adelante (7).
Todo esto no difiere mucho de lo que señalaba  Labayru para mediados del siglo XVI cuando «existían ya en el Señorío muchas mancebas que además alardeaban de ser obsequiadas, hallarse bien vestidas y mejor sustentadas que muchas mujeres castas y honradas» (8).

 

NOTAS

(1).-   GÓMEZ PRIETO, .J.  La Población de Balmaseda en el Antiguo Régimen : siglos XVI-XIX.  II Congreso Mundial Vasco, Historia. T. IV,  pp. 52
( 2).-  GOMEZ PRIETO, J.  Balmaseda S. XVI – XIX. Una villa vizcaína en el Antiguo Régimen. pp. 112
(3 ).-  Ibidem, Op. cit  pp. 107 y 113.  Cuadro 7.1 y Gráfica 7.1
(4 ).-  A. M. B. Reglamento de la Junta de Caridad y Reglas para los Pobres de Balmaseda,. Hecho  para el aprovechamiento espiritual y temporal de cuantos pobres se acojan en la casa de misericordia.
Tiene solo 13 artículos del total porque le faltan algunas hojas al final.
(5).- Recordamos que, concretamente en Salamanca, las prostitutas solían llevar unas faldas adornadas con picos de colores claros, las distinguía de las demás mujeres. Precisamente de este detalle derivó el dicho “irse de picos pardos“.
(6).- A.M.B. Acuerdos; reg. 9; año 1552.
(7).- A.M.B.; Decretos; reg. 27; f. 188 v. 9 enero 1673.
(8).-  LABAYRU. E. de  Historia del Señorío de Bizkaia. Bilbao 1970; Tomo V. p. 112.

Copyright 1991. Julia Gómez Prieto. Todos los derechos reservados