09.8.- Difusión en Prensa

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Balmaseda, una villa con mucha historia

Balmaseda, abierta al mundo

Artículos publicados en el diario El Correo Español – El Pueblo Vasco:el 12 de Diciembre de 1998,en un reportaje especial sobre la villa de Balmaseda con ocasión de su 800 Aniversario

Balmaseda, una villa con mucha historia, El Correo Español – El Pueblo Vasco:
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Corrian los albores del año 1199, era un viernes, 24 de enero, -en la sexta luna, dice el cronista- cuando Don Lope Sanchez de Mena, que era Señor de Bortedo, daba el fuero a un lugar denominado Balmaseda, separandolo jurisdiccionalmente a sus alrededores, y otorgando el Fuero de Logroño a sus habitantes, que ya entonces se dedicaban al comercio. Por gracia y merced del Fuero, los vecinos de la villa podian «comprar y vender, cultivar y adquirir tierras, ganados y pastos, y asegurarse asi como personas; tener alcalde y jurados elegidos por los vecinos; ser eximidos de portazgos y usar el derecho a Carneceria, tabernas y medidas de grano…».

Todas estas concesiones forales fueron bien aprovechadas por la villa, que supo medrar y generar un emporio durante la Baja Edad Media. A ello hubo de ayudar la situación estratégica con la que la geografía había dotado a Balmaseda y, sin duda alguna, también a la colonia de judíos que habitara su Aljama hasta el año 1486, en que fueron expulsados. Siendo el lugar una encrucijada de caminos entre Alava, Santander y Burgos, la villa era una puerta esencial del Señorío de Vizcaya y lanzadera hacia el territorio castellano, que era el abastecedor de mercaderías y mantenedor del comercio floreciente de aquellos tiempos.

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Muchos de los edificios civiles y religiosos de la villa hablan bien a las claras de la rica historia de Balmaseda.

De ese comercio se nutrió Balmaseda y, como villa de paso, consolidó su mercado, sus gremios y su aduana. Llegó por ello a ser una villa-mercado en el Camino Real que unía Castilla con el Señorío de Vizcaya, es decir, la Meseta con el Cantábrico oriental.
Pero la misma naturaleza había dotado también a la villa de un vasto arbolado natural, que cubría las laderas de sus montes y que propiciaba una riqueza maderera y, por ende, carbonera. Si a ello se le añade la abundancia natural de cursos de agua, capaces de mover los martinetes y la relativa proximidad de las vetas de mineral de hierro, se encuentran todos los ingredientes precisos para el desarrollo de la actividad industrial más importante que Balmaseda ha tenido hasta el siglo XIX, las ferrerías.
Si la naturaleza fue harto generosa con la villa, no lo fue menos la Providencia, a lo largo de estos ocho siglos de historia, con la gran calidad de sus gentes, que hemos encontrado presentes en todo tipo de cargos y actividades relacionadas con el gobiero, la corte, la milicia, el comercio, etc. De hecho, Balmaseda está orgullosa de contar con una buena cantidad de Hijos Ilustres, como Martín de los Heros, que escribió la Historia de Balmaseda en 1848; Enrique de Vedia, que redactó las Memorias de la Villa de Balmaseda en 1853; el almirante Urrutia y Los Llanos; Manuel Antonio de Horcasitas, ministro de Hacienda en 1758; el capitán general Urrutia y Las Casas; Ramón Gil de la Cuadra, científico, senador y ministro de Ultramar hacia 1855; Juan de la Granaj, crador del telégrafo en México; etc., etc. Sin olvidar a personajes tan curiosos como el novillero Eusebio Abásolo, Vinagre, o el pelotari Marcelo Altamira Marañón.
En el último tercio del siglo XVIII comenzó una mala etapa para la villa de Balmaseda, que habría de durar varias décadas. Se inició con la apertura del nuevo camino a Castilla por el puerto de Orduña, lo que supuso la pérdida de la actividad comercial, y con el tiempo, la desaparición de la aduana.
Tampoco en el siglo XIX fue fácil. El día 8 de noviembre de 1808, Balmaseda ardió por los cuatro costados durante la Guerra de la Independencia. Guerras, epidemias y otros hechos trágicos encarnaron el final del Antiguo Régimen histórico en su fase de extinción.
También en esa centuria cambian mucho las estructuras demográficas, sociales y económicas. Y sobre todo, aparece el ferrocarril, que se convertiría en un balón de oxígeno para el desarrollo de la Balmaseda de principios del siglo XX.
Un siglo de progreso, en general, el siglo XX, que ya comenzamos a contemplar con una cierta perspectiva histórica. Un siglo después de la implantación del tren, la villa da un nuevo giro crucial con la vista puesta en el III Milenio. De esta forma, Balmaseda, además de ser una villa con mucha historia, es también, sin duda, una comunidad con mucho futuro.

Balmaseda, abierta al mundo, El Correo Español – El Pueblo Vasco: 

Balmaseda está actualmente hermanada con Balmaceda, lugar situado en el sur de Chile (desde 1995), asi como con Tifariti, en el Sahara, y con Camargo, bello lugar de Cantabria. Una de las ideas básicas de este VIII Centenario es que la villa incremente sus relaciones exteriores, sobre todo, en intercambios internacionales.

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Julia Gómez (arriba) y Joseba Zorrilla, concejal de Cultura, Juventud y Deportes de Balmaseda, forman parte del comité organizador del Centenario,

Para ello está previsto el hermanamiento con villas o lugares de Europa que tengan una cierta similitud con Balmaseda. Los contactos establecidos en los últimos meses para tratar de llevarlos a buen término en 1999 están en período de resolución. Con respecto a Europa, Balmaseda va a integrarse en la Red de Europassion, asociación europea de lugares que representan la Pasión y a la que pertenecen 56 lugares de diez países.
Asimismo, siguiendo la política de hermanamientos que propugna la Comunidad Europea y con fondos de la UE, el día 22 de enero próximo llegará a nuestra villa una delegación de San Severino Marche, comuna cercana a Asís, en Italia, para cerrar el protocolo con Balmaseda. Están propuestos también los hermanamientos con Monmouth (bello puente con torreón), en el Sur de Gales; con Loudeac (Camino Jacobeo) en la Bretaña francesa; y con Whal, lugar de la Baviera alemana, que representa la Pasión.
Esperemos que todas ellas lleguen a buen término. Con respecto a América, se están manteniendo contactos con las numerosas euskal etxeas y fundaciones vascas del continente a fin de que un grupo de descendientes balmasedanos puedan conocer no sólo la villa de sus antepasados, sino también la Euskadi actual. Este proyecto cuenta con la única dificultad del costo del pasaje aéreo, por lo que para él pedimos, a través de estas líneas, patrocinadores que nos permitan llevarlo a cabo. Para tal visita se desea publicar el libro Balmaseda, la emigración y América, de la doctora Julia Gómez Prieto, profesora de la Universidad de Deusto.
En América también reside una buena parte de las personas que se apellidan Balmaseda (unas sesenta en Estados Unidos). Contando con ellas y con las demás residentes en Europa se celebrará en mayo de 1999 el Primer Congreso Mundial de los «Balmaseda» en Balmaseda. Este congreso pretende ser el germen del futuro club de los Balmaseda en el mundo. Por ello lanzamos desde aquí un llamamiento a cuantos conozcan Balmasedas en Sudamérica para que envíen su información al comisariado del VIII Centenario.
Balmaseda, tierra de indianos

Fueron numerosos los balmasedanos que llegaron hasta el continente americano, marcando sus preferencias hacia México, Perú y Cuba. En estos países de dedicaron al comercio y la minería, el desempeño de cargos públicos, la instrucción, la milicia, etc., aunque algunos, sin duda, llegasen simplemente en busca de fortuna y mejor vida.

En el siglo XVI abundaron los comerciantes, a menudo con base y almacenes en Sevilla. En el siglo XVII y XVIII los balmasedanos ostentaron muy altos cargos en la Administración (hubo varios gobernadores generales) y fueron, también, mercaderes de plata, sobre todo en México (Zacatecas, etc.)

En el siglo XIX la emigración hacia América viene causada por las grandes crisis, bélicas, sociales y de hundimiento industrial que marcaron la Balmaseda decimonónica.

El regreso de todos ellos a su villa natal se dio en circunstancias muy variadas y no siempre en persona. Así, la figura del Indiano llegó a ser trascendental en la historia de Balmaseda, en cuya villa llegaron a fundar conventos (Santa Clara), capellanías, pósitos, etc, etc., y hasta una fábrica de Boinas La Encartada que ya fue pionera en 1892 y hoy es una joya de la arqueología industrial, en espera de convertirse en un futuro museo textil.