FICHA.– Texto de la comunicación presentada en la I Reunión científica de la Asociación Española de Historia Moderna, celebrada en Madrid en Diciembre de 1989. Está publicada en la obra titulada » La emigración española a Ultramar, 1492 – 1914”. Colección Actas de la Asociación Española de Historia Moderna. Editado por TABAPRES. Madrid 1991 pp. 157 a 166. Edición con 29 notas a pie de página.
INTERÉS.- Primera acreditación de los balmasedanos que emigran, trabajan y residen en América. Permite aproximarnos a la realidad de una relación que conformará redes familiares americanas y que dará origen a los “ indianos “ personas que regresaban ricas de América y demostraban su riqueza sobradamente en su lugar natal.
RESUMEN.- Las actas parroquiales ofrecen datos que, a veces, nos llevan mucho más allá del mero recuento demográfico. Las partidas de difuntos, por ejemplo, aportan datos muy aprovechables y este artículo es buena prueba de ello: 22 balmasedanos residentes en América en el siglo XVIII. La emigración al Nuevo Mundo la forman tanto vecinos con pocos recursos, como gente que ya arribaba a suelo americano con un cargo, ocupación e incluso un empleo familiar. Algunos emigran por la obligatoriedad de sus cargos en la Corte y casi todos lo hacen con la intención de hacerse ricos. Quizás quienes con mayor prontitud lo consiguieron fueron los emigrantes del siglo XIX, que regresaron a su tierra convertidos en Indianos en donde realizaron fundaciones de caracter espiritual y sobre todo social.
PALABRAS CLAVE.- emigración, oficios, mercaderes, élites, indianos, fundaciones.
ÍNDICE.-
- Introducción. Fuentes documentales
- Balmaseda, villa comercial y ferrera
- Causas y lugares de la emigración
- Cargos y oficios
- El regreso, aportaciones a su villa natal
- para Instrucción Pública y Beneficencia
- para Conventos, Capellanías y Obras Pías
- Balmasedanos importantes en América
- El eje comercial Balmaseda, Sevilla y Cádiz
- Conclusión y Apéndices
- Balmasedanos residentes en América
- Lista de Alcaldes «ad Honorem»
1.- Introducción
Esta comunicación tiene su origen en los numerosos datos dispersos que bajo la base común de su referencia al continente americano, fueron aportando las fuentes documentales utilizadas en mi tesis doctoral. (1). Estos datos, que parecían inconexos en su momento, fueron conformando, tras progresivas indagaciones, una posible y necesaria investigación sobre el fenómeno emigratorio hacia América en la villa vizcaína de Balmaseda.
Este trabajo es por tanto el anticipo de un estudio de mayor entidad, por lo que aborda solo esquemáticamente algunas de las líneas de investigación utilizadas, a fin de poder llegar a conocer la vida de estos emigrantes y las actividades que desarrollaron en suelo americano. Con esto se podrán conocer mejor no solo las causas que motivaron su éxodo, sino también las repercusiones que tanto sus donaciones como su regreso, tuvieron en su villa natal y quizás en el propio Señorío de Vizcaya.
2.- Fuentes Documentales
Bases fundamentales de documentación han sido los excelente fondos de los Archivos de Balmaseda, tanto del Ayuntamiento como el de la única Parroquia de San Severino, En este último la referencias a parientes que vivían en suelo americano, citados en las diversas partidas demográficas, han sido abundantes y sumamente interesantes.(2). Sobre todo las incluidas en Actas de Defunción, por el hecho de citarse a los hijos supervivientes y la residencia, en su caso, en suelo americano.
Determinados balmasedanos en Indias redactaron testamentos, enviaron legados e hicieron fundaciones piadosas, de carácter social o espiritual, en favor de su villa natal. Sobre todos estas fuentes la mejor documentación la han proporcionado los Archivos Notariales, entre los cuales el Histórico de Protocolo de Bizkaia- de reciente reorganización- cuenta con el fondo completo del antiguo Archivo de Protocolos de Balmaseda.
Los archivos privados de diversas familias de Balmaseda han servido de complemento esencial a los fondos documentales públicos, y por otra parte las referencias a datos del ArchivoGeneral de Indias y la amplia bibliografía americanista, ha suscitado interrogantes del máximo interés.
Son abundantes las referencias relativas a actividades comerciales y en general de tipo mercantil ejercidas por los balmasedanos en ambas orillas del Atlántico, tanto en diferentes lugares de América, como en las ciudades portuarias de Andalucía. A través precisamente de esta vertiente andaluza, se perfila la hipótesis de un triangulo comercial Balmaseda- Sevilla/Cádiz- América, que hace aun más tentadora la investigación iniciada.
3.- Balmaseda: villa comercial y ferrera
La villa de Balmaseda está situada en la comarca más occidental de Vizcaya: las Encartaciones, de la que se considera su capital. Su ubicación en el camino real que unía Bilbao con Burgos, y desde allí con toda Castilla, fue esencial para su devenir histórico, y sobretodo para su desarrollo económico. A través de este Camino, por la villa cruzaban a diario reatas de mulateros portando lanas, grano y las más diversas vituallas tanto para el abastecimiento del Señorío de Vizcaya, como para ser exportadas desde el puerto bilbaíno.
Se celebraban en Balmaseda dos mercados semanales y hasta el año 1841 fue, junto con la de Orduña, una de las Aduanas de Puerto Seco del Señorío; sede así mismo de una importante Judería que desapareció hacia 1486. Pero además del Comercio, era también una villa ferrera con una floreciente industria del cobre y del hierro, cuya producción se exportaba a toda Europa e incluso a América, en forma de diversos artículos que iban desde la clavazón hasta lacalderería. (3)
Esta industria que se quedó obsoleta en el S.XIX, perdiendo el tren de la revolución industrial, desapareció paulatinamente. El comercio, por su parte, quedó herido de muerte con la pérdida del Camino Real, el cual hacia 1770 fue trasladado a la nueva vereda por la Peña de Orduña.
A estas evidentes catástrofes económicas, no fueron tampoco ajenas las cinco etapas bélicas– con sus difíciles postguerras -que entre 1794 (Guerra de la Convención) y 1874 (Tercera Guerra Carlista) asolaron la villa.
En Balmaseda el final del ciclo Demográfico antiguo se sitúa en torno al año 1890; el Económico llega con la crisis industrial en el periodo 1835-1850 y el Social se inicia con las guerras contra Francia y la primera conflagración Carlista, para consolidarse entre 1860-1875, con la inminente proletarización finisecular que habría de ser ya un proceso irreversible.
De su estructura social destacaban dos Grupos de Poder muy fuertes: las Autoridades y el Clero. El Tercer Estado era muy abundante y activo con gran desarrollo artesanal. Su población sometida a crisis, epidemias, migraciones y guerras, tuvo la siguiente evolución cuantitativa:
SIGLO | AÑO | HABITANTES |
XVII | 1.695 | 580 |
XVIII | 1.745 | 1.180 |
1796 | 1690 | |
XIX | 1.857 | 2.310 |
1877 | 2.420 | |
1900 | 3.226 |
FUENTE: Fogueraciones del siglo XVIII y Censos Oficiales siglo XIX.
4.- Causas de la Emigración
En el largo periodo que va de comienzos del siglo XVI hasta finales del XIX, fueron múltiples los motivos que indujeron a los balmasedanos a emigrar de su tierra. Sin duda, son las crisis económicas ya señaladas la causa máxima de la emigración decimonónica desde Balmaseda. Una mayoría de familias de recursos precarios, deciden marchar a América en busca de mejores condiciones de vida. Con la partida de los habitantes más pobres, se mitiga en buena medida la depauperación de la villa; si bien entre ellos, marchan también elementos jóvenes que son los mas dinámicos y emprendedores.
En todo el País Vasco se da una emigración selectiva, sin una aparente necesidad económica perentoria, pero como consecuencia directa de la estructura troncal de la familia vasca. La prosperidad del caserío familiar comporta la conservación de casa y apellido durante siglos, mediante el hecho de que toda la herencia familiar recaiga en el primer varón. Así, mientras el primogénito permanece en la casa familiar, por cuestión de Mayorazgo, y las hermanas esperan a casarse, un indeterminado número de varones habían de buscarse su propia vida (4), llegando algunos, sin embargo, a alcanzar lugares relevantes de la escala social.
Se encuentran así balmasedanos importantes en la milicia– caso del Almirante Urrutia- o llegan a detentar altos cargos en la Administración-como los Ortes de Velasco-; otros se establecen como mercaderes en Sevilla- D. Juan de Trucíos- o cruzan e Océano hacia América- D. Juan de la Piedra- dando origen así al prototipo social del Indiano.
El señuelo de América debió de prender bien en el ánimo de los balmasedanos; tras el desencanto de los primeros años en que el continente americano parecía no producir nada importante, la llegada de buenas noticias, acompañadas de metales cada vez más numerosos y abundantes, incitaron sin duda los deseos de la gente, que en Balmaseda comenzó a emigrar y siguió haciéndolo en siglos posteriores cada vez en mayor escala. (5).
El comercio, y por ende la riqueza, podría definirse como una cuarta causa migratoria. En el siglo XVII los vizcaínos acapararon buena parte del monopolio comercial americano estableciéndose en Sevilla y en Cádiz y abriendo desde allí sucursales en América, casi siempre bajo el control de parientes cercanos, lo cual dio origen a comunidades de comerciantes con poder, sobre todo en los núcleos mineros más importantes deMéxico y Perú. (6).
La cuantificación de estas causas permite observar una dicotomía de la emigración balmasedana, por el hecho de que marchan no solamente vecinos con poca preparación, sino también gente instruida y de buena familia. Hay emigrantes con pocos recursos durante los cuatro siglos estudiados; algunos parten prácticamente con lo puesto, mientras que a otros les espera un empleo u ocupación al llegar a América (7). Si en los siglos XVI y XVII se van con la intención de llegar a ricos, los que emigran en el XIX, suelen hacer fortuna muy rápidamente y regresan, convertidos en Indianos, al cabo de algunas décadas.
A los emigrantes mejor preparados culturalmente, sus estudios y/o cargos en España les permiten llegar a América para el desempeño de una labor militar o funcionarial especifica. Esta seguridad de ingresos no impide que intenten también acumular fortuna, por lo que a sus puestos añaden con rapidez el ejercicio, directo o indirecto, del comercio.
5.- Lugares de emigración
Son tres los destinos que gozaban de las preferencias emigratorias de los balmasedanos, siendo en orden decreciente México, Cuba y Perú. De México los lugares de máxima atracción fueron sin duda los centros mineros de Chihuahua, Guanajuato y Zacatecas, todos ellos con extracción y exportación de plata hasta principios de siglo XVIII.
De la isla de Cuba fue La Habana el gran centro polarizador de emigrantes, sustituyendo a México, tras lograr esta colonia su independencia. En tercer lugar fueron los centros mineros de Potosí (en el Alto Perú) otro núcleo de suficiente atractivo, conjuntamente con la ciudad de Lima.
Minoritariamente los balmasedanos estuvieron también presentes en diversos núcleos de Sudamérica, como Venezuela (La Guaira y Caracas), en Chile, en Colombia (Cartagena de Indias); así como Centroamérica, en Guatemala y Panamá.
6.- Cargos y oficios
En una aproximación a las actividades de los emigrantes balmasedanos en tierras americanas, éstas pueden desglosarse en cinco grupos: Mercaderes de Plata, Comerciantes en general, Funcionarios civiles, Cargos militares y Oficios. El término «Mercader de Plata » señala obviamente hacia los centros mineros americanos más importantes. La excelente bibliografía sobre «Minería y Sociedad Americana » aporta datos de los balmasedanos apoyando la hipótesis relativa a su poderío en aquellas tierras. El siguiente cuadro así lo expresa:
Mercaderes de plata (8)
LUGAR | PERSONA | CARGO | AÑO |
ZACATECAS (Mex.) | José de Retes Juan de Urrutia |
Capitán
Capitán |
1659-69
1659-69 |
PANAMÁ | Juan de la Piedra | Capitán | 1643 |
GUANAHUATO (Mex.) | Juan de Sabugal | Capitán | 1634 |
Élite económica y política (9)
Chihuahua- México. Domingo de Basoco, Capitán. Año 1727 (Santa Eulalia) era también:
– Comerciante y refinador
– Socio de las Minas de San José de Oruelas y San Miguel.
– Tiendas de Mercadurias en San Francisco Cuéllar.
– Alcalde de Primer Voto en 1732.
Los vascos en general y entre ellos los vizcaínos, tenían una gran influencia política en América, controlando desde cargos de responsabilidad una gran parte de la estructura administrativa española. (10). Cabe destacar como un ejemplo de ello los cargos de gobernadores en Chile (Joaquín de Asúnsolo y Azuela, 1805), en Cuba y en otros lugares, que fueron desempeñados por balmasedanos.
7.- El Regreso
Los emigrantes tratan siempre de volver a su tierra originaria, pero no todos lo consiguen. Sin embargo, aunque este sueño de su vida no puedan hacerlo realidad, jamás pierden del todo los lazos de unión con su villa natal. Es este un sentimiento recíproco constatado, entre Balmaseda y sus hijos instalados en América. (11). Con el regreso definitivo a su tierra, aparece la figura peculiar del Indiano, persona generalmente enriquecida y con ganas de utilizar su fortuna.
En pleno siglo XIX, estos capitales americanos hubieran supuesto una aportación vital a la economía balmasedana, si se hubieran invertido o destinado a proyectos y empresas que modernizasen las decrépitas estructuras industriales de la villa. Pero estos emigrantes, que en América fueron dinámicos comerciantes, empresarios o avispados funcionarios, al regresar no lo son en absoluto. No invierten en bienes productivos, sino que casi todos levantan palacetes, arreglan iglesias o hacen regalos a su Virgen, como símbolo de riqueza ante sus convecinos. Con ello inmovilizan capitales en bienes suntuarios. El capital que han amasado les va a permitir vivir como un hidalgo rural de buenas rentas. Y como además han dado brillo a su apellido con oro americano, aceptan gustosos un titulo nobiliario, que ratifique del todo su status social.
Pero la idea del Regreso puede adquirir, según fuentes documentales, otras connotaciones más sentimentales que la mera presencia física. Algunos emigrantes regresaban de forma encubierta por medio de las donaciones a la Villa, las fundaciones y hasta con sus cargos y honorabilidad. Era un recuerdo en la distancia, mantenido con la materialidad de sus legados.
Fueron muchos los balmasedanos que ocuparon altos cargos en la Milicia y la Administración española, dando con ello lustre a su tierra .El Regimiento de Balmaseda en reconocimiento a su prestigio, les concedió el título de Alcaldes Honorarios de la villa. (12).
En el periodo que comienza a mediados del siglo XVII y termina con las independencias nacionales del XIX, un total de 25 balmasedanos recibieron este honor. Aunque entre ellos abundan cargos militares, muchos son los civiles que alcanzaron la élite social y/o económica de sus respectivos lugares de residencia, bien en América o en España.
AÑ0 | ALCALDE AD HONOREM | CARGO | LUGAR |
1669 | D. Diego Machón de Ahedo | ————- | Puebla |
1670 | D. Bartolomé del Sabugal | ————- | Perú |
1671 | D. Sebastián de Allende Salazar | ————- | Indias |
1742 | D. Gregorio del Portillo | ————- | Caracas |
1788 | D. José de Urrutia | Brigadier | Indias |
1792 | D. Agustín García | Cap. Artillería | La Guaira |
1794 | D. José de Zumalabe | ————- | Madrid |
1796 | D. Felipe de los Heros Asúnsolo | ————- | Cádiz |
1797 | D. Nicolás Fdz. del Campo | ————- | Jalapa |
1798 | D. Manuel de los Heros Asúnsolo | ————- | Indias |
1799 | D. Nicolás de Antuñano | Tte. Coronel Ej. | ————- |
1800 | Marqués de los Llanos | ————- | Madrid |
1801 | D. Manuel del Villar y Gorosabel | ————- | Vélez-Rubio |
1802 | D. Nicolás Fdz. Y Mallo | ————- | Puebla |
1803 | D. Celestino Ortiz de la Riba | Real Aduana | Cádiz |
1804 | D. José R. de Antuñano y Terreros | ————- | Puebla |
1805 | D. Joaquín de Asúnsolo y Azuela | Gobernador | Chile |
1806 | D. Juan Elguezabal y Machín | ————- | Chihuahua |
1807 | D. Francisco de Santiago y S.Pelayo | ————- | México D.F. |
1815 | D. Francisco de Retes y Heros | ————- | Lima |
1816 | D. Ramón de Basualdo y Villa | Corte | Madrid |
1817 | D. F. Javier Telechea y Allona | Corte | Madrid |
1818 | D. Martín Ma. de los Heros | Cor. Caballería | Madrid |
1819 | D. Domingo Regoyos y Achócarro | ————- | ————- |
1820 | D. Andrés de Villa y Miranda | ————- | México |
FUENTE: Archivo Municipal de Balmaseda – Libros de Decretos. Elaboración propia.
Por último, otros balmasedanos ilustres tuvieron un «regreso» honorífico por medio de sus aportaciones económicas a la villa natal, habiéndose cuantificado estas ayudas en dos direcciones concretas.
– Para la atención y ayuda espiritual de los vecinos: fundando Capellanías, Obras Pías y el nuevo Convento de Religiosas Clarisas.
– Paliando las necesidades materiales de los pobres, mediante la creación del Pósito de Trigo, Dotes y otras ayudas.
Invierten también en misas y nombran capellanes – que a menudo son familiares en diversos grados -, para que recen por sus almas bienhechoras.
8.- Aportación de los Emigrantes a su villa natal
Fueron muy numerosas y de índole diversa estas aportaciones que ayudaron al vecindario de Balmaseda en la Instrucción, la Beneficencia y la mejora espiritual.
8.1 – Para la Instrucción Pública
D. Juan de la Piedra Verástegui, comerciante en Panamá, había fundado mediante un mandado de su testamento – dictado en Indias – el Convento de Santa Clara, así como una Preceptoría de Gramática para que los niños de Balmaseda recibieran educación e instrucción, por medio de un Preceptor al que podría ayudar un Repasante.
Los Patronos del Convento y el Cabildo Eclesiástico de la villa debían encargarse de adjudicar la plaza de Preceptor con un sueldo asignado también para el ayudante (13). Pomposamente se le llamaría Cátedra, de Latinidad, haciéndose cada vez más exigentes las oposiciones para acceder a ella.
Aún siendo de fundación privada, esta Preceptoría llego a gozar de gran prestigio y arraigo en Balmaseda; por eso, cuando a finales del siglo XVIII, las monjas clarisas dejaron de mantener al Preceptor por falta de fondos, el Ayuntamiento no dudó en sostener la Preceptoría, asignándole una renta de 3.300 reales al año (14).
8.2.- Para la Beneficencia
Siendo Balmaseda una zona deficitaria en grano, que se traía de Castilla, tuvo sin embargo un Pósito de Trigo. No lo creó la municipalidad sino que fue una fundación particular.
En 1571 murió en Potosí (Alto Perú) un balmasedano allí afincado, D. Juan de la Puente, dueño de una gran fortuna, legando 500 ducados de oro al Ayuntamiento para comprar trigo, que tras almacenarlo, se repartiera a los pobres de la villa en épocas de escasez y hambres.(15). La pésima gestión de sus mayordomos terminó con él hacia 1620 y ningún intento para recuperarlo tuvo fruto.
8.3.- Fundación del Convento de Clarisas
El testamento de D. Juan de la Piedra (16) tenía como destino principal la fundación de un Convento de Religiosas de Santa Clara en zonas extramuros de Balmaseda. A este fin, con el remanente de sus bienes, tras su fallecimiento en Setiembre de 1644, se comenzó a construir la iglesia del monasterio y la fábricaconventual. (17).
Con 15 religiosas comenzó la vida en el nuevo recinto; seis procedían del Convento de San Martín de Don como fundadoras; otras tres novicias eran parientes del fundador y dotadas con su capital. Además, D. Juan de la Piedra había constituido un fondo de Indotadas que permitiera entrar en religión a las jóvenes de Balmaseda que, deseando profesar, no dispusieran de caudales para la Dote (18). Ver Obra Histórica Varia
8.4.- Capellanías y Obras Pías
Los Indianos fueron generosos en este tipo de fundaciones, en las que el Capellán debía de ser algún pariente suyo, hasta el cuarto grado, que rezase misas por el alma del fundador.
A comienzos del siglo XVI hubo dos Capellanías de Indianos: una en 1627, la de Vicente de Trucíos que fue albacea de la fundación que hiciera su hermano Juan, vecino de Sevilla (colación de San Salvador), con el dinero que le enviara su otro hermano Antonio de Trucíos, que residía en Zacatecas (México).(19).
La segunda Capellanía de renta indiana, fue creada en 1634 por Juan de Sabugal la Puente, vecino y mercader de plata de las minas de Santa Fe en Guanajuato (México). Con los 7.000 pesos que destinó, fundó Capilla y así mismo una Obra Pía para dotar a doncellas o viudas jóvenes que desearan contraer matrimonio siendo huérfanas y pobres.(20).
BALMASEDANOS Y SUS APORTACIONES DESDE AMÉRICA
NOMBRE | FECHA DOCUMENTAL | LUGAR DE RESIDENCIA | FUNDACIÓN |
Juan de la Puente | 1555 | Arequipa (Perú) | Pósito de Trigo |
Francisco Ortes de Velasco | 1600 | Cartajena de Indias | Trigo de Pobres |
Juan de Sabugal de la Puente | 1611 | Minas de Guanajuato (México) | Indotadas |
Antonio de Trucíos | 1620 | Zacatecas (México) | Capellanía |
Juan de la Piedra | 1643 | Panamá | Convento de las Clarisas |
José de Larrazabal (21) | 1802 | Lima (Perú) | Hospital Nuevo |
BALMASEDANOS EN ALTOS CARGOS
NOMBRE
|
FECHA
|
CARGO
|
Francisco de Sopando Mollinedo |
1598
|
Secretario del Consejo de Indias
|
Joaquín de los Llamos (22) |
1600
|
Comisario Inquisición en Guatemala |
Joaquín de Asúnsolo y Azuela
|
1805
|
Gobernador de Chile |
Juan N. De la Quintana y Antuñano (23) |
1822
|
Gobernador de Cuba
|
9.- El eje Sevilla-Cádiz
La villa de Balmaseda, al igual que el Señorío de Vizcaya, realizaba gran parte de su intercambio comercial con América a través del eje Sevilla-Cádiz. Con el monopolio del comercio americano concedido a Cádiz en 1695, los vizcaínos asentaron sus casas comerciales en la ciudad y se prepararon para los mercados del Nuevo Mundo. (24). Como ejemplo más significativo está el de los hermanos Trucíos, repartidos entre Zacatecas (Antonio), Sevilla (Juan) y Balmaseda (Vicente).
Fuentes documentales del siglo XVIII citan los siguientes balmasedanos inscritos en el Consulado. (25).
NATURALES DE BALMASEDA MATRICULADOS EN EL CONSULADO DE CADIZ
Nº REG. | NOMBRE | AÑ0 MAT. |
282 | Dionisio de Asúnsolo y la Azuela | 1775 |
283 | Pedro de Asúnsolo y la Azuela | 1786 |
990 | Nicolás Manuel Fernández del Campo | 1771 |
1405 | Jose Antonio de los Heros | 1776 |
1408 | Juan Bautista de los Heros | 1756 |
1778 | Juan Antonio de Llano y la Azuela | 1753 |
1937 | Francisco Marure | 1754 |
1966 | Diego de la Mella y Marure | 1766 |
3160 | Jose Antonio de Villar | 1758 |
Según la misma fuente documental, en años anteriores estaban matriculados los siguientes balmasedanos, en dicho Consulado de Cádiz: Andrés de la Azuela en el año 1 73 0; Juan de Urrutia en 1732 y José de Urrutia en 1737
En el siglo XIX este eje se extiende hasta Jerez donde al menos tres balmasedanos, Francisco de Orrantia, Joaquín de Menoyo y Mariano de Lambarri, comerciaban tanto en hierros como en vinos. (26).
En Sevilla radicaba- en la primera mitad del siglo XVII una importante colonia de vascos dedicados al comercio con Indias, bien directamente o bien sirviendo como agentes de casas comerciales de las Vascongadas. Estos vascos de Sevilla, ejercieron un fuerte control del Consulado de Cargadores mediante cargos directivos al tiempo que formaban también parte de los Cabildos- tanto civil como eclesiástico- de la ciudad hispalense.(27)
Quizás los dos comerciantes más importantes hayan sido:
– Don Juan de Urrutia, que moría en 1560, dejó a la parroquia de San Severino la cantidad de 30.000 Mrs. sobre sus casas y residencia en la C/ Paquería de Sevilla. (28).
– Don Gabriel de la Bárcena, que teníia instituidas varias capellanías en la ciudad hispalense y fundó en 1619 otra en San Severino de Balmaseda, contra sus casas principales en la colación de San Pedro de Sevilla, calle del Monasterio de Santa Inés. (29).
Conclusión
Es obvio que la emigración de balmasedanos a tierras americanas fue importante y en constante incremento entre los siglos XVI y XIX, aunque de signo migratorio y tipología social diversa, como consecuencia de los avatares históricos y socioeconómicos de la villa en cada tiempo.
Cual era el poder autentico de estos indianos, tanto en sus actividades americanas, como en su trastienda comercial de Sevilla y Cádiz, es el segundo punto esencial que plantea esta investigación; no menos importante ni sugestivo que el propio fenómeno migratorio. Sobre ambos apartados, se centrará toda la investigación futura.
©Copyright Julia Gómez Prieto /Universidad de Deusto. Diciembre 1989
APÉNDICE.- BALMASEDANOS RESIDENTES EN AMERICA
AÑO | NOMBRE | LUGAR |
1723 | Gaspar de Terreros y Francisca de Antuñano | Indias |
1760 | José de Larrazábal | Lima |
1776 | José de Lanzagorta | México |
1808 | Manuel de los Heros y Asúnsolo | Lima |
1818 | Julián Joaquín de Riva y del Corte | Río de la Plata |
1821 | Juan de Yandiola y Olabarrieta | Durango (México) |
1832 | Mª Concha de Tordesillas, natural del Reino de Lima
en la Nueva España, casada con Manuel Felipe de Antuñano. |
Lima |
1834 | Doña Josefa de las Bárcenas, natural de Lima, de 41 años,
Vda. de Pedro de Llano. |
Lima |
1848 | Bernardo Fernández Gauna | La Habana |
1852 | Micaela Ruiz de Bustamante, natural de Chihuahua,
muerta en 1855. |
Chihuahua |
1852 | José Fernández Yarte | La Habana |
1855 | Francisco de la Tejera y Bangui | La Habana |
1856 | Castor del Acebal Iñarritu | México |
1858 | Martín Mazón Pérez | Buenos Aires |
1860 | Pablo Sarriegui e Ibarra | México |
1862 | Claudio Rufrancos Duo | Buenos Aires |
1863 | Castor Acebal Iñarritu | La Habana |
1867 | Miguel Tellechea Machín | La Habana |
1877 | Celedonio e Ignacio Iglesias y Arteaga | La Habana |
1879 | Mariano Orrieta Ibarra | La Habana |
1879 | Pablo Ibarra Ibarra | México |
FUENTE: Archivo Parroquial de Balmaseda. Libros de FINADOS. Elaboración propia.
NOTAS:
(1) GÓMEZ PRIETO, Julia. “Balmaseda en el Antiguo Régimen: S.XVI-XIX.” Bilbao, 1991, ed. Diputación Foral de Bizkaia. Los contenidos de esta tesis se refieren al análisis demográfico, social y económico de esta villa vizcaina. Fue dirigida por el Dr. Don Manuel Basas Fernández.
(2) Se han listado todos los hijos residentes en América, cuyos padres fallecieron en Balmaseda. Mucho más abundantes en el siglo XIX, se incluye una muestra de ellos como apéndice. Fuente: Archivo Parroquial de Balmaseda (A.P.B.), Libros de Finados, regs. Nº 4 al 10.
(3) HEROS, Martín de los. “Historia de Valmaseda” , Bilbao 1926, Junta de Cultura de Vizcaya. Dos tomos. Ver también la Introducción de la obra de RODRIGUEZ HERRERO, A. “Balmaseda en el S.XV y la Aljama de los Judios.” Bilbao, 1947. Junta de Cultura de Vizcaya.
(4) Muchos fueron segundones de buenas familias que tenían un hermano en la vida religiosa, generalmente con cargo de beneficiado en una parroquia y a veces esta era precisamente la de San Severino de Balmaseda.
(5) LHANDE, P. “L’Emigration Basque.” San Sebastian, 1984. pp. 91 y ss.
(6) A veces se emigraba ante la posibilidad de continuar el negocio familiar de algún pariente que ya estaba establecido como comerciante en América. Archivo Histórico de Protocolos de Vizcaya (A.H.P.V.). Notaría de Don Manuel de Llano. Reg. Nº 1. 610, febrero de 1854.
(7) En Archivo General de Indias (A.G.I.). “Catálogo de Pasajeros a Indias.” Vol.VII por C. GALBI, años 1586 y 1599. Entre estos pasajeros había varios balmasedanos que emigraban en calidad de criados de personas importantes. Otros en cambio aparecen como emigrantes por cuenta propia.
(8) BAKEWELL, P.J. “Minería y Sociedad en el México Colonial. Zacatecas 1546-1700.” México, 1976. Bakewell cita a estos dos capitanes, presumiblemente balmasedanos, como mercaderes de Plata que comerciaban con los Corregidores de Zacatecas en p. 294, nota 58; con base en datos del Archivo General de Indias.
(9) HADLEY, Ph. “Minería y Sociedad en el Centro Minero de Santa Eulalia: Chihuahua 1709– 1750.” México, 1 979; ver las pp. 36 a 46, sobre la estructura social de Santa Eulalia.
(10) DOUGLASS, W.S. Y BILBAO, J. “Amerikanuak: Vascos en el Nuevo Mundo.” Bilbao, 1855, p.114. Citan, apoyados en Madariaga, cómo los vizcaínos, ricos y con altos cargos en Potosí (Alto Perú), suscitaron envidias que derivaron en rencillas con otros emigrantes.
(11) Archivo Municipal de Balmaseda (A.M.B.). Libro de Decretos Reg. 21, f .97 con fecha 19 de Marzo de 1 797, se decreta pedir dinero a los balmasedanos residentes en América para efectuar reparaciones en la iglesia de San Severino. Los primeros en contestar fueron la Marquesa de Legarda, D. José Antonio de Arteche y D. J. José de Arnaiz que donaron importantes cantidades cada uno. En el año 1 852 se pidió de nuevo ayuda para instalar fuentes públicas en la villa y en 1 879 para urbanizar calles y plazas.
(12) El nombramiento se efectuaba en la primera sesión municipal del mes de Enero, aunque no se hacía anualmente sino de forma esporádica. Ver A.M.B. Libros de Decretos y Libros de Actas Municipales.
(13) Archivo del Convento de Clarisas de Balmaseda (A.C.C.B.). Testamento de Juan de la Piedra. Año 1643.
(14) A.M.B. Libro de Decretos. Reg .52, f. 194 v; de 20 de Junio de 1790. En 1851, 200 vecinos presentaron un memorial pidiendo que no se suprimiese por el beneficio de Instrucción que suponía para la Villa.
(15) A.M.B. Libro de Decretos. Reg. 13, f. 17 v; de 20 de Setiembre de 1573, Decreto de creación. En A.M.B. Libro del Arca de Misericordia .Reg.12, f. 66, Orden de Gobierno del Pósito.
(16) Era Don Juan un cargador y mercader de Plata, natural de Balmaseda y vecino de Sevilla que, por encontrarse enfermo en 1643 en la ciudad de Panamá , testó «esperando flota o galeón para volver a España».
(17) A.C.C.B. Libro de Fundación del Convento s.f. y Libro de Visitas y Elecciones fol. 5. De 26 de Octubre de 1666. Los bienes del legado consistían en pesos de plata doble, marcos labrados de plata, joyas, cajones de añil y varias escrituras de tributos que poseía en la ciudad de Sevilla.
(18) El Convento fue vendido a un particular en 1984 aunque por ser monumento Histórico- Artístico no será demolido. Ver GÓMEZ PRIETO, J. Vida y Economía del Monasterio de Santa Clara de Balmaseda: 1666-1984. Deusto- Bilbao. Estudios de Geografía e Historia II, 1988, pp. 481-494. Ver también GONZALEZ CEMBELLÍN J.M.América en el País Vasco. Vitoria 1993. pp. 108-110.
(19) Procedían de una barra de plata quintada de 556 pesos y varios tornines de oro; su valor se invirtió en censos de renta regular y segura, cuyos intereses permitieron mantener la fundación. A.P.B. Libro de la Capellanía de Trucíos, s.f. año 1627.
(2O) A.P.B. Papeles varios II, leg. 3, año 1634 y A.P.B. Libro de la Obra Pía de Calixto, año 1680.
(21) Archivo Real Chancillería de Valladolid (A.R.Ch.V.). Sala Vizcaya. (Caja 3558). Leg. 1.570-1, año 1764. Don José de Larrazabal, natural de Balmaseda, era vecino de la ciudad de Lima en Nueva España. Remitió cantidades varias de Reales y alhajas de plata para ornato y culto en la iglesia de San Severino, donde había sido bautizado. Con parte de ello se hizo un Terno de Plata y tisú.
(22) A.C.C.B. «En 1767 entra como monja Mariana de Villarprego y los Llamos, de 30 años con una dote de 1. 000 pesos de a 20 rs. dados por su tio Don Joaquín de los Llamos, balmasedano, beneficiado en la ciudad de Guatemala donde era Comisario del Santo Oficio de la Inquisición».
(23) Don Juan Nepomuceno de la Quintana había nacido en Antequera de Oaxaca (México) pero se casó con una balmasedana, Nicolasa de Antuñano, siendo ambos oficialmente vecinos de la Villa. Su hijo, Jose Mª de la Quintana, Coronel del Ejército en Logroño, también nació en Balmaseda.
(24) Los intereses marítimos vascos estaban bien asentados desde la época de Fernando III, tanto para las rutas mediterraneas como para las africanas. Y Cádiz, ya a comienzos del siglo XV era sede de una liga de navegantes llamada Colegio de Pilotos Vizcaínos. Ver DOUGLASS, W.S. y BILBAO,J. Op. cit. p.100 y notas 22 y 23. Ver tambien el interesante artículo de CORTES ALONSO, V. “Una memoria de Los Mercaderes de Cádiz del siglo XVIII“, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, tomo LXX, 1-2. año 1 962, p.39. Voz Vizcaya.
(25) RUIZ RIVERA, J. B. “El Consulado de Cádiz. Matrícula de Comerciantes: 1730-1823.” Cádiz 1988. p.133 y s.s.
(26) Documentos de Archivo Privado. Fondos de la correspondencia familiar de los Antuñano de Balmaseda. Cartas de varias fechas del siglo XIX.
(27) GARCIA FUENTES, L. “El Comercio Español con América. 1650-1700.” Sevilla. 1 980. p.86. Es sabido que una buena parte de la burguesía comercial andaluza es de origen vasco.
(28) Es muy interesante su “Información de Nobleza y Vizcainía en Archivo del Corregimiento de Vizcaya (A.C.B.). Leg. 844, nº 11, año 1618. Aunque natural de Balmaseda, D. Juan de Urrutia, residía habitualmente en Sevilla.
(29) A.P.B. Papeles Varios II. Leg.10, año 1619.
© Copyright 1989. Julia Gómez Prieto. Todos los derechos reservados