05.6.- Los Pilares de la Economía

personajes

1.-  LOS CAMINOS

Se sabe que Bizkaia tenía, ya en el s. XV —y sin duda también en centurias anteriores— como actividad importante el comercio, que además determinaba el modo de vida de sus habitantes. En la Edad Moderna, a esta tradición se le va a sumar un hecho esencial como fue el colapso que sufrieron las rutas comerciales mediterráneas hacia el año 1600 y consecuentemente el comienzo y desarrollo de las rutas terrestres, y al mismo tiempo, el auge de los puertos cantábricos y entre ellos, el de Bilbao. Así fue como en el caso de Balmaseda —una villa-mercado viviendo al socaire de Bilbao— consiguió mantenerse con una suficiente autonomía propia, que duraría en tanto los lazos con la capital del Señorío y con la “caput Castellae”, que era Burgos, no se rompieran(1).

La red de caminos de la villa de Balmaseda se dividía en tres tipos:

  1. Caminos carretiles.- construidos a expensas del Señorío, unían poblaciones de importancia, siendo más anchos y propios para el tránsito de carruajes.
  2. Caminos vecinales o locales: construidos por el municipio, que cuidaba de su conservación y a cuyas necesidades servían.
  3. Caminos ferreros: en los que Balmaseda tenía varios puntos negros.

La villa era además encrucijada entre tres provincias:

  1. Camino hacia Álava. La vereda a Antuñano por La Penilla que continuaba hacia Arceniega y Amurrio, el valle de Ayala y seguía hasta Vitoria.
  2. Camino hacia SantanderPartía hacia el N. por la orilla izquierda del Kadagua, junto a la Magdalena y el Castillo de la Piedra. Vía directa entre el N. de Burgos con Sopuerta hasta Castro Urdiales.
  3. Camino hacia Burgos. Era el Camino Real por el curso del río Kadagua. Bajaba desde Villarcayo-Medina-Villasana-Nava-El Berrón hasta Balmaseda-Güeñes-Zalla-Sodupe-Iráuregui llegando a Bilbao, a lo largo de unas 26 leguas (2).

Por estar situada Balmaseda en una zona esquinera de Bizkaia, en la segunda mitad del s. XVIII, se construyó otra ruta más cercana a Vitoria y a la zona este de Castilla la Vieja que fue el Camino por la Peña de Orduña. La pérdida del Camino Real supuso para el comercio de Balmaseda su sentencia de muerte y una de las causas principales de su declive económico en el siglo XIX (3).

 

2.-  EL COMERCIO

El comercio interior de la villa estaba organizado alrededor de una red interna conformada por 6 puntos de distribución (4).

  • Mercado.- constituido por productos de consumo alimenticio, estaba totalmente regulado por el Ayuntamiento, siendo en realidad un mercado comarcal.
  • Tiendas: atendidas por los vendedores al detall de los abastos, que se remataban anualmente a ciertos particulares, por parte del Ayuntamiento.
  • Abastos en Fresco: lo constituían la Tabla de la Carne y la Red del Pescado, siendo el remate por el sistema de Obligado.
  • Mesones: únicamente para forasteros y transeúntes,  nunca se abrían en días de mercado. Se atendía a los arrieros y también a sus recuas, para las que contaban con paja y cebada.
  • Artesanos: tenían su propio negocio según gremios de actividad. Eran principalmente los zapateros, silleros, caldereros, merceros, pañeros, sastres. Constituían un amplio e importante sector de la villa y de su comercio, estando su actividad regulada en los Decretos de Buen Gobierno.
  • Tabernas: eran tiendas muy especiales, debido a la severa protección y control a que el vino estaba sometido en Balmaseda. Se concedían por arriendo del rematante.

Había por tanto una diferenciación de las mercaderías y de sus redes de distribución, siendo los tenderos y mesoneros, quienes hacían las ventas al por menor.

 

3. – EL MERCADO Y LOS ABASTOS

Balmaseda celebró desde tiempo in memorial, dos mercados, los miércoles y sábados de cada semana, en los que se abastecían, no sólo los propios vecinos, sino también los habitantes de Las Encartaciones y los de otras comarcas vecinas de cuatro o cinco leguas alrededor. Supo mantenerlos hasta mediados del siglo XIX y tenerlos bien avituallados e incluso mejor, que otros centros de producción del Señorío. La larga lista de abastos que aparecen en los Libros de  Decretos y Cuentas municipales, se dividían,  en tres categorías: productos de Comer, Beber y Arder.

Productos de Comer: carne, pescado, granos y varios.

  1. Carne de cabrito; carnero; cebón; cecina; cerdo; gallinas; pichones; vaca y  tocino, tanto fresco como en salazón.
  2. Pescado de bacalao seco de Islandia ó remojado de Irlanda y Galicia; sardinas frescas y en salazón; ballena; merluza y salmón
  3. Varios como aceitunas; frutos secos; hortalizas; huevos; legumbres; frutas frescas; queso y patatas
  4. Granos de cebada; maíz (borona ) y trigo
  5. Otros productos básicos como la sal; el pan; jabón; paja y  nieve.

Productos de Beberaguardiente; mistela; sidra y vinos de diversas zonas.
Productos de Arder: aceite; carbón; cera de abejas; grasa de ballena; velas de sebo y leña

En los abastos del mercado de Balmaseda confluían tres aspectos. Por un lado la villa tenía sus propias producciones, que eran mínimas en artículos del sector primario; por otro lado se necesitaban abastos para el mantenimiento de la población y estos eran aportados por las recuas de arrieros y mulateros, efectuándose su distribución y venta interna; finalmente, la villa elaboraba productos, demandados por los clientes y visitantes al mercado, que los artesanos e industriales balmasedanos ponían a su alcance (5).

 

4. – EL TXAKOLI

Según la tradición el txakoli había llegado a Balmaseda hacia finales del siglo XV, traído por unos monjes benedictinos franceses, del Camino de Santiago, que portaban consigo cepas de la zona de Burdeos, de la variedad Gascón y Seña. En 1306 un privilegio real otorgaba a Balmaseda el monopolio de venta del txakoli desde Villasana de Mena hasta Sámano (6).
Era un patrimonio de la villa y estaba muy protegido, tanto por el municipio como por el Cabildo eclesiástico que era quien intervenía en su vendimia, dezmado y fijaba el precio anual. Llegada la época  de vendimia, estando el fruto ya en sazón, los  Guardias de la Uva vigilaban día y noche las heredades, así como la uva ya recolectada que era pesada y reconocida (7).
Cada mes se hacia Calicata para conocer el estado y cantidad de caldo que quedaba, pues una cosecha de tipo medio debía durar hasta finales de julio. Quince días antes de que se agotase se pregonaba el abasto de vino foráneo, cuya  procedencia era: Tintos de Rioja y de Toro; Claretes de la Ribera del Duero (Cigales, Villagarcia, Aranda y Roa); y Blancos de Campos, Becerril, Alarejos, Yepes y Medina del Campo (8).

 

5.- EL MONTAZGO

En Bizkaia, donde la industria ferrera existió durante siglos, el agua y la madera – las dos muy abundantes –  eran fuentes de energía indispensables. El roble y el castaño eran los árboles más preciados; además de aportar bellotas y castañas respectivamente, tenían buena madera para fabricar cajas, alimentar martinetes y  para producir carbón.

En Balmaseda existían tres tipos de montes:

  1. Naturales, llamados Bortos o Bortedos,  grandes manchas de madroñeras
  2. Huecos, arboledas de castaños y robles, plantados en parajes abiertos.
  3. Sebes, matas de monte bajo que se cortaban  por la cepa (9).

El crecimiento, explotación y venta del montazgo originaron un ámbito jurídico-administrativo de cargos, ordenanzas y contratos. Los cargos fueron estos:

  1. Juez de MontesEjercía funciones de vigilancia y entendía de las causas criminales contra el montazgo. Solía desempeñarlo el alcalde saliente.
  2. Guardas de Montes. Cuidaban  los montes, evitando talas y robos, descepes y arranques de crías y debían ser “de buena conducta y cristiandad”.
  3. Homes BuenosHacían el aprecio de los montes, revisando cuáles tenían leña, cuánta, de qué saca e incluso recomendaban precios (10). Existía también un Visitador General de Montes,  un título honorífico aunque hereditario.

En el ámbito contractual había tres tipos de compromisos jurídicos:
Aprecio de Montes; la Venta de Montes y la Saca de Carbón. Los tres contratos cubren todo el ciclo desde el  remate hasta la venta de la leña, ya que la producción del carbón  siempre estaba en manos de particulares (11).
(Ver el desarrollo completo de este tema en el Apartado » El Montazgo en Balmaseda: s. XVI-XIX»)

 

6. – LAS FERRERÍAS

Balmaseda se caracterizó siempre por los martinetes y fraguas que se especializaron en la elaboración y transformado del hierro ya fundido. Utilizaban la fuerza hidráulica para activar mazos y fuelles y con el carbón vegetal como combustible, transformaban y reducían los tochos de hierro de las ferrerías, hasta convertirlos en productos semielaborados. Hubo también fraguas que solían emplear a un maestro y dos oficiales, así como algunas mujeres para preparar el hierro (12).
Todas eran necesarias para el uso y conservación de los reales bajeles de S. M. que se están construyendo en los Astilleros de El Ferrol y Guarnizo ya que, de estas fábricas, se surte de todo el cobre necesario las dos Castillas, Extremadura, Mancha, Andalucía, Asturias y Galicia. En Balmaseda se fabricaban palas de fierro, azadones, picos, cabilla larga y todo género de clavazón que se vendían a los asentistas de las Reales Fábricas (13).
Los encartados desde siempre tenían vía libre para entrar hierro en la villa y venderlo en los días de mercado. A mediados del s. XVIII, acudían regularmente a Balmaseda a vender el hierro gentes de las 17 ferrerías de las jurisdicciones de Zalla, Güeñes y Barakaldo, así como de otras 18 que estaban en Carranza, Villaverde, Trucíos, Sopuerta y Somorrostro y que comerciaban con compradores de Tierra de Campos y otros parajes de Castilla. Las ventas de cobre eran considerables, siendo comerciantes ferreros-caldereros muy importantes en la villa los propietarios que, como Minor, Ariz, Olabarrieta ó Antuñano, ostentaban altos cargos municipales.
En la última década del siglo XVIII sufrieron una gran recesión y desaparecieron muchas de ellas, mientras losmolinos se mantuvieron por ser esenciales en la dieta alimenticia del cereal en el Antiguo Régimen. En Balmaseda hubo hasta diez molinos a finales del siglo XVIII (14).

 

LA GRAN CRÍSIS DEL SIGLO XVIII

En el aspecto económico, la primera mitad del siglo conoce una clara recuperación, pues la villa contaba con un espléndido comercio lo cual, unido a la pujanza que vivía el sector ferrero, hacía presagiar una centuria floreciente. El mundo artesanal se mantiene por fabricar bienes de consumo necesarios y más cuando la población se encontraba en un momento expansivo. La aristocracia ve consolidar sus Mayorazgos, de tal forma que sólo ocho notables, detentaban más del 40% de la propiedad de la villa. Minoría que, además, está asentada en  el poder municipal, configurando dos clases de autoridades consistoriales: los Altos Cargos, a los que sólo ellos podían acceder; y los Regidores o Cargos Menores, al frente de los cuales se encontraban los comerciantes. Entre ambos, se va a mantener el insalvable abismo social con respecto a quienes ejercían oficios mecánicos.
En la década de 1750-1760, estos dos pilares básicos de la economía balmasedana se tambalean coincidiendo  con dos hechos de carácter definitivos. En primer lugar, la causa de tuvo mayor trascendencia fue  la construcción de la nueva vereda Bilbao-Burgos por la Peña de Orduña, lo que supuso el eclipse del tráfico mercantil del antiguo Camino Real que unía Castilla con Bilbao a través de Balmaseda.
Como segunda causa en esta situación de crisis hay que señalar la influencia negativa que sobre el sector ferrero habría de ejercer la naciente revolución industrial. A ello ha de sumarse el vertiginoso descenso sufrido por las exportaciones de hierro que, al igual que sucede con el comercio de la lana, se vieron afectadas por las medidas tomadas desde la Corte en 1763, contra el libre comercio vascongado, lo que hizo perder a éste toda posible competitividad.

La coyuntura finisecular del s. XVIII fue para Balmaseda la peor de toda su historia; su próspero mercado decae al verse apartado de los principales circuitos comerciales; sus ferrerías apenas consiguen dar salida a su producción. Como colofón, desde 1793, va a sufrir los efectos de diversos conflictos bélicos que asolaron la villa, de manera cíclica, durante todo el siglo XIX.

 

NOTAS:

1.- BRAUDEL, F., El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, T. 1, pp. 263-267. Señala que las rutas crean las ciudades como centros de comercio y etapas del mismo; y las ciudades a su vez viven del tráfico de los caminos que por ellas pasan o a ellas van a parar, y crecen y decaen a la par de los mismos.
2.- GOMEZ PRIETO, J. Balmaseda, siglos XVI-XIX.  pp. 253-254. Mapa 15.1.
3.- A. G. S., Secretaría de Hacienda, leg. 920. Informe de Cipriano de Garagorri en defensa del Camino Real por Balmaseda. Punto 3°, año 1753. Lo desarrolla LARREA SAGARMINAGA M.A. en Caminos de Vizcaya en la segunda mitad del siglo XVIII.   pp. 147-154.
4.- GOMEZ PRIETO, J. Balmaseda, siglos XVI-XIX.  pp. 266-267.
5.- GOMEZ PRIETO, J. Balmaseda, siglos XVI-XIX. pp. 271. Cuadro 16.1. Fuentes de A.M.B.: Libros de Decretos y Cuentas del Ayuntamiento. Elaboración propia
6.- HEROS M. de.: Historia de Balmaseda, Tomo II, pp. 488.
7.- Ordenanzas Municipales del año 1792, tít. 8, cap. 2.  En  GOMEZ PRIETO, J.
Fuentes historiográficas de la villa de Balmasedalas memorias de Vedia y otros textos, Balmaseda, Ayuntamiento de Balmaseda, 1985, Colección Malseda, Tomo I. pp. 213-263.
8.- A.G.S. Secretaria de Hacienda, leg. 920, febrero de 1.753.
9.- BOWLES. E.: Introducción a la historia natural y a la geografía física de España. Madrid 1782. Edición de 1875. pp. 361. Ver también en TERREROS Y PANDO, E: Diccionario castellano de las voces de ciencias y artes  (1786-1793) 
10.- A.M.B.: Ordenanzas Municipales. Año 1792.  tít. 3, cap. 3.
11.- GÓMEZ PRIETO, J.: “El Montazgo en la villa de Balmaseda: siglos XVI-XIX”, en II Congreso Mundial Vasco. Historia.  Tomo III   pp. 209 – 224. Ver también en VILLARREAL DE BERRIZ, P. B. Máquinas hidráulicas de molinos y herrerías y gobierno de los árboles y montes de Vizcaya. Escrita en 1736.
12.- MORENTE LUQUE, F.: Balmaseda, estudio histórico-artístico, pp. 184
13.- A. G. S., Secretaría de Hacienda, leg. 920. año 1753.
14.- A. G. S.B. Nueva numeración de Fogueras, reg. 3, T. I, realizada en el año 1796. Se puede ver en GÓMEZ PRIETO, J.: Fuentes documentales de la villa de Balmaseda: públicas y privadas entre 1.522 y 1.899.Balmaseda, Ayuntamiento de Balmaseda, 1985, Colección Malseda, Tomo II.  pp. 57-70.
©Copyright 1991. Julia Gómez Prieto. Todos los derechos reservados