02.1.- El Medio Geográfico

Mapa 8.1. Las Encartaciones

La villa de Balmaseda se halla situada en la comarca más occidental del Territorio Histórico de Bizkaia: Las Encartaciones. Es una zona de transición entre el País Vasco y la Montaña, por el lado occidental, y entre la depresión vasca y las tierras altas de la Submeseta Norte, por el sur.

Toda la comarca de Las Encartaciones es zona de terreno muy montuoso, aunque las altitudes no sean, por lo general, demasiado notorias. Sus montañas, dentro de una tectónica fundamentalmente pirenaica, están orientadas en la dirección dominante de los Montes Vascos, es decir SE a NO, aunque en su zona más occidental los pliegues más amplios tornan la trayectoria OE.

Los terrenos de Las Encartaciones emergieron de fondos marinos durante la Era Terciaria, después de haberse efectuado en ellos un abundante depósito de sedimentos, en gran parte calizas, para elevarse a continuación hasta el período Plioceno, al tiempo que se conformaba su estructura plegada. Las lluvias abundantes y los procesos erosivos acabaron por modelar externamente aquella primitiva disposición, aunque sus líneas siguen manteniendo la estructura de pliegues de poco fondo, donde se alternan anticlinales con alturas del Cretáceo Inferior y sinclinales con fondo del Cretáceo Superior.

Dentro de la citada comarca, la villa de Balmaseda se sitúa en el extremo sur, prácticamente en el límite entre Bizkaia y las tierras burgalesas. El término municipal limita con los de Arcentales, Sopuerta y Zalla, de O. a E. y por el S. con el Valle de Mena.

El municipio balmasedano se ve afectado, en su mayor parte, por las estribaciones de la Sierra de Ordunte que, desde la provincia de Burgos, penetran en dirección SO-NE. Es una zona de elevaciones medias y vertientes abruptas, como son los Montes Lampazos, Nevera y Portugalejo al N. y el Arbaliza al S. Todos ellos forman un auténtico arco en cuyo centro queda, casi cercada, la pequeña explanada que forman el río Kadagua y su afluente el Kolitsa.

Por su localización en la Cornisa Cantábrica, el clima imperante es el oceánico, en su variedad vasco-cantábrica: inviernos suaves y veranos templados, temperaturas medias superiores a los 12° y precipitaciones frecuentes que alcanzan los 1.500 mm. anuales. Por ser ésta una zona de valles, las oscilaciones térmicas diarias son más marcadas que en la costa y las nieblas muy frecuentes, especialmente las matinales (1).

Paisaje Vegetal y fauna

Las precipitaciones abundantes y el carácter moderado de las temperaturas, favorecen la existencia de un paisaje vegetal siempre verde y fresco. El bosque natural antiguo, formado fundamentalmente por manchas de robles y hayas, ha sufrido a lo largo de los siglos una tala bajo control, a fin de subvenir a las necesidades de madera para la construcción y como combustible.

Por ello, la vegetación natural ha retrocedido, dejando paso a landas de tojos, helechos, etc. o bien ha sido sustituida por elementos arbóreos extraños y alóctonos, como el pino o el eucalipto.

Históricamente las especies vegetales eran variadas y numerosas como lo atestiguan documentos de la época. Además de robles y hayas, ya mencionados, abundaban los castaños, fresnos, bonos o madroños,… bien aislados o formando bosques. Se cita también la existencia de chopos, alisos, abedules, álamos, hayas, nogales, olmos, sauces e incluso olivos. Otra especie de interés eran los juncos o mimbres, que crecían en las orillas de los ríos (2).

Ver ampliación de este tema en el siguiente punto 02.1.1: Paisaje Vegetal y Fauna desde el siglo XVI

Relacionada con la riqueza del tapiz vegetal y la abundancia de corrientes superficiales, aparecía además una fauna, peculiar de montes y bosques (3), que fue objeto constante de caza y batida, hasta llegar a su casi total extinción a principios del s. XIX (4).

El río Kadagua, sometido hoy a una acelerada degradación ecológica, fue a lo largo de los siglos que nos ocupan, un río de aguas límpidas, amenas orillas y abundante pesca, según testimonio de los contemporáneos (5). Eran frecuentes las truchas, anguilas y loinas, siendo proverbial la riqueza piscícola de toda la cuenca.

Hidrografía

Todo el término municipal y la propia villa de Balmaseda están cruzados por el río Kadagua, al que antiguamente se le denominaba río Salcedón, por la abundancia de salces o sauces que asomaban a sus orillas. El Kadagua es río de curso corto, apenas 67 kms. de longitud, de los cuales aproximadamente 45 kms. discurren por el territorio de Bizkaia. Nace en pleno Valle de Mena burgalés, en el lugar de Cadagua, y al penetrar en tierra vasca, poco después de El Berrón, deja a su izquierda un pequeño vado donde se sitúa precisamente la villa de Balmaseda, cuyas casas baña la corriente.

Tras atravesar la comarca encartada desemboca en la ría del Nervión-Ibaizabal, a la altura de la antigua barra de Lutxana, en la Anteiglesia de Barakaldo (6).

Debido al régimen pluvial oceánico del territorio por el que discurre, el Kadagua es un río de caudal suficiente y régimen regular, con aguas bajas en período estival. Su regularidad no impide sin embargo, crecidas ocasionales (7).

La corriente del Kadagua se ve incrementada, además, a la altura de la villa, por el aporte de varios arroyos que en él desembocan:

Abedular: también llamado río Chiquito y actualmente del Hospital, nace en el Monte Kolitsa, en el lugar conocido como Pozo Rubio.

Acebo: Nace en el monte de su mismo nombre y se une en su recorrido a los arroyos Alisal, Riscos y Armón. Discurría en tiempos a ras de las murallas, detrás de la iglesia parroquial de San Severino.

Sequillo: Desemboca en la zona de La Penilla, en la salida de la villa hacia el Valle de Mena.

Tenerías: Cruza el antiguo barrio extramuros de Las Tenerías, desembocando en el Kadagua enfrente del Abedular (8).

NOTAS :
( 1 ) .- Los vientos que llegan a Balmaseda reciben distintas denominaciones dependiendo de la dirección en que soplan; así, el Abrego llega del Sur, el Carranzano es el viento del Oeste, el Cierzo sopla del Norte y el Regañón del Noroeste. Y además el Solano, viento cálido y sofocante. Ver Biblioteca Nacional. TOMAS LOPEZ: manuscrito 7.311; f. 404. Descripción geográfica de Balmaseda CARRERAS CANDI, F; Geografía General del País Vasco-Navarro; Barcelona, 1926; T. Bizkaia, p. 900.
( 2 ) .- Se usaban los mimbres para elaborar todo tipo de cestería. Su recogida anual era fijada por el Ayuntamiento; generalmente entre finales de diciembre y mediados de enero.
( 3 ) .- BOWLES, N; Historia Natural de España; Madrid 1782; p. 293. Señala este autor que «la caza (en Bizkaia) sería abundante si no hubiese tantos cazadores». Cita las perdices, codornices, poco conejo y en los montes jabalíes. Afirma que «los lobos son raros… de 100 en 100 años se ve un oso… aunque garduñas y raposas hay bastantes».
( 4 ) .- TRUEBA, A. de; Las Encartaciones; Bilbao 1978; p. 58. Cita a Iturriza a propósito de abundar (según el autor) los jabalíes, tigres, lobos, raposos y otras fieras nocivas. Esta fauna era abundante en la Baja Edad Media. En el mercado de San Sebastián, en los siglos XIII y XIV, se vendía una gran variedad de pieles de garduña, zorros, etc. Ver ARIZAGA, B. de; El Nacimiento de las Villas Guipuzcoanas; San Sebastián, 1978, pp. 53-54. El mismo tipo de fauna existía en el vecino Valle de Carranza, donde antaño fueron abundantes los osos, desaparecidos a finales del s. XIX. Vivían lobos, zorros, gatos monteses, garduñas, etc. Ver VICARIO DE LA PEÑA, N; El Noble y Leal Valle de Carranza; Bilbao, 1975; pp. 55 y 131. También en el Valle de Gordejuela fueron abundantes los osos y lobos, que andaban en grandes manadas por el año de 1566, desapareciendo casi todas las alimañas a mediados del s. XIX. Ver ESCARZAGA, E. de; Descripción Histórica del Valle de Gordejuela; Bilbao, 1919; p. 91.
( 5 ) .- ITURRIZA. hace una poética descripción del río «caudaloso y sembrado a veces de grandes presas y bulliciosas cascadas… los caseríos y aldeas reproducíanse en el cristal de sus aguas…». Ver Historia General de Bizkaia, Bilbao 1785. p. 649.
( 6 ) .- ARANEGI, P; Geografía del País Vasco: Madrid, 1936, p. 26.
( 7 ) .- Estas se pueden producir si las lluvias son fuertes en los montes de Ordunte. Normalmente sus mayores caudales se suceden a comienzos del invierno y de la primavera.
( 8 ) .- HURTEBISE, E.; Narraciones Históricas de la Villa de Balmaseda; Bilbao 1905; p. 15. Estando en zona de abundantes calizas los manantiales que afloraban en el término de la villa se aprovecharon como Fuentes Públicas. Estaban situadas en la Plaza de los Fueros (antes de los Toros), en la plazuela del Marqués y por último, frente a la parroquia de San Severino.

Copyright 1999. Julia Gómez Prieto. Todos los derechos reservados