El contexto histórico de Las Encartaciones y de la villa de Balmaseda, en tiempos del P. Esteban de Terreros y Pando (1707-1782)
FICHA .- El contexto histórico de las Encartaciones y de la villa de Balmaseda en el siglo XVIII es el nombre de esta Comunicación presentada por Julia Gómez Prieto al Congreso que, el Instituto de Estudios Vascos de la Universidad de Deusto, celebró del 20 al 23 de Noviembre de 2008, con ocasión del III Centenario del nacimiento del jesuita encartado Esteban de Terreros y Pando, para dar a conocer su figura y sus aportaciones a la ciencia del siglo XVIII. Publicada en el volumen titulado “ Esteban de Terreros y Pando: vizcaíno, polígrafo y jesuita . III Centenario : 1707 – 2007 “ U. de Deusto, año 2008. 460 pp.
INTERES .- El P. Terreros y Pando , jesuita vizcaíno nacido en Trucios en 1707 y muerto en Forli (Italia) en 1782, fue un intelectual extraordinario, profesor, filólogo, traductor, didacta de la lengua, lexicógrafo y autor, entre otras obras, del mítico Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes en las tres lenguas francesa, latina e italiana, una obra monumental que le convirtió en la figura más destacada de la lexicografía del siglo XVIII. Para tan fausta conmemoración se celebraron un Congreso, un concierto, la entrega del premio sobre teconología que lleva su nombre y dos exposiciones, siendo la mejor aquella celebrada en el Museo de Las Encartaciones de Avellaneda, conjuntamente con un catálogo de la misma.
SINOPSIS .- La vida del Padre Terreros y Pando se enmarcó en un contexto histórico que, al menos en sus años jóvenes, se desarrolló en la comarca de Las Encartaciones de Vizcaya, y muy posiblemente tanto el medio geográfico como el ámbito institucional encartado hubieron de influir en su carácter. Una comarca, con personalidad propia, que no se integró en el Señorío de Vizcaya hasta 1799 y que presentaba un binomio plasmado en los Concejos y las Villas. Terreros nació en el concejo de Trucíos, y a la vida de un concejo se ha contrapuesto la vida en una villa, la de Balmaseda, que era la mayor de las villas encartadas y punto estratégico del Camino Real hacia Castilla. El conocimiento de su vida urbana, institucional y comunitaria trata de acercarnos a un mejor conocimiento del siglo XVIII encartado, el siglo en que le tocó vivir al insigne Padre Esteban de Terreros y Pando.
NOTA.– La parte referida a la villa de Balmaseda en el siglo XVIII puede consultarse en esta página web en el apartado Tesis Doctoral, dentro de los temas de Población, Sociedad, Gobierno, Economía y Montazgo
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PRESENTACION
El 20 de Julio de 1740 se rubricaba un Concordato entre el Señorío de Vizcaya y sus Nobles Encartaciones que fue confirmado por el rey Felipe V en 1742, y por el cual esta comarca y su unidad política se incorporaba plenamente al territorio vizcaíno; así, a partir de entonces, el Señorío había de defender todos los Fueros, Exenciones, Franquezas y Preeminencias de las Encartaciones.
Estamos en pleno siglo XVIII, una época densa a la que algunos historiadores han calificado de “bisagra” entre el Antiguo y el Nuevo Régimen, puente natural entre los siglos XVII – XIX. La centuria del XVIII, el Siglo de la Ilustración, asienta las bases demográficas, económicas y, sobretodo, sociales sobre las que se desarrollará el fin del Antiguo Régimen.
Esta época y su plasmación en el territorio encartado, es un punto primordial de esta comunicación. Porque, las Encartaciones presentan dos modelos de poblamiento y de jurisdicción diferentes: los Valles y Concejos por el lado del mundo rural, y las Villas por el ámbito urbano. A los primeros pertenece Trucíos y al régimen villano pertenece Balmaseda. Conocer el papel de una villa encartada, la más importante de esta comarca hasta hace pocas décadas, resulta interesante también para entender el Valle de Trucíos en el siglo XVIII. Y este es el segundo punto primordial de esta comunicación.
La comarca encartada que arropa entre sus montes el Valle de Trucíos y la villa de Balmaseda, era una encrucijada de caminos en dos sentidos fundamentales. Uno el Camino Real entre Burgos y Bilbao y otro las vías que comunicaban la capital castellana y los puertos cántabros. Eran estos últimos los que facilitaban la unión entre el valle y la villa encartados. Otra correlación se establece en el hecho de que ambos lugares, Trucíos y Balmaseda, fueron tierra de Indianos que nunca olvidaron su terruño natal al que beneficiaron con sus mandas e inversiones.
Pero, además, hablar del siglo XVIII en las Encartaciones es hablar de una población bien compactada, de una sociedad perfectamente estructurada, en donde la riqueza llegaba a través del comercio, las ferrerías, los montes, los mercados, los abastos y los caminos. Centuria donde el poder – bien material ó bien espiritual – lo ejercían los Cabildos, el Municipal y el Eclesiástico.
Es también la centuria de los recuentos demográficos fiables: las Fogueraciones y los Censos; de las Ordenanzas Municipales sólidas y minuciosas que relevan los Decretos de Buen Gobierno; de la progresiva concentración de la propiedad que a finales del siglo marcará la importancia de los Mayorazgos.
Este era el escenario concreto en el que vino al mundo el Padre Esteban de Terreros y Pando, protagonista de este congreso.
I.- LAS ENCARTACIONES
El nombre de Encartaciones parece provenir de las cartas o compromisos que se intercambiaron con el Señorío de Vizcaya por el que esta comarca se incorporaba a esa histórica entidad política, pero manteniendo sus propios fueros y libertades. En este sentido se puede afirmar que los encartados son los vizcaínos más recientes, pues su incorporación definitiva al Señorío no tuvo lugar hasta el año de 1.740. Las Encartaciones contaban desde antiguo con su propio Fuero – nacido de los usos y costumbres, pero diferente del vizcaíno – de acuerdo con el cual se gobernaban a través en las Juntas celebradas bajo el árbol de Avellaneda.
Las Encartaciones forman en la actualidad una comarca cuya extensión supone una quinta parte de la superficie de Bizkaia. Situada en la zona más occidental de este territorio histórico, limita también con Cantabria y Burgos en la mayoría de su perímetro geográfico. En esta comarca vizcaína coexisten el municipio más extenso de Bizkaia, el valle de Carranza (Karrantza Harana) con 137,7 Km. cuadrados de superficie, y el más pequeño, la villa de Lanestosa, con solo 1,2 Km. cuadrados de extensión. (Ver: Mapa 1.1)
Todo este territorio abarcaba 10 valles y concejos, más las dos villas de Balmaseda y Lanestosa. Atendiendo a su ubicación geográfica, la comarca se distribuye de la siguiente manera:
1.- El Valle del Cadagua que comprende: Güeñes – Sodupe, Zalla y Balmaseda; e incluyendo también a Gordejuela.
2.- Los Valles Occidentales: con el Valle de Carranza, el de Trucíos, y la villa de Lanestosa
3.- Los Valles y Concejos Centrales: incluyendo Arcentales, Galdames y Sopuerta.
4.- Las Encartaciones Marítimas: Somorrostro y sus dos agrupaciones de concejos.
Y en cuanto al ámbito administrativo Las Encartaciones se dividían en:
Concejos, eran 5: Galdames, Güeñes, Sopuerta, Somorrostro (los 3 y 4 concejos) y Zalla.
Valles, eran 4: Arcentales, Carranza, Gordejuela, Trucíos
Villas, eran 3: Balmaseda, Lanestosa, Portugalete. No hablaremos aquí de Portugalete porque como villa, su situación y economía la desliga casi totalmente del ámbito encartado general.
2.- LA GEOGRAFÍA ENCARTADA
2.1.- El Relieve
Los terrenos de Las Encartaciones emergieron de fondos marinos durante la Era Terciaria, después de haberse efectuado en ellos un abundante depósito de sedimentos, en gran parte de calizas, para elevarse como consecuencia del plegamiento alpino. Sus montañas, dentro de una tectónica fundamentalmente plegada, están orientadas en la dirección dominante de los Montes Vascos, es decir SE a NO, aunque en su zona más occidental los pliegues más amplios toman la trayectoria OE.
Morfológicamente toda esta región del extremo occidental del País Vasco se resuelve mediante un conjunto de valles y de cubetas erosivas – Lanestosa, Carranza, Trucíos y Arcentales – separados por alineaciones montañosas de las que ninguna sobrepasa los 1000 metros de altitud, pero que tapizan por doquier esta tierra intrincada. Algunos picos son legendarios en la comarca, sirviendo de punto de referencia en el paisaje de cada término y proyectando su sombra protectora sobre poblaciones y valles. Nos referimos al Ganekogorta ( 998 mts ) y Alonsótegui; al Pico La Cruz ( 802 mts ) y Galdames ; al monte Alen ( 798 ) con respecto a Sopuerta ; al Kolitza ( 914 mts ) para Balmaseda ; a las Peñas de Ranero ( 719 mts ) para Karrantza , o el Mazo ( 814 mts ) para Lanestosa. (1) Es una comarca geológicamente compleja, abrupta y escarpada donde abundan los elementos cársticos con profusión de dolinas, uvalas, fuentes y simas que son más abundantes en el valle de Carranza o en el macizo de los Jorrios de Trucíos.
2.2.- El Clima
Por su localización en la Cornisa Cantábrica, el clima imperante es el oceánico, en su variedad vasco-cantábrica: inviernos suaves y veranos templados, temperaturas medias superiores a los 12 grados y precipitaciones frecuentes que alcanzan los 1.500 mms. anuales. Por ser ésta una comarca de valles, las oscilaciones térmicas diarias son más marcadas que en la costa y por eso las nieblas son muy frecuentes, especialmente las matinales. Este clima húmedo hace que las enfermedades más corrientes sean las afecciones del pecho, catarros, anginas, pleuritis, etc., además de las reumáticas. (2).
En Las Encartaciones los vientos dominantes reciben distintas denominaciones dependiendo de la dirección en que soplan; así, el Abrego llega del Sur, el Carranzano es el viento del Oeste, el Cierzo del Norte y el Regañón del Noroeste. Y a veces sopla el Solano que es viento cálido y sofocante. (3)
2.3.- La Vegetación
Las precipitaciones abundantes y el carácter moderado de las temperaturas, favorecen la existencia de un paisaje vegetal siempre verde y fresco, habiendo buenos pastos para la cría de ganados. Existen documentos que demuestran – al menos para el siglo XVIII – de encinares en el término de Balmaseda (4). El bosque natural estaba formado fundamentalmente por manchas de robles y hayas que a lo largo de los siglos habían servido a las talas bajo control, con el fin de subvenir a las necesidades de madera para la construcción y sobretodo para su conversión en carbón vegetal que se usaba como combustible en las ferrerías.
Las especies vegetales eran variadas y numerosas como lo atestiguan documentos de la época. Además de robles y hayas, ya mencionados, abundaban los castaños, fresnos, bortos o madroños,.., bien aislados o formando bosques. Se cita también la existencia de chopos, alisos, abedules, álamos, nogales, olmos, sauces e incluso olivos. Así mismo se usaban los juncos o mimbres, que crecían en las orillas de los ríos.
2.4.- La Fauna
Relacionada con la riqueza del tapiz vegetal y la abundancia de corrientes superficiales, aparecía además una fauna peculiar de montes y bosques, que sería más abundante de no ser por la profusión de tantos cazadores.
Había perdices, codornices, chochas y palomas, liebres… y en los montes muchos jabalíes y algún corzo. En el valle de Carranza habitaban lobos zorros, gatos monteses, garduñas y eran relativamente abundantes los osos, al igual que en el de Gordejuela, donde lobos y osos andaban en grandes manadas a mediados del siglo XVI. (5)
2.5.- Los Ríos
Las Encartaciones estaban surcadas por corrientes fluviales de diversa entidad. El río Cadagua era el más importante puesto que bajando desde el valle de Mena – donde nace – y cruzando por Balmaseda, Zalla y Güeñes, marcaba la conexión natural entre Vizcaya y la meseta castellana. Por sus orillas discurría el Camino Real que uniendo Burgos y Bilbao era la gran ruta comercial de tránsito de productos entre las tierras de Castilla y el Señorío.
Este río – también llamado Salcedón, por la abundancia de salces o sauces que asomaban a sus orillas – fue a lo largo del siglo XVIII, un río de aguas límpidas, amenas orillas y abundante pesca; siendo proverbial la riqueza piscícola de toda la cuenca donde abundaban las truchas, barbos, anguilas, bermejuelas y loinas. Se hace una poética descripción del río… caudaloso y sembrado a veces de grandes presas y bulliciosas cascadas.., mientras los caseríos y aldeas reproducíanse en el cristal de sus aguas… . (6) Antes de morir en el Ibaizabal – Nervión, el río Cadagua recibe en Sodupe al arroyo Herrerías que cruza todo el valle de Gordejuela.
Otras tres corrientes fluviales riegan Las Encartaciones de las que tan solo una, es totalmente vizcaína. El río Barbadún, al que también le decían río Somorrostro, nace al pie del monte Kolitza. Va discurriendo por Artzentales a través de un estrecho y oscuro valle hasta Sopuerta, donde se ensancha y recibe aguas del Galdames. Desde allí – en el lugar de Arenao – vuelve a encajarse y con una potente presa y canal es sangrado para alimentar la Ferrería del Pobal en Muskiz Poco después el Barbadún se ve ya influenciado por las mareas y se convierte en una minúscula ría tapizada de marismas que colabora con el Cantábrico para formar la playa de La Arena.
Las otras dos corrientes fluviales son, en ambos casos, ríos que naciendo en tierras encartadas cruzan por suelo cántabro para morir en el mar Cantábrico. Los dos valles de estos ríos formaban los caminos de entrada y salida natural desde la costa hasta los valles de Karrantza y Trucíos a los que riegan Todos los pequeños arroyos que afluyen al valle de Karrantza alimentan al río Mayor que saliendo por la garganta de las Peñas de Ranero, confluye en el río Asón , ya en tierras cántabras, yendo a morir como ría cerca de Colindres después de pasar por Limpias. Por último el río Agüera nace en Villaverde de Trucíos y cruza por el valle de Trucíos para entrar en Cantabria y desembocar al mar por la playa de Oriñón.
Entre todas estas aguas – según Iturriza – eran capaces de mover 126 molinos y alimentaban las 24 ferrerías y dos martinetes que existían en tierras encartadas durante el siglo XVIII (7)
3.- LAS ENCARTACIONES EN EL SIGLO XVIII
Desde el siglo XVIII apenas nada ha cambiado hasta la actualidad en la configuración del territorio encartado.
3.1.- Entidades de Población
Siguiendo a ITURRIZA (8) vemos que su conformación en aquel siglo, lo era por Valles y Concejos que comprendían cada uno de ellos, los siguientes barrios o entidades de población (Ver Mapa 3.1.):
ARCENTALES: comprendía Linares y Traslaviña.
CARRANZA: comprendía Aldeacueva, Bernales, Biañez, Calera, Haedo, Lanzas Agudas, Pando, Presa, Ranero, Santecilla, Sangrices, Sierra, Soscaño y Treto.
GALDAMES: comprendía: Galdames de Iuso, Galdames de Suso, Loizaga y Montellano.
GORDEJUELA: comprendía Berbiquez, Irazagorría, Molinar y Zaldo.
GÜEÑES: comprendía Goico-Uría. Con Sodupe formaba el valle de Salcedo
SOMORROSTRO: Comprendía 7 Concejos agrupados en dos entidades: 3 Concejos: Santurce, S. Salvador del Valle, Sestao. 4 Concejos: S. Pedro de Abanto, S. Julián de Abanto, S. Román de Ciérvana, S. Julián de Musques.
SOPUERTA: comprendía Abellaneda, Baluga, Beci, Mercadillo y Olabarrieta
TRUCÍOS: comprendía Cueto, Pando y Puente
ZALLA: comprendía Herrera, Ocharan y Zalla.
3.2.- Las Encartaciones según la Fogueración de 1793-95
Lugares/Juris-dicción | Fogueras | Parroquias | Beneficiados | Casas | Ferrerias | Molinos | Ermitas | Almas de comunión |
Somorrostro | 513 | 9 | 16 | 600 | 3 | 20 | 17 | 2392 |
Sopuerta | 250 | 6 | 9 | 230 | 1 | 13 | 6 | 923 |
Carranza | 338 | 15 | 18 | 622 | — | — | 11 | 2130 |
Güeñes | 306 | 8 | 15 | 370 | 3 | 12 | 6 | 1194 |
Gordejuela | 200 | 4 | 11 | 271 | 5 | 9 | 5 | 1205 |
Zalla | 190 | 3 | 4 | 209 | 2 | 9 | 8 | 840 |
Galdames | 251 | 4 | 7 | 287 | 2 | 11 | 11 | 1142 |
Arcentales | 114 | 2 | 4 | 114 | 2 | 6 | 4 | 650 |
Trucios | 128 | 1 | 3 | 174 | 2 | 6 | 6 | 600 |
Lanestosa | 24 | 1 | 4 | 56 | — | 3 | 1 | — |
Balmaseda | 375,5 | 1 | 6 | 273 | 4 | 10 | 2 | — |
TOTALES | 2184 | 54 | 97 | 3206 | 24 | 109 | 77 | 11076 |
Fuente.: ITURRIZA Epítome de las Encartaciones Tomo II páginas 299-348. Elaboración propia
El Valle de Gordejuela pertenecía a la Diócesis de Calahorra.
Toda la restante Encartación estaba encuadrada en la Diócesis de Santander.
4.- EL SEÑORIO DE VIZCAYA: CONTRASTES Y DUALISMO
La Tierra Llana y las Villas son las dos estructuras históricas que conforman, de manera indudable, la naturaleza del Señorío de Vizcaya desde el siglo XII. Veamos como se estructuraba Vizcaya por aquel entonces:
4.1.- La Estructura Medieval
1.- La Vizcaya nuclear.- comprendía las cinco primitivas merindades de Uribe, Busturia, Zornoza, Arratia y Bedia. Se extendía entre la ría de Bilbao y la villa de Marquina, dejando al sur el Duranguesado y el valle Orozco
2.- El Duranguesado.- era un señorío de realengo navarro hasta su incorporación al genuino Señorío de Vizcaya en el siglo XII:
3.- Las Encartaciones. – señorío de realengo donado por Fernando III al señor de Vizcaya, aunque Balmaseda fuera fundada como villa por el Sr. De Bortedo en 1199. se incorporaron al Señorío en el siglo XIV; luego volvieron a separarse y a unirse varias veces. Su definitiva incorporación fue en el año 1.779.
4.- Señoríos particulares de la familia Haro, como Lanestosa y Ochandiano, donados por los Señores de Vizcaya, a título privado, al señorío general.
5.- Enclaves de otros Señoríos.- es el caso de Orduña que estaba vinculada al señorío de Álava; y de Orozco, vinculado a la tierra de Ayala. La primera fue donada por Fernando III al Señorío de Vizcaya en 1.284 y Orozco no se incorporó definitivamente hasta el 1.785 (9)
Todos los elementos citados, tenían una cierta pluralidad de usos y costumbres y por tanto también de fueros.; de modo que los Señores de Vizcaya, en el acto de juramento foral, hubieran de jurar cuatro fueros de cuatro entidades: primero el de la Tierra Llana; segundo el de las Villas; tercero el de las Encartaciones y en cuarto lugar el del Duranguesado.
4.2.- La Tierra Llana
Era esta una zona especialmente diferenciada de otras foralidades del cuerpo territorial vizcaíno. Tierra abierta y dispersa en caseríos, poblada por hombres libres, generalmente de solar conocido y por tanto hijos de “algo“; principalmente de la propiedad familiar y troncal vinculada a ese caserío y a la transmisión del mayorazgo. Por tanto en la zona rural (la Vizcaya nuclear) no podían dividirse ni la tierra ni los aperos de labranza ya que el concepto troncal, familiar e individual de la propiedad rural estaba amparado por el Fuero. Incluso se daba, la comunidad de bienes matrimoniales para salvaguardar la unidad de explotación agrícola del caserío. Estos habitantes mantienen la vinculación con su parroquia, de donde les viene el nombre de Anteiglesia.
De esta manera en el Señorío de Vizcaya convivía un dualismo foral en el que funcionaban dos sistemas municipales:
1.- El de las Villas, sujetas al derecho de sus cartas-pueblas y que tenían sus propias Ordenanzas Municipales
2.- El de las Anteiglesias, basado en los usos y costumbres de la tierra llana que empezarían a codificarse para constituir el Fuero General del Señorío. Este fuero, no habla de organización municipal puesto que ésta, suponía agrupamiento de caseríos y en la práctica todos estaban dispersos, aunque mantuvieran su vinculación a través de una parroquia.
Y sin embargo algunas anteiglesias llegaron a tener ordenanzas municipales propias como Abando, Begoña, Deusto, Amorebieta o Dima, que habían sido aprobadas por la Corona española; o como Baracaldo donde fueron aprobadas por el Corregidor.
Con esta dualidad vendrían los conflictos entre las zonas urbanas y las zonas rurales; entre las villas y la tierra llana, debido a un hecho insoslayable: los vecinos de las villas tenían propiedades en la zona rural y, por ende, vecinos de las anteiglesias tenían algunas propiedades en las zonas villanas. Y no solo eso, también sucedía que las villas comprendían en su término municipal partes rurales y, viceversa, algunas anteiglesias tenían inserta una villa en su demarcación. No era por tanto fácil deslindar las competencias y de hecho las rectificaciones dieron lugar a pleitos interminables. El mas sonado fue el de la villa de Bilbao con sus anteiglesias limítrofes que polarizó el antagonismo secular villas-anteiglesias y otro mas singular y actual, el de Bilbao – Vizcaya. (10)
4.3.- Las Villas
El desarrollo económico y social va unido al crecimiento de las villas como lugares de agrupamiento humano, de relaciones y de intercambio. Las villas estimularon la repoblación y las nuevas comunidades urbanas, un nuevo tipo de convivencia y de actividades económicas. Con las villas se formó un nuevo modelo de propiedad y de vida colectiva regida por un derecho propio que evolucionó hacia el derecho del común. La fundación de villas fue un paso en el proceso de transformación del régimen feudal hacia una sociedad más abierta. De hecho los excedentes de población del Señorío y los hijos excluidos del mayorazgo encontraban en las villas refugio, trabajo y medios de vida. Esto hizo posible el establecimiento de los Gremios, como en el caso de Balmaseda, que permitía a la villa prescindir de la exclusividad agrícola o sustraerse al pillaje de los Banderizos.
Se puede decir que fue un gran deseo de paz y de trabajo el que unió a los villanos y el que marcó una profunda modificación en su manera de vivir. Sin embargo, esta actitud no les habría de librar completamente de las luchas banderizas ya que, prácticamente en cada villa, hubo dos bandos enfrentados que habrían de chocar a veces de forma sangrienta. Fueron los Reyes Católicos quienes, como medida de paz y concordia, establecieron que los parientes y parciales de cada facción o bando, se alternaran en el ejercicio de los cargos municipales. Decisión que, como una reminiscencia, habría de durar hasta el siglo XIX. (11)
Suponía por tanto una jurisdicción especial, el término municipal, que disponía de organismos administrativos apropiados como lo eran el Ayuntamiento o Concejo. Era otro tipo de poblamiento – concentrado y no disperso – que sostenía el crecimiento demográfico. Se ha de añadir también que supuso el amparo de los labradores frente a los excesos de los hijosdalgos.
Su base jurídica era la Carta Puebla fundacional de cada villa, origen legal de los privilegios de que iba a gozar en el futuro y de la que fueron derivando las ordenanzas municipales que coexistían con los decretos de Buen Gobierno que regulaban los múltiples aspectos de la vida comercial, personal. El ayuntamiento era para los villanos el único poder que regulaba su vida inmediata y diaria. Las distintas personas del entorno consistorial y sus diversas funciones ejercían los tres poderes factibles en una sociedad, abarcando los ámbitos legislativo, ejecutivo y judicial.
4.4.- Las villas de Las Encartaciones
En Las Encartaciones no marítimas, se fundaron dos villas que han sido la más grande y la más pequeña de esta comarca., aunque ambas tuvieron la misma función urbana: ser villas – camino. En el cuadro que se acompaña pueden compararse otras similitudes de sendos lugares encartados.
VILLAS DE BALMASEDA Y LANESTOSA: COMPARACION
TEMATICOS | BALMASEDA | LANESTOSA |
Fundación | 24 Enero 1199 | 6 Junio 1287 |
Carta Puebla | Fuero de Logroño | Fuero de Logroño |
Fundador | El Sr. de Bortedo | Lope Diaz de Haro |
Término Municipal | 22,3 Km. cuadrados | 1,2 Km. cuadrados |
Emplazamiento | Valle (villa-camino) | Valle (villa-camino) |
Río que la cruza | Cadagua >> Nervión | Calera >> Asón |
Camino de | Burgos–Villarcayo-Bilbao | Burgos-Bercedo-Laredo |
Economía | Comercio/Mercado/Hierro | Ganadería |
Jurisdicción | Villa, regimiento | Villa, regimiento |
Conflictos con | Valle de Mena y Zalla | Valle de Soba y Carranza |
Concordias | Zalla 1682 ( tabernas ) | Valle de Soba 1795 ( pastos ) |
Fogueras | 375,5 | 24 |
Comunicaciones | Fáciles >> meseta, Bilbao | Difíciles >> Cantabria |
Un Hecho importante fue | Incendio 1808 (franceses) | Visita Carlos V en 1556 |
Fuentes: HEROS: Hª de Balmaseda / VV.AA.: Lanestosa. Elaboración propia
5.- EL GOBIERNO DE LA ENCARTACION.-
5.1.- Los Concejos
El concejo tenía la potestad del gobierno y administración del municipio y estaba compuesto por todos los Hijosdalgos afincados en la tierra, en calidad de propietarios o arrendatarios. Todos los nacidos en el solar vizcaíno tenían la Hidalguía universal, y los venidos de fuera tenían que probar su hidalguía y su Limpieza de Sangre (nota), para poder asistir a los ayuntamientos y ser admitidos como electos a cargos públicos.
Casi todos los concejos, disponían de sus propias ordenanzas – en su mayoría escritas en la primera mitad del siglo XVI y algunas reformadas posteriormente- en las que se ordenaba detalladamente la vida jurídica local. (12)
La asamblea o concejo tenía lugar a las puertas de la iglesia (de ahí el nombre de Anteiglesia) como en Güeñes, Trucíos y Zalla; y bajo un árbol significado (como en Arcentales (13) o Gordejuela) o bien junto a un puente. (como en Sopuerta, en Carral) También se podía celebrar en un campo (como el de Urioste para los 3 concejos de Somorrostro) o junto a una fuente, la de Musques (como en los 4 concejos de Somorrostro). En Carranza se celebraba bajo la gran encina de Soscaño situada delante de su iglesia.
Concejos y valles estaban asimilados en cuanto al gobierno y administración del municipio, siendo el Alcalde la figura representativa del mismo. En algunos casos los alcaldes eran dos, como ocurría en Galdames – debido a la dispersión de los núcleos habitados- y en Somorrostro en el que ambas agrupaciones de Concejos – el de 3 y el de 4 concejos – tenían un alcalde cada una. Otros concejos, en cambio, como el de Arcentales, carecía de alcalde y solamente tenía los regidores.
Este tema que, a primera vista no parece tan esencial, sí lo era por cuanto los Alcaldes eran quienes solían detentar la Primera Instancia en cada municipio; tanto para asuntos civiles como criminales. Será a partir de 1870, con los juzgados de jueces de primera instancia e instrucción, cuando los alcaldes pierdan esta facultad en favor de la judicatura.
En relación con los Procesos Judiciales de Primera Instancia en los municipios encartados, se resolvían dentro de cada municipio, aunque estaban divididos en 3 tipos de actuaciones municipales:
Alcalde con jurisdicción Civil y Criminal. Correspondía al valle de Gordejuela, al concejo de Gúeñes, al concejo de Zalla y a los 4 concejos de Somorrostro.
Alcalde con jurisdicción solamente Civil. Correspondía a los valles de Carranza y Trucíos más los concejos de Galdames, Sopuerta y los 3 de Somorrostro. En este caso la jurisdicción Criminal la ejercía el Teniente del Corregidor.
Sin Alcalde y por tanto sin ninguna jurisdicción, el valle de Arcentales.
En tal caso era el Teniente del Corregidor el que ejercía ambas jurisdicciones, la Civil y la Criminal. (14)
Por cuanto que, tanto los alcaldes como los tenientes del Corregidor conocían los pleitos de primera instancia, de sus decisiones se podía apelar al Corregidor y posteriormente al Juez Mayor de la Chancillería de Valladolid.; en cuyo tribunal existía una Sala de Vizcaya por el hecho diferencial de la hidalguía universal de los vizcaínos.
El Concejo designaba a los Alcaldes, regidores y fieles, síndicos y escribanos. En algunos concejos no había regidores, solamente alcalde, síndico y escribano; y en Arcentales no se elegía alcalde. Para las elecciones, las repúblicas encartadas se dividían en cuadrillas o tercios. (15)
5.2.- La Junta de Avellaneda
En el Señorío de Vizcaya se daba una dualidad:
– Oficiales del Señorío que correspondía al teniente del corregidor
– Órganos oficiales de la comunidad que eran la Junta de Avellaneda y el Síndico
Se supone que nació como un congreso o reunión de todos los hijosdalgos de la tierra, en el que todos tenían iguales atribuciones de proponer y de votar; hijosdalgos que representaban familia, torre o casa. (16)
La Junta ya aparece en la Ordenanza de la Hermandad de 1394 que la cita como… el uso y costumbre de se ayuntar… (17) Además a la junta podía asistir cualquier encartado con derecho a hablar y proponer asuntos, pero sin el poder decisorio de votar (18). Tal asistencia a veces era conflictiva y retrasaba las votaciones.
El lugar de celebración era bajo el roble foral – así aparece hasta 1.757 en la proclamación de Carlos III y también en el Cuaderno del Fuero – que estaba situado en medio del cuadrilátero empedrado adosado a la casa torre de Avellaneda. Si la meteorología era adversa la junta se celebraba en el interior de la torre, lo que terminó por generalizarse con el tiempo.
Presidía la Junta el Teniente del Corregidor, los apoderados de las 10 repúblicas con el síndico procurador de la Encartación, el escribano y todo el público asistente. La reunión comenzaba con una misa en la capilla exterior. A continuación, el síndico relataba los asuntos a tratar o hacía un memorial general. Los asuntos se discutían y luego se votaban los acuerdos; pero si alguien sublevaba el orden público de la reunión podía ser castigado con las penas que ya estaban estipuladas.
La Junta de Avellaneda era también la encargada de recibir al Corregidor, el cual, tras la lectura de la provisión real de su nombramiento, juraba guardar el fuero de la Encartación y después designaba a su teniente en Avellaneda. . Tras ello, la junta, casi con similar ceremonial al empleado en la Junta de Guernica, procedía a proclamar al rey como Señor de Vizcaya. Finalmente la asamblea realizaba también la elección del Síndico Procurador de la Encartación y del Escribano de la Junta.
La elección del síndico y el escribano se hacía por Tercios que fueron:
1.- Gordejuela, Güeñes y Zalla. 2.- Galdames, Sopuerta y Somorrostro
3.- Arcentales, Carranza y Trucíos
El Síndico ejercía la fiscalidad cobrando los Repartimientos acordados por la junta y debía de rendir cuentas al tercio que le controlaba y donde fuese menester. Ostentaba asimismo la representación del territorio encartado ante las Juntas de Guernica, para lo cual se le concedía un poder especial complementario.
El teniente del Corregimiento apareció en 1401, siendo coincidente en el tiempo con la Junta de Guernica y la Merindad de Durango. Residía en Avellaneda y la Encartación le pagaba un salario anual. Como obligación debía de ser letrado y no natural de Vizcaya. (19). Conocía y juzgaba la Primera Instancia en los procesos civiles y criminales en Arcentales así como los criminales de Carranza, Galdames, Sopuerta y Trucíos. A menudo tuvo fricciones con los alcaldes encartados de casi todos los municipios precisamente por el choque de atribuciones.
6.- RELACIONES ENTRE ENCARTACIONES Y SEÑORIO DE VIZCAYA
Las relaciones entre Las Encartaciones y el Señorío de Vizcaya, fueron muy complejas y en algunos aspectos muy controvertidas. Los conflictos se suscitaron principalmente en torno a cuatro puntos:
6.1.- La Homogeneidad Jurídica
Por cuanto el derecho consuetudinario de ambas partes debía de tener gran semejanza, como se puede percibir en las redacciones sucesivas del mismo. La primera de estas ordenanzas fue la de la Hermandad de Vizcaya de Gonzalo Moro en 1394, que fue extendida a toda la Encartación según la Junta de Avellaneda (20).
Tras diversas controversias con el Teniente – en los años 1572/74 – fue en 1576 cuando se celebró la Escritura de Concordia con el Señorío; si bien es cierto que, desde 1526, todos los fueros vizcaínos hacían mención a los derechos y libertades de los encartados. Por esta razón el fuero propio de la Encartación, se acabó convirtiendo en un documento histórico y poco más.
6.2.-Puntos de Fricción
Los hubo por los conflictos entre Encartaciones y Señorío que fueron casi simultáneos a las fricciones entre las Villas y la Tierra Llana. Tres habían de ser los puntos conflictivos:
6.2.1.- La Primera Instancia..– por cuanto el Fuero de La Encartación declaraba que era privativa de los alcaldes ordinarios y del teniente del Corregimiento. Pero el Corregidor defendía la primera instancia directa ante su tribunal. Esto originó enconadas disputas sobretodo entre 1.623 y 1.679. (21)
6.2.2.- La Contribución a los gastos comunes que– dio origen a una tenaz disputa en el tiempo, solamente superada mediante la Escritura de Concordia que se firmó en Bilbao el 30 de agosto de 1.576. (22) Sin embargo esta firma fue un cierre en falso de la cuestión, porque el tema siguió como caballo de batalla. Si bien en 1.688 se llegó a fijar en 6.000 reales la cantidad fija anual y con una renovación extensible a 100 años, en el siglo XVIII la cuestión resurgió tímidamente.
6.2.3.- El Regimiento general. .- ya que hasta el año 1630 éste se denominaba de la Tierra Llana, Villas y Ciudad, Encartaciones y Merindad de Durango y solamente a partir de ese año quedó unificado como régimen general.
El antagonismo entre Villas y Tierra Llana era muy fuerte en el Señorío de Vizcaya, aunque este hecho aparecía más amortiguado en la encartación debido a dos hechos evidentes y decisivos:
a).- la dimensión más reducida de su población
b).- el menor poder económico de su territorio (23)
6.3.- Las Juntas de Guernica
Es ya sabido que desde antiguo la convocatoria a las Juntas de Guernica se efectuaba desde los 5 montes bocineros, entre los que se encontraban el Ganekogorta (contiguo a la Encartaciones orientales) y el Colisa, el monte aledaño a Balmaseda.
Pero, la Encartación acudía a Guernica con un solo apoderado que representaba a todo el bloque de concejos y valles, obviamente provisto de un solo voto. Es decir, todas las Anteiglesias de Tierra Llana del Señorío tenían representación propia y un voto asignado cada una, mientras toda la Encartación no tenía más que un solo voto.
Según esto, la más pequeña anteiglesia vizcaína tenía el mismo poder que las 10 repúblicas encartadas juntas. Cabe preguntarse qué es lo que latía en el fondo de esta cuestión. La causa real parecía ser la lejanía de Guernica y lo onerosos que resultaban los desplazamientos. Así era solamente el Síndico de Avellanada quien concurría – con poderes especiales – a Guernica, en donde tenía voz y voto aunque solo lo ejercía cuando se trataban de cuestiones para la defensa de las Encartaciones
7.- CONCORDIAS Y DIVISIONES
7.1.- El Capitulado de La Unión
El 27 de marzo de 1628 había quedado estipulado un Capitulado de la Unión entre las Encartaciones y el Señorío de Vizcaya, que daba por terminados todos los litigios de antaño.
Pero esta firma no alcanzaba a todas las zonas encartadas. (24). En los años siguientes hubo varios intentos de fusión entre el Señorío y las Encartaciones que no llegaron a cuajar. Ante la imposible incorporación colectiva, algunos concejos y valles la suscribieron a titulo particular. Así habrían de hacerlo: Gordejuela y Güeñes en 1.642; Zalla en 1.668; Galdames en 1.672; y los 3 Concejos de Somorrostro en 1.682.
Consiguieron de esto modo, todas las calidades, preeminencias, prerrogativas, franquezas y libertades de que gozaban las 72 anteiglesias del Señorío, incluido el voto activo y pasivo individualizado.
El problema consecuente fue que, debido al pago y atención debidos a la Junta de Guernica por parte de las repúblicas encartadas adheridas al Señorío, se vieron éstas impelidas a anular su contribución a Avellaneda, cuyo costo se hacía excesivo. Por fin el 25 de agosto de 1.699 – en los prolegómenos del siglo XVIII – se llegó a un acuerdo a tres bandas entre la Vizcaya nuclear, los encartados adscritos y los encartados no vinculados.
A principios del siglo XVIII, tras la guerra de Sucesión, comienza a reinar en España la dinastía Borbón. Los litigios forales se enconan. Felipe V deroga los Fueros de Aragón y Valencia por el apoyo de ambos reinos a la causa de D. Carlos de Austria, el candidato Habsburgo. También pone en evidencia el nuevo rey, de este modo, sus convicciones absolutistas. Con los Decretos de Nueva Planta subsistirían únicamente en el derecho público los regímenes forales de Navarra y de las tres provincias vascas. Sin embargo, esta foralidad no estuvo exenta de choques puntuales que mantuvieron al Señorío en tensión durante todo el siglo XVIII.
7.2.- La Crisis de las Aduanas
Una de las disputas más graves tuvo lugar a consecuencia del traslado de las Aduanas. El 31 de agosto de 1717 se resolvió que las aduanas que se hallaban ubicadas en puertos secos – caso de Orduña, Balmaseda y Vitoria – situadas en los límites del Señorío con Castilla, fueran trasladadas a los puertos de mar, o sea Bilbao y San Sebastián, y a la frontera de Irún. Su consecuencia inmediata fue el motín conocido como Machinada con el trasfondo de la querella permanente entre anteiglesias y villas. El 16 de diciembre de 1722 la aduana regresó a Orduña pero jamás lo hizo ya a Balmaseda. (25)
7.3.- Concordia de 1740
En las Juntas generales del 21 de Julio de 1.740 se aprobaron los capítulos de Concordia entre el Señorío y Las Encartaciones – que anulaban el concordato de 1.680 – donde se describen los 7 puntos esenciales de la concordia). Con este ajuste se planteó la separación, en el orden económico, de las repúblicas de la Encartación con el Señorío, quedando como antes, unido en lo demás, hasta 1.798 y 1.800, en que volvieron a disfrutar en Guernica de voto activo y pasivo (26).
7.4.- Incorporación total en 1799
En 1.795, en plena guerra de la Convención, las Encartaciones participan ya en el repartimiento de gente armada del Señorío para formar las milicias que habrían de contener a los franceses. De los 6.140 varones que formaban las 49 compañías de soldados, las Encartaciones aportaron 705 hombres de entre 18 y 60 años. Su distribución cuantitativa nos acerca bastante a la población de cada lugar encartado (27)
a).- Villas: Balmaseda, 80 hombres. Lanestosa, 9. Portugalete, 12.
b).- Concejos: Somorrostro, 69. Arcentales, 45. Carranza, 92.
Galdames, 48. Gordejuela, 99. Güeñes, 78. Sopuerta, 53.
Trucíos, 36. Zalla, 70
Aunque en 1740 había quedado sellado el anterior concordato, la unión no fue realmente efectiva, ya que los valles de Carranza y de Trucíos, así como el concejo de Zalla se separaron de aquel acuerdo en el mismo año 1740. Posteriormente habría de hacerlo el concejo de Arcentales en 1780 (28) Con ello, por fin regresaron al punto del Capitulado de 1740; habiéndose firmado la nueva y total Concordia el 16 de agosto de 1799. Con ella, todas las repúblicas encartadas tuvieron asiento, voz y voto en las Juntas Generales de Guernica de manera definitiva, en tanto que el Señorío se hacía cargo de las deudas que en ese momento tuvieran los pueblos encartados.
Esta Concordia de Unión de Las Encartaciones con el Señorío de Vizcaya, recibió la aprobación del rey Carlos IV el 24 de setiembre de 1799. Y con ella y su firma, se cerraba definitivamente todo el capítulo histórico de Las Encartaciones fuera del Señorío de Vizcaya, del que ya nunca dejarían de formar parte. (29)
NOTAS:
( 1 ) .- GOMEZ PRIETO, J. Balmaseda, siglos XVI–XIX Una villa vizcaína en el Antiguo Régimen. pp. 27
(2).- TOMAS LOPEZ; Manuscrito 7.311, f. 404. Año 1769. B. N… Descripción geográfica de Balmaseda.
(3).- CARRERAS CANDI, F. Geografía general del País Vasco-Navarro. Barcelona, 1926; tomo Bizkaia, pp. 900
(4).- BOWLES, J. Introducción a la historia natural y a la geografía física de España. Madrid 1782. Edición de 1875. pp. 293. Ver también A.M.B. Decretos, reg 38; f.18; año 1744.
(5).- VICARIO DE LA PEÑA, N; El noble y leal valle de Carranza; Bilbao, 1975; pp. 55 y 131.
También en ESCARZAGA, E. de; Descripción Histórica del Valle de Gordejuela; Bilbao, 1919; p. 91. Todas las alimañas fueron objeto de constante caza y batida – con premios asignados por la justicia – hasta llegar a su casi total extinción a principios del siglo XIX.
(6).- ITURRIZA, J. R. Historia General de Bizkaia, Bilbao 1785, p. 649.
(7) ITURRIZA Epítome de las Encartaciones Tomo II páginas 299-348.
(8) Ibidem Op. cit. pp. 309 – 348
(9).- BASAS FERNANDEZ, M… Edad media y señoríos: el Señorío de Vizcaya pp. 101
(10).- Ibidem. Op. cit. pp. 106-107
(11) .- GOMEZ PRIETO, J, Op. cit pp. 42
(12).- MONREAL CIA, G. Las Instituciones públicas del Señorío de Vizcaya pp. 239 y nota 799.
(13).- Hoy en día puede admirarse el roble de San Miguel de Linares, en Artzentales, que está aledaño a su iglesia y es conocido como el Rebollo del Concejo. Ver ESCARZAGA, E. Avellaneda y la Junta General de las Encartaciones. Pp. 210.
(14).- CUADRA SALCEDO, F. Fuero Viejo de La Encartación. Citado por Monreal Cia: Op. cit. pp. 240-242
(15) ESCARZAGA E. Op. cit. pp. 97)
(16) Ibidem. Op. cit. pp. 44-45. Citado por MONREAL CIA G. Op. cit. pp. 244
(17).- CUADRA SALCEDO, F. Op. cit pp. 9.
(18).- ESCARZAGA, E. Op. cit. pp. 46 y 48
(19).- MONREAL CIA, G. Op. cit pp. 251
(20).- ESCARZAGA, E. Op. cit. pp. 27 a 42. Hace análisis de similitudes y desemejanzas
(21).- Ibidem Op. cit. pp. 104-105
(22).- ITURRIZA, J.R. Epítome de las Encartaciones nº 30
(23).- MONREAL CIA, G. Op. cit. pp. 259 y ss. Explica todo este conflicto.
(24) A.G.S.B.: escritura de Unión y Concordia de las Villas, Ciudad y señorío. Escrituras del Señorío, Reg I, nº 10, año 1630. En él se fijan pautas definitivas respecto a elecciones, oficios e incompatibilidad de cargos, avecindamiento, fogueras, etc.
(25).- ELIAS de TEJADA, F. El Señorío de Vizcaya. pp. 170 y ss.
(26) .- A.G.S.B. Concordia entre el Señorío y Las Encartaciones. Encartaciones, Reg. 1, 21 julio 1740. Leg. 6, nº 8. El manuscrito de la concordia está en el Archivo Histórico Nacional: Consejos, 253339-3 en forma de memorial ajustado, con citación y asistencia de las partes.
(27).- LABAYRU, J. R. Hª General de Bizcaya, ed. 1974; tomo VI, cap 22 –IV. pp. 227.
(28).- MADOZ, Diccionario geográfico, estadístico e histórico de Vizcaya. Voz Arcentales
(29).- LABAYRU. E. de. Op. cit. T. VI. pp. 696. nota 1.
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