Archivo de la categoría: 07.- Obra Histórica Varia

07.8.- Homenaje a Martín de los Heros

MARTIN DE LOS HEROS E HITA     1786-1859  

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Escritor, Historiador, Militar y Político

Aunque  nacido  en el Valle de Carranza  hacia 1.786, fue Balmaseda  su  patria natural,  por educación, inclinación y residencia. Aquí  vino a recibir los primeros rudimentos de la enseñanza elemental y en esta villa   pasó su niñez.

Estudió Humanidades en el Colegio de San Isidro de Madrid y  entro  después  en la carrera de las  armas, en  el  Cuerpo  de Guardias de la Real Persona.

Durante la Guerra de la Independencia fue  jefe de instrucción de oficiales de caballería y terminó  la contienda de teniente coronel.

En 1823, huyo del país por causa de sus  ideas  liberales  y se instaló en  Bélgica.  De su estancia allí, escribió  «Recuerdos de un Viaje  por Flandes y la Bélgica», sobre los famosos Tercios Españoles  de D. Juan de Austria y el Duque de Alba.

De regreso del exilio, fue  ministro  de Gobernación  en  1835  y  en 1840 se  le  concedió  el  cargo  de intendente   de   Palacio   en  comisión  y  Director de la Biblioteca Nacional   entre 1840 – 43. Posteriormente fue nombrado Senador del Reino.  .

Dejo manuscrita una «Historia de la villa de Balmaseda» y casi  concluido  un  «Diccionario  de  hombres  ilustres  de  las Encartaciones». Publicó    la    «Historia   del    Conde    Pedro Navarro, General  de Infantería, Marina e Ingenieros».  Así como diversos trabajos históricos. Por todos ellos fue nombrado Académico de la Historia, siendo su Discurso de Ingreso, el que se publica a continuación.

Según Vedia, sus últimos años  los vivió  en Balmaseda, dedicado en exclusiva   al estudio  y a ensayos agrícolas, que fueron  todo su recreo y entretenimiento.

Discurso de Ingreso de Don Martín de los Heros en la Real Academia de la Historia

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NOTICIA Y RESEÑA ABREVIADA DE LOS ANTIGUOS PRIVILEGIOS DE LA VILLA DE VALMASEDA

Por sincero y cordial que sea mi agradecimiento a la consideración y miramientos que he debido a este sabio cuerpo, aun merécelo todavia de que la espresión, que quiero hacer de el, no alcance hasta el punto que deseo. Al honor para mi muy grande de ser admitido en tan esclarecida compañía, se ha seguido despues disimularme con indulgencia que me acercare a cumplir lo que era muy de mi obligación haber adelantado a este dia. Mis ocupaciones y los grabes cargos, todos superiores a mi capacidad que sobre mi pasaron, es verdad que han sido tan continuos y tan notorios que por eso sin duda halle disculpa ante la ilustrada rectitud de la Academia; pero eso con todo no me liberta ni deve conocer que antes debi cumplir lo que ahora cumplo y de volver a repetir que mi agradecimiento por el favor y consideración con que me ha mirado es cuanto en mi cabe de cordial y sincero.

Mas en medio de los graves y multiplicados negocios públicos en que entendi, y de las duras y continuas tareas legislativas en que en los últimos años tuve parte nunca, lo debo confesar avandone de todo el estudio de nuestra historia ni deje de atender a su progreso. De este modo casi puedo decir que cumplí las obligaciones que como individuo de este cuerpo tenía y si el ocio actual continuase favoreciéndome, no dejare de acatar y perfeccionar trabajos aun en ese tiempo no olvidados y que servían como para descansar de otros mas serios. En su dia tendrá de ellos noticia la Academia y mientras tanto y como resultado de un viage a mi pais nativo al cabo de veinte y un años de forzada ausencia siempre por la causa publica, permítame que le de noticia de los privilegios y cartas reales que en gran parte alteradas y ya originales, o copiadas se encuen¬tran en el Archivo de la Villa de Valmaseda en Vizcaya entre cuyo ecsamen y los recuerdos de la infancia he pasado un trimestre gozoso

ALFONSO X

El más antiguo privilegio que allí ecsiste es el espedido por el Rey Don Alonso el Sabio, no consta en donde a 24 de Marzo de la era de 1.294 (año de 1256). En él y refiriendose a otros que los de Valmaseda ya tenían, dice que, otorgaba a su concejo así a los que entonces eran como los que en adelante fuesen, el Fuero de Logroño como ya le tenían; que pusieran Alcaldes y jurados todos los años según su fuero; y que no hubiera allí otro merino que el que el mismo Rey pusiera; y que la Iglesia la tubiera su concejo dándole al Obispo de Burgos los derechos que le solían dar.

Aunque el mismo Rey sabio había antes de eso espedido en Najera a 20 de Enero de la misma era y año (1256), otro privilegio, «quitando y tranqueando a los vecinos y moradores de Valmaseda de que no dieran portazgo de sus cosas propias en ningún lugar de todos sus Reinos y Señoríos a no ser en Toledo, Sevilla y Murcia y mandando que ninguno fuese osado de prendarlos por ello bajo la pena de mil maravedís para el y el doble para los vecino»; no se le conoce mas que por estar inserto en la confirmación que de él hizo Sancho 4.° en Burgos a 20 de Abril de la era de 1.323, (año de 1285), y más adelante en Vitoria, en la confirmación de esta misma confirmación el jueves 2 de Setiembre de la era de 1.326 año de 1.288 en la que manifestó que lo hacía «habiendo muy gran voluntad de mejorar en nuestro tiempo la villa sobre dicha e por facer mucho bien e mucha merced a los que son y vecinos é moradores é serán de aqui adelante por muchos servicio que nos ficieron e porque sean más ricos y mas ahondados y ayan mas con que nos servir» amenazando al que fuese contra su mandado «con haber su ira y pecharle en coto mil maravedis de la moneda nueba é á los vecinos é moradores de la villa de Valmaseda que el tuerto recibiesen todo el daño que por ende les viniese, doblado».

FERNANDO IV

Al confirmar Fernando 4.° en Valladolid a 20, de Mayo de la era de 1.334 (año de 1.296) los dos privilegios anteriores de su padre y abuelo ecsimiendo á los de Valmaseda de pagar portazgo, añadió en la carta que despacho al intento «que lo hacia con consentimiento de la Reina Doña Maria su madre y del infante Don Enrique su tio y tutor, y porque ademas de que quería hacer bien y merced al concejo de Valmaseda, se lo habia rogado mucho afectadamente D. Diego de Haro Señor de Vizcaya» que con efecto suscribe entre los que confirman el privilegio.

El mismo D. Fernando 4.° hallándose también en Valladolid á 8 de Abril de la era del 1.350 (año de 1.312) confirmó igualmente é insertó en una sola carta o privilegio alli despachado: 1.° el otorgado á Valmaseda por D. Diego López de Haro Señor de Vizcaya en Echaly á 9 de Febrero de la era de 1.344 (ó sea año de 1.306) y reducido á que «habiéndole hecho presente los de Valmaseda que en tiempo de su padre y demas de quienes el venia, y en el suyo hasta entonces, habían siempre usado en el camino desde Villasana hasta el San de Samano no haber en el intermedio ni tener ningunos de las obras tierras tavemas de vino, ni medidas de trigo ó cebada, ni carneceria ni venta alguna de estas cosas, salvo el vino ó sidra de la cosecha de los de Valmaseda o pan cogor; como entonces se hubiese introducido lo contrario con perjuicio de los de aquella villa y de sus propios derechos, mandaba que ninguno fuese osado en todo aquel camino de vender en su casa ó choza ninguna de aquellas cosas, escepto en la dicha villa y por sus vecinos, so pena de perder todo el vino, trigo, cevada o carne que tubieran, y de pecharle cada uno por cualquiera de esas cosas cien mara¬vedis de los buenos».

2.° Otro privilegio de Don Lope Diaz de Haro Señor de Vizcaya, que el rey confirmante dice solia ser su alferez, el cual á 26 de Marzo de la era de 1.348 (año de 1.310) en Valencia, despues de hacer saber a todos los concejos, alcaldes, jueces, justicias, y castilleros de las villas y lugares de su señorio, que los de Valmaseda eran franqueados y quitos de portazgos, peage, treintero, recuage, oturas, enmiendas y cuezas en todos los lugares de Castilla salvo en Toledo,
Sevilla y Murcia según privilegios que tenían del rey D. Alfonso su abuelo, y del rey D. Sancho su tio confirmados por aquel rey D. Fernando concluyó con mandar «que de ningún modo consintieran que los portazgueros ó cualquiera otra persona tomara ninguna de aquellas cosas á los de Valmaseda ó los pren¬dase por ellas, y que si tal hubiere sucedido, que muy luego se lo hicieran entregar todo, ó si no que se tomaria contra ellos y contra lo que tubieren».

Y 3.° Otro privilegio del mismo Don Lope Diaz de Haro que ya se llama alferez del Rey, dado en Medina de Pomar a 31 de Agosto de la era de 1.349 (año de 1.311) «mandando que la villa de Valmaseda no tenga en su cabeza por cada servicio cuando el rey los cesiare, mas de mil maravedis de la moneda blanca que el rey D. Fernando mandó facer a diez dineros el maravedí, contra cuya merced prometió y otorgó a Dios y á Santa Maria no ir ni pasar en ningún tiempo, y que si alguno lo contrariase, cayese sobre él la ira de Dios y Santa Maria.

Al solicitar los de Valmaseda la confirmación de todos estos privilegios, todavía agregaron la petición de que cuantos paños y mercaduras de todo genero lle¬gasen a aquella villa para ser vendidos en ella y se vendieren, fuesen quitos y no pagasen ningún diezmo, según que hasta entonces se habia usado: y que también se les confirmasen cuantos privilegios habían alcanzado de los otros Señores, que habían tenido, según y como principalmente se decia en uno que tenían de Don Lope Sánchez de Mena; y el sobre dicho rey D. Fernando todo lo confirmó en uno solo como se ha indicado, amenazando al que faltase á ello, con su ira, y con la multa de mil maravedis de la moneda nueba para él, y el resarcimiento de todo el daño á los de Valmaseda que fuesen perjudicados.

Habiéndose quejado el Concejo de Valmaseda al mismo Fernando 4.° de que los encargados de recaudar la moneda forera y sus yantares en los lugares y villas de Castilla la Vieja y de allende el Ebro, se los pedian en dinero y les tomaban cuanto tenían porque se los pagasen, á pesar de que ni por fuero ni por costumbre estaban obligados a contribuir con tal moneda ó con tal yantar en dinero á ningún Señor, salvo cuando este en persona allí se hallare y la tomase en conducto: aquel Rey en vista de sus razones apoyadas en los privi¬legios y cartas de los reyes sus predecesores que le mostraron, y que el mismo declara haberles confirmado, les otorgo en Valladolid a 26 de Abril de la era de 1350 (año de 1312) dos privilegios sellados con su Sello de plomo, el uno para la moneda forera y el otro para los sus yantares, mandando en ambos que «a los de Valmaseda se conservase en aquella posesion en que estaban de no pagan moneda forera ni su yantar ni a él, ni a ninguno de los reyes que despues de él viniese, á menos de no estar personalmente en aquella villa y tomarlo en conducto; y que si por aquella causa los recaudadores alguna cosa les hubiesen tomado ó prendado, que luego y sin detención se la devolviesen y entregasen, ordenando ademas á D. Femando Ruiz de Saldaña su adelantado Mayor en Castilla y á sus merinos en aquella merindad y a los que les sucediesen» que de ningún modo consintieran que de alli adelante se faltase á su mandato, sópena, concluye, de que al que asi no lo hiciere, al cuerpo cá lo que oviere me tomaría por ello.

ALONSO XI

Alonso 11 con la reyna Doña Maria su madre y los infantes Don Juan y Don Pedro sus tios y tutores, estando en Burgos según se deduce de lo inserto en otro posterior, pues en este se halla borrado el lugar, a 20 de Agosto de la era de 1353 (año de 1315) espidió a favor de los de Valmaseda un privilegio de confirmación de otros dos otorgados por su padre que en él se insertan. El primero que no se encuentra solo, y está fecho en Valladolid a 12 de Abril de la era de 1350 (año de 1312) se reduce á que «mirando Femando 4.° cuanto le cumplía que la Villa de Valmaseda que habia recobrado, no fuese enagenada ni tomada á otro Señorío, y porque asi se lo habían enviado a pedir por merced su concejo y hombres buenos les prometía de buena fe y les juraba a Dios y á Santa Maria que nunca ni la Villa ni el Castillo de Valmaseda á Reyna nin á Infante nin á Rico Orne nin á Ynfanzón nin á caballero nin á Escudero nin á Dueña nin á Per […] seria dada en cambio nin empeñamiento, nin por enage- narla nin por darla en ninguna cosa: sino que de alli adelante la villa y castillos hubiesen de ser suyos ó del su hijo que heredase los reynos de Castilla y León» sobre lo cual recomendaba al concejo y vecinos de Valmaseda que á nadie reciviesen en ella y, que pugnasen y trabajasen por defenderlas seguros de que por su resistencia no caerian en pena de traición ni en ninguna otra pena, nin caloña, ninguna é á quien vos dijiere mal ó vos convatiere él […] por ésta razón que le matedes sin coto nin caloña […] Y despues de prometer a los de Valma¬seda que les guardaría todos los fueros, franquezas y libertades que de él y de los otros sus Señores habian obtenido, para que fueran mejores, é mas ricos é mas ondrados e guardaran mejor su Señorío, acaba con defender firmemente, que ninguno fuera osado de ir ni pasar contra tales, fueros, franquezas y liber¬tades, y que si alguno lo hiciese, ademas de caer sobre él la ira del cielo é irse con Judas el traidor al infierno, que pagase para él mil maravedís de la buena moneda, y que al Concejo y vecinos de Valmaseda indemnizará de todos los daños y perjuicios que hubiesen recivido.

El otro privilegio de Fernando 4.° que se inserta y confirma en este que nos ocupa, es el mismo de la esención de moneda forera a los de Valmaseda, de que ya en su lugar se ha hecho mención.

Antes de espedir Alonso 11 éste privilegio en 20 de Agosto de la era de 1.353 como se ha dicho, despachó otro en Julio del mismo año y era, que ya no se lee ni en que lugar ni en que dia; pero en él aparece que a petición de los de Valmaseda, y de acuerdo igualmente con su madre les confirmo en los mismos términos que su padre Fernando 4.° todos los privilegios que D. López Diaz de Haro y su padre Don Diego Señores de Vizcaya les habían otorgado.

Ya fuera de la tutela Alonso 11.° y casado con la Reyna D.a Constanza, por un privilegio despachado en Burgos á 12 de Junio de la era de 1364 (año de 1326) no solo confirmo el privilegio que antes habia dado á los de Valmaseda de que ni su villa ni el castillo se enagenarian jamas de la Corona, y se entregarían a nadie, sino los otros corcemientes á la moneda forera y sus yantares que queda indicado habia confirmado en 20 de Agosto de la era de 1.353 en la misma ciudad de Burgos.
Hallándose también en aquella ciudad el mismo Alonso 11.° a 16 de Noviembre de la era de 1.372 [año de 1334] en vista de los grandes menoscabos que el concejo y hombres buenos de Valmaseda le manifestaron «que esperimentaban […] por no guardárseles en todo las cosas que se contenian en el cuaderno de la merced que les hizo en las Cortes de Madrid» les despachó una carta sellada con su sello plomo, mandando á los alcaldes y al merino de Valmaseda que si alguno ó algunos quisieran ir ó pasar contra alguna de las cosas contenidas en dicho cuaderno que no se lo consintiesen sino que los prendiesen en virtud de la pena que á cada uno se señalaban en él, y se los guardasen para hacer de ellos lo que el mandara ó fuera su merced.

DON PEDRO

Don Pedro el cruel su hijo por una carta también sellada con su sello de plomo colgado, como en ella se dice, dáda en las Cortes de Valladolid á 22 de Octubre de la era de 1.387 (año de 1351) por facer bien y merced al Concejo de Valmaseda le confirmó todos los fueros privilegios, cartas, libertades, franquezas, gracias, donaciones, sentencias, buenos usos y costumbres que tenian y tubieren y de que habian usado en tiempo de los reyes de quienes el venia hasta entonces salvo en lo que fuera contra las leyes quel rey Don Alfonso mió padre fizo en las Cortes de Alcala de Henares, otrosi contra las leyes que yo agora fiz en estas cortes de Valladolid, y si cualquier ó cualesquier contra los dichos privilegios, cartas, libertades, franquezas, etc. fuesen, concluye con que,, abrían su ira y le pecharían en pena por cada vez mil maravedís de la moneda entonces usada, y al concejo de Valmaseda ó a quien su voz tubiese, todos LOS DAÑOS É MENOSCAVOS QUE POR ENDE RECIBIESE DOBLADOS

ENRIQUE II

Ygual confirmación general de todos sus fueros, privilegios, buenos usos y costumbres otorgó Enrique 2° á los de Valmaseda por su carta Sellada con su sello de plomo y dada en las cortes de Burgos a 24 de Febrero de la era de 1405 (año de 1367); mandando por conclusión que nadie fuera contra aquella merced, y que si alguno fuese despues de mostrarle aquella carta ó bien el traslado de ella siendo por escribano publico, que el hombre que se la mostrara le emplazare para que pareciese ante él en la su Corte en los quince dias inmediatos al del emplazamiento á decir por cual razón no se cumplía su mandato.

El mismo D. Enrique 2° por otro privilegio espedido en Zamora a 20 de Octubre de la era de 1.410 (año de 1372) puso en conocimiento de los encargados de cojer y recaudar en renta ó en fieldad las veinte y cuatro monedas de Valmaseda que le habían sido otorgadas en el año anterior en las Cortes de Toro y las demas monedas que se le habían dado por los años anteriores y por los posteriores (lo que en este privilegio se encuentra borrado se ha suplido por la confirmación de Juan Io que la inserta y mas adelante se indicara) que «habiéndose seguido pleiito en su corte y ante los oidores de su audiencia entre Y Sánchez de la liaza procurador del Concejo de Valmaseda de la una parte y Don Ali mayordomo de Pedro Fernandez de Velasco cogedor y recaudador de las dichas veinte y cuatro monedas en Castilla la vieja y su procurador en su nombre de la otra parte en razón de una petición que el dicho Sánchez habían presentado ante sus dichos oidores quejándose en voz y en nombre del Concejo de Valmaseda de que siendo los vecinos y moradores de aquel lugar quitos y francos de monedas por cartas y privilegios que tenian de los Reyes anterores confirmadas por 61 y que nunca habían pagado tales monedas, todavía el mencionado D. Ali recaudador de las dichas veinte y cuatro monedas, no solo los demandaba y prendaba por ellas a todos los moradores y vecinos de la villa de Valmaseda, sino por las demás monedas que le habían sido otorgadas, y pedia a los oidores que viesen un albala que el mismo rey habia mandado dar para ellos, a fin de que viesen si era ciero, y los procuradores del Concejo de Valmaseda probaban con recados seguros y con el testimonio de hombres buenos de buena fama que en el tiempo que su padre el rey D. Alonso estaba en el Real de sobre Algecira no pagaron aquellos vecinos monedas y se escusaran de las de pagar» que en tal caso les espidiesen sus cartas para que en lo sucesivo no volvieran los tales vecinos a ser molestados ni prendados en sus bienes por las tales monedas.

Contestada ésta demanda por el procurador de D. Ali con las condiciones y clausulas del contrato de su arriendo tan estensamente como en el privilegio se contiene, y seguida ademas la presentación por el procurador de Valmaseda de los privilegios que la Villa tenia de los reyes D. Alonso 11.° y Fernando 4° y ecsaminados y juramentados en debida forma los testigos, y resultando de todo que «los vecinos y moradores de Valmaseda no solo al tiempo que el Rey Don Alonso su padre estaba sobre Algecira habian estado esentos de pagar monedas, sino que aun en tiempo del tirano que se llamaba rey que les fueran guardadas las cartas é privilegios que tenian para no pagar» los oidores decla¬raron que asi debia ser, y en su vista Enrique 2.° mandó espedir ésta carta ó más bien ejecutoria, ordenando á cuantos la viesen en original ó en copia testimoniada que no tomaran ni prendáran ninguna cosa de lo suyo á los vecinos y moradores de la villa de Valmaseda por las dichas monedas ni por otras agora ni daqui adelante, concluye el privilegio, e si lo prendaredes, ó lo toma redes que vos lo fagan tornar todo bien e complidamente en guisa que les non mengue ende ninguna cosa. Et los unos nin los otros non fagades ende al por ninguna manera so pena de la nuestra merced é de seiscientos maravedís de esta moneda usual a cada uno.

Este privilegio ó mas bien carta ejecutoria la inserto integra el rey Juan 1.° en la de confirmación que de ella espidió á petición del Concejo, hombres buenos vecinos y moradores de Valmaseda, estando en Cortes en Burgos á 8 de Agosto de la era de 1417 (año de 1379) en cuyo privilegio ó carta de confirmación se notan las tres particularidades siguientes. 1.a que Juan 1.“ se titula yá en ella Señor de Vizcaya é de Molina. 2.a que la pena de seiscientos maravedís que su padre imponía al que fuese contra aquel privilegio de los de Valmaseda, la aumentó él hasta mil maravedís. 3.a que entre los confirmantes se anota á D. Beltran de Alasqui, Condestable de Francia, vasallo del rey, y 4.a que el privi¬legio se hizo ó despacho en el año primero que el rey sobredicho regnó é se coronó é armó caballero.

ENRIQUE III

Enrique 3o, estando en la muy noble ciudad de Burgos cabeza de Castilla y su Camara a 8 de Mayo del año de 1.392 dirigió a Gómez Manrique su adelantado mayor en Castilla, y á los merinos que por él ó por el rey andubiesen en aquel adelantamiento, y en general á todos los Concejos, alcaldes, jurados, justicias, merinos, alguaciles, y demas oficiales y personas de su reynos, á si a los pre¬sentes como los futuros, una carta de privilegio en que les dice, que «habiéndole manifestado los vecinos y moradores de Valmaseda los daños que se les seguían de no guardárseles y cumplirse los privilegios que habian de los otros reyes, confirmados por él, en que se contenia que cuantos paños e mercadurías llega¬ran a dicha villa para venderse en ella, fueran francos y quitos, y no pagase diezmo cuanto allí se vendiese: y otrosí que le habian manifestado que de uso y costumbre inmemorial tenían de non pagar diezmo alguno por los retalles de los panos de lana de diez varas a yuso que de la dicha villa levasen comprados y que se recelaban que algunas personas por hacerles mal y daño, y por tener razón de las cohechas les querrían ir contra estas mercedes y privilegios de que habrían de recibir muy grande agravio y daño» en vista de eso el mencionado Enrique 3.° les mandaba que guardasen y cumpliesen é hicieran guardar y cumplir los privilegios que los vecinos y moradores tubieran de los reyes pa¬sados confirmados por él, todo bien y cumplidamente según que en ello y en cada uno de ellos se contenia: e otrosí continua en cuanto al uso y costumbre que siempre tubieron de non pagar diezmo alguno por los tales retalles de diez varas de paño de lana a yuso, que les fué siempre guardado, que no les constringades nin apremiedes porque ellos paguen agora nuevamente el dicho (diez¬mo)… nin les tomades, nin prendedes nin consintades tomar nin prendar ninguna nin alguna cosa de sus bienes por la dicha razón, antes amparadlos é defendedlos e si por esta razón algunos de sus bienes les avedes ó han tomados ó embargados, dadgelos é tornadgelos é facedgelos dar é tornar ó desembargar todos bien é complidamente en guisa que les non mengue ende cosa alguna so pena de la mi merced e de seiscientos maravedís desta moneda usual á cada uno de vos por quien fincas de los facer ansí e otrosí sobre razón del dicho uso e costumbre, que ansí dicen han e de que usaron en los tiempos pasados fasta aquí… dicho es por ende este pleito a tal es mió de oir… cuyo privilegio aunque no aparece original ni separado entre los de Valmaseda porque acaso le presentarian para su confirmación, resulta integramente inserto, aunque con algunas faltas, en la que de el hizo el mismo Enrique 3.°, y en el que de sus resultas mando despachar con las penas y apercibimientos de costumbre, estando en Cortes en Burgos a 20 de Setiembre del mismo año de 1.392.

El mismo Enrique 3.° hallándose en las Cortes de Madrid a 15 de Diciembre del año del nacimiento de nuestro Señor Jesu Christo de mili e trecientos e noventa (falta la unidad, aunque se sabe por la crónica que fue en 1393) […] espidió una carta de confirmación, insertándolos en ella, de los privilegios que su padre Juan 1.° y su abuelo Enrique 2° aquel en las Cortes de Burgos en la era de 1.417 (año de 1.379) y este en las de Toro á 22 de Setiembre de la era de 1.409 (año de 1.371) habian concedido á la villa de Valmaseda en confirmación igualmente de los espedidos por Alonso 11.° y otros reyes.

Pero la carta ó privilegio mas notable de este rey Don Enrique 3.° con respecto á la Villa de Valmaseda, es el escrito en pergamino de cuero y sellado con su sello pendiente como entonces se solia anotar en ellos, y dado en Valladolid á 30 de Junio del año de Jesu-Cristo de 1.400 que lleva insertos otros del año anterior, que confirma. Precedele una introducción acerca de la utilidad y con¬veniencia de que los principes hagan gracias y mercedes señaladamente a los lugares que las demandan con razón y con derecho y aplicando luego esa doctrina á los moradores y vecinos de la su Villa de Valmaseda y sus aldeas y de los lugares de Colindres y Limpias, que muchos y buenos servicios hicieran al rey… (está borrado) […] y al rey Don Juan su padre, y á él le habian hecho y hadan muy grandes en aquel caso, queria que, teniendo voluntad de los am¬parar, defender y gobernar, en los buenos usos, fueros y privilegios que siempre tubieron. Todos supieran, como á una con la reyna Doña Catalina su muger, y con el Ynfante Don Femando su hermano, queriendo hacer bien y merced á los moradores de la dicha villa y lugares ya que con motivo de los menesteres que hove, dice, para bastimentos de la guerra que yo hé con el adversario de Portogal, queriendo sobrelevar á los pecheros de los mis reynos que eran e son muy despechados por razón de la dicha guerra, hove de facer vención é empeñamiento de su dicha villa de Valmaseda con su castillo e desos dichos logares de Colindres e Limpias con sus términos e pertenencias e con la jurisdicción alta e baja cevil é criminal, e con el mero é misto imperio dellos é con la yantar é martiniegas, é merindad, e oscuras de pan, e portazgo, e pedido forero que yo he en la dicha villa y logares a Juan de Velasco… mi Camarero mayor por quantia de quince mil florines de oro del cuño de Aragón; el cual dicho Juan de Velasco por me facer servicio me fizo e otorgó sobre si condicion en mi favor en que si del dia en que ficiese la dicha paga de los dichos florines fasta año e medio complido yo le diese o tomase los dichos 15.000 florines que la dicha vendicion e empeñamiento fuese en si ninguno , habiéndolo entendido los de Valmaseda, Limpias y Colindres pidieron desde luego, que la venta se anulase, y sus procuradores según resulta de otras cartas del mismo rey Don Enrique dada á 10 y 26 de Junio de 1.399 e insertas en la que nos ocupa, al paso que le manifestaron los recelos que tenian de que por razón de las necesidades que llevabba consigo la guerra no pudieran desempeñar aquella villa y lugares, y los grandes daños que se les seguirían de que se perdiesen para su Corona Real y Señorio de Vizcaya, por consecuencia de su renta y empeño le dijeron que si él en eso les hacia alguna gracia y no pasaba adelante la enagenacion, buscarían medio de impedirla.

Enrique 3.“ en vista de ésta manifestación, y parando mientes en los muchos, buenos, y leales servicios que la dicha villa y los lugares de Colindres y Limpias habían hecho á su padre y abuelo y diariamente le hacían á el, les hizo gracia y merced de la mitad de los quince mil florines ó sea de que solo pagasen siete mil quinientos por su rescate, mandando que se repartiesen generalmente por todos los vecinos y moradores de la mencionada villa y lugares ansi por caba¬lleros como escuderos e dueñas e doncellas, e fijos dalgos como por clérigos e beneficiados en las eglesias dellos, e las otras personas que bienes heredades oviesen en la dicha villa é logares de Colindres e Limpias dentro de sus térmi¬nos, e otro si por los judíos e moros e otras cualesquier personas de qualquier ley estado ó condicion que fueran ansi ecsemptos, como non excemptos. Fuera de eso y a propuesta y nombramiento de los mismos concejos, mandó que hiciese el repartimiento en cada uno de ellos Pero Sánchez de Laredo asocián¬dose un clérigo de cada una de sus parroquias, y por consecuencia de todo y con repetición les declaró y espidió privilegio con juramento bastante dice, para que la dicha villa de Valmaseda e su termino e los dichos logares de Limpias e Colindres e sus términos sean siempre para mi e anden siempre con el Señorio de Vizcaya e non / puedan ser dados ni trocados nin empeñados nin empeñados nin vendidos por mi, ni por ningunos de los otros reyes que despues de mi sucedieren en los reinos de Castilla y de León.

JUAN II

Juan 2° por un privilegio dado en Segovia a 19 de Julio de 1.407 confirmó a la Villa de Valmaseda todos los generales que concernientes á sus buenos usos, fueros y constumbres y en confirmación de ellos habían espedido en sus res¬pectivos reynados Enrique 3.° Juan 1.° y Enrique 2°.

El mismo Juan 2°, a petición de Juan Martínez procurador del Concejo y hom¬bres buenos de Valmaseda, les confirmó en Valladolid a 16 de Diciembre de 1434 é insertó íntegros en la carta de confirmación otros dos privilegios, que les habia despachado su abuelo Juan 1°, en uno en Palencia á 30 de Agosto de 1.388, y el otro en Segovia a 9 de Junio de 1.389. Uno y otro por abreviar se reducían á que habiéndose repartido al Concejo de Valmaseda, lo mismo que a ciertos lugares de la Merindad de Castilla la vieja y otros la parte que le tocaba en el servicio de los quince cuentos y medio que es el primero de dichos años ó sea en el de 1.388, le habían sido otorgados, y mandándole de sus recursos al recaudador Juan Fernandez de la obra con las doblas que por aquella razón le tocáran; habiendo acudido á el el mencionado concejo en queja y agravio y manifestándole «que hasta entonces habia siempre pagado y pagaba en el pedido de Vizcaya según que los del Señorío de la dicha tierra siempre pagaran y no otros pechos ni repartimientos que mandase hacer en los sus reynos y señoríos y que se les guardase la dicha su costumbre y libertad como hasta allí: y habiendo, continua el mism Juan 1.°, mandado cartas los nuestros libros, para saber si en ellos habían siempre pagado (los de Valmaseda se entiende) con los del dicho Señorío de Vizcaya en los dichos pedidos de los años pasados según ellos decían, fallóse por los dichos nuestros libros, que andaban en el dicho pedido con los del Señorío de Vizcaya e non en otro repartimiento nin de servicio nin de medio servicio, nin de otro pecho que nos mandásemos cojer en los dichos nuestros reynos, salvo el dicho pedido de Vizcaya»: en vista de lo cual concluye y su nieto Juan 2.° confirma con las palabras, formulas y penas de costumbre ser su merced que les sea mandada a los de Valmaseda su libertad segunt les ficé guardada fasta aqui e que les non sea agora removida nin quebrantada en ninguna manera nin por alguna razón que sea etc.

Esto es cuanto acerca de los privilegios de la Villa de Valmaseda me pareció poner en conocimiento de la Academia, por si acaso no le tenia tan estensa de ellos. Aun pudiera haber dado razón de otro, que por el encabezamiento en que aparecen los títulos de Señor de Vizcaya y de Medida pudiera referirse a Juan 1.° ó Enrique 3.° y por los pedidos de la era de 1.391, 92, 93, 94 y 95… (faltan otros números)… a que alude, parece referirse al reynado de D. Pedro, y á haberse sentenciado en favor del Concejo de Valmaseda al pleito que siguió contra un Don Davi, que faltando a las condiciones conque le habían sido arrendadas las monedas en la merindad de Castilla y Allende el Ebro, se em¬peñó en cobrarlas en Valmaseda en contra de sus privilegios: mas á pesar de ser muy estenso, como que realmente aparece como una difusa carta ejecutoria, está tan falto é imperfecto que apenas forma sentido, y no se puede rastrear la fecha que seria lo mas importante.

Cuando, si el ocio me favoreciere, con mas tiempo y con el afecto natural vuelva otra vez a registrar el Archivo de aquel pueblo, quizás encuentre en él otras noticias, que merezcan ser comunicadas á la Academia. Con las que acaba de oir, al paso que he procurado cumplir un deber realmente muy retardado, me cabe también la satisfacción de haber dado a conocer el lugar de mis mayores de otro modo que por los incendios, ruinas, combates y estragos de que ha sido teatro desde la invasión de Napoleon acá. Si contra mi deseo esta lectura hubiere parecido ó difusa y de poco fundamento a tan sabio como respetable cuerpo todavía me atrevo á confiar que en eso empleará para conmigo su indulgencia: con lo cual ade/ mas de acrecentar en mi los motivos de agradecimiento , me estimulará mas y mas á ayudarle, para gloria de la patria, en sus útiles tareas.

Madrid 20 de Noviembre de 1840. Martin de los Heros

07.7.- Paz y Guerras en Balmaseda

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FICHA .-  Paz y Guerras en Balmaseda ( Pakeak eta gudak ). Publicado como capítulo en el libro titulado «Balmaseda. Una historia local, Tokiko historia.”  Editado como publicación para la Exposición del mismo nombre que la Diputación de Bizkaia, en su Departamento de Cultura, organizó en el otoño de 1991. pp. 73 – 83. Edición bilingüe castellano – euskera.

INTERES .-   Presentación general de las épocas bélicas que sufrió Balmaseda entre los siglo XVII al XIX. Con mención especial a las guerra de la Convención, guerra de la Independencia  y los 3 episodios Carlistas del siglo XIX.

SINOPSIS .-  Por estar  situada en el Camino Real hacia Castilla, Balmaseda era lugar de paso y de avituallamiento de soldados en ambos sentidos. En los siglos XVI y XVII los que marchaban a Flandes; con tal ocasión se le pedía a la villa que aportase soldados , cosa que las Levas del Ayuntamiento conseguían  difícilmente, porque los vizcaínos – por su condición de hidalgos – estaban exentos del servicio obligatorio a las armas.

La villa pasó épocas muy difíciles con ocasión de las 2 guerras con Francia. Convención e Independencia fueron 2 guerras consecutivas que no dieron tregua a Balmaseda.  El 8 de noviembre de 1808  la villa ardió por los cuatro costados. Seis años después se celebró con regocijo el regreso al trono de Fernando VII.

La centuria del XIX supuso – entre 1834 y 1875 – tres décadas de tragedias bélicas: las Guerras Carlistas que, en este caso, fueron guerras civiles. Todo ello coincide con el desmoronamiento del Antiguo Régimen que cambió radicalmente la base industrial, el tejido comercial, y sobre todo las estructuras socio-económicas de Balmaseda.

 

PALABRAS CLAVE .-  Guerra de la Convención. Guerra de la Independencia. Guerras Carlistas. Fin del Antiguo Régimen.

INDICE.-
1.-  Introducción
2.-  Guerra de la Convención
3.-  Guerra de la Independencia
4.-  Las Guerras Carlistas
5.-  La Paz
Notas y Apéndices

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PAZ Y GUERRAS

Texto de Julia Gómez Prieto en el libro «Balmaseda. Una historia local«. VV.AA. D.F.B. Cultura. Bilbao 1991 pp. 73-84

INTRODUCCIÓN

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El determinismo geográfico que sitúa a Balmaseda como un paso natural, a través del corredor del Cadagua, entre el Señorío de Bizkaia y Castilla, ha sido extremadamente gravoso para la villa durante las etapas bélicas.

La  villa como primer punto vizcaíno del Camino Real que unía  Castilla con los puertos orientales de Santander y con  los puertos del Señorío, fue también el camino de tránsito, en ambas direcciones,  de  cuantos  soldados  y  formaciones militares se desplazaban por esta vía.

Por  ello Balmaseda  nunca ha sido ajena    a  los diversos  avatares bélicos que se desarrollaron a lo largo de los tiempos históricos,  tanto en la Corona de Castilla como en la España   regida por la dinastía de los Austrias y  posteriormente por los Borbones.

La villa, sin embargo, no enviaba a sus habitantes  a la milicia  ni a  la  guerra.  Los vizcaínos, por su hidalguía universal,  estaban exentos  del  servicio  a las armas.  Por  ello,  cuando  el  Rey necesitaba soldados en las Provincias Vascas,  se efectuaban  los llamados   Repartimientos(1).  En  época  de  levas  se   prohibía  automáticamente la salida de la villa a los vecinos, sobre todo a los solteros, y  si desobedecían se les incluía directamente en el reclutamiento (2).

Con ello  el Ayuntamiento  aportaba  los soldados que el rey  pedía,  y como a menudo no era  fácil encontrar voluntarios, aunque  fuese  a sueldo,  era preciso salir fuera de la  villa  a buscarlos,  llegando  a desplazarse para ello a lugares  bastante alejados del Señorío, donde se publicaban bandos al efecto.

Algunas veces,  sin embargo,  era fácil hallarlos entre la gente desocupada,  personas que,   con su soldada y sustento asegurado en la milicia,  eran los que mayormente engrosaban el ejército.  Si esto no era suficiente, se salía extramuros a reclutar  a los transeúntes sin  oficio,  a los fugitivos,  a los extranjeros  etc.

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Baserritarra vizcaíno con armas; grabado de C. Weiditz, 1529.
El reparto de soldados se hacía conforme a Fogueras;  así en 1625 le  correspondía a la villa aportar 14 hombres ,  es decir un  soldado por  cada  20 vecinos (3).Los voluntarios tenían una  buena  paga que en 1625 llegaba a la cantidad de 40 reales;  además recibían la vestimenta adecuada  y las armas: ropilla y calzón,   capote, jubón,  medias y ligas, zapatos ,  sombrero  y   dos camisas;  las armas consistían  en  arcabuz, espada y daga.

 

Este sueldo,  más la ropa y el sustento seguro en el ejército, era algo  muy apreciado  por los desocupados, que además les  permitía medrar  y  conseguir una graduación que  posibilitara  un  ascenso social a partir de sus servicios militares. Pese a todo esto y posiblemente debido a la prosperidad del Señorío, era bastante  difícil encontrar voluntarios,  lo que nos hace pensar  que no abundaban los desocupados.
Por  otra  parte  la  villa  era lugar  no  solo  de  paso,  sino principalmente de avituallamiento de los soldados,  máxime cuando se  dirigían  a  embarcar  por los puertos cántabros  o  por  los vizcaínos, sobretodo hacia Flandes.  Se aprecia perfectamente a lo largo  de los siglos  XVI y XVII,  cuando la prosperidad  comercial  de Balmaseda  se veía  afectada por este hecho.  La  arribada  de  los soldados era   motivo  de  inquietud  para  los  mercaderes   y comerciantes  en  general  y  a  menudo ahuyentaba  durante  una temporada  la llegada de los mulateros y trajineros a  la  villa, originando  no solo  escasez de vituallas para la  tropa, con las consiguientes quejas del alto mando, sino también un desabastecimiento en el  mercado de la villa  que repercutía en la carestía de los artículos en existencia.

Tanto los gastos de mantenimiento y refresco de los soldados como los de enganche, corrían por cuenta del Ayuntamiento. Cuando la economía municipal no andaba muy sobrada de fondos,  había dos maneras de obtener dinero. Una de ellas, aumentando temporalmente, con un sobreprecio transitorio, los impuestos sobre los artículos de abasto; en otras ocasiones, si la cuota era alta y de aportación inmediata, se recurría a los  créditos. Para ello se emitía un censo  que  era cubierto a  menudo  por los particulares  mas  potentados  de Balmaseda.

En cada conflagración en la que la monarquía española  estuviera involucrada,  Balmaseda podía  verse  afectada; por  eso  fueron numerosas las ocasiones de peligro  de invasión o de llegada de tropas a  la villa, durante los siglos XVII y XVIII. Por ejemplo, en 1718, el 4 de noviembre, las tropas del Mariscal de Campo  D. Blas de Oya, que  estaban en el Valle de Mena ,  llegaron a las puertas  de  la villa, con  2.500  infantes de  tres  regimientos  diferentes. Pasaron en Balmaseda 4 días hasta que partieron hacia Bilbao (4)

Dos  años mas tarde, en 1720,  200 soldados   de regreso  hacia  Castilla, reciben  contribución de la villa consistente en  pan,  vino  , carne,  paja,  leña,  cebada  ,  camas  y 24 caballerías para  el transporte de los bagajes.

A  veces  la población se veía directamente involucrada  en  la  cuestión bélico y con ello  obligada a organizar secciones de voluntarios, como  las  tres  Compañías de Milicias del ano  1719,  mandadas  por Felipe de Cortayre y Antonio Ignacio de los Heros. Éste último aun era  jefe de milicias en 1726,  año en el que le acompañaban en el mando Jose de Orcasitas y Simón de Bedia.  En este año,desde el 3 de agosto, está la Armada Inglesa frente a  Santoña,  con ánimo  de  invasión. Por tal motivo   llegan  a  Balmaseda  7 Compañías   de  Caballería  y   un  Regimiento  de  Dragones  que pernoctan  en la villa,  repartidos en casas  de  vecinos,  por estar llenos todos los Mesones”(5).

Pero  estos  ejemplos  son livianos  si los  comparamos  con  las guerras  que  afectaron a la villa desde finales  del  s.XVIII  y durante toda una centuria.

GUERRA DE LA CONVENCIÓN

Esta guerra supuso para Balmaseda una sangría de caudales, aunque no de vidas humanas. Los franceses que habían tomado Bilbao en el verano de 1795,  no llegaron nunca hasta Balmaseda, por lo que la villa no fue  escenario  bélico en esta ocasión.  Pero aun así,  en la villa se  forman  tres Tercios de soldados en el verano de 1794,  que fueron a luchar al frente más oriental, el de Guipuzcoa. (6)

Con un total de 340 soldados y 30 oficiales, el gran problema iba a  ser el mantenimiento de aquella tropa, ya que se pagaba a  cada soldado  4  reales diarios,  más 2 libras de pan; y  además  todos ellos  habían  dejado abandonados sus trabajos y oficios por  ser leva obligatoria. No extraña por tanto, que el año  1795  hubiera que echar mano de la plata de las iglesias para hacer frente a los gastos (7).

Pero no fue suficiente ya que la deuda fue ampliándose y aunque terminó la guerra,  las hostilidades con Inglaterra continuaron.  De nuevo hubo de costearse una nueva campaña en 1796; esta vez  se utilizaron los tres  vales reales de 300 pesos,  que el Ayuntamiento tenía destinados  para el socorro de pobres de la  villa.  Tres años  después,  aun  se debían 23.000 reales y se  negociaron  las acciones  que  tenía  Balmaseda  en  la  Banca  Nacional  de  San Carlos (8).

En  1802  la  deuda seguía subiendo y para colmo  en  1804  ,  por haberse perdido la cosecha , se comenzó a sentir escasez de grano y  hambre,  en una clásica crisis de subsistencia ;  esto  trajo como  de  costumbre  fiebres de carácter  maligno  al  igual  que ocurrió  en  Castilla (9). Se organizaron  preces  a  S. Roque  y  S.  Sebastian con procesión al Kolitsa,  así  como  un novenario a S.  Bonifacio, cuyas reliquias descansaban en la iglesia de  San Juan. Se dispuso por el Ayuntamiento la limpieza y purga del aire por medio de la quema en calles y plazas, de  enebro,  laurel y hierbas olorosas en hachones embreados;  además se mandó salir  a los pobres y forasteros para prevenir mejor la enfermedad (10).

GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

Aun  no  se  había  repuesto Balmaseda del  hambre  y  la  guerra anterior,  cuando la villa fue ocupada y saqueada por los franceses hasta casi su total destrucción.  El 8 de noviembre de  1808,  la villa ardía por sus cuatro costados, perdiendo mas de 75 casas e incapacitándola  para  poder subvenir a cualquier  gasto  bélico posterior.

En  un  rápido  análisis de esta contienda  en  Balmaseda  merece destacarse tres aspectos interesantes de la misma:

– El incendio ya citado, que habiendo tenido lugar al comienzo de la contienda,  hizo  que la villa arrastrara una situación durísima y caótica durante toda la guerra.

–  Balmaseda fue ocupada por diversas partidas de  tropas y sufrió por tanto, ataques cruzados y continuados de ambos bandos, si  bien fueron los franceses los que más tiempo permanecieron en ella. (11)

-Los cargos del Regimiento se negaron a colaborar con  los ocupantes franceses y éstos obligaron a la constitución de un nuevo Ayuntamiento con los «afrancesados». Estos  vecinos  se aprestaron a colaborar » por bien de la  villa”. Después de terminada la guerra hubieron de sufrir durísimas purgas  o  en varios casos el exilio.

Todos las tropas  querían provisiones, y ante la depauperación de la  villa,  en el año 1812 ,  la mayoría del vecindario  abandona Balmaseda  «….para  evitar las amenazas y riesgos  que  a  diario sufren con los soldados que se presentan a pedir raciones «.

Por todo ello y a pesar de los problemas políticos que el reinado de   Fernando  VII  iba  a  representar,   no  es  extraño  que  los balmasedanos recibieran con auténtico júbilo el fin de la  guerra y la entronización del rey “deseado”.  Grandes regocijos públicos se  celebraron en Balmaseda durante 3 días a finales de mayo  de 1814. Al solemne  Tedeum con  exaltación real que hiciera  el beneficiado  Blas de Orrantia,  le siguieron bailes,  novillos  y todo  tipo  de  fiestas a las que fueron  invitados  los  pueblos vecinos.  Se iluminó la casa Consistorial y las damas organizaron un suntuoso baile en ella. (12) Cabe  preguntarse  de donde salieron los caudales para  semejante derroche.

Mientras tanto llegaban épocas difíciles para aquellos afrancesados que constituyeron, quizás con la mejor buena fe, el Consistorio de ocupación. Algunos sin duda, emigraron;  otros se  vieron  privados  de  sus derechos   civiles  por  colaboracionistas  aunque   lanzaron  sus alegatos de defensa; algunos otros  fueron capaces de resistir e incluso  de reconvertirse,  con autentico fervor  patriótico y no poca habilidad,  en nuevos cargos municipales algunos años después.

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Firma de Fernando VII

Con la  proclamación de Fernando VII como  rey,  su  entrada  en Madrid  y  la  terminación de la guerra, acaban   también  para Balmaseda dos décadas realmente difíciles y duras de su historia. Recuperada  la  paz,  se  recogieron  las  armas  y  los  vecinos volvieron de nuevo al trabajo.

Sin embargo la alegría no iba a durar mucho,  pues bien pronto el nuevo rey se mostró decidido  a recortar  los fueros vascos,  configurándose poco a poco las dos vertientes  políticas que habrían de pugnar a lo largo del  siglo XIX:  los  llamados  liberales  y los partidarios  del  «altar  y trono».

LAS GUERRAS CARLISTAS

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Retrato de Carlos VII

La  centuria  del  XIX  supuso  para  Balmaseda  un  nuevo  siglo de tragedias bélicas con el agravante de la lucha entre hermanos.  Ya no se combate contra invasores, contra extranjeros; ahora se pelea entre gente  de  la  misma villa,  de la misma  casa.  Las  denominadas Guerras  Carlistas,  alcanzaron a Balmaseda ,  en mayor  o  menor grado,  a intervalos de 20 años , plasmándose fundamentalmente en los periodos de 1834-36, año 1854 y  1873 – 75.
Mucho se ha investigado y publicado sobre las Guerras Carlistas, y a ello remitimos al lector.   En una ligera aproximación al tema, nos cabe la sospecha, casi certeza, de que la tercera guerra carlista fue,  sin  duda,  la más dura y cruel para  Balmaseda,  por  las batallas  y víctimas que sufrió la villa. La segunda en cambio, a mediados de siglo,  casi puede tildarse de escaramuza.

 

A  las crisis bélicas,  debe añadirse además el cambio  radical  a  que  estaba abocada  la  sociedad  balmasedana. Tras la Revolución Francesa llegó el derrumbamiento del Antiguo Régimen y con él los aires de un gran cambio social y económico.  En Balmaseda, tras la guerra con Francia, desaparecieron los Mayorazgos  y  los arrendatarios de esas tierras  pudieron  acceder  a la propiedad,   a  veces  por compra,  y  a  menudo  por el abandono de  sus  antiguos dueños. La sociedad está en crisis y se perciben ya los aires de un gran cambio social,  más patente  en  la  dura  postguerra de  1812-20  y  en  la  primera contienda civil que se aproximaba.

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Moneda de oro de Carlos VII

Con la primera Guerra Carlista que estalla en 1834, tras la muerte del monarca absoluto, todas las dificultades imaginables vuelven a empezar para Balmaseda: gastos cada vez mayores, arbitrios sobreelevados, guarniciones de ambos bandos en la villa,  problemas y sufrimientos.  Se vende la poca plata que aun había en las iglesias,  se eleva un 50 % la presión sobre las  propiedades  y  un gravamen del 2% se añade  a  todo  efecto comerciable que ingrese en el municipio.

En  Febrero de 1836,  los carlistas entran por vez primera en  Balmaseda y la toman como centro de mando de las operaciones hacia a Santander y Burgos. El General en jefe carlista,  Guergué, puso su cuartel general  en la casa de Alejandro de Antuñano, y al igual que en la guerra contra los franceses,  las tropas estuvieron  acuarteladas en  el convento extramuros de los Carmelitas y en el Ayuntamiento. Dos  años  después Balmaseda estaba exhausta y  a la  espera  de cualquier alimento, aunque solo fueran pan o galletas (14).

Al  fin de esta guerra la situación era de nuevo caótica,  con la población casi reducida a la mitad, los campos yermos, los viñedos arrasados  y el arbolado quemado (15). Cincuenta casas perdió  la villa y los destrozos en las ferrerías fueron ingentes. Esto era realmente la puntilla para la maltrecha industria balmasedana, que ya  había  perdido  hacía  tiempo el  tren  de  la  modernidad  y   subsistía a duras penas.  Como muestra cabe  la comparación de los  3 martinetes existentes en 1861, frente a las 5 ferrerias y los 10 molinos que trabajaban en el año de 1796 (16).

En  lo que respecta a la población,  va a presentar una evolución demográfica  periódicamente  sobresaltada,   debido a las crisis  patógenas que afloran con el cólera,  la viruela ,  las fiebres  y  el tifus,  como las mas  importantes epidemias de este siglo,   consecuencia de la dinámica bélica.

A  mediados  del siglo   numerosas  facciones  residuales  y  diversos  cabecillas correteaban  a  sus anchas por toda la zona;  se palpaba  que  la tranquilidad  era  ficticia y el comienzo de nuevas  hostilidades gravitaba en los ánimos de la gente. Era un ambiente de posguerra y al mismo tiempo de preguerra.

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Retrato de un gudari. J.P. / C.P.

La  etapa  comprendida entre 1872 y 1877 no  fue tampoco  fácil  para Balmaseda que vio  diezmada su población.  Los vecinos optaron en buena  parte  por  abandonar la villa,  ya que  carlistas  y realistas se alternaban en el control  del pueblo.   En abril  de 1874 terminaba el Sitio de Bilbao  con la entrada de los realistas, y  desde  entonces  la guerra languidece en el norte.  Casi  2  años después     el gobierno de la Restauración,  con Alfonso XII, da por finalizada oficialmente la guerra y  castigará a los vascos por su apoyo a los carlistas, con  la supresión  definitiva  lo que restaba de sus Fueros (17).

LA PAZ

Con el final de tercera guerra carlista, Balmaseda iba a verse libre de una terrible etapa bélica secular. No hay que olvidar que desde 1794 hasta 1877, la villa había sufrido al menos cuatro duras guerras y había visto desmoronarse durante ellas, su base industrial, su tejido comercial, y sobre todo, sus estructuras socio-económicas.

Por fin los balmasedanos comenzaban a ser los auténticos protagonistas de su propio destino. El fin de siglo habría de traer consigo los prolegómenos de un nuevo tipo de sociedad, nuevas estructuras económicas y nuevas industrias capaces de introducir con buenos augurios a la villa, en lo que se prometía un venturoso nuevo siglo, el siglo XX.

NOTAS:

1.- Consistían en repartir el número de soldados necesarios, proporcionalmente a los habitantes de cada lugar. Cuando la situación era grave, los Repartimientos se convertían en Levas obligatorias, sorteándose entonces entre todos los hombres de la villa en edades de los 20 a los 50 años. Ver. A.M.B. Libro de Decretos (reg. 19) f. 235 v. Decreto de 4 julio 1638.
2.- A.M.B. Libro de Decretos (reg. 19) f. 326. D. 28 febrero 1642
3.- A.M.B. Libro de Decretos (reg. 18) f. 178. D. 15 diciembre 1625
4.- A.G.S.B. «Encartaciones » reg. 1. leg 10. nº 1.
5.- A.M.B. Libro de Decretos s.f. D. 20 agosto 1726.
6.- A.M.B. Acuerdos y Elecciones (reg.59) f.43v. D. 23 agosto 1794
7.- HEROS, M de los .- «Historia de Valmaseda » TI, pp. 303. “La parroquia de San Severino donó 70.000 reales de su plata”.
8.- A.M.B. Acuerdos y Elecciones (reg. 21) f.122. Julio de 1799
9.- REHER,D.S. “La crisis de 1804 y sus repercusiones demográficas en Cuenca » Moneda y Crédito 1980. En Balmaseda, esta crisis está enmascarada por la pésima cosecha del año 1802, según F. de Pinedo.
10. – HEROS, M. op. cit. TI, pp. 306
11.- El 15 de agosto de 1810, los balmasedanos hubieron de asistir en San Severino, a un Tedeum por SM. Napoleón Bonaparte, habiéndose festejado después con algunos novillos y baile.
12.- A.M.B. Acuerdos y Elecciones (reg. 60) f. 170 v. Año 1814
13.- A.G.S.B.- «Brigadas de Paisanos armados » reg. 6. leg 6. Año1832
14.- GOMEZ PRIETO, J.- «Fuentes para la historia de la primera Guerra Carlista: Fondos de la correspondencia familiar de los Antuñano de Balmaseda » Letras de Deusto 1984. A lo largo de 40 cartas dirigidas a su hermano Agustín, residente en Jerez, Alejandro de Antuñano expone una “pequeña crónica de guerra” entre los años 1830 y 1849 en Balmaseda. Ver artículo completo en esta Web.
15.- Ibidem. En 1839, al salir los carlistas de la villa, volaron su castillo.
16.- GOMEZ PRIETO, J.- » Balmaseda, S. XVI – XIX. Una villa vizcaína en el Antiguo Régimen» Bilbao 1991. p.329
17.- CLEMENTE, J. C.- » Las Guerras Carlistas » Madrid.1982.

 

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APENDICE I

PRETENSION DE LA VILLA DE BALMASEDA SOBRE CONCESION DE ARBITRIOS PARA REEDIFICACION

DE CASAS QUEMADAS

 

Balmaseda. 6 de diciembre de 1.808.

Archivo General del Señorío de Vizcaya Expedientes. Reg. 7. Leg. 3. N.»1.

 

Señores Diputados Generales del M. N. y L. Señorío.

La noble villa de Valmaseda, una de las del N. solar vizcaíno, acaba de ser abrasada, saqueada, y arruinada de un modo que solo puede explicarse, siendo testigo ocular de sus 75 casas abrasadas hasta los cimientos; visitando las que han quedado de sus infelices, e inocentes vecinos; presenciando el destrozo, y el deterioro de sus posesiones territoriales; y en fin observando por todos lados la desolación, el exterminio, y la palidez cadavérica en la mayor parte de sus inocentes, pero bien desgraciados vecinos. Estas escenas de dolor serían en cierto modo llevaderas a los que componen su N. Ayuntamiento si se hayasen con medios para poder atender y arbitrar a la subsistencia de sus compatriotas, a quienes igualan en suerte; al indispensable aseo de este pueblo expuesto a una epidemia que pudiera muy bien refundirse al resto de la provincia, y Reino; y a otras muchas medidas, que deben tomarse para contener los daños que la actual triste situación traería consigo; más ustedes, dejarán de conocer que esta villa cuyos arbitrios y medios les son notorios ha contribuido a la subsistencia del ejército francés y por espacio de un mes, o más tiempo ha sufrido la permanencia, y continuo tránsito del ejército con tensores, que han consumido hasta los más últimos recursos, y por fin, la ruina total de sus vecinos, con quienes podían contar por su amor Patriótico, en este instante, previéndose sin el menor medio de atender y contener las fatales consecuencias que se tomen, ¿a quién puede recurrir mejor, que a Uds. padres del pueblo vizcaíno en quienes está refundido, el poder soberano, el amor del pueblo y la esperanza de éste? Arbitren pues Uds. el desempeño de tan sagrados títulos, los medios que juzguen oportunos y bajo los términos, que Uds. contemplen razonables para socorrer este pueblo uno de sus hijos que espera de Ud. esta N. villa y en su representación su Ilustre Ayuntamiento. Dios guarde a Ud. muchos años.

Balmaseda 6 de diciembre de 1.808.

Firman: Vicente María de Chávarri, Joaquín de Antuñano. Por disposición de los señores capitulares. Andrés de la Presa.

Hagan presente este memorial en las primeras juntas generales para la resolución que se tenga por conveniente; y para las necesidades que ocurren a la villa de Balmaseda para suministros de tropas y demás se librarán 8.000 reales según resultará de acuerdo de Diputación de este día. Lo resolvieron los señores de la Diputación General de este Señorío; en Bilbao a 6 de diciembre de 1.808. Firman: García, Larrea, Aldama. Diego Antonio de Basaguren.

APENDICE II

 

ESTADO DE INDIGENCIA DE LA VILLA,TRAS LA INVASION FRANCESA

 

Balmaseda. 19 de junio de 1.811.

Archivo General del Señorío de Vizcaya.

Consejo Provincial de Vizcaya. Reg. 3. Leg 6

 

Señores Presidente y Consejeros de la Provincia de Vizcaya.

El Consejo Municipal de esta Noble Villa de Valmaseda, acaba de recibir el oficio de V. ss. del 17 del corriente, relativo a que corra con el servicio de suministros de la tropa, en este punto, desde principios de julio próximo, por falta de postor. La imposibilidad en que se halla de poder llenar las intenciones de V. ss. (porque no se atribuía a mera disculpa) le precisa a poner presentes las reflexiones siguientes:

Es bien notorio Señor: que el año pasado de 1.808 cuando la entrada de las Tropas Francesas quedó enteramante aniquilado este pueblo con los continuos saqueos y el incendio que redujo a cenizas, 75 casas con más de 200 habitaciones: que además en la justificación que se hizo y presentó con la cuenta de suministros de aquel año; resultan 573.841 reales con 6 maravedíes de vellón que se importaba el vino bebido y desperdiciado por las tropas, ganados muertos, legumbres y grano consumido que eran único bienestar de sus habitantes. Añádese también que de los suministros hechos a las tropas en dicho año, habiéndose cobrado el Señorío del alcance o atrasos, que estaban a su favor resulta deberse a este pueblo, la cantidad de 70.592 reales con 19 maravedíes sin incluir 11.000 en que pudo padecerse alguna equivocación a la aprobación de cuentas.

La de suministros del año de 1809 desde 1. ° de enero hasta el 15 de Julio que importe 30.106 reales también se debe. Últimamente de los suministros de propios, guías, vagajes, transportes, luz y leña para guardias hospital y fortificaciones, desde el mes de diciembre próximo pasado inclusive hasta el día, nada se ha cobrado.

Con todos estos atrasos después del abatimiento de un pueblo de cortos recursos y empeñado con este motivo; puedes V ss. considerar, que medios le quedan para poder suministrar. Es imposible absolutamente en moral y físico, y esto último es lo necesario para la subsistencia personal. Y, a que siempre que V. ss. con su acreditado celo nos puedan proporcionar la anticipación de algunos fondos será imposible hacer este servicio, y aunque antes bien se verán precisados los habitantes a desamparar el pueblo por la falta de medios para el surtido necesario.

 

Espera este Consejo que V.ss. teniendo presentes todas esta consideraciones resolverán como siempre lo más acertado comunicándole su determinación. Dios guarde a V.ss. muchos años. Valmaseda y junio de 19 de 1811 El Presidente del Consejo Municipal Joaquín María de la Azuela, Andrés de la Presa.

APENDICE III

 

FESTEJOS CELEBRADOS EN BALMASEDA POR LA VUELTA AL PODER DEL REY FERNANDO VII

 

Balmaseda. 25 de mayo de 1.814.

Archivo Municipal de Balmaseda.

Libro de Acuerdos y Elecciones. N.° 60. f. 170 v.

 

En la Sala de Capitular de la Casa Consistorial de esta Noble Villa de Valmaseda a 25 días del mes de mayo de 1814, juntos los señores de que se compone el actual gobierno teniendo presentes las veredas recibidas de la llegada de Nuestro Soberano, y Augusto Fernando el VII, haberse mandado en ellas cantar Tedeum, que se hiciesen regocijos públicos y luminarias por tres días, y noticiosos además de que S.M. ha entrado en su Corte de Madrid, recibiéndole con la mayor alegría, y colocado en el Trono de las Españas; en celebridad de tan plausible noticia, y la de verse libre juntamente con todo el Reino de la opresión, y esclavitud sufrida del ya abatido y destronado Napoleón y sus secuaces, así como esta villa ha sido teatro de tantas escenas de horror, y opresión, donde un Lefebre incendió más de la tercera parte de sus edificios, y ejerció el saqueo y el asesinato de un modo que horroriza, y renovaron otros el despotismo incesantemente en casi 5 años más insensible esta citada villa, por su amor al Soberano haber sido tan inimitable, que puede vanagloriarse de no contar ni un solo hijo manchado con el negro borrón del francesismo debiendo celebrar la libertad, y el triunfo de la virtud de su deseado Rey Señor unánime y conforme este ayuntamiento acuerda lo siguiente.

Que el día 30 del corriente mes que lo es de S.M. se celebre en la Iglesia matriz de San Severino función de iglesia con el señor manifiesto, con el aparato religioso que corresponde; que se encargue a Don Blas de Orrantia la oración o sermón; que al fin se entone y cante Tedeum disponiendo esta solemne función al señor Síndico Procurador avistándose para todo con el Prior Contador del Cabildo Eclesiástico. Que para el mismo día tenga preparado el retrato de S.M. para ponerle el frontispicio de la Casa Consistorial guarneciéndole de damascos y colocando dicho retrato con la analogía que corresponde a la festividad, y las inscripciones competentes.

Que disponga una batería en el plano indicado del Monte del Castillo, la que bien servida anuncie al público la festividad y adorne esta.

Así mismo acuerdan se prepare para el mismo día una corrida de novillos. Y para la noche bailes populares en la plaza según costumbre, preparando con anticipación los combustibles conducentes. Que se ilumine la Casa Consistorial con la posible hermosura y prevenga al vecindario con anticipación lo hagan en sus respectivas casas según las facultades; y que concluido dicho baile de la plaza, retiradas las gentes artesanas, se tenga dispuesto un suntuoso baile para las Damas de esta villa y las que vengan convidadas de los pueblos inmediatos. Y para la preparación y apronto de los novillos que deberán correrse dan comisión a los señores Regidores Don Manuel de Ostolaza, y Don Esteban de Cariaga; y para el apronto y disposición de fuego artificiales combustibles, cohetes y luminación, y coordinación de los bailes a los señores Regidores Don Pedro de Labiaga y don Bonifacio de Antuñano; llevándose por unos y otros la cuenta de costos para su abono. Así lo acordaron. Firmaron Joaquin de Antuñano, Pedro de Labiaga, Bonifacio de Antuñano, Manuel de Ostolaza, Esteban de Cariaga, Joaquin de Achocarro. Ante mi Andrés de la Presa.

 

APENDICE IV

SITUACION DE POSTGUERRA EN BALMASEDA TRAS LA PRIMERA GUERRA CARLISTA

 

Balmaseda. 5 de marzo de 1.838.

Archivo Familiar privado.

Documento particular.

Excma. Diputación a guerra de este M. N. y M. L. Señorío de Vizcaya. Excmo. Señor.

La Villa de Valmaseda, al verse libre de la opresión y tiranía que por discurso de cuatro años ha estado sufriendo, y al entrar bajo el paternal amor de V. E. y del deseado gobierno de nuestro señor, no puede menos de congratularse, y de manifestar a V. E. el gozo extraordinario que le ha cabido al experimentar este venturoso cambio. En fuerza de esta verdad, por más que la situación a que se ve reducida sea tan crítica, haciendo un esfuerzo superior a sus facultades y que la es imposible continuar, a suministrado a las tropas realistas el número de raciones que V E. verá por los bonos y estado que presenten las comisiones de este ayuntamiento para su liquidación.

Increible es Excmo. Señor a no palparlo la miseria y despoblación a que ha llegado esta villa. Poco más de 200 vecinos componen su censo, cuando en épocas anteriores ha contado siempre con más de 400. Más de 600 hombres de tierra, reducidos a campos yermos que solo es 100 con su vista la compasión del espectáculo de ricas viñas que en otro tiempo formaban la principal y mejor cosecha del vino patrimonial, taladas por el pie en las tres largas cuestas del monte que corona el castillo, su término erial e infructífero ya por su calidad, ya también porque los caminos que cruzan y dirigen a aquel le han devastado completamente, cepas cortadas en otros puntos de su alfoz, incendiados sus emparrados y aunque en parte a fuerza de brazos la tierra es capaz de producir alguna cosecha, nunca puede equiparse a lo que rindiera, plantada de vid, frondosas arboledas que hermoseaban su comarca enteramente destruídas, quemadas sus leñas y empleadas otras en la fortificación de esta plaza, sin que se haya indemnizado de parte alguna a sus dueños, he aquí el triste cuadro que ofrecen los predios rústicos de Valmaseda.

Por desgracia no es menos desconsolador el que presentan los urbanos. Más de 50 casas perdidas e inhabitables por haber abrasado los revolucionarios sus puertas, ventanas, tillados v escaleras; otras cerradas v sin arrendarse por falta de habitantes, y algunas no ocupadas por sus dueños, entregadas en manos de inquilinos que sin pagar merced y por favor las llevan en arrendamiento no siendo el primero de los propietarios que para evitar una total ruina, está contribuyendo además al que la habita con alguna suma, para librarse de la pesada carga de alojamientos que se sufría y sufre en el día; tal es el fatal estado en que se hallan los edificios de la villa. Las fábricas de cobre en fin que alguna vez fueron una fuente perenne y fecunda de riqueza, se encuentran actualmente en la más completa paralización y los operarios que en ella se empleaban, reducidos a desmajar la tierra, o dedicarse a otro ejercicios corporales para procurarse el sustento necesario a la conservación de la vida.

Empero, no son éstos los únicos males que deplora Valmaseda. No ha sido suficiente asolar su comarca, no ha bastado derruir sus edificios, nuestros enemigos no se han contentado con esto, y suponiendo aumentarse sus necesidades, con tono amenazador e imperioso han repetido diariamente sus pedidos, hasta poner al ayuntamiento en el apurado extremo de enajenar sus pingües propios, para poder aplacar de algún modo con su importe la rabia de aquellos, y librar al vecindario de una horrorosa catástrofe. ¡Qué extraño es que Valmaseda se da a sí misma el para bien, al contemplarse ya libre del ominoso yugo de la usurpación!; ¡Valmaseda que tiene su orgullo de contar en las filas de la legitimidad 200 hijos! Valmaseda que a pesar de las abultadas promesas que repetidas veces hicieron los gobernadores del bando rebelde, ha visto con dulce complacencia que ningún joven se ha alistado en sus execrables banderas. Valmaseda en fin que amenazada atrozmente por sus titulados comandantes militares jamás sucumbió al partido anticatólico, pudiéndose presentar a la faz de la provincia como dechado de fidelidad y asombro de los pueblos que constantemente ha domeñado la revolución, en vista pues de todo lo manifestado, se acoge al amparo y protección de V. E.

Suplicando se digne tener presente el estado de aniquilamiento en que se haya, para dulcificar en cuanto esté de su parte su desventurada situación.

Así lo espera el ayuntamiento en su nombre de la notoria clemencia de V. E. Dios guarde a V. E. muchos años. Valmaseda y marzo 5 del 1838.

Firman: Manuel Valentín de Eguía, Venancio de Cariaga, Pedro López, Luis Gómez, Joaquín de Joambelz y Adrián, Estanislao de las Rivas, Manuel de la Serna. Por su mandado Manuel de Llaguno.

©Copyright 1991. Julia Gómez Prieto. Todos los derechos reservados

07.6.- Hijos Ilustres de Balmaseda

FUENTE: Balmaseda, una historia local.
Diputación Foral de Bizkaia. Cultura. Bilbao 1991.
Capítulo de Julia Gómez Prieto, pp. 85 – 96

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El agradecimiento que cada pueblo y ciudad tiene a sus mejores hijos aquellos que fuera de sus fronteras han dejado muy alto el pabellón de su lugar natal, merece en casi todas las historias locales un lugar, si no preferente, si al menos destacado. Y Balmaseda no podía ser menos, pues en estas cortas líneas vamos a ver que esta villa tiene muchos y variados Hijos Ilustres, quizás por la importancia que tuvo antaño. La existencia de estos famosos es una buena prueba de ello y a ellos nos remitimos. Aun a riesgo de dejarme algunos nombres en el tintero, he aquí a los siguientes balmasedanos.

JUAN ORTIZ DE BALMASEDA (siglo XIV)

Prestamero de Vizcaya y Justicia de Álava.
Conocido según la leyenda como «la honra de Balmaseda», Juan Ortiz de Balmaseda fue Tesorero mayor y gran privado del rey Fernando IV el Emplazado. Firmó en 1284 el Fuero que D. Lope Díaz Señor de Vizcaya otorgo a Orduña. Asistió como apoderado del rey Sancho el Bravo, y con el titulo de Merino del Rey de Castilla a las conferencias que se celebraron en Larraun en 1293. Tuvo por enemigo a Juan Sánchez de Salcedo el Negro, señor del valle de Ayala, que lo mató en una disputa acaecida en Llodio a orillas del río Nervión hacia el año 1320. Aquel suceso dio lugar a la aparición de cantares que recordaban sus gestas y virtudes.

Juan Ortiz fue conde de Garteiz y mandó construir en la plaza vieja de Balmaseda un suntuoso edificio palaciego que se mantuvo en pie hasta 1881, y que era conocido como la Casa del Carbón, ya que en sus últimos años, deshabitado, había servido para almacenar ese material. La fachada de este palacio media de 30 a 35 metros de longitud y constaba de tres cuerpos con la torre almenada en forma de picos. La planta baja y la tercera con la torre estaban construidas en mampostería del siglo XIV y el piso intermedio en estilo gótico florido, en piedra sillar y siete ventanas de arcos ojivales de los siglos XV o XVI. Interiormente tenía escalera y pavimento de mármol. Su último heredero y propietario fue el Conde de Bornos.

JUAN DE BALMASEDA (siglos XIV- XV)

Militar y cortesano
Repostero de los estrados del Infante de Castilla y después del Rey de Aragón, D. Fernando. Se distinguió por su valor en la toma de Antequera el año 1410.

ENRIQUE DE LUCERGA

Militar
Acompañó, junto con sus hijos, a Jaime I en la conquista de Valencia y fue recompensado con largueza por el rey en Orihuela.

GARCIA DE LA PUENTE (siglo XV)

Militar
Señor de la Puente, con dignidad de vasallo del rey D. Juan de Castilla, y murió entre Haro y Briones, en La Rioja, en un encuentro entre tropas castellanas y navarras.

LOPE HURTADO DE SALCEDO

Señor de la casa fuerte y solar de los del linaje de la Plaza, contero de la real casa de la reina Doña Juana I, gentilhombre de cámara de su hijo el emperador Carlos V, su embajador en Saboya y Portugal, progenitor de los condes de Garciez, grandes de España

PEDRO HURTADO DE LA PUENTE Y MENDOZA (1560-1642)

Sacerdote Jesuita. Eminente Teólogo y Filósofo.
Lumbrera de la iglesia por su gran conocimiento de toda clase de materias eclesiásticas y por la eminente facilidad con que escribía y hablaba en latín. Fue profesor de Teología, primero en Pamplona y después en Valladolid y Salamanca. Fue prefecto de estudios del Colegio Jesuítico de Valladolid.
Autor de diversas obras entre las que destacan las siguientes:
– Commentarios in universam philosophiam, 1624
– Commentarios de Fide, Spe et Charitate, Salamanca 1621
– De incarnatione Verbi Divini, Amberes 1634
– Commentarios in priman partem S.Thomae. Disputationes de Entetrasnaturali

SANCHO DE HURTADO DE LA PUENTE (1561-1647)

Historiador y Jurista
Doctor en cánones y colegial de la Universidad de Oñate, pasó al Colegio de San Bartolomé de Salamanca (1605) donde se dedicó al estudio de la Historia y las Bellas Artes. Fue oidor de la Audiencia de Sevilla (1617) y promovido para la de Granada (1644) no la aceptó por se ya de avanzada edad. Corrigió las «Crónicas de los Reyes de León y Castilla» en compañía del famoso historiador Ambrosio de Morales y en particular las cuatro que escribió Pedro López de Ayala sobre Fernando III el Santo, Alfonso X el Sabio, Sancho el Bravo y Fernando IV el Emplazado. Se ocupó también de la revisión y corrección de otras «Memorias de reyes y documentos históricos» faltos de exactitud y verdad. Murió en Madrid.

GARCIA DE LAS LANDERAS-PUENTE (siglo XVI)

Jurisconsulto
Escribió una obra titulada «De Byzcainorum nobilitate et exemptione, in glossa ad initium legis XVI, tit.I, Fori Byzcaini» en al que trataba de defender y probar la antigua nobleza y libertad del Señorío. No obstante su gran importancia jurídica e histórica fue prohibida su publicación por las Juntas y villas vizcaínas.

DIEGO Y VIDAL DE LIENDO

Tío y sobrino, ambos pintores.
Beneficiado el primero de la iglesia de San Severino a la que regaló una custodia, fueron ambos racioneros de la Catedral de Sevilla, en la que aun se conservan los cuadros que pintaron.

DIEGO DE URRUTIA Y LOS LLAMOS (1562-1640)

Hijo de Pedro de Urrutia y de Casilda de los Llamos, nació en Balmaseda en julio de 1562, llegando a ser un famoso militar y marino. Caballero de la Orden de Santiago, sirvió en la Armada que bajo las ordenes del Marqués de Santa Cruz, realizó la expedición a las islas Azores en 1583 y sucedió como almirante a D Juan de Escalante y Mendoza, hacia 1596. En 1607 era Almirante de la Flota de Indias. Murió de edad avanzada después de haber prestado eminentes servicios durante 40 años de vida militar. Fundó en Balmaseda un mayorazgo en 1633, así como una capellanía.

FRANCISCO DE SOPANDO MOLLINEDO (siglo XVII)

Caballero del hábito de Calatrava, secretario de S.M. y secretario del Consejo de Indias

MATEO DE CARRANZA PINEDO (siglo XVII)

Caballero del habito de Calatrava, secretario del rey, secretario de Cámara del Infante Cardenal D. Fernando, gobernador general de los Países Bajos

FRANCISCO DE ALTAMIRA ANGULO (siglo XVII)

Secretario del Rey y Gobernador del Estado de Milán.

BARTOLOME MACHON DE AEDO (siglo XVII)

Caballero de la Orden de Calatrava, oficial de la Secretaria de Estado durante el reinado de Felipe IV y Carlos II

ANDRES GARCIA DE MANZANEDA (siglo XVII)

Caballero de la Orden de Calatrava, oficial de la Secretaria de Estado durante el reinado de Felipe IV y Carlos II

JUAN DE NOVALES ROZAS (1612)

Caballero de la Orden de Santiago y Comisario General de la Caballería, que del estado de Milán pasó a España en 1661.

SEVERINO DE MANZANEDA Y ZUMALABE (1644)

Caballero del hábito de Santiago, Maestre de Campo de infantería española y gobernador de la isla de Cuba, que inició la construcción del castillo de San Severino de Matanzas.

MANUEL ANTONIO DE HORCASITAS (siglo XVIII)

Consejero de Hacienda y Tesorero General del Reino en 1758. Natural de Balmaseda y nieto de D. Miguel de Horcasitas y Avellaneda, que había sido alcalde de la villa y Administrador de las Aduanas Reales de Balmaseda, habitando el hermoso palacete situado en la calle Bajera, conocida como la Aduana, antigua propiedad del Marques de Buniel, cuya familia compró la casona a la familia Horcasitas el siglo XIX.

RAMON GIL DE LA CUADRA (1775 -1860)

Científico y Político
Fue autor de las autorizadas «Tablas comparativas de todas las sustancias metálicas para conocerlas y distinguirlas por medio de sus caracteres exteriores» y tradujo la obra «Mineralogía» de Bruner. Estuvo en América, formando parte de la comisión encargada de arreglar con los Estados Unidos, los límites de las posesiones españolas. Fue oficial de la Secretaria de Indias, Ministro de la Gobernación y Ultramar de 1820 a 1821 y de 1835 a 1836. Fue asimismo senador y diputado en diversas legislaturas.

MARTIN DE LOS HEROS Y DE LAS BÁRCENAS (1786-1859)

Escritor, Historiador, Militar y Político
Aunque nacido en el Valle de Carranza fue Balmaseda su patria natural. Estudió Humanidades en el Colegio de San Isidro de Madrid y entro después en la carrera de las armas, en el Cuerpo de Guardias de la Real Persona. Durante la Guerra de la Independencia fue jefe de instrucción de oficiales de caballería y terminó la contienda de teniente coronel. En 1823, huyo del país por causa de sus ideas liberales y se instaló en Bélgica. Fue ministro de Gobernación en 1835 y en 1840 se le concedió el cargo de intendente de Palacio en comisión y bibliotecario sin sueldo. Escribió y publicó «Recuerdos de un viaje por Flandes y Bélgica». Dejo manuscrita una «Historia de la villa de Balmaseda» y casi concluido un «Diccionario de hombres ilustres de las Encartaciones». Publicó la «Historia del Conde Pedro Navarro, General de Infantería, Marina e Ingenieros». Académico de la Historia. Senador del Reino.

ENRIQUE DE VEDIA Y GOOSSENS (1802-1863)

Escritor e intelectual.
Jefe político de diferentes provincias españolas, Cónsul de España en Liverpool y Jerusalén, donde le sorprendió la muerte cuando preparaba su regreso para publicar sus trabajos literarios. Gran amigo de los escritores de su época.
Escribió los siguientes libros:
– Oda a la muerte de Napoleón Bonaparte, Bilbao.1820
– Elegía a la muerte de la reina Doña Amalia de Sajonia y otras poesías al mismo asunto. Bilbao, Larumbe.1829
– Instrucción sobre los primeros auxilios que deben suministrarse en los casos de cólera morbo. Bilbao, Nicolás Délmas. 1832
– Historia y descripción de la ciudad de La Coruña. La Coruña, Puga 1845
– Historiadores antiguos de Indias. Rivadeneyra, tomo 1, Año 1852
– Memorias para la historia de la M.N.y M.L. villa de Valmaseda, 1 tomo en 4º, M.S. de 251 páginas, obra inédita acabada de escribir el 5 de febrero de 1853.
Enrique de Vedia fue un correcto y elegante escritor, buen poeta y prosista castizo. Hablaba a la perfección francés, inglés e italiano y poseía una biblioteca copioso y escogida. Sus Memorias de Valmaseda es un libro tan curioso como interesante que debe de ser conocido. (Fue publicado por Julia Gómez Prieto en 1985. Ver – en esta web – la Colección Malseda tomo I).

JOSE DE URRUTIA Y LAS CASAS (siglo XVIII)

Capitán General del Ejército
Fue director general de Artillería e Ingenieros, y existe un retrato suyo pintado por Goya. Aunque nacido en Zalla, vivió muchos años en Balmaseda de donde llego a ser alcalde en 1788. Buen conocedor del latín, tradujo las «Instituciones analíticas» del P. Paulino de San José.

ESTEBAN SEVERINO DE CARIAGA (siglos XVIII-XIX)

Escritor
Ingenioso escritor y versificador, que compuso el drama cómico en dos actos «La vanidad abatida y sentencia mas bien dada» en disputa con José Pérez del Camino, castreño, a propósito de su obra «Balmaseda redimida y esclava del cucharón». Estas dos comedias obedecían al perpetuo antagonismo que históricamente opuso a la villa cantabra con la encartada. Esteban Severino de Cariaga escribió también una «Relación de las fiestas de San Roque» el año 1819

JUAN DE LA GRANJA (1785-1853)

Comerciante en América, se nacionalizó mexicano. Fue Cónsul General de México en los Estados Unidos y Diputado del Congreso de la Unión. Fue el introductor del telégrafo en México, estableciendo la primera línea entre Veracruz y la capital federal. Sus padres eran dueños de una fundición de hierro dulce y por ello pudieron darle una buena formación, que había de comenzar por estudiar Comercio en Madrid desde joven. Permaneció en la capital de la corte hasta que la situación política en l.814 se le hizo insostenible y decidió exiliarse a América a donde arribó por el puerto de Veracruz. a causa de existir allí la guerra de Independencia se traslada a EE.UU. de donde regresa a México D. F. en l.820. No tuvo mucha suerte pues la independencia mexicana de l.821 le obligaría a exiliarse de nuevo a Nueva York hasta l.827.
Desde entonces con imprenta y librería propia, fundará una revista » El Noticioso de Ambos Mundos» que fue la primera de México en lengua castellana. Ayudo enormemente a los exiliados españoles que arribaban a México y por sus servicios a la nación mexicana fue nombrado Cónsul General de México en los Estados Unidos el año 1842. Regresaría 4 años más tarde debido al deterioro de las relaciones entre ambos países.
Tras el nuevo gobierno surgido por la guerra de la Granja se instala en Querétaro, nueva capital de la nación y allí se dedica al comercio y es nombrado Diputado por Jalisco en el Congreso Nacional. En l849 obtuvo la concesión en exclusiva para introducir la comunicación por Telégrafo en todo México, con el plan de unir en una primera línea México con Veracruz y ambos con Acapulco. El
primer tramo se inauguró el 5 de noviembre de 1851.
Con tantas vicisitudes, Juan de la Granja cayo enfermo de pulmonía, de la que murió el 6 de marzo de 1853. Sobre su tumba consta el siguiente epitafio:
“Juan de la Granja, natural de Balmaseda, ciudadano mexicano. El primero que estableció en la republica el telégrafo electro- magnético. Murió el 6 de marzo de 1853″

PIO BERMEJILLO E YBARRA (1820)

Nacido un 11 de Julio de 1820 fue un gran benefactor en su época, habiendo construido a sus expensas las Escuelas Municipales, por lo cual la villa agradecida le dedico una de sus calles.
Financiero e industrial en México y Perú, se dedicó principalmente a la explotación de yacimientos de plata que le proporcionaron una importante fortuna. En su testamento dispuso una partida de 125.000 pts para la edificación de las escuelas, que mas tarde fue ampliada por su hija Ángeles.

MARTIN MENDIA Y CONDE (1841 – 1924)

Hizo su fortuna en México, dedicado al comercio. Fundó una Escuela de Comercio con el fin de que los balmasedanos emigrantes a América llevasen una buena base de preparación de contabilidad, cálculo y correspondencia. Para ello construyó un magnífico edificio funcional y de vistosa fachada al que denominó Escuela de Comercio y Academia de Dibujo .Se inauguró en 1920 bajo el proyecto del sacerdote y arquitecto Pedro de Asúa.
A él dedicó Enrique de Hurtebise sus «Narraciones Histórico Descriptivas de la capital de la Encartaciones», a fin de que fueran libro de lectura para niños. La villa dio su nombre a un paseo junto al río, (hoy del Frontón) que se inauguró en 1912. En 1927 se erigió una estatua suya frente a la iglesia de San Severino.
Murió el 6 de Septiembre de 1924 y su entierro fue una impresionante manifestación de duelo en Balmaseda.

PEDRO DE ASUA Y MENDIA (1890 – 1936)

Sobrino de D. Martín y continuador de su obra benéfica, se educó en las Hijas de la Cruz de Balmaseda y mas tarde en Orduña. Estudió Arquitectura en Madrid entre 1906 – 1914 y realizó varias obras civiles destacadas: el Coliseo Albia de Bilbao; el Frontón Jai-Alai de Madrid; las Escuelas Mendía fundadas por su tío; y el Seminario nuevo de Vitoria en 1930, entre otras.
Se ordenó sacerdote en San Severino el año 1924 y fue nombrado camarero de Su Santidad Pío XI en 1931. Murió asesinado el 29 de agosto de 1936 en Liendo, Cantabria.

EUSEBIO ABASOLO «VINAGRE» (siglo XIX)

Nacido en Balmaseda en la primera mitad del siglo XIX, vivió y toreó con frecuencia, como novillero, en Madrid. Cada año participaba en las fiestas de la villa, donde todavía algunos sucesores de su familia mantienen la tradición de «Vinagre». Eusebio Abásolo se hizo famoso, más que por sus cualidades taurinas, por capitanear una partida de guerrilleros liberales en la defensa de Bilbao, durante la última guerra carlista de 1874.

MARCELO ALTAMIRA «MARAÑON»

Nacido en Balmaseda un 16 de Enero de 1878 fue pelotari de fama internacional.

ROBERTO RODET VILLA ( 1915 – 1989 )

Pintor, Escritor y Poeta. Pintor por autentica vocacion, realizo estudios de Arte en Bilbao con Angel Larroque y Federico Saenz, consiguiendo el Primer Premio de Pintura en 1931. En 1942 estudio en Italia con beca del gobierno; comenzando en 1954 su etapa de muralista que desarrollo hasta los años 70. Uno de sus murales esta en la Biblioteca Municipal de Balmaseda, asi como en su estudio, situado frente a la iglesia de San Severino. En 1970 ingresa en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, donde realiza una extensa obra de catalogacion de sus fondos hasta el año 1982. Murio en su villa natal en enero de 1989, mientras preparaba la que habria de ser su ultima exposicion. Fue además escritor y poeta, aficionado a la musica y a las artes escenicas.

Copyright 1991. Julia Gómez Prieto. Todos los derechos reservados

07.5.- Las Encartaciones en el siglo XVIII

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El contexto histórico de Las Encartaciones y de la villa de Balmaseda, en tiempos del P. Esteban de Terreros y Pando (1707-1782)

FICHA .- El contexto histórico de las Encartaciones y de la villa de Balmaseda en el siglo XVIII es el nombre de esta Comunicación presentada por Julia Gómez Prieto al Congreso que, el Instituto de Estudios Vascos de la Universidad de Deusto, celebró del 20 al 23 de Noviembre de 2008, con ocasión del III Centenario del nacimiento del jesuita encartado Esteban de Terreros y Pando, para dar a conocer su figura y sus aportaciones a la ciencia del siglo XVIII. Publicada en el volumen titulado “ Esteban de Terreros y Pando: vizcaíno, polígrafo y jesuita . III Centenario : 1707 – 2007 “ U. de Deusto, año 2008. 460 pp.

INTERES .- El P. Terreros y Pando , jesuita vizcaíno nacido en Trucios en 1707 y muerto en Forli (Italia) en 1782, fue un intelectual extraordinario, profesor, filólogo, traductor, didacta de la lengua, lexicógrafo y autor, entre otras obras, del mítico Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes en las tres lenguas francesa, latina e italiana, una obra monumental que le convirtió en la figura más destacada de la lexicografía del siglo XVIII. Para tan fausta conmemoración se celebraron un Congreso, un concierto, la entrega del premio sobre teconología que lleva su nombre y dos exposiciones, siendo la mejor aquella celebrada en el Museo de Las Encartaciones de Avellaneda, conjuntamente con un catálogo de la misma.

SINOPSIS .- La vida del Padre Terreros y Pando se enmarcó en un contexto histórico que, al menos en sus años jóvenes, se desarrolló en la comarca de Las Encartaciones de Vizcaya, y muy posiblemente tanto el medio geográfico como el ámbito institucional encartado hubieron de influir en su carácter. Una comarca, con personalidad propia, que no se integró en el Señorío de Vizcaya hasta 1799 y que presentaba un binomio plasmado en los Concejos y las Villas. Terreros nació en el concejo de Trucíos, y a la vida de un concejo se ha contrapuesto la vida en una villa, la de Balmaseda, que era la mayor de las villas encartadas y punto estratégico del Camino Real hacia Castilla. El conocimiento de su vida urbana, institucional y comunitaria trata de acercarnos a un mejor conocimiento del siglo XVIII encartado, el siglo en que le tocó vivir al insigne Padre Esteban de Terreros y Pando. 

NOTA.– La parte referida a la villa de Balmaseda en el siglo XVIII puede consultarse en esta página web en el apartado Tesis Doctoral, dentro de los temas de Población, Sociedad, Gobierno, Economía y Montazgo

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PRESENTACION

El 20 de Julio de 1740 se rubricaba un Concordato entre el Señorío de Vizcaya y sus Nobles Encartaciones que fue confirmado por el rey Felipe V en 1742, y por el cual esta comarca y su unidad política se incorporaba plenamente al territorio  vizcaíno; así, a partir de entonces, el  Señorío había de defender todos los Fueros, Exenciones, Franquezas y Preeminencias de las Encartaciones.
Estamos en pleno siglo XVIII, una época densa  a la que algunos historiadores han calificado de   “bisagra”  entre el Antiguo y el Nuevo Régimen, puente natural entre los siglos  XVII – XIX.  La centuria del  XVIII, el Siglo de la Ilustración, asienta las bases    demográficas, económicas y,  sobretodo, sociales  sobre las que se desarrollará  el fin del Antiguo Régimen.
Esta época y su plasmación en el territorio encartado,  es un punto primordial de esta comunicación. Porque, las Encartaciones  presentan dos modelos de poblamiento y de jurisdicción diferentes: los Valles y Concejos por el lado del mundo rural, y las Villas por el ámbito urbano. A los primeros pertenece Trucíos y al régimen villano pertenece Balmaseda.  Conocer el papel de una villa encartada, la más importante de esta comarca hasta hace pocas décadas, resulta interesante también para entender el Valle de Trucíos en el siglo XVIII.  Y este es el segundo punto primordial de esta comunicación.
La comarca encartada que arropa entre sus montes el Valle de Trucíos  y la villa de Balmaseda, era una encrucijada de caminos en dos sentidos fundamentales. Uno el  Camino Real  entre Burgos y Bilbao y otro las  vías que comunicaban la capital castellana y los puertos cántabros.   Eran estos últimos los que facilitaban la  unión  entre el valle y la villa  encartados. Otra correlación se establece en el hecho de que ambos lugares, Trucíos y Balmaseda, fueron  tierra de Indianos que nunca olvidaron su terruño natal  al que  beneficiaron con sus mandas e inversiones.
Pero, además, hablar del siglo XVIII en las Encartaciones  es hablar de una población bien compactada, de una sociedad perfectamente estructurada, en donde la riqueza  llegaba a través del comercio, las ferrerías, los montes, los mercados, los abastos y los caminos. Centuria donde el poder  – bien material ó bien espiritual –  lo ejercían los Cabildos, el Municipal y el Eclesiástico.
Es también  la centuria de los  recuentos demográficos fiables: las Fogueraciones y los Censos; de las Ordenanzas Municipales  sólidas y minuciosas que relevan los Decretos de Buen Gobierno; de la progresiva concentración de la propiedad que a finales del siglo marcará la importancia de los Mayorazgos.
Este era el escenario concreto  en el que vino al mundo  el  Padre Esteban de Terreros y Pando, protagonista de este congreso.

 

I.- LAS ENCARTACIONES

El nombre de Encartaciones parece provenir de las cartas o compromisos que se intercambiaron con el Señorío de Vizcaya por el que esta comarca  se  incorporaba a esa histórica  entidad política,  pero manteniendo sus propios fueros y libertades. En este sentido  se puede afirmar  que los encartados son los vizcaínos más recientes,  pues su incorporación definitiva al Señorío no tuvo lugar hasta el año de 1.740. Las  Encartaciones contaban desde antiguo con su propio Fuero – nacido de los usos y costumbres, pero diferente del vizcaíno – de acuerdo con el  cual se gobernaban a través  en las Juntas celebradas bajo el árbol de Avellaneda.
Las Encartaciones forman en la actualidad una comarca cuya extensión supone una quinta parte de la superficie de Bizkaia. Situada en la zona más occidental de este territorio histórico, limita también  con Cantabria y Burgos en la mayoría de su perímetro geográfico. En esta comarca vizcaína coexisten  el municipio más extenso de Bizkaia, el valle de Carranza (Karrantza Harana)  con 137,7 Km. cuadrados de superficie, y el más pequeño, la villa de Lanestosa, con solo 1,2 Km. cuadrados de extensión.  (Ver: Mapa 1.1)
Todo este territorio abarcaba 10 valles y concejos, más las dos villas  de Balmaseda y Lanestosa.  Atendiendo a su ubicación geográfica, la comarca se distribuye de la siguiente manera:
1.-  El Valle del Cadagua que comprende: Güeñes – Sodupe,  Zalla  y Balmaseda;  e incluyendo también a Gordejuela.
2.- Los Valles Occidentales: con el  Valle de Carranza,  el de  Trucíos, y  la villa de Lanestosa
3.- Los Valles y Concejos Centrales: incluyendo Arcentales,  Galdames y  Sopuerta.
4.- Las Encartaciones Marítimas:   Somorrostro y sus dos agrupaciones de concejos.

Y en cuanto al ámbito administrativo Las Encartaciones se dividían en:
Concejos, eran 5: Galdames, Güeñes, Sopuerta, Somorrostro (los 3 y 4 concejos) y Zalla.
Valles, eran 4: Arcentales, Carranza, Gordejuela, Trucíos
Villas, eran 3: Balmaseda, Lanestosa, Portugalete. No hablaremos aquí de Portugalete porque como villa, su situación y economía la desliga casi totalmente del ámbito encartado general.

 

2.- LA GEOGRAFÍA ENCARTADA

2.1.- El Relieve  
Los terrenos de Las Encartaciones emergieron de fondos marinos durante la Era Terciaria, después de haberse efectuado en ellos un abundante depósito de sedimentos, en gran parte de calizas, para elevarse como consecuencia del plegamiento alpino. Sus montañas, dentro de una tectónica fundamentalmente plegada, están orientadas en la dirección dominante de los Montes Vascos, es decir SE a NO, aunque en su zona más occidental los pliegues más amplios toman la trayectoria OE.
Morfológicamente toda esta región del extremo occidental del País Vasco se resuelve mediante un conjunto  de valles y de cubetas erosivas –  Lanestosa, Carranza, Trucíos y Arcentales –  separados por alineaciones  montañosas de las que ninguna sobrepasa los 1000 metros de altitud, pero que tapizan por doquier esta tierra intrincada. Algunos picos son legendarios en la comarca,  sirviendo de punto de referencia en el paisaje de cada término y proyectando su sombra   protectora  sobre poblaciones  y valles. Nos referimos al Ganekogorta ( 998 mts ) y Alonsótegui;  al Pico La Cruz ( 802 mts ) y Galdames ;  al monte Alen ( 798 ) con respecto a Sopuerta ;  al Kolitza  ( 914 mts )  para  Balmaseda ; a las Peñas de Ranero ( 719 mts ) para Karrantza , o el Mazo ( 814 mts ) para Lanestosa.  (1)  Es una comarca geológicamente compleja, abrupta y escarpada donde abundan los elementos cársticos con profusión de dolinas, uvalas, fuentes y simas que son más abundantes en el valle de Carranza  o en el macizo de los Jorrios de Trucíos.

2.2.- El Clima  
Por su localización en la Cornisa Cantábrica, el clima imperante es el oceánico, en su variedad vasco-cantábrica: inviernos suaves y veranos templados, temperaturas medias superiores a los 12 grados  y precipitaciones frecuentes que alcanzan los 1.500 mms. anuales. Por ser ésta una comarca de valles, las oscilaciones térmicas diarias son más marcadas que en la costa y por eso las nieblas son muy frecuentes, especialmente las matinales. Este clima húmedo hace que las enfermedades más corrientes sean las afecciones del pecho,  catarros, anginas, pleuritis, etc., además de las reumáticas. (2).
En Las Encartaciones los vientos dominantes reciben distintas denominaciones dependiendo de la dirección en que soplan; así, el Abrego llega del Sur, el Carranzano es el viento del Oeste, el Cierzo   del Norte y el Regañón del Noroeste. Y a veces sopla el Solano que es viento cálido y sofocante. (3)

2.3.- La Vegetación  
Las precipitaciones abundantes y el carácter moderado de las temperaturas, favorecen la existencia de un paisaje vegetal siempre verde y fresco, habiendo buenos pastos para la cría de ganados. Existen documentos que demuestran – al menos para el siglo XVIII – de encinares en el término de Balmaseda  (4). El bosque natural  estaba formado fundamentalmente por manchas de robles y hayas que a lo largo de los siglos habían  servido a las talas bajo control, con el  fin de subvenir a las necesidades de madera para la construcción y sobretodo para su conversión en carbón vegetal que se usaba como combustible en las ferrerías.
Las especies vegetales eran variadas y numerosas como lo atestiguan documentos de la época. Además de robles y hayas, ya mencionados, abundaban los castaños, fresnos, bortos o madroños,.., bien aislados o formando bosques.  Se cita también la existencia de chopos, alisos, abedules, álamos,  nogales, olmos, sauces e incluso olivos. Así mismo se usaban los juncos o mimbres, que crecían en las orillas de los ríos.

2.4.- La Fauna 
Relacionada con la riqueza del tapiz vegetal y la abundancia de corrientes superficiales, aparecía además una fauna peculiar de montes y bosques,   que sería más abundante de no ser por la profusión de tantos cazadores.
Había perdices, codornices, chochas y palomas,  liebres…  y en los montes muchos jabalíes y algún corzo.  En el valle de Carranza  habitaban lobos zorros, gatos monteses, garduñas y eran relativamente  abundantes los osos,  al igual que en el de Gordejuela, donde lobos y osos andaban en grandes manadas a mediados del siglo XVI.  (5)

2.5.- Los Ríos  
Las Encartaciones estaban surcadas por corrientes fluviales de diversa entidad. El río Cadagua era el más importante puesto que bajando desde el valle de Mena – donde nace – y cruzando por Balmaseda, Zalla y Güeñes,  marcaba la conexión natural entre Vizcaya y la meseta castellana. Por sus orillas discurría  el Camino Real que uniendo Burgos y Bilbao era  la gran ruta comercial de tránsito de productos entre las tierras de Castilla y el Señorío.
Este río – también llamado  Salcedón, por la abundancia de salces o sauces que asomaban a sus orillas –  fue a lo largo del siglo XVIII, un río de aguas límpidas, amenas orillas y abundante pesca; siendo proverbial la riqueza piscícola de toda la cuenca donde abundaban  las truchas, barbos, anguilas, bermejuelas y loinas. Se hace una poética descripción del río…  caudaloso y sembrado a veces de grandes presas y bulliciosas cascadas.., mientras los caseríos y aldeas  reproducíanse en el cristal de sus aguas… . (6)  Antes de morir en el Ibaizabal – Nervión, el río Cadagua  recibe  en Sodupe al arroyo Herrerías que cruza todo el valle de Gordejuela.
Otras tres corrientes fluviales riegan Las Encartaciones de las que tan solo una, es totalmente vizcaína.  El río Barbadún, al que también le decían río Somorrostro, nace al pie del monte Kolitza. Va discurriendo por Artzentales a través de un estrecho  y oscuro valle   hasta Sopuerta,  donde se ensancha y recibe aguas del Galdames. Desde allí – en el lugar de Arenao –  vuelve a encajarse y con una potente presa y canal es sangrado para alimentar la Ferrería del Pobal en  Muskiz    Poco después el Barbadún  se ve ya influenciado por las mareas y se convierte en una minúscula ría tapizada de marismas que colabora con el Cantábrico para formar la playa de La Arena.
Las otras dos corrientes fluviales son, en ambos casos, ríos que naciendo en tierras encartadas cruzan por suelo cántabro para morir en el mar Cantábrico. Los dos valles  de estos ríos formaban los caminos de  entrada y salida natural desde la costa hasta los valles de Karrantza  y  Trucíos  a los que riegan  Todos los pequeños  arroyos que afluyen al valle de Karrantza alimentan al río Mayor  que  saliendo por la  garganta de las Peñas de Ranero, confluye en el río Asón , ya en tierras cántabras, yendo a morir como ría cerca de Colindres después de pasar por Limpias.  Por último el río Agüera   nace en Villaverde de Trucíos   y cruza por el valle de  Trucíos  para  entrar en Cantabria y desembocar al mar por la playa de Oriñón.
Entre todas estas aguas – según Iturriza – eran capaces de mover 126 molinos y alimentaban las 24 ferrerías y dos martinetes  que existían  en tierras encartadas durante el siglo XVIII (7)

 

3.- LAS ENCARTACIONES EN EL SIGLO XVIII
 Desde el siglo XVIII apenas nada ha cambiado hasta la actualidad en la configuración del territorio encartado.

3.1.- Entidades de Población 
Siguiendo a ITURRIZA  (8)  vemos que su conformación en aquel siglo,  lo era por Valles y Concejos que comprendían cada uno de ellos, los siguientes barrios o entidades de población   (Ver  Mapa 3.1.):
ARCENTALES: comprendía  Linares y  Traslaviña.
CARRANZA: comprendía  Aldeacueva, Bernales, Biañez, Calera, Haedo, Lanzas Agudas, Pando, Presa, Ranero, Santecilla, Sangrices, Sierra, Soscaño y  Treto.
GALDAMES: comprendía: Galdames de Iuso, Galdames de  Suso, Loizaga y Montellano.
GORDEJUELA: comprendía Berbiquez, Irazagorría, Molinar y  Zaldo.
GÜEÑES: comprendía  Goico-Uría. Con Sodupe formaba  el valle de Salcedo
SOMORROSTRO: Comprendía 7 Concejos agrupados en dos entidades: 3    Concejos: Santurce, S. Salvador del Valle, Sestao. 4   Concejos: S. Pedro de Abanto,  S. Julián de Abanto,  S. Román de Ciérvana, S. Julián de Musques.
SOPUERTA: comprendía  Abellaneda, Baluga, Beci, Mercadillo y  Olabarrieta
TRUCÍOS: comprendía  Cueto, Pando y  Puente
ZALLA: comprendía  Herrera, Ocharan y  Zalla.

3.2.- Las Encartaciones según la Fogueración de 1793-95  

Lugares/Juris-dicción Fogueras Parroquias Beneficiados Casas Ferrerias Molinos Ermitas Almas de comunión
Somorrostro 513 9 16 600 3 20 17 2392
Sopuerta 250 6 9 230 1 13 6 923
Carranza 338 15 18 622 11 2130
Güeñes 306 8 15 370 3 12 6 1194
Gordejuela 200 4 11 271 5 9 5 1205
Zalla 190 3 4 209 2 9 8 840
Galdames 251 4 7 287 2 11 11 1142
Arcentales 114 2 4 114 2 6 4 650
Trucios 128 1 3 174 2 6 6 600
Lanestosa 24 1 4 56 3 1
Balmaseda       375,5 1 6 273 4 10 2
TOTALES       2184 54 97 3206 24 109 77 11076

Fuente.: ITURRIZA Epítome de las Encartaciones Tomo II  páginas 299-348. Elaboración propia
El Valle de Gordejuela pertenecía a la Diócesis de Calahorra.
Toda la restante Encartación estaba encuadrada en la Diócesis de Santander.

 

4.- EL SEÑORIO DE VIZCAYA: CONTRASTES Y DUALISMO

La Tierra Llana y las Villas son las dos estructuras históricas que conforman, de manera indudable, la naturaleza del Señorío de Vizcaya desde el siglo XII. Veamos como se estructuraba Vizcaya por  aquel entonces:

4.1.- La Estructura Medieval 

1.- La Vizcaya nuclear.- comprendía las cinco primitivas merindades de Uribe, Busturia, Zornoza, Arratia y Bedia. Se extendía entre la ría de Bilbao y la villa de Marquina, dejando al sur el  Duranguesado  y el valle Orozco

2.- El  Duranguesado.- era un señorío de realengo navarro hasta su incorporación al genuino Señorío de Vizcaya en el siglo XII:
3.- Las Encartaciones. – señorío de realengo donado por Fernando III al señor de Vizcaya, aunque Balmaseda fuera fundada como villa por el Sr. De Bortedo en 1199.  se incorporaron al Señorío en el siglo XIV; luego volvieron a separarse  y a unirse varias veces. Su definitiva incorporación fue en el año 1.779.
4.- Señoríos particulares de la familia Haro, como Lanestosa y Ochandiano, donados por los Señores de Vizcaya, a título privado, al señorío general.
5.- Enclaves de otros Señoríos.-  es el caso de Orduña que estaba vinculada al señorío de  Álava; y de Orozco,  vinculado a la tierra de Ayala. La primera fue donada por Fernando III al Señorío de Vizcaya  en 1.284 y Orozco no se incorporó definitivamente hasta el 1.785  (9)
Todos los elementos citados, tenían una cierta pluralidad de usos y costumbres  y por tanto también de fueros.; de modo que los Señores de Vizcaya, en el acto de juramento foral, hubieran de jurar cuatro fueros de cuatro entidades: primero el de la Tierra Llana; segundo el de las Villas; tercero el de las Encartaciones y en cuarto lugar el del Duranguesado.

4.2.- La Tierra Llana   
Era esta una zona especialmente diferenciada de otras foralidades del cuerpo territorial vizcaíno. Tierra abierta y dispersa en caseríos, poblada por hombres libres, generalmente de solar conocido y por tanto hijos de “algo“; principalmente de la propiedad familiar y troncal vinculada a ese caserío y a la transmisión del mayorazgo.      Por tanto en la zona rural (la Vizcaya nuclear) no podían dividirse ni la tierra ni los aperos de labranza ya que el concepto troncal, familiar e individual de la propiedad rural estaba amparado por el Fuero. Incluso se daba, la comunidad de bienes matrimoniales para salvaguardar la unidad de explotación agrícola del caserío. Estos habitantes mantienen la vinculación con su parroquia, de donde les viene el nombre de Anteiglesia.
De esta manera en el Señorío de Vizcaya convivía un dualismo foral en el que funcionaban dos  sistemas municipales:
1.-  El de las Villas,  sujetas al derecho de sus cartas-pueblas y que tenían sus propias Ordenanzas Municipales
2.-  El de las Anteiglesias, basado en los usos y costumbres de la tierra llana que empezarían a codificarse para constituir el Fuero General del Señorío. Este fuero, no habla de organización municipal  puesto que ésta, suponía agrupamiento de caseríos  y en la práctica todos estaban dispersos, aunque mantuvieran su vinculación a través de una parroquia.
Y sin embargo algunas anteiglesias llegaron a tener ordenanzas municipales propias como Abando, Begoña, Deusto, Amorebieta o Dima, que habían sido aprobadas por la Corona española; o como Baracaldo donde fueron aprobadas por el Corregidor.
Con esta dualidad vendrían los conflictos entre las zonas urbanas y las zonas rurales; entre las villas y la tierra llana, debido a un hecho insoslayable: los vecinos de las villas tenían propiedades  en la zona rural y, por ende, vecinos de las anteiglesias tenían algunas propiedades en las zonas villanas. Y no solo eso, también sucedía que  las villas comprendían  en su término municipal partes rurales y, viceversa, algunas anteiglesias tenían inserta una villa en su demarcación.  No era por tanto fácil deslindar las competencias y de hecho las rectificaciones dieron lugar a pleitos interminables.  El mas sonado fue el de la villa de Bilbao con sus anteiglesias limítrofes que polarizó el antagonismo secular villas-anteiglesias y otro mas singular y actual, el de Bilbao – Vizcaya. (10)

4.3.- Las Villas 
El desarrollo económico y social va unido al crecimiento  de  las villas  como lugares de agrupamiento humano, de relaciones y de intercambio. Las villas estimularon la repoblación y las nuevas comunidades urbanas, un nuevo tipo de convivencia y de actividades económicas. Con las villas se  formó un nuevo modelo de propiedad y de vida colectiva  regida por un derecho propio que evolucionó hacia el derecho del común. La  fundación de villas fue un paso en el proceso de transformación  del régimen feudal hacia una sociedad más abierta. De hecho los excedentes de población  del Señorío  y los hijos excluidos del mayorazgo encontraban en las villas  refugio, trabajo y medios  de vida. Esto hizo posible el establecimiento de los Gremios, como en el caso de Balmaseda, que permitía a la villa  prescindir de la exclusividad agrícola  o sustraerse al pillaje de los Banderizos.
Se puede decir que fue un gran deseo de paz y de trabajo el que unió a los villanos y el que marcó una profunda modificación en su manera de vivir. Sin embargo, esta actitud  no les habría de librar completamente  de las luchas banderizas ya que, prácticamente en cada villa, hubo dos bandos enfrentados que habrían de chocar a veces de forma sangrienta. Fueron los Reyes Católicos quienes, como medida de paz y concordia, establecieron que  los parientes y parciales de cada facción o bando, se alternaran en el ejercicio de los cargos municipales. Decisión que, como una reminiscencia, habría de durar hasta el siglo XIX.  (11)
Suponía por tanto una jurisdicción especial, el término municipal, que disponía de organismos  administrativos  apropiados como lo eran el  Ayuntamiento o Concejo. Era otro tipo de poblamiento – concentrado y no disperso – que sostenía el crecimiento demográfico. Se ha de añadir  también que supuso el amparo de los labradores frente a los excesos de los hijosdalgos.
Su base jurídica era la Carta Puebla  fundacional de cada villa, origen legal de los privilegios de que iba a gozar en el futuro y de la que fueron derivando las ordenanzas municipales que coexistían con los decretos de Buen Gobierno que regulaban  los múltiples aspectos de la vida comercial, personal. El ayuntamiento era para los villanos el único poder que regulaba su vida inmediata y diaria. Las distintas personas del entorno consistorial y sus diversas funciones ejercían los tres poderes  factibles en una sociedad, abarcando los ámbitos legislativo, ejecutivo y judicial.

 

4.4.- Las villas de Las Encartaciones 

En Las Encartaciones no marítimas, se fundaron dos villas que han sido la más grande y la más pequeña de esta comarca., aunque ambas tuvieron la misma  función urbana: ser villas – camino. En el cuadro que se acompaña pueden compararse otras similitudes de sendos lugares encartados.

 

VILLAS DE  BALMASEDA Y  LANESTOSA:   COMPARACION

TEMATICOS BALMASEDA LANESTOSA
Fundación 24 Enero 1199 6 Junio 1287
Carta Puebla                 Fuero de Logroño  Fuero de Logroño 
Fundador                         El Sr. de Bortedo Lope Diaz de Haro 
Término Municipal                 22,3 Km.  cuadrados  1,2 Km. cuadrados
Emplazamiento                          Valle (villa-camino)  Valle (villa-camino)
Río que la cruza                    Cadagua >> Nervión   Calera >> Asón 
Camino de                       Burgos–Villarcayo-Bilbao  Burgos-Bercedo-Laredo
Economía                    Comercio/Mercado/Hierro Ganadería 
Jurisdicción                       Villa, regimiento Villa, regimiento
Conflictos con        Valle de Mena  y Zalla Valle de Soba y Carranza
Concordias               Zalla 1682 ( tabernas ) Valle de Soba 1795 ( pastos )
Fogueras                  375,5 24 
Comunicaciones                          Fáciles >> meseta, Bilbao  Difíciles >> Cantabria 
Un Hecho importante fue                     Incendio  1808  (franceses) Visita Carlos V en 1556

Fuentes: HEROS: Hª de Balmaseda / VV.AA.: Lanestosa.  Elaboración propia

5.- EL GOBIERNO DE LA ENCARTACION.-

5.1.- Los Concejos 
El concejo tenía la potestad  del gobierno y administración del municipio y estaba compuesto por todos  los Hijosdalgos afincados en la tierra, en calidad de propietarios o arrendatarios. Todos los nacidos en el solar vizcaíno tenían la Hidalguía universal,  y los venidos de fuera tenían que  probar su hidalguía y su Limpieza de Sangre  (nota),  para poder asistir a los ayuntamientos y ser admitidos  como electos a cargos públicos.
Casi todos los concejos, disponían de sus propias ordenanzas –  en su mayoría escritas en la primera mitad del siglo XVI y algunas reformadas posteriormente- en las que se ordenaba detalladamente  la vida jurídica local. (12)
La asamblea o concejo tenía lugar a las puertas de la iglesia (de ahí el nombre de Anteiglesia) como en Güeñes, Trucíos y Zalla;  y bajo un árbol significado (como en Arcentales (13) o  Gordejuela) o bien junto a un puente. (como en Sopuerta, en  Carral)  También se podía celebrar en un campo (como el de Urioste para los 3 concejos de Somorrostro) o junto a una fuente, la de Musques  (como en los 4 concejos de Somorrostro).  En Carranza se celebraba bajo la gran encina de Soscaño situada delante de su iglesia.

Concejos y valles estaban asimilados en cuanto al gobierno y administración del municipio,  siendo el Alcalde la figura representativa del mismo. En algunos casos los alcaldes eran dos,  como ocurría en Galdames – debido a la dispersión de los núcleos habitados- y en Somorrostro en el que ambas agrupaciones de Concejos – el de 3 y el de 4 concejos – tenían un alcalde cada una. Otros concejos, en cambio, como el de Arcentales, carecía de alcalde y solamente tenía los regidores.

Este tema que, a primera vista no parece tan esencial, sí lo era por cuanto los Alcaldes eran quienes solían detentar la Primera Instancia  en cada municipio; tanto para asuntos civiles como criminales. Será a partir de 1870, con  los juzgados de  jueces de primera instancia e instrucción, cuando los alcaldes pierdan esta facultad en  favor de la judicatura.
En relación con los Procesos Judiciales de Primera Instancia en los municipios encartados,  se  resolvían dentro de cada municipio,  aunque estaban divididos en 3 tipos de actuaciones municipales:
Alcalde  con jurisdicción Civil y Criminal. Correspondía al valle de Gordejuela, al concejo de Gúeñes, al concejo de Zalla y a los 4 concejos de Somorrostro.
Alcalde con jurisdicción solamente Civil. Correspondía a los valles de Carranza y Trucíos  más los concejos de Galdames,  Sopuerta y los 3 de Somorrostro.  En este caso la jurisdicción Criminal la ejercía  el Teniente del Corregidor.
Sin Alcalde y por tanto sin ninguna jurisdicción,  el valle de Arcentales.
En tal caso era el Teniente del Corregidor el que ejercía ambas jurisdicciones, la Civil y la Criminal.  (14)
Por cuanto que, tanto los alcaldes como los tenientes del Corregidor conocían los pleitos de primera instancia, de sus decisiones se podía apelar al Corregidor y posteriormente al Juez Mayor de la Chancillería de Valladolid.; en cuyo tribunal existía una Sala de Vizcaya por el hecho diferencial de la hidalguía universal de los vizcaínos.
El Concejo designaba a los Alcaldes, regidores y fieles, síndicos  y escribanos.  En algunos concejos no había regidores, solamente alcalde, síndico y escribano; y en Arcentales no se elegía alcalde.  Para las elecciones, las repúblicas encartadas se dividían en  cuadrillas o tercios. (15)

5.2.- La  Junta  de  Avellaneda 
En el Señorío de Vizcaya se daba una dualidad:
–  Oficiales del Señorío que correspondía al   teniente del corregidor
–   Órganos oficiales de la comunidad  que eran la  Junta de Avellaneda  y el Síndico
Se supone que nació como un congreso o reunión de todos los hijosdalgos de la tierra,  en el que todos tenían iguales atribuciones de proponer y de votar; hijosdalgos que representaban familia, torre o casa. (16)
La Junta ya aparece en la Ordenanza  de la Hermandad de 1394 que  la cita como… el uso y costumbre  de se ayuntar… (17)  Además a la junta podía asistir  cualquier encartado con derecho a hablar y proponer asuntos,   pero sin el poder decisorio de votar (18). Tal  asistencia   a veces era conflictiva  y retrasaba las votaciones.
El lugar de celebración era bajo el roble  foral   –  así aparece hasta 1.757 en la proclamación  de Carlos III  y también en el Cuaderno del Fuero  – que estaba situado en medio del cuadrilátero  empedrado  adosado a la casa torre de Avellaneda.  Si la meteorología era adversa  la junta se  celebraba  en el interior de la torre, lo que terminó por generalizarse con el tiempo.

Presidía la Junta el  Teniente del Corregidor, los apoderados  de las 10 repúblicas con el síndico procurador de la Encartación, el escribano y todo el público asistente.  La reunión comenzaba con una misa en la capilla exterior. A continuación, el  síndico relataba  los asuntos a tratar o hacía un memorial general. Los asuntos se discutían y luego se votaban los acuerdos; pero si alguien sublevaba el orden público de la reunión podía ser castigado con las penas que ya estaban estipuladas.
La Junta de Avellaneda era también la encargada de recibir al Corregidor, el cual, tras la lectura  de la provisión real de su nombramiento,  juraba guardar  el fuero de la Encartación  y después designaba a su teniente en Avellaneda. . Tras ello, la junta, casi con similar ceremonial  al empleado en la Junta de Guernica, procedía a proclamar al rey como Señor de Vizcaya. Finalmente la asamblea realizaba también la elección del Síndico Procurador de la Encartación y del  Escribano de la Junta.
La elección del síndico y el escribano se hacía por Tercios que fueron:
1.- Gordejuela, Güeñes y Zalla.   2.- Galdames, Sopuerta y  Somorrostro
3.-  Arcentales, Carranza y Trucíos
El Síndico ejercía la fiscalidad cobrando los Repartimientos acordados por la junta y debía de rendir cuentas al tercio que le controlaba y donde fuese menester.  Ostentaba asimismo la representación del territorio encartado ante las Juntas de Guernica, para lo cual se le concedía un poder especial complementario.

El teniente del Corregimiento apareció en 1401, siendo coincidente en el tiempo  con la Junta de Guernica y la Merindad de Durango.  Residía en Avellaneda y la Encartación le pagaba un salario anual. Como obligación debía de ser letrado y no natural de Vizcaya. (19). Conocía y juzgaba la Primera Instancia en los procesos civiles y criminales en Arcentales así como los criminales  de Carranza, Galdames, Sopuerta y Trucíos. A menudo tuvo fricciones  con los alcaldes encartados  de casi todos los municipios  precisamente por el choque  de atribuciones.

6.- RELACIONES ENTRE ENCARTACIONES Y SEÑORIO DE VIZCAYA

Las relaciones entre Las Encartaciones y el Señorío de Vizcaya, fueron muy complejas y en algunos aspectos muy controvertidas. Los conflictos  se suscitaron principalmente en torno a  cuatro puntos:

6.1.- La Homogeneidad Jurídica   
Por cuanto el derecho consuetudinario de ambas partes  debía  de tener gran semejanza,  como  se puede percibir en las redacciones sucesivas del mismo.  La primera de estas ordenanzas fue la de la Hermandad de Vizcaya de Gonzalo Moro  en 1394, que fue extendida a toda la Encartación  según la Junta de Avellaneda (20).
Tras diversas controversias con el Teniente – en los años 1572/74 – fue en 1576 cuando se celebró la Escritura de Concordia con el Señorío; si bien es cierto que, desde 1526, todos los fueros vizcaínos hacían mención a los derechos y libertades de los encartados.  Por esta razón el fuero propio de la Encartación, se acabó convirtiendo en un documento histórico y poco más.

6.2.-Puntos de Fricción 
Los hubo por los conflictos entre Encartaciones y Señorío que fueron casi simultáneos  a las fricciones entre las Villas y la Tierra Llana. Tres habían de ser los puntos conflictivos:

6.2.1.- La Primera Instancia..– por cuanto el Fuero de La Encartación declaraba que  era privativa  de los alcaldes ordinarios y del  teniente del Corregimiento. Pero el Corregidor  defendía  la primera instancia directa ante su tribunal. Esto originó enconadas disputas sobretodo entre 1.623 y 1.679. (21)

6.2.2.- La Contribución a los gastos comunes que–  dio origen a una tenaz disputa en el tiempo,  solamente  superada mediante la Escritura de Concordia que se firmó en Bilbao el 30 de agosto de 1.576. (22)   Sin embargo  esta firma  fue un cierre en falso de la cuestión,  porque el tema siguió como caballo de batalla.  Si bien en 1.688  se llegó a fijar en 6.000 reales la cantidad fija anual  y con una renovación extensible a 100 años, en el siglo XVIII la cuestión resurgió  tímidamente.

6.2.3.- El Regimiento general. .- ya que hasta el año 1630 éste se denominaba  de la Tierra Llana, Villas y Ciudad, Encartaciones  y Merindad de Durango y solamente a partir de ese año  quedó unificado como régimen general.
El antagonismo entre Villas y Tierra Llana era muy fuerte en el Señorío de Vizcaya, aunque este hecho aparecía  más  amortiguado en la encartación debido a dos hechos evidentes y decisivos:
a).- la dimensión más reducida de su población
b).- el menor poder económico  de su territorio  (23)

6.3.-  Las Juntas de Guernica   
Es ya sabido que  desde antiguo   la convocatoria a las Juntas de Guernica se efectuaba desde los 5 montes bocineros, entre los que se encontraban el Ganekogorta (contiguo a la Encartaciones orientales) y el Colisa, el monte aledaño a Balmaseda.
Pero, la Encartación acudía a Guernica  con un solo apoderado que representaba a todo el bloque de concejos y valles, obviamente provisto de un solo voto. Es decir, todas las Anteiglesias de Tierra Llana del Señorío tenían representación propia y un voto asignado cada una, mientras toda la Encartación no tenía más que un solo voto.
Según esto, la más pequeña anteiglesia vizcaína tenía el mismo poder que las 10 repúblicas encartadas juntas.  Cabe preguntarse qué es lo que latía en el fondo de esta cuestión.  La causa real parecía ser la lejanía de Guernica y lo onerosos que  resultaban los desplazamientos. Así era solamente  el Síndico de Avellanada  quien concurría –  con poderes especiales  – a Guernica, en donde tenía voz y voto aunque solo lo ejercía cuando se trataban de cuestiones para la defensa  de las Encartaciones

7.- CONCORDIAS Y DIVISIONES

7.1.-  El Capitulado de La Unión  
El 27 de marzo de 1628 había quedado estipulado un Capitulado de la Unión entre las Encartaciones y el Señorío de Vizcaya,   que daba por terminados todos los litigios  de antaño.
Pero esta firma no alcanzaba a todas las zonas encartadas. (24). En los años siguientes hubo varios intentos  de fusión  entre el Señorío y las Encartaciones que no llegaron a cuajar. Ante la imposible incorporación colectiva, algunos concejos y valles la suscribieron a titulo particular. Así habrían de hacerlo: Gordejuela y Güeñes en 1.642;   Zalla en 1.668; Galdames en 1.672;  y los 3 Concejos de Somorrostro en 1.682.
Consiguieron de esto modo,  todas las calidades, preeminencias, prerrogativas, franquezas y libertades de que gozaban las 72 anteiglesias del Señorío, incluido el voto activo y pasivo individualizado.
El  problema consecuente fue que, debido al pago y atención debidos  a la Junta de  Guernica  por parte de las repúblicas encartadas adheridas al Señorío, se vieron éstas impelidas a anular su contribución a Avellaneda, cuyo costo se hacía excesivo. Por fin el 25 de agosto de 1.699 – en los prolegómenos   del siglo XVIII – se llegó a un acuerdo a tres  bandas entre la Vizcaya nuclear, los encartados adscritos y los encartados no vinculados.
A principios del siglo XVIII,   tras la guerra de Sucesión, comienza  a reinar en España  la dinastía Borbón. Los litigios  forales se enconan. Felipe V deroga los Fueros de Aragón y Valencia por el apoyo de ambos reinos a la causa de D. Carlos de Austria, el candidato Habsburgo. También pone en evidencia el nuevo rey,  de este modo, sus convicciones absolutistas.  Con los Decretos de Nueva Planta  subsistirían únicamente  en el derecho público los regímenes forales de Navarra y de las tres provincias vascas. Sin embargo, esta foralidad no estuvo exenta  de choques puntuales que mantuvieron al Señorío en tensión durante todo el siglo XVIII.

7.2.- La Crisis de las Aduanas  
Una de las disputas más graves tuvo lugar a consecuencia del traslado de las Aduanas.  El 31 de agosto de 1717 se resolvió que las aduanas que se hallaban ubicadas en puertos secos – caso de Orduña,  Balmaseda y Vitoria  – situadas en los límites del Señorío con Castilla, fueran trasladadas a los puertos de mar, o sea  Bilbao y San Sebastián, y a la frontera de Irún.  Su consecuencia inmediata fue el motín conocido como Machinada  con el trasfondo de la  querella permanente entre  anteiglesias y villas.  El 16 de diciembre de 1722 la aduana regresó a Orduña pero jamás lo hizo ya a Balmaseda. (25)

7.3.- Concordia de 1740 
En las Juntas generales del 21 de Julio de 1.740 se aprobaron los capítulos de Concordia entre el Señorío y Las Encartaciones –  que anulaban el concordato de 1.680 –   donde se describen los 7 puntos esenciales de la concordia).  Con este ajuste  se planteó la separación, en el orden económico, de las repúblicas de la Encartación con el Señorío, quedando como antes,  unido en lo demás, hasta 1.798 y 1.800, en que volvieron a disfrutar en Guernica  de voto activo y pasivo (26).

 

7.4.- Incorporación total en 1799  
En 1.795, en plena guerra de la Convención, las Encartaciones participan ya en el repartimiento de gente armada del Señorío para formar las milicias  que habrían de contener a los franceses.  De los 6.140 varones  que formaban las 49 compañías de soldados, las Encartaciones aportaron 705 hombres  de entre 18 y 60 años. Su distribución cuantitativa nos acerca bastante a la población de cada lugar encartado (27)
            a).- Villas: Balmaseda, 80 hombres. Lanestosa, 9.  Portugalete, 12.
b).- Concejos: Somorrostro, 69. Arcentales,  45. Carranza,  92.
Galdames,  48. Gordejuela,  99.  Güeñes,  78.  Sopuerta,  53.
Trucíos,  36.  Zalla,  70
Aunque en 1740 había quedado sellado el anterior concordato, la unión no fue realmente efectiva, ya que los valles de Carranza y de Trucíos, así como el concejo de Zalla se separaron de aquel  acuerdo en el mismo año 1740. Posteriormente habría de hacerlo el concejo de Arcentales en 1780 (28)  Con ello, por fin regresaron al punto del Capitulado de 1740; habiéndose firmado la nueva y total Concordia el 16 de agosto de 1799. Con ella, todas las repúblicas encartadas tuvieron asiento, voz y voto en las Juntas Generales de Guernica de manera definitiva, en tanto que el Señorío se hacía cargo de las deudas que en ese momento tuvieran los pueblos encartados.
Esta Concordia  de Unión de Las Encartaciones con el Señorío de Vizcaya, recibió la aprobación del rey Carlos IV  el 24 de setiembre de 1799. Y con ella y su firma, se cerraba definitivamente  todo el capítulo histórico de Las Encartaciones fuera del Señorío de Vizcaya, del que ya nunca dejarían de formar parte. (29)
NOTAS:

( 1 ) .- GOMEZ PRIETO, J. Balmaseda, siglos XVI–XIX  Una villa vizcaína en el Antiguo Régimen. pp. 27
(2).-  TOMAS LOPEZ; Manuscrito 7.311, f. 404.  Año 1769. B. N…  Descripción geográfica de Balmaseda. 
(3).-  CARRERAS CANDI, F. Geografía general del País Vasco-Navarro.  Barcelona, 1926; tomo Bizkaia, pp. 900
(4).- BOWLES, J.  Introducción a la historia natural y a la geografía física de España. Madrid 1782. Edición de 1875. pp. 293. Ver también  A.M.B.  Decretos, reg 38; f.18; año 1744.
(5).-  VICARIO DE LA PEÑA, N; El noble y leal valle de Carranza; Bilbao, 1975; pp. 55 y 131.
También en ESCARZAGA, E. de; Descripción Histórica del Valle de Gordejuela; Bilbao, 1919; p. 91. Todas las alimañas fueron objeto de constante caza y batida – con premios asignados por la justicia – hasta llegar a su casi total extinción a principios del siglo  XIX.
(6).- ITURRIZA, J. R.  Historia General de Bizkaia,  Bilbao 1785, p. 649.
(7)  ITURRIZA  Epítome de las Encartaciones Tomo II  páginas 299-348.
(8)  Ibidem  Op. cit.  pp. 309 – 348
(9).-  BASAS  FERNANDEZ, M… Edad media y señoríos: el Señorío de Vizcaya  pp. 101
(10).-  Ibidem. Op. cit.   pp. 106-107
(11)   .- GOMEZ PRIETO, J, Op. cit   pp. 42
(12).- MONREAL CIA, G.  Las  Instituciones  públicas del Señorío de Vizcaya   pp. 239  y nota 799.
(13).-  Hoy en día puede admirarse el roble de San Miguel de Linares, en Artzentales, que está aledaño a su iglesia y es conocido como el Rebollo del Concejo. Ver  ESCARZAGA, E. Avellaneda y la Junta General de las Encartaciones.  Pp. 210.
(14).-  CUADRA SALCEDO, F.  Fuero Viejo de La Encartación.  Citado por Monreal Cia: Op. cit.  pp. 240-242 
(15)   ESCARZAGA E. Op. cit.  pp. 97)
(16)   Ibidem.   Op. cit.  pp. 44-45.  Citado por MONREAL CIA G.  Op. cit. pp. 244
(17).- CUADRA  SALCEDO, F. Op. cit   pp. 9.
(18).-  ESCARZAGA, E. Op. cit.  pp. 46 y 48
(19).-  MONREAL CIA, G.  Op. cit   pp.  251
(20).- ESCARZAGA, E. Op.  cit.  pp. 27 a 42. Hace análisis de similitudes y desemejanzas
(21).-  Ibidem  Op. cit.  pp. 104-105
(22).-  ITURRIZA, J.R.   Epítome  de las Encartaciones  nº 30
(23).-  MONREAL CIA, G. Op. cit.  pp. 259  y ss.  Explica todo este conflicto.
(24)   A.G.S.B.: escritura de Unión y Concordia de las Villas, Ciudad y señorío. Escrituras del Señorío, Reg I,  nº 10,  año 1630. En él se fijan pautas definitivas respecto a elecciones, oficios e incompatibilidad de cargos, avecindamiento, fogueras, etc.
(25).- ELIAS de TEJADA, F. El Señorío de Vizcaya.  pp. 170 y ss.
(26)   .- A.G.S.B. Concordia entre el Señorío y Las Encartaciones.  Encartaciones, Reg. 1, 21 julio 1740. Leg. 6, nº 8.  El manuscrito de la concordia está en el Archivo Histórico Nacional: Consejos, 253339-3 en forma de memorial ajustado, con citación y asistencia de las partes.
(27).-  LABAYRU, J. R. Hª  General de Bizcaya, ed. 1974; tomo  VI, cap 22 –IV. pp. 227.
(28).- MADOZ, Diccionario geográfico, estadístico e histórico de Vizcaya. Voz Arcentales
(29).- LABAYRU. E. de. Op. cit. T. VI. pp. 696.  nota 1.
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07.4.- Fuentes para la Hª de las Guerras Carlistas

CarlosVII

Fondos de la correspondencia familiar de los Antuñano de Balmaseda 

FICHA .- Fuentes para la historia de la primera Guerra Carlista. Fondos de la correspondencia familiar de los Antuñano de Balmaseda. Publicado como artículo en la revista Letras de Deusto, vol 14, nº 29, Mayo-Agosto 1984, en las páginas 135 a 150. Editado sin notas. Las cartas mantienen la redacción, estilo y ortografía de sus autores.

INTERES .- Muestra de cómo los fondos y archivos privados son, a menudo, documentación esencial para la investigación histórica y que solo en contadas ocasiones se abre al historiador. De interés para la historia familiar de los Antuñano y cómo una aproximación a la primera Guerra Carlista en balmaseda, Bilbao, Bizkaia, las Encartaciones y norte de Burgos.

SINOPSIS .- Selección de 40 cartas que intercambiaron entre sí – durante el período de 1824 a 1851- los tres hermanos Antuñano y Orrantia : Alejandro vecino de Balmaseda; Agustín residente en Jerez y José Luis que habitaba en Valladolid.
Por ser fondos inéditos y originales, se ha obviado todo tipo de interpretación , dejando hablas directamente a las fuentes.

INDICE .- 
1.- Introducción
2.- Fondo documental de las cartas

 

TEXTO COMPLETO

don Ignacio Llaguno, en agradecimiento.

El presente artículo es una muestra  de cómo los fondos y archivos privados son, a menudo, documentación esencial para una investigación histórica, al tiempo que una aportación de primera mano que, sólo en contadas ocasiones, suele abrirse al historiador.

Ambos supuestos se cumplen con respecto al pequeño Archivo de Familia que los Llaguno han puesto tan generosamente en nuestras manos. La documentación que lo compone se remonta a sus antepasados los Antuñano, muy importante familia vecina de la villa vizcaína de Balmaseda.

Aunque oriundos del valle de Mena, en el norte de Burgos, los Antuñano fueron balmasedanos durante generaciones, y en esta villa ejercieron fundamentalmente el comercio y labor del cobre y el hierro, como poseedores de la ferrería de la Penilla y administradores de otros martinetes. Cultivaron también viñas de chacolí y detentaron altos cargos públicos, llegando a emparentar con otras familias notables de Balma­seda como los Orrantia, los Amézaga, los Tellitu o los Llaguno; ésto sin olvidar sus ramificaciones por Andalucía y América. Sin ánimo de ahondar en la familia Antuñano, sí queremos señalar al menos a su tío don Francisco de Orrantia, cosechero en Jerez, que ejerció cargo público en su ayuntamiento y se avecindó en el año 1838 en el Puerto de Santa María; así como a don José Antuñano y Tellitu, residente en Cusumalguapa (Guatemala). Aunque sin olvidar a un ilustre ascendiente de esta familia, don Esteban de Antuñano, ya mexicano de nacimiento y pionero de la Revolución Industrial en su país. ( ver apartado 14 Miscelánea)

Las fuentes documentales que aquí se aportan, pertenecen a una amplia correspondencia privada que los tres hermanos Alejandro, Agustín y José Luis Antuñano Orrantia, intercambiaron entre sí (y esporádicamente con otros allegados) durante el período que va de 1824 a 1851. De este notable volumen de cartas, cercano a las 600, hemos seleccionado unas 40, por aportar las noticias que consideramos más esclarecedoras para el desarrollo de la primera guerra carlista en Balma­seda, Bilbao, las Encartaciones, norte de Burgos y otras regiones.Nuestro interés es el de exponer esta «pequeña crónica de guerra» importante, tanto por ser fondos inéditos y originales, como por significar una aportación al más amplio conocimiento del carlismo y sus hechos bélicos durante su primera confrontación.

En base a estas premisas, hemos obviado todo tipo de interpreta­ciones, dejando así que hablen directamente las fuentes. Las cartas han sido respetadas en su integridad, manteniéndose la redacción, estilo y ortografía de sus autores.

* * *

FONDO DOCUMENTAL DE LAS CARTAS

Balmaseda, 1830, agosto 20. De Alejandro Antuñano a su hermano Agustín Antuñano en Jerez.

«El lunes 16 de éste entró en Bilbao el infante Francisco con su familia, y marchará según se dice mañana 21, por cuyo motivo tiene grandes funciones, corridas…»

Balmaseda, 1834, julio 6. De Alejandro a su hermano Agustín en Jerez.

«Por aquí no ocurre cosa particular sobre las del día, más que algunas escara­muzas de cuando en cuando por estas inmediaciones, pues hay bastante tropa de la Reina, y se dice que el general Rodil es de bajar estos días a estas provincias y Navarra con bastante tropa.»

Valladolid, 1834, noviembre 10. De José Luis Antuñano a su hermano Agustín en Jerez.

«Felipe Goenaga salió desterroso para Sevilla y él te dirá el calamitoso estado de nuestro desgraciado país, destruido por las vejaciones de ambos partidos…»

Balmaseda.,1834, noviembre 11. De Alejandro a   su hermano Agustín en Jerez.

«En ésta no nos faltan incomodidades y enredos y lo peor es la mala forma que hay para que se concluyan, pues cada día está peor, como ahora que ha venido Mina a Navarra no consiga disipar el nublado tendremos larga tormenta…»

Valladolid ,1835, enero 12. De José Luis a su hermano Agustín en Jerez.

«El cólera en Balmaseda ha sido tan benigno que sólo ha habido 4 casos: 2 soldados de la guarnición, una joven de un caserío y un tal D. Ramón Tre­villa, carranzano que se hallaba en esta…»

Balmaseda, 1835, enero 21. De Alejandro a su hermano Agustín en Jerez.

«El cólera hace rato que ha desaparecido de aquí, no habiendo causado más estragos que 12-14 muertos, contando entre ellos algunos soldados… En esta villa hace algunos días se están gastando 1.800 raciones de pan, carne y vino, y el día que menos, que es cuando no está aquí la colubna que anda en estas inmedia­ciones, no bajan de 600 raciones; ya puedes considerar como estará este pays al cabo de tanto tiempo y lo peor es el mal aspecto que esto tiene para que se concluya…»

Balmaseda,1835, marzo 21. De Alejandro Antuñano a su hermano Agustín en Jerez.

«… En esta villa no hay Urbano alguno, pues a pesar de que el Delegado del Juez Regio de esta provincia, que está aquí, haciendo de autoridad principal, ha invitado a que los vecinos que quieran alistarse voluntariamente, quedarán libres de contribuciones, no ha habido uno que se haya presentado. Por esta han pasado de muchos regimientos, pero los que ahora andan por estas inmediacio­nes, y dan guarnición a esta villa son los provinciales de Logroño, de Segovia, Betanzos y Laredo y además da sus vueltas la división del general Latre, que se compone de cerca de 2.000 hombres y son parte de Guardia Real, el 2. 0 de ligeros, que es el que poco tiempo hace se amotinó en Madrid, y regimiento de Córdova, y además de otros varios en Bilbao, quienes continuamente suelen tener sus choques con los facciosos, pero no te puedo detallar exactamente nin­guno, por cuanto lo que pasa a una legua de aquí se cuenta de mil modos, y lo que únicamente te puedo decir es que, hace unos días atacaron los facciosos a la guarnición que había en el Montón, que es donde tiene los Molinos de Trigo la Villa de Bilbao, a cosa medía legua escasa, que dicha guarnición se componíade cincuenta y tantos hombres, que estaban fortificados en una casa, a quienes les intimaron la rendición y que no les harían ningún daño, y se dice respondieron, que mientras tuviesen las armas en la mano no lo harían, y que en vista de esto los facciosos colocaron dos cañoncitos contra el fuerte, el que de po­cos tiros lo hecharon por tierra, igualmente que la puerta de dicha casa, y aco­metiendo a ella a pesar del fuego que hacían los de dentro, los pasaron todos a cuchillo, en este intermedio, salió el Gobernador de Bilbao con una colubna,compuesta de tropa, Urbanos y Bolantes, a socorrerlos y a la salida de Bilbao dividió dicha columna en dos, dirigiéndose él la una por el Camino Real, y la otra por Begoña, pero a poco que anduvo vio la mucha fuerza de facciosos que le cargaba y tuvo que volver a entrar en Bilbao, y entonces dio orden que a nadie se le abriesen las puertas de los fuertes, sin acordarse de la otra colubna, que fué cargada por los facciosos, y perseguida hasta las puertas, y perecieron algunos, siendo motivo esto para que los Urbanos se alborotasen ,gritando ¡Muera el Gobernador y los Carlistas!, el primero tuvo que ocultarse y le apedrearon las ventanas, de modo que si no hubiese llegado a este tiempo la colubna del general Espartero, que anda en aquellas inmediaciones, y frecuentemente suele parar allí, hubiesen cometido algunos desórdenes y tropelías, pues ya habían puesto en capilla a todos los presos que estaban en la cárcel para afusilarlos y para apaciguar a dichos Urbanos, mandó dicho Espartero sacar cuatro de dichos presos y afusilarlos…»

Jerez., 1835, junio 26. De Agustín  a su hermano Alejandro  en Balmaseda.

«me dirás si las tropas de la Reyna han levantado la guarnición de esa villa, porque no dicen nada los papeles públicos… y si han entrado ya las tro­pas de D. Carlos… porque creo que esa villa no padecerá mucho por los unos, por la opinión que ha tenido y creo tendrá… Espero me digas si han entrado en Bilbao las tropas de Zumalacárregui, porque se ha sabido antes de ayer en Cádiz, por un buque inglés que acaba de llegar, que a su salida de Bilbao esta­ban bombardeándola…»

Balmaseda, 1835, julio 1. De Alejandro  a su hermano Agustín en Jerez.

«Hace poco tiempo tuve la desgracia de haber sido nombrado Alcalde y de tomar posesión la víspera de entrar en esta villa, una división de tropas de la Reyna de 5.000 hombres con los generales Latre y la Hera, sin tener nada a que hechar mano para raciones, pues estos pueblos van agotando todos los recursos, de modo que nos vimos bastante apurados tanto por esto, como por otras pre­tensiones que tuvieron, como es que se habían de presentar en el término de 2 horas, 150 hazadas y 100 cestos para trabajar en la fortificación que están haciendo en el Castillo que se halla sobre esta villa, y que de no hacerlo sería­mos afusilados todos los del Ayuntamiento en medio de la plaza, y así es que nos vimos bastante apurados, por conocer la imposibilidad de cumplir, pero por fin he tenido la felicidad de eximirme de la alcaldía y de consiguiente de los malos ratos que ésta trae”.

Hace unos 20 días que Bilbao se halla rodeada de facciosos, y en lo más de este tiempo hemos estado oyendo de ésta mucho cañoneo, y el 21 del mes pa­sado bajó por aquí hacia Portugalete y sus inmediaciones la división de Espar­tero y Latre, que se compondría de 7.000 hombres poco más o menos; y antes de ayer bajó también casi todo el ejército de operaciones de Navarra y parte del de reserva que compondrían unos 12.000 hombres a lo menos, con el objeto según se dice, de atacar a la facción y hacer que levanten el sitio de Bilbao, y así es que todos nos hallamos pendientes del resultado; la facción ocupa los pun­tos de Altomira, Albia, Begoña, las Bandera y las alturas del camino que sale para Durango; las tropas de la Reyna ocupan Portugalete, Santurce, Somorrostro y Baracaldo; según se dice han bajado también para estos puntos algunos bata­llones de Santander y Santoña; y dentro de Bilbao se asegura que no hay menos de 5.000 hombres, entre tropa y Urbanos, de modo que habrá entre tropas de la Reyna y facciosos, en Bilbao y sus inmediaciones de 40 a 44.000 hombres según aquí se corre, por lo menos y los más en tres leguas, ya puedes figurarte cómo estarán estos pueblos para racionar tanta gente y después de tanto tiempo que están sufriendo…»

Valladolid, 1835, julio 5. De José Luis   a   Agustín en Jerez.

«Estos días atrás han pasado por nuestra Balmaseda 41 batallones en n. o de 23-24.000 hombres (que es todo el ejército disponible) a la parte de Bilbao a obligar a los carlistas a levantar el sitio de aquella plaza, lo que hicieron sin empeñarse en acción, acaso con fin siniestro que yo no entiendo. Zumalacárregui, se corrió en esta que había muerto, pero por concesión divina ha resucitado, porque el 2 de esta se hallaba en Gamarra. En las cuatro provincias apenas hay guarnición alguna, y el ejército que hay allí no es suficiente para concluir la facción que crece bastante. De Vitoria han sacado gran porción de armas y per­trechos de guerra que han traído a Burgos porque se la temen…»

Balmaseda, 1835, julio 15. De Alejandro   a su hermano Agustín en Jerez.

“… que toda la nubada que cargó sobre Bilbao se desvaneció sin haber ocu­rrido cosa particular, pues viendo los Carlistas la superioridad de tropas de la Reyna que se habían reunido, sin duda no les pareció que debían empeñar una acción general, y se retiraron con su artillería hacia Durango, Oquendo y Llodio, haciéndolo el pretendiente que también se hallaba allí, por Sodupe y Gordejuela con 5-6.000 hombres, y en el mismo día entraron en Bilbao las tropas de la Reyna sin más choque que unos cuantos tiros de una guerrilla de Carlistas que quedó a retaguardia; pero habiendo vuelto a subir las tropas al Ebro casi en la mayor parte, se dice que la facción trata de volver sobre Bilbao con más fuerzas. También se asegura la muerte de Zumalacárregui y que si daban el mando de éste al General Moreno.

En ésta subsiste la guarnición y creo que subsistirá ínterin los Carlistas no tomen o hagan retirar la de Bilbao que no les será tan fácil, por estar muy for­tificado, con mucha artillería y bastante gente, pues esta les es muy útil por ser­vir de comunicación a Bilbao con Castilla, ni tampoco los Carlistas han tratado nunca de atacarla, tal vez, porque conocerán que es una villa que les puede pro­porcionar pocos recursos…»

Balmaseda, 1835, septiembre 12. De Alejandro   a su hermano Agustín en Jerez.

… que hace como 15 días se aproximó a Bilbao parte de la facción, apa­rentando poner sitio, pero el 5 ó 6 de éste tuvieron que retirarse con motivo de haber bajado a aquel punto una división de tropas de la Reyna. por el camino de Orduña, y al mismo tiempo fue también la colubna que lo más del tiempo está aquí, y se compone del Regimiento Provincial de Segovia, el de Betanzos y dos compañías de preferencia del de el del Rey, y se agregó en Portugalete con unos 600-800 ingleses de los que se han alistado al servicio de la Reyna, marchando desde aquella juntos hasta Bilbao, pero habiendo tenido orden dicha colubna de volver para ésta en el mismo día, pernoctó en Sodupe de donde salió a las 9 ó 10 de la mañana siguiente, lo que supieron los dos batallones de Yba­rrola y Arroyo, facciosos, que hace bastantes días están en Arciniega, y salieron corriendo de allí a las dos de la tarde y para las cinco dieron alcance a la reta­guardia de dicha colubna entre Zalla y Ocharan, donde hubo una escaramuza que duró hasta el anochecer y el resultado fue 6 u 8 muertos de una y otra parte, algunos heridos, y los facciosos cogieron 10 ó 12 prisioneros, pero de los que estos tenían de las tropas de la Reyna en los depósitos y se ofrecieron tomar parte, se les pasaron unos 40 y tantos, que ahora se hallan en ésta, y se dice que el resto hasta 300 hombres, que son los que tienen los dichos Ybarrola y Arroyo, de citados prisioneros que tenían en los depósitos, los han desarmado. También cogieron los facciosos la brigada y 7 carros con raciones y aguardiente.

El castillo que han fortificado aquí es el que llaman de los Moros, que está sobre la villa, y además han cerrado todas las entradas, como son los dos Puen­tes Viejo y Nuevo el Puentecillo que está saliendo de la plaza hacia la Magda­lena y el del Campo de las Monjas; también tienen dos líneas de fortificación en las calles de media Villa abajo, y la Casa de la Villa aspilleradas las venta­nas y balcones, cerrados los arcos del soportal y en el de medio un tamborete desde donde hay un paso cubierto para la torre de la iglesia, todo igualmente con aspilleras; el pórtico de la iglesia también se halla fortificado y cerrado los arcos, de modo que van poniendo esto como una plaza de primer orden. Esta guarnición se compone de 400 hombres poco más o menos del regimiento del Rey y algunos de la colubna que falta poco de aquí y lo más que suele alejarse son tres leguas, a menos que alguna rara vez no tenga orden de pasar a Bilbao. De aquí no hay ningún jefe de los facciosos, aunque sí varios oficiales, como son Bonifacio Gómez que ha seguido en el ejército desde la Constitución y ha estado en la Habana hasta hace un año o año y medio, que vino por haberle dado la licencia absoluta sin sueldo, y tan pronto como llegó a ésta marchó a la facción, y está con el mismo grado de capitán que antes tenía; otro es Pedro de Aguirre hijo del que llamaban Perulero que también sirvió cuando la Cons­titución, y otros 5 de estos y algunos soldados. Ahora no tengo más alojados que un capitán del provincial de Segovia que hace bastante tiempo que está en casa y suele salir con la colubna escepto esta vez, pues aquélla marchó antes de ayer a Mena y él ha quedado aquí con una pierna algo mala; pero muchas ve­ces se nos llena la casa de alojados.

De 3 ó 4 meses a esta parte trabajan estas fábricas una cosa regular, aunque con pocas utilidades y muchas trabas para despachar el género, a causa de que los aduaneros carlistas situados en algunos puntos, como en los caminos de Cas­tro y Bilbao, que es donde lo mandamos a embarcar para Asturias y Galicia, se empeñan en cobrarnos un Real cada libra, de suerte que tenemos que valer­nos como los contravandistas, por caminos estraviados y de noche, por safarnos de pagar un derecho tan excesivo, y aún así suele haber algunos tropiezos y se nos han encarecido bastante los carbones y cobre…»

Valladolid , 1836, marzo 30.  De (José Luis Antuñano) a (su hermano Agustín en Jerez).

Carta sin firmar y con destinatario tachado, se suponen las personas por la letra y el contenido. Es un borrador.

salió Alejandro de Valladolid el pasado día 5 y no pudo llegar a casa hasta el 27, pues estuvo detenido en Medina de Pomar por no haberle dejado pasar a causa de haber entrado la facción el día 3, ésta sitió el pueblo el día 7 no habiendo hecho en este día más fuego que de fusilaría; el 8 llegó la artillería compuesta de un cañón de 36, dos de 24, una culebrina y ocho cañones de bronce de 6 a 8, después de presentada ésta, intimó Eguía que se hallaba en persona con 14.000 hombres la rendición al Provincial de Tuy que estaba de guarnición, y capituló el 9 a las dos de la tarde, y después de algunas solemni­dades entraron en el pueblo solos 6 batallones dirigiéndose la demás fuerza a tomar a Mercadillo, que se rindió el 10, es indecible la conducta que observaron en Balmaseda pues a pesar de ser del mismo pueblo los que entraron con nadie se metieron, luego quedó Castor de Comandante de Armas, habiendo sacado 40 jóvenes, dejando aún muchos que debía haber sacado. A pocos días vino Simón Torre y habiéndole dejado solos dos batallones, tubo que abandonar el pueblo el 13 de éste que entraron el General Ezpeleta con el ejército de reserba y los Porgueses los que están fortificando el pueblo sólidamente, pero los facciosos según se dice tratan de impedirlo.

       Bataneau llegó a Vizcaya después de haber sufrido una persecución muy (…) en esta se hallan seis   mozos suyos bastante bien uniformados con pantalón garansé, buen capote azul, gorra basca, zapato y botín. Espartero en Orduña cogió 150 prisioneros en la primera acción, pero en la segunda ha sufrido una pérdida considerable en los Altos de Unzá, cerca de Orduña, a pesar de que los Papeles lo pintan al revés; entre los facciosos corren voces muy alagüeñas, unos con relación a los gabinetes extrangeros, otros a la escuadra sarda. Cuyo desembarco se figuran muy pronto en las costas de Vizcaya, y otros de un día para otro la invasión a Castilla; quien exagera el estado de la facción de Cataluña, Aragón y Valencia; quien la de Galicia, y hay de estos quien lo da por concluido antes de dos meses…»

Balmaseda,  1836, abril 2.  De Alejandro   a su hermano Agustín en Jerez.

 solo te digo que esto no es vivir, pues continuamente estamos sobresal­tados y agobiados con alojamientos, por la mucha gente que desde que entraron los Carlistas hay aquí metida, y ahora hay de 5 a 6.000 hombres de la Reyna, al mando del general Ezpeleta, a quien tenemos en casa hace 3 semanas que fue cuando volvieron a ocupar la villa…»

Valladolid,  1836, mayo 18. De José Luis   a su hermano Agustín en Jerez.

«Balmaseda se halla ya casi desierta porque a Burgos han llegado 10 6 12 particulares del pueblo, por el temor, padecimientos o exacciones que allí sufren; otros han ido a Castro, Santander y Santoña….

Valladolid, 1836, junio 12. De José Luis  a su hermano Agustín en Jerez.

«…Para que formes una idea del lamentable cuadro de nuestra Balmaseda te voy a hacer una reseña del estado en que se halla. Allí donde hasta la fecha actual época gozábamos las delicias de una paz octaviana, cuando ya se habían disipado todas las ráfagas de partidos y enemistades, que había dejado la pasada guerra, y que todos hermanados disfrutábamos de las más deliciosas diversiones, la vemos en dos años y medio transformada en un todo; lo que antes era ale­gría ahora dolor; las familias no pudiendo sobrellevar el enorme peso de im­puestos, exacciones, alojamientos y demás penalidades que trae consigo el cruel azote de la guerra, se ven precisados a abandonar sus hogares buscando el asilo que cada uno le parece más seguro, según sus facultades, unos a Burgos, otros a Santander, Santoña, Madrid, Castrourdiales; baste decir que los únicos par­ticulares que allí se hallan son Eguía y Alejandro, que serán precisamente sobre quienes gravite todo el peso del pueblo; han reedificado el Castillo de la Cuesta, han echado por tierra todas las tapias de las huertas del Espolón y Calzada, queriendo a fuerza de trabajos y fortificaciones hacer un Gibraltar de un pueblo que se puede batir a pedradas; todo presagia la desolación de aquel malhadado pueblo…»

                                                                                                              

Valladolid 1836, junio 22. De José Luis a su hermano Agustín en Jerez.

 si se oye hablar a los Carlistas dicen que de 12.000 hombres de que constaba la Legión Británica, sólo hay ya 5.000 y de estos han perecido 1.000 en una última acción…»

Jerez 1836, agosto 1. De Agustín a su hermano Alejandro en Balmaseda.

… boi a comunicarte algunas noticias de las ocurrencias en ésta y pueblos inmediatos con motivo de haberse puesto la Constitución del año 12.

En Málaga fue el primero que determinaron el ponerla y seguramente sabría alguna cosa el Gobernador que se opuso a que tocasen generala, pero con todo un oficial de la Guardia Nacional mandó a un tambor que la tocara, el goberna­dor militar fue a reconvenir al oficial y se trabaron de razones, el caso es que murió el gobernador militar y el gobernador civil; unos dicen en aquella noche, otros dicen que los pusieron en capilla porque el pueblo pidió se fusilasen, el asunto es que han muerto. En Cádiz también la han puesto, pero sin desgracia se reunieron los Urbanos y la pusieron me parece el 29 por la mañana, aquí tam­bién la han puesto por el mismo día que en Cádiz la pusieron, por la noche a la ora de la retreta estaban preparados para dar la voz como así fue, y aquella ora salieron los tambores y cornetas tocando generala y la juraron el mismo día a las 11 y media o 12 de la noche, pues los urbanos se retiraron cerca de las 3 a sus casas; ayer se juntaron todas las corporaciones, todos los urbanos de ambas armas y hicieron o bolbieron a hacer la misma ceremonia con mucho aparato y corrie­ron una cortina que cubría la lápida de la constitución y quitaron la que había de Isabel II en Lebrija, Sanlúcar, Puerto de Santa María, Puerto Real y aún se dice que en Sevilla la han puesto también, veremos a ver cómo lo toma el go­bierno. En ninguno de estos pueblos ha sucedido desgracia alguna apesar de haber hecho todo esto sin orden del gobierno más que cada pueblo por sí.—Han cesado todos los empleados de policía en esa y han nombrado otros y una comisión o junta, y han puesto el ayuntamiento que había el año de 23…»

Jerez 1836, octubre 24. De Agustín a su hermano Alejandro en Balmaseda.

… te he enviado dos cartas y no han llegado a tus manos por el entorpe­cimiento que hay en estas Andalucías por los facciosos de Gómez, que han es­tado 6 u 8 días en Córdoba, y ahora van por la Mancha después de haber robado mucho en dicha población y haber puesto a todos los Nacionales de aquélla, que se encerraron en un fuerte, y con mucho dinero para quitarlo de la rapiña de los facciosos, y todo ha caído en poder de estos, dicen que trae 1.200 hombres infantes y 800 caballos y algunos aumentan estos últimos a 1.200,pero estos son los Carlistas.

De aquí han salido todos los Nacionales e igualmente los de Cádiz, Puerto, Sanlúcar, Sevilla, en fin de todos estos pueblos que se habrán reunido en Car­mona que es donde fue el punto de reunión unos 7 u 8.000 Nacionales, los manda el Capitán General Espinosa y el General Butrón la caballería, se reúnen unos 1.000 caballos de lo más lucido que se ve.»

Balmaseda 1837, febrero 8.De Alejandro  a su hermano Agustín en Jerez.

… con respecto a la entrada de Espartero en Bilbao no te puedo decir más de lo que ponen los papeles públicos… tanto de una parte como de otra han muerto bastante; … estando esta villa tan próxima a la de Bilbao no supimos nada de lo que pasaba durante el sitio, ni aún muchos días después de haberse levantado, por estar cortada la comunicación y hasta un día de estos no permitían los car­listas el paso a ninguna persona a Bilbao.

El 30 del mes pasado bajó por aquí para Bilbao la división del general Rivero con 8-9.000 hombres para reunirse a Espartero y a la división de Alais que se dice baja también de Vitoria para operar en esta provincia.»

Balmaseda 1837, marzo 3.De Alejandro   a su hermano Agustín en Jerez.

«Hace tiempo se dice era de darse una acción grande en el camino de Durango y para esto se hallan en Bilbao y sus inmediaciones 30.000 hombres a lo menos; también se habla hace rato que en San Sebastián se habían reunido otros 14.000 hombres de la Reyna y que iban a atacar Hernani o Yrún y Fuenterrabía que tienen fortificados los carlistas. También en Pamplona se cuenta aquí que hay otros 12.000 hombres, al mando del general Sarfiel para operar en combinación.»

Valladolid 1837, marzo 11. De José Luis a su hermano Agustín en Jerez.

… me abstengo de hablarte de los desastres de la guerra civil contentándome sólo con decirte que ha sido tanta la emigración de familias que su número ha quedado reducido al cortísimo de ochenta y tantos vecinos» (se refiere indudable­mente a Balmaseda).

Balmaseda 1837, septiembre 12. De Alejandro a su hermano Agustín en Jerez.

«hace pocos días ha habido una acción a 2-3 leguas de Burgos con la expedición de Zaratiegui que fue la que entró en Segovia, y se dice que de resultas llegaron a Burgos algunos heridos… Tenemos de guarnición el Regimiento Provincial de Betanzos.»

 

Valladolid 1837, diciembre 27. De José Luis a su hermano Agustín en Jerez.

 degé a Balmaseda con bastante sentimiento, pues a pesar de ser el teatro de la guerra no se ve más que diversiones, bailes, grandes tertulias, etc. A mi salida nada se decía de asuntos políticos, sino que volvía la facción a esta parte, lo que se ha confirmado ayer por varias cartas de aquel día, especificando en ellas haber dado D. Carlos una orden para que todos sin excepción de 16 a 45 años tomen las armas; y que a muchos de éstos están ya armando y uniformando. D. Carlos se haya en Amurrio, los batallones castellanos desde San Miguel a Orduña y los vizcaínos en el resto del Señorío; Espartero en la Rioja con toda su fuerza con objeto sin duda de impedir el paso, si puede, a la facción.»

Balmaseda 1838, enero 4. De Alejandro a su hermano Agustín en Jerez.

«Hace unos 10 ó 12 días que estaban en algunos pueblos de Mena unos 6 ó 7.000 hombres carlistas con bastante caballería, y antes de ayer se replegaron hacia el Valle de Tudela y el Concejo de Ayega, y en Orrantia tienen un escuadrón, el que para proporcionar raciones han registrado todas las casas los mismos soldados y sacado como 25 fanegas de trigo y algo de maíz que han hallado, como también algunos bueyes, de modo que da lástima oír quejarse a los vecinos, pues casi todos estaban muy miserables y ahora han acabado de arruinarlos, y no te puedes figurar lo mucho que por aquí se padece, máxime cuando se aproximan estas nubadas, pues en todo el mes de octubre nos tuvieron bloqueados 3 batallones que se pusieron en el Berrón y demás pueblos inmediatos sin dejar entrar ni salir de aquí a nadie.»

Balmaseda 1838, abril 30. De Alejandro a su hermano Agustín en Jerez.

«Aquí cada día tenemos más incomodidades por la mucha tropa que hay, pues hace más de un mes que permanecen más de 6 batallones repartidos también en los pueblos inmediatos, y en casa está el general en jefe carlista Guergué. El día 7 de este mes fueron a atacar el fuerte de Villanueva de Mena, con 10 piezas de artillería, entre ellas una de a 36, otras dos de a 24 y un mortero crecido. El 8 a la mañana rompieron el fuego y a corto rato desmontaron los 2 ó 3 cañones que tenían en el fuerte, les intimaron a la rendición; pero no quisieron acceder con la esperanzade que bajase alguna columna a socorrerlos, como sucedió al día siguiente cuando se hallaban bastante apurados, pues acometieron a asaltarlos y llegaron hasta tirarse con piedras; pero era a la sazón que los carlistas estaban retirando la artillería, que lo hicieron de prisa porque luego llegaron los batallones y algunos caballos cristianos, de manera que si no por esto y el mal tiempo que hacía hubieran andado mal los del fuerte quienes han estado reponiendo el daño que les causaron, e ínterin han subsistido por allí dichos batallones hasta el 26, que salieron hacia Villarcayo, excepto uno que dejaron con los nacionales, y siendo así regularmente pronto volverán a atacar, porque la artillería está en Güeñes, pero tampoco podrán si el tiempo no mejora, pues se va llevando todo este mes lloviendo y nevando. En dicho ataque hubo algunos muertos y heridos de cada parte, y los carlistas entraron aquí unos veintitantos de los segundos, y el comandante del fuerte también lo fue de alguna consideración.»

Valladolid 1838, noviembre 23. De José Luis a su hermano Agustín en Jerez.

«(Alejandro) tiene la casa llena de alojados. Días atrás estuvieron en casa D. Carlos, D. Sebastián y el ministro de la Guerra (Marqués de Valdespina) y según un arriero… ahora están esperando a D. Carlos su mujer, hijo e hijastro, que andan por aquella parte con 18 batallones, con ánimo sin duda de atacar el fuerte de Villanueva de Mena, para lo que tienen dispuestas en Balmaseda veinte y tantas piezas de grueso calibre y entre ellas el que llaman mortero grande y cuatro obuses.»

Jerez 1838, noviembre 30. De Agustín a su hermano Alejandro en Balmaseda.

«En Sevilla ha habido alborotos con motivo de ponerse al frente de una revolución Córdoba y Narvaez, en la que querían hacer estas provincias inde­pendientes, para lo que se pusieran dichos dos a la cabeza y el primero se tomó el mando de capitán general, porque el que lo es, que es Clonard, estaba en Cádiz.»

Balmaseda 1838, diciembre 21. De Alejandro a su hermano Agustín en Jerez.

«Hace días que los carlistas están fortificando una fábrica muy buena de fierro en Guriezo, montaña de Santander, distante cinco leguas de aquí, con el objeto de fundir cañones de artillería, y ayer se dijo que venían por la parte de Santander 12-14 batallones de la Reyna a atacar aquel punto del que ya estaban cerca, por lo que también marcharon allá 4 ó 5 de carlistas que se hallaban en estas inmediaciones, y me parece que las próximas Pascuas serán señaladas con algún ataque.»

Balmaseda 1839, abril 19. De Alejandro a su hermano Agustín en Jerez.

 en ésta estamos muy expuestos a tronar uno de estos días, porque durante la guerra me parece no ha amenazado a esta villa tan grande tempestad como la que nos tememos, por aproximarse Espartero con 30 ó más batallones, mucha artillería y gran porción de útiles para el ataque, según se dice de esta villa y

fuerte de Ramales; y Maroto llegó aquí ayer con su Estado Mayor, hoy lo ha hecho también Zarategui con dos batallones navarros y dos piezas de montaña, los que después de una corta detención en ésta, han continuado su marcha a dicho Ramales como igualmente otros dos batallones guipuzcoanos, y me parece que algún otro vizcaíno que estaban en estas inmediaciones; también a Arceniega y Orduña han venido fuerzas que son pueblos de esta línea, de modo que esto está muy serio y me temo que esta desgraciada villa tendrá malísimos resultados, en fin si quedamos para contarlo te avisaré lo que ocurra.»

Balmaseda 1839, junio 17. De Alejandro a su hermano Agustín en Jerez.

«Por fin aquí hemos salido bien del grande cuidado en el que estábamos, por haber recibido orden la guarnición para bajar la artillería del castillo y retirarse, lo que verificaron antes de ayer al mediodía, y ayer a las 9 de la mañana entró el brigadier Castañeda con cuatro compañías de infantería y como 40 caballos del regimiento de la Princesa que marcharon en la misma tarde a Arciniega de donde vinieron, e ínterin permanecieron aquí, observaron muy buen orden, de manera que nos parece sueño el vernos estas pocas oras sin soldado alguno en la villa, lo que no ha sucedido casi en los 6 años de guerra, pero regularmente durará poco porque unos u otros vendrán luego a visitarnos, y nos ha chocado mucho tanto a los paisanos como a los carlistas que componían la guarnición, el haber largado esta plaza sin hacer ninguna resistencia, cuando hasta hace 4 días que les vino la orden, estaban trabajando con gran prisa en nuevas fortificaciones y disponiéndose a hacer una obstinada defensa, tanto por esto como por haber sucedido lo mismo en otros puntos de esta línea, se infiere hay algún misterio, y aún se susurra entre las gentes si hay algunas comu­nicaciones entre Espartero y Maroto sobre el medio de concluir la guerra, Dios quiera que sea cierto, que lo dudo mucho, y por otra parte también se dice que Espartero trata de dirigirse desde Orduña a Bilbao y que en este caso hacia Llodio regularmente se darán una gran acción.»

Jerez 1839, julio 9. De Agustín a su hermano Alejandro en Balmaseda.

 me alegraré salga cierto lo que dices, si los carlistas volaron el castillo cuando lo abandonaron (porque así se ha dicho aquí) que me alegraré que así sea, a ver si así tiene esa villa la suerte de no ser fortificada o defendida por falta de aquél.»

Balmaseda 1839, setiembre 23. De Alejandro a su hermano Agustín en Jerez.

… acompaño el ejemplar del Convenio entre Espartero y Maroto; no te puedo explicar el contento que había entre la gente el día que se recibió la noticia de la deseadísima paz, aunque se ha desvanecido alguna cosa, pues hay recelo que no sean aprobados los Fueros por las Cortes.

Aunque al salir los carlistas de esta villa volaron el castillo no por eso la dejaron en disposición de reponerle como ellos le habían tenido, pero hasta ahora nada se ha hecho en él.»

* * *

Aunque oficialmente terminase la guerra, facciones residuales y di­versos cabecillas corretearon a sus anchas por toda la zona. La tranqui­lidad era inestable y el comienzo de otras hostilidades gravitaba en los ánimos de la gente. Este ambiente de posguerra y a veces de casi pre­guerra, se filtra en las siguientes cartas:

Balmaseda 1840, febrero 12. De Alejandro a su hermano Agustín en Jerez.

«Hace pocos días que han tratado de interrumpirnos la paz que estamos dis­frutando y tanto hemos anelado, unos 20 de estas inmediaciones que han perte­necido a los batallones carlistas, casi todos oficiales, y Castor se ofreció a la Diputación de esta provincia para reducirlos a que se presentasen, y en efecto se dice que les escribió para que lo hiciesen pero, no habiendo alcanzado nada, pidió cuatro compañías para perseguirlos, como lo ha verificado con actividad, y ayer consiguió el que se le entregasen casi todos, y cogido a alguno excepto 3 ó 4, entre éstos el que hacía de jefe que es un tal Leguina, y con esto se nos ha calmado el recelo que teníamos de volver a las andadas, aunque ahora no encontraran estos revoltosos el apoyo que antes tenían de los paysanos.»

Balmaseda 1841, febrero 6. De José Luis a su hermano Agustín en Jerez.

«El Gobierno está dando algunos pasos que son presagios de guerra, como embarcar la artillería que había en Bilbao, pasar al parque todos los fusiles y van a demoler los fuertes, y aun se dice que marcha la guarnición, y en este caso ya no hay duda que nos envolvemos en otra que les ha de costar más sangre y desengaños que la pasada.»

Balmaseda 1841, octubre 8. De Alejandro a su hermano Agustín en Jerez.

«El día 5 de éste se han pronunciado en Bilbao el paysanage, milicia nacional y un batallón de Borbón que había de guarnición, a favor de la Reyna Cristina, Isabel II, Constitución del año 37 y Fueros, y lo mismo se dice se ha hecho en Pamplona y Vitoria y que regularmente lo harían muchos pueblos de la nación, pues se cree sea plan con la misma Cristina con la protección del Rey de Francia, según dos proclamas que aquí se han recibido de la Diputación de esta provincia y de la de Vitoria, o sea de un enviado a aquélla de la misma Cristina, y en toda ésta se está haciendo un alistamiento general para armar a todos los que puedan llevar armas, de modo que ya estamos metidos en otra como la pasada, Dios quiera que no sea tan larga ni tan cruel, aunque me temo que si se empieza a disparar al tiro sea orrorosa; todo esto se ha hecho en Bilbao y Vitoria con todo orden, sin que haya ocurrido desgracia alguna, habiéndoles dado pasaporte al corregidor y comandante general y escolta de miqueletes hasta salir de la provincia.»

Balmaseda 1841, diciembre 18. De Juana de Aguirre (mujer de Alejandro Antuñano) a su cuñado Agustín Antuñano en Jerez.

… tus hermanos habían sido nombrados para jefes por el Ayuntamiento, pues estos señores nos habían hecho estas gracias, para 3 capitanes que tocaban en el pueblo, nombraron 2 de una misma casa… y esto nos ha ocasionado algunos disgustos y compromisos de los cuales no creímos salir tan bien como se ha salido; en una expedición que hizo a ésta el general Zurbano, multó al pueblo en cuatro mil duros y por fin se pudo conseguir lo dejase en tres mil, éstos se repartieron entre todos los pueblos del distrito como comprometidos lo mismo que esta villa, y en este arreglo correspondió aquí 8.000 reales, lo que se ha hecho un reparto a todos los vecinos para aprontarlo cuanto antes, así es que se hizo la entrega el día antes que se levantó el sitio.»

Balmaseda 1843, julio 4. De Juana Aguirre a su cuñado Agustín Antuñano en Jerez.

«Hoy a las dos de la mañana se han pronunciado aquí dos compañías que había de guarnición del 2º de Soria, habiendo marchado enseguida a Vitoria con dos capitanes y algunos oficiales, pues el comandante se ha ido a Bilbao, con algún otro oficial que le ha quedado allí todavía no se han pronunciado, pero se cree lo hagan luego a pesar del coronel que tienen, el que está un poco remolón según dicen, tan se han pronunciado en Castro, Santander y Vitoria.»

Balmaseda 1847, setiembre 14. De José Luis a su hermano Agustín en Jerez.

«El sábado 11 apareció en Carranza una partida de 13 montemolinistas a las órdenes de Bonifacio Gómez, el hijo de Hilario, de cuyas resultas ayer y hoy estamos con los recuerdos de la pasada guerra, con el sonido de las cornetas y el paso de fuerzas, que de diferentes puntos viene de paso a Carranza. Algunos dicen que tenían dispuesto el levantamiento para el día del Buen Suceso, pero han tenido que precipitarlo por haberlos delatado por resultas de una cuestión per­sonal uno que llaman el Indio, y que se presentó en Laredo diciendo que había una lista de 104 hombrea y hoy ha pasado por esta Castor con dos compañías en su persecución.»

Balmaseda 1849, marzo 3. De Alejandro   a su hermano Agustín en Jerez.

 quizás tus cartas hayan caído en manos del cabecilla titulado el Estudiante, que anda con unos cuantos caballos en la provincia de Burgos, pues ha cogido 4 ó 5 correos y ha quemado los coches con toda la correspondencia.»

 

FIN
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07.3.- La Propiedad en el siglo XVIII

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FICHA .- La Propiedad en Balmaseda en la segunda mitad del siglo XVIIII. Publicado como artículo en la revista Letras de Deusto, vol 16, nº 36, Setiembre – Diciembre 1986 , en las páginas 77 a 90. Editado con 13 notas a pié de página.

INTERES .- Análisis de las dos Fogueraciones principales del siglo XVIII. Nos sitúa en la relación de familias de la villa y la administración de bienes privados. Tiene interés para la Historia Local y para la Historia Económica de Bizkaia..

SINOPSIS .- 
En el Señorío de Vizcaya, a los recuentos demográficos de les denomina Fogueraciones – de fuego / hogar – en lugar del nombre Censos que recibían en Castilla.

Las Fogueraciones de 1745 y 1796 se complementan con los Censos de Aranda en 1768 y de Floridablanca en 1787 . Los censos proporcionan la estructura demográfica – grupos de edad, población activa, etc – en tanto que las fogueraciones nos presentan la estructura familiar y de la propiedad. Así conocemos de primera mano los mayorazgos de Balmaseda, las familias, los arrendamientos y la administración de bienes.

Ambas son fuentes civiles; numerales son los censos y nominales las fogueras. La base de uso fiscal de ambas puede enmascarar un posible riesgo de ocultación de datos, por lo que deben usarse siempre con cierta cautela.

PALABRAS CLAVE .- Fogueras, Mayorazgos, Administradores, Propietarios

INDICE .

1.- Introducción
2.- Fogueración de 1745
3.- Fogueración de 1796

 

1.- Introducción

La Villa de Balmaseda esta situada, en la comarca más occidental de Vizcaya: Las Encartaciones, y dentro del extremo sur de las mismas, término que es cruzado por el río Cadagua, que es cauce de penetración natural desde Burgos hacia las tierras cantábricas.

La villa fue fundada sobre la margen izquierda de este río, en un estrecho paso entre abruptas laderas, y su propia situación configuraría así  su conjunto urbano. Los montes que la rodean están labrados por profundos barrancos que alimentan diversos arroyos; estos montes y el río Cadagua, forman por sí mismos, una buena defensa natural del lugar que se vio acrecentada por el hecho de estar la villa cercada de murallas y al pie de un castillo.

Por todo ello resultaba precisamente un lugar de tránsito, de reunión, ya que era, y esto es fundamental, punto de confluencia de caminos, meta obligada de parada y de intercambio, lo cual la va a convertir en una Villa-Mercado, con caravanas de arrieros y mulateros, de diligencias, de gentes en general que venían a intercambiar sus productos dos días por semana. Y será precisamente esta función comercial, la que le va a dar su carácter más genuino.

Sobre la margen izquierda del río se levantó pues el primitivo núcleo de la villa: cuatro calles paralelas: la Cuesta, la Correría, del Medio y la Vieja, cortadas por otras tres pequeñas a modo de cantones. A espaldas de la villa, sobre un cerro, se levantó el castillo, y desde él bajaba la muralla que rodeaba casi por completo aquel cuadrilátero de calles (1).

Era esta, pues, la configuración de la villa en el siglo XVIII, época en la que contaba Balmaseda con una población que va en la progresión siguiente, según las Fogueraciones de aquel siglo:

–  1704:    630 habitantes.
–  1745: 1.137 habitantes
–  1796: 1.690 habitantes.

Esta población abierta socialmente, por su situación comercial y de paso, va a mostrar incrustada en ella dos grupos de poder, típicos del Antiguo Régimen: Clero y Autoridades; ambos, precisamente por su afán de prepotencia en todos los aspectos, darán a veces a esta sociedad un tono conflictivo.

Como motor de la vida económica de la villa, es presumible cuando no demostrable, por falta de datos al respecto hasta ahora, la existencia de un amplio Tercer Estado o Estado Llano, debido a una agricultura deficitaria, que dará lugar a un comercio importador de bienes de consumo inmediato, frente a una gran potencia del sector ferrero que originará una exportación de productos férricos y manufacturados (calderería sobre todo). Todo ello, lo cita Heros diciendo que: “…. el trato del hierro sus­tentaba más de la mitad de la villa, en la que no había vecinos sin tratos u oficios” (2).

Más concretamente, en este siglo XVIII, la evolución demográfica va a ser más favorable frente a etapas anteriores, manteniéndose idénticos grupos de poder. Hacia finales de siglo la economía conocerá un cierto decaimiento, correlativo al declive de las industrias ferreras y caldereras ya citadas; y también como factor importante por la desviación de una parte del co­mercio hacia la nueva ruta de Orduña, hacia la Meseta.

Una investigación interesante a mi juicio, dentro de este siglo XVIII, sería un estudio de la propiedad determinando las posesiones de cada vecino, de los grupos de poder, etc., y cómo evolucionan, se manifiestan y se concentran en esta etapa.

Sobre este tema de la propiedad vamos a ver diversos aspectos; uno y fundamental sería su evolución a lo largo de esta segunda mitad del siglo XVIII, y a continuación  otros puntos que se relacionan con la pro­piedad en sí misma. De entre los varios que podrían señalarse vamos a examinar en este caso tres: el arrendamiento, la administración de bienes y el legado de los mismos o testamento.

El estudio de la propiedad en sí misma está basado en los datos que, para la villa de Balmaseda, nos proporcionan las Fogueraciones del Señorío de Vizcaya, efectuadas en los años de 1745 y 1796. En cuanto a los demás aspectos subsiguientes, están basados en documentos de la época encontrados en archivos particulares.

Ya nos es conocido el sentido fiscal que toda Fogueración o recuento de familias u hogares tenía, de tal  manera que, conocido el número de estos, pudieran repartirse entre ellos los gastos de la comunidad (3). Pero  precisamente por su finalidad fiscal, hay que trabajarlas con una cierta cautela, dado que las ocultaciones de bienes y rentas eran algo muy normal, sobre todo en épocas de penuria económica.

Concretándonos a las dos fogueraciones que nos ocupan, ambas muestran ante todo una distribución racional de la villa por calles, indicando todas las casas existentes dentro del casco urbano, y cuáles eran sus dueños o arrendatarios. En zona de extramuros, indican las Caserías y Molinos. Ambas citan a los eclesiásticos, que no contaban como tales fogueras, y a las viudas, que solo contaban como media unidad.

Con todo, la de 1745, presenta una subvaloración por la que se podría entrever, un pequeño margen de ocultación frente a la de 1796, que es la más fiable en cuanto a datos y número de vecinos.

A partir ya de estas dos fuentes vamos a ir fijándonos en dos aspectos:

– La propiedad en sí misma, esto es, cuántos son propietarios y cuántos no lo son.
– La evolución comparativa entre ambos años y fogueraciones.

Para ello, interesa conocer cuantos, en relación al total de vecinos, eran dueños de su propia casa y quienes, por el contrario, vivían en calidad de renteros. En términos generales hablamos de la relación propietarios ­arrendatarios.

Ya de entrada, tropezamos con una dificultad derivada de la diferente distribución urbana que ambas fogueraciones dan para la villa. Incluso se da el caso de una calle que no aparece como tal en 1745. Esto resulta un tanto extraño y pensamos que posiblemente se halle redistribuida dentro de las demás calles, puesto que, en caso contrario, esta ausencia nos señalaría  la citada subvaloración del recuento oficial.

2.- Fogueración de 1745

De un total de 262 fogueras, estas se distribuyen así: (4)

N.º %
Fogueras enteras 200 76,3
Medias fogueras 26 9,9
Caserías 49 18,7

Tengamos en cuenta que las 26 medias fogueras cuentan como 13 enteras y que en este año, ya no se contabilizaron cuántas fogueras De entre el total tres pertenecían a eclesiásticos.

Si ahora distribuimos estas fogueras según el grado de propiedad, obtendremos los siguientes porcentajes:

N.º %
Propietarios 127 48,4
Inquilinos 151 57,6

Ochenta de estos propietarios viven en su propia casa. Se hace esta aclaración debido al hecho de que existen personas que, siendo propietarias de una casa, no viven en ella y habitan por el contrario, como renteros de otra persona. Mientras tanto  su casa propia la tienen  en régimen de arrendamiento.

Así propietarios e inquilinos, nos dan en este caso un total de 278, que sobre las 262 fogueras resultan 16 personas que viven en esa dualidad de propietarios y renteros al mismo tiempo.

El número de inquilinos es mayor que el de propietarios, aunque  no con mucha diferencia, lo cual parece indicar que la concentración de posesiones no es demasiado grande.

Un análisis cualitativo de los datos nos ha permitido obtener las siguientes deducciones:

– 5 casas y 3 caserías se encuentran libres, sin inquilinos, si bien hay que aclarar que dos de las casas urbanas lo están por inhabitables.

– El Absentismo  da un índice bajísimo: sólo hay tres propietarios ausentes que son:
· Ramón Palacio y Angulo, presbítero de Carranza, que posee tres pisos, todos ellos arrendados.
· Ramón Angulo, cura de Biérgol, con un solo piso y también arrendado.
· Fulano de Astobiza, vecino de Bilbao, con un solo piso.

La Concentración de Propiedad ha dado las siguientes cifras:

Dieciocho personas son dueños de dos pisos cada una, todos ellos en zona urbana. De ellos, tres son eclesiásticos: un beneficiado, un capellán y el tercero el Arzobispo de Valladolid que era natural de la villa.

Los grandes propietarios poseen cada uno:

– Tres de ellos tres pisos y varías caserías. Eran estos Gorosabel, Zumalabe y Ariz, que luego formarán mayorazgos como veremos en 1796.

– Dos señores cuatro casas cada uno. Como ejemplo podríamos poner al Marqués de Legarda, dueño de una casa con dos pisos, una casería y dos molinos.

– Cuatro poseían cinco casas cada uno y eran estos:

  • Simón de Vedia, con cinco inquilinos.
  • José de Taramona, este habita casa propia, pero tiene además cuatro inquilinos.
  • Tomás de Mindirichaga, médico de la villa, que tiene cinco inquilinos y que, posiblemente como rentero, habita en casa del Arzobispo de Valladolid ya citado.
  • Herederos de los Heros, estos rentan diez inquilinos.-

Finalmente tres propietarios tenían siete posesiones o más cada uno y eran estos:

  • – El Cabildo Eclesiástico, con nueve inquilinos en siete casas.
  • – D.Urbano M.de Llano, con seis pisos de seis renteros, más una casería y un molino.
  • – D. Iñigo Ortes de Velasco, el mayor rentista de la villa,  poseedor de:
    – Seis casas con siete inquilinos.
    – Una casa-torre también rentada.
    – Tres caserías con cuatro renteros.
    – Dos molinos, uno de ellos vacío.

Casi todos estos grandes propietarios, Vedia, Zumalabe, Llano, Heros, Taramona, Ariz, Gorosabel, van a ir formando  mayorazgos como se verá en la Fogueración de 1796.

En cuanto al Clero, además de lo ya citado del Cabildo, existían diez Capellanías que rentaban de algún piso o casería. Además, dos beneficiados poseían rentas de una casa cada uno. Esto mismo ocurría con los Jesuitas de Santander y con las Clarisas del convento de la villa cada uno de ellos  con una casa alquilada.

Además el Hospital rentaba con tres inquilinos en tres casas de su propiedad.

Por tanto, un resumen de esta fogueración nos daría en conjunto lo siguiente:
Siete grandes propietarios, que concentran en sus manos:
· Cuarenta pisos en zona urbana.
· Seis caserías y tres molinos.
Todo lo cual indica que, estos señores poseían el 18,7 % del total de fogueras.

– El Clero, comprendiendo Cabildo, Órdenes religiosas, Hospital, Capellanías y beneficiados, poseían veinticinco casas,  lo que  da un total del 9,5 % de las fogueras en este año de 1745.

3.- Fogueración de 1796

Este recuento presenta ya una estructura distinta. (5)

N.º %
Fogueras enteras 295 78,5
Medias fogueras 31 8,2
Caserías 65 17.3

Según lo anterior la relación de propiedad sería ésta:

N.º %
Propietarios 151 40,2
Inquilinos 185 49,2

Setenta de estos propietarios, el 18,6 %, viven en su propia casa. Con relación  al año de 1745 la cifra de estos propietarios, ha bajado desde un 30% a menos de un  20 %.

Antes de llegar a una comparación total con la anterior fogueración es preciso realizar el análisis cualitativo de ésta, que arroja lo siguiente:

– Doce casas están libres, sin inquilinos.
– La estructura misma de las casas ha cambiado también, ya que se advierten muchas fogueras dobles -85- y aun triples,  lo que nos podría hacer pensar  en unas construcciones de dos o tres plantas.
– El Absentismo ha subido bastante; son en total trece propietarios los que habitan fuera de la villa, casi todos de la zona encartada y de Bilbao.

Este absentismo dará lugar a la presencia en la villa de varios ad­ministradores que van a llevar las cuentas, tanto de los ausentes como de los diversos mayorazgos. Ambos, mayorazgos y administraciones delega­das, serán dos rasgos característicos en orden a la propiedad a finales del siglo XVIII. Aquellos grandes propietarios de 1745 han dado paso casi todos a  Mayorazgos, que van a dominar gran parte de la propiedad en Balmaseda en esta época finisecular.

Los Mayorazgos

A finales del siglo XVIII  existían en Balmaseda, nueve   Mayorazgos que eran dueños de 81  y ½   propiedades; comenzando por  29 casas, en régimen de alquiler. Además de :

  • Bodegas:   3.
  • Caserías: 11.
  • Ferrerías:   ¾ .
  • Martinetes:  2 y ½.
  • Mesones:   1
  • Molinos     6  y ¼
  • Tiendas: –   8

Total de Inquilinos:  75     Ingresos por Rentas anuales  ———–  37. 655 Reales

Solamente dos de ellos  – Chavarri y Llano – vivían en Balmaseda;  los  siete restantes eran absentistas y estaban  representados en la villa por un Administrador.

Mayorazgos de la villa de Balmaseda . Año 1795
Mayorazgo Casas Otros bienes Inquilinos Rentas Rs) Administración
ZUMALABE 4 4 Tiendas 8 2.488 Administrador
LLANO 5 1 Mesón
½ Martinete
½ Molino
8 4.021 Viven en Balmaseda
VEDIA 14 2 Bodegas
2 Caserías
16 3.815 Administrador
LEGARDA 1 1 y ½ Molino
1 Casería
1 Martinete
4 7.217 Administrador
LATORRE 3 2 Caserías
1 Molino
6 4.016 Administrador
HEROS 3 1 Casería
4 Tiendas
4 2.250 Administrador
CACHO 5 1 Bodega 7 968 Administrador
CHAVARRI 6 1 Casería
¾ Ferrería
¾ Molino
6 2.682 Viven en Balmaseda
ORTES DE VELASCO 8 4 Caserías
1 Martinete
2 y ½ Molinos
18 10.198 Administrador
Fuente: A.G.S.B.  Expediente de Riqueza Territorial, año 1795.  Elaboración Propia. 

Según este cuadro se puede ver  que destacaban dos sobre todos los demás:

El Mayorazgo de los Ortes de Velasco.
– El Mayorazgo de los Vedia.

No hemos de olvidar que los Ortes de Velasco, figuraban ya como los mayores propietarios de la villa también en la anterior fogueración de 1745.

En cuanto al Mayorazgo de los Vedia, dado que existen datos sobre él, incluimos a continuación, un pequeño análisis que, de alguna ma­nera, pueda aclararnos más esta cuestión (6).

Sus propiedades en Balmaseda eran las siguientes:
– Dos pisos en la Puerta norte de la villa, uno vacío y el otro rentado.
– Nueve casas, en las calles Vieja y del Medio, tres de ellas vacías.
– Seis pisos en la calle Correría y Plaza del Cubo, todos ellos  alquilados.
– Una casa detrás de San Severino, con dos pisos.
– Tres Caserías en Arbiz, las Tenerías y la Piedra, con cuatro inquilinos.

Eran los Vedia, además, una familia grande y numerosa, por lo que con el paso de los años, la acumulación de propiedades fue muy rápida. Como ejemplo tenemos a D. Enrique de Vedia, que en el año 1782 percibía casi 3.000 reales anuales de renta por sus propiedades en Balmaseda. Cuando muere sin herederos a fines de este mismo año todo  pasará   a  manos de su hermano D. José de Vedia.

En 1793 el Mayorazgo pertenece a D. Lorenzo Antonio de Vedia. Su administrador Rafael Asúnsolo presenta la siguiente cuenta de rentas para el año 1796:

Tipo de Propiedad y su Renta en Reales

  • Casa en la calle del Medio   660 reales de Renta
  • Casa detrás de S. Severino  440
  • Casa de la Plazuela  363
  • Casa de la calle Correría  341
  • Casa y Campa en la Calle del Medio  317
  • Casita en la calle de la Cuesta con huerta  298
  • Casa Lagarera y Botica  240
  • Casa con dos habitaciones  220
  • Casa junto al Hospital  198
  • Piso principal en la Calle del Medio  363
  • Piso y Tienda en la calle del Medio  154
  • Dos habitaciones en las Tenerías  242
  • Bodega y cuarto en la calle del Medio  198
  • Bodega en la calle del Medio  38,5
  • Bodega en el Cubo   33
  • Casería de Arbiz  275
  • Casería encimera de la Piedra  176
  • Casería en el Cubo   88
  • Casería bajera de la Piedra  71,7
  • Huertas de la Cedeja y de la Calzada  442
  • Huerta y Lagarera del Puente Nuevo  420
  • Huerto en la Magdalena  121
  • Huerto en Valdemolina   33
  • Huerto en la Calle Vieja  33
  • Campa de Bañares  315
  • Campas en Bañares  220
  • Cuatro campas  121
  • Campas en Saltacaballos  104
  • Parral del Cotillo mitad  220
  • Parral de la Calzada  202
  • Parral del Cotillo  120
  • Parral en Osere y Fontanilla  113
  • Parral del Castillo  110
  • Parral en la Tenera y dos Campos en la Piedra  102
  • Parral de Valdemolina   80
  • Parral de la Tejera   55

Rentas totales  anuales   7.527,2 reales de vellón

Fuente: Cuentas antiguas de los Vedia. Archivo particular

Se puede apreciar, a la vista de estos datos, cómo aquellos 3.000 reales del año de 1782 se han incrementado hasta más del doble, pues en 1796 suman  7.500 reales de renta, solo en esta villa de Balmaseda.

El Clero, por el contrario, ha perdido casi todas sus propiedades; en los Libros del Cabildo se han podido constatar ya, para estas fechas, la venta de diversas casas, huertos, etc., por lo que no es de extrañar la baja que se advierte en la fogueración de 1796. En ésta, ya no posee el Cabildo más que tres pisos frente alos siete nombrados en 1745.

El Hospital tiene en ese momento cinco casas, entre ellas un Mesón en la calle de la Cuesta, casi todas provenientes de donaciones piadosas o de testamentos.

El Ayuntamiento era dueño de la casa de la Carnecería, y las monjas de Medina de Pomar, también clarisas, habían reemplazado a las de Balmaseda en la propiedad de una casa en esta villa.

En resumen, comparando las fogueraciones de  1745 y 1796 se aprecia tres cambios importantes:

El Absentismo se ha acentuado, aunque su aumento no ha sido excesivo.
– Se evidencia una disminución de la propiedad urbana del Clero, debido, según parece, a diversas ventas efectuadas.
– Se observa una conversión de las grandes propiedades de 1745 en Mayorazgos, que forman en 1796 el bloque más significativo de esta fogueración.

Análisis Cualitativo

Vista ya la propiedad a partir de las fogueraciones, entramos a continuación en el estudio de los diversos aspectos cualitativos de su distribución. Estos aspectos versan sobre transferencias, herencias o arrendamientos de la propiedad. De alguna manera, todos los documentos que sobre ello existen, indican una realidad insoslayable: los bienes propios de alguien, por traspaso, arrendamiento o muerte van a pasar, con pleno o restringido disfrute, a otra persona distinta de su dueño.

Sobre los Arrendamientos, y como ejemplo de ellos, veamos el siguiente Contrato de Arrendamiento de una Casería en el término jurisdiccional de la villa, correspondiente al año de 1783, y que se inscribe en los siguientes términos (7).

“Manuel Pérez natural de Tregueso, valle de Guriezo, jurisdicción de las villas y Bastión de Laredo, y al presente inquilino rentero de la Casería de la Piedra, propia y privativa del Capitán D. José de Vedia, entró en ella con toda su familia, el día once de noviembre de mil setecientos ochenta y tres, con las siguientes condiciones:

Primeramente, que ha de tratar y cuidar dicha casa, con todo cuidado, aseo y libertarla de todo incendio ; y que ha de resguardar todos sus efectos adheridos a ella, como son árboles, castañales y sebes correspondientes, para que no los perjudiquen malas intenciones, y de cualquiera exceso que advierta en ellas me dará parte, para solicitar judicial o extrajudicialmente el condigno castigo, quedando todos estos montes separados y a toda mi libertad, por todo lo que alzadamente, desde dicho día mencionado se le arrienda, referida casa campas y parrales inclusos en el cercado que se halla por el lado del solano, contiguo a la expresada casa, las que ha de laborear, cultivar y manejar con todo esmero, para que le reproduzca utilidad y poder pagar la renta situada anteriormente en ella, desde hoy en un año en adelante que es a saber: por dicha casa de alto en bajo, sus bodegas y oficinas, y campas relativas de llevar fruto, en la cantidad de ciento treinta y dos reales de vellón y además, dos pares de capones y una fanega de castañas. Cuidar y gobernar para que no vengan en disminución y sigan el aumento regular de su producción las ocho cabras y macho padre que se le han entregado, por razón de la materia establecida, el cual dicho ganado, se le ha entregado con las dichas condiciones, tasadas y evaluadas a razón de veinte y dos reales de vellón cada cabeza y el macho en treinta reales, cuya cantidad se tendrá presente para hacerle el cargo correspondiente siempre que se cumpla este mencionado arriendo que ha de ser fijo y estable por tiempo y espacio de nueve años, que cumplirán en otro tal día once de noviembre de mil setecientos noventa y dos, con el aditamento de que ha de pagar anualmente la referida cantidad y demás géneros que se llevan expresados. Y que no cumpliendo con las obligaciones sobredichas, se le pueda expeler de este mencionado arriendo y que pague los daños y perjuicios que se originasen en los particulares expuestos: y por cuanto en dicho cercado, se encuentran diferentes porciones de parrales varagos, se le arriendan por mitad y a manera de la materia general establecida en la villa de Balmaseda y su jurisdicción, circunstancias que se han de tener presentes para que, los unos y los otros contribuyan al mejor aumento de ellos, y al tiempo de sus vendimias, citar a su administrador, para que con todo conocimiento se efectúen y repartan los frutos que produzcan por mitad. Y para que redunden las utilidades correspondientes, se obliga al dicho Manuel Pérez a darles, con toda razón, las labores correspondientes como son escoger, podar, cavar, vinar, orconiar, amurgonar y mimbreriar, para que no venga en disminución con cuyas condiciones obligatorias se le hace este arriendo, de estar y pagar por cosa prejuzgada, para cuyo fin renuncia las leyes a su favor y así lo firmó en este lugar del Berrón dicho día mes y año. Junto con los testigos presénciales que lo firmaron, firman: Manuel Pérez y tres testigos: Felipe de la Tapia, Manuel Vicente de la Arena y Ciriaco Ibáñez.

Como puede verse en las cláusulas de este contrato, el arrendatario no disfrutaba sólo de la casa, sino también de las pertenencias que la rodeaban, así como del ganado; a cambio pagaba en moneda y en especie, tal como era costumbre en el País Vasco (8).

Contrato interesante, como muestra de la mentalidad de la  época. Lo que a mi entender llama realmente la atención en este contrato es la frase siguiente: «… para cuyo fin renuncia las leyes a su favor…».  Según puede entenderse con esta expresión, parece que el rentero renuncia a cualquier tipo de derecho o defensa que pudiera alegar en su favor, en caso de que el dueño le pida responsabilidades.

Lo cierto es que a la hora de contratar o de renovar antiguos contratos, se tomaban muchas precauciones, de tal manera que se manda a todos los dueños de casa y caserías, así como a sus administradores y apoderados, que no las arrienden a personas que no sean ve­cinas o naturales de Balmaseda, con información legitima, dando cuenta al alcalde de que, en su caso, podrá expulsar  a estos sujetos foráneos o residentes (9). Esto puede enlazarse con las  normas municipales para el Avecindamiento siendo una forma legal  de alejar de la villa a gente no conveniente, por el procedimiento de no venderles ni arrendarles habitación.

Los Testamentos

En cuanto a los testamentos, como forma de transferencia de propiedad, aparecen  dos fórmulas diferentes  de legación de bienes.

Una corresponde al normal testamento otorgado ante notario; en él, hacen los testadores una relación de sus bienes, muebles y raíces, con indicación de estar libres o no de cargas o censos. Normalmente se deja bien en claro lo que podrá gastar cada cónyuge, en caso de fallecimiento del otro, conforme al fuero (10).

En cuanto a otro tipo de testamento,  que podríamos denominar  como «testamento a la iglesia”  el difunto deja distribuidos sus bienes, casi exclusivamente, para misas, preces, luminarias, velas, etc.  En una muestra de este tipo,  encontramos la siguiente designación que hace una testadora: 550 misas rezadas por su alma, mas otras 800 por ella y su marido ya difunto; que le lleven cera y tortas sobre su sepultura, mas diversas limosnas a las Ermitas de la villa, al convento de Santa Clara y al Hospital.

Cabe destacar el hecho de que cuanto mayor es la fortuna del difunto, menos se da esta segunda fórmula testamentaria y sí en cambio, la primera, como es el caso de los Mayorazgos, cuya hacienda pasaba casi íntegramente a sus herederos.

La Administración

Un tercer aspecto, muy interesante, que nos muestra este estudio cualitativo de  la propiedad, es la forma en que ésta se  administra. Como ya citamos anteriormente, las grandes fortunas y propietarios tenían sus administradores particulares.

Ya en esta segunda mitad del siglo XVIII, encontramos diversas personas que se encargan de las cuentas de varios particulares vecinos, residentes o absentistas de Balmaseda.

Estos administradores aparecen por razones que son fáciles de entender; por un lado la gran extensión de los Mayorazgos, que además no solían ser administrados directamente por sus dueños, y por otra parte, el aumento de los absentistas, los cuales necesitaban a alguien que llevase sus bienes en la villa.

De entre estos administradores, se han podido consultar los libros pertenecientes a dos de sujetos distintos. El primero de ellos alternaba sus funciones de administrador de bienes de particulares, con el cargo de Escribano del Número de la Villa. Era este señor D. José del Villar que llevaba, por cuenta doble, sus casas y las de numerosa gente, a pesar de ostentar un cargo público.

En este momento no nos interesa la lista de sus administrados, sino, y esto es lo importante, la relación contractual que Villar tenia con ellos:

D. Juan Antonio Delgado y Solís, arcediano de Valladolid, le tenía arrendadas las rentas de trigo y cebada que le pertenecían en Medina de Pomar, durante nueve años a razón de 19 reales anuales, concediéndole mas tarde la administración del resto de su hacienda, en la anterior y citada villa. Este Sr. Delgado era hermano del arzobispo de Valladolid y, al mismo tiempo, era el Patrono del Convento de Santa Clara en Balmaseda.
D. Antonio López de Zúñiga, conde de Miranda y   otros trece títulos más, suscribió con Villar escritura de los arrendamientos de los efectos, diezmos y demás derechos de posesión, también por nueve años, y a razón de 13.500 reales anuales. Este administrador Villar arrendó, a su vez, parte de estos diezmos a otro escribano de Sopuerta.
D. Antonio M. Ortes de Velasco, conde de Francos, firma también escritura de arrendamiento de toda su hacienda en Balmaseda, a favor del citado Sr. Villar, el cual se encargará de cuidarla y repararla, excepto cuando los destrozos sean por causa de agentes meteorológicos, en cuyo caso correrán por cuenta del Sr. Ortes.
D. Manuel Antonio de Olabarrieta da su poder general a Villar para administrar su hacienda en la villa, por pacto verbal, y en compensación como «sueldo», le daba el libre disfrute de la casa y fragua de la calle de la Cuesta, con todo el vino que libremente sacara de su lagarera (11).

Estas son solo algunas de las muestras, que nos presentan cómo eran las ganancias y administraciones del citado Sr. Villar. Por regia general, prefería el arrendamiento de las haciendas que el hecho de percibir un sueldo, dado que él podía, a su vez, sacar un mayor provecho de aquellas, bien por cosechas, etc., como por arrendarlas a su vez a otras diferentes personas. Con ello sus ganancias eran mucho mayores, si a todo lo anterior añadimos el hecho de que podía hacerlo con las 22 personas de las cuales era administrador particular.

Este mismo escribano Villar tenía también en Balmaseda casas de su propiedad arrendadas a diversas personas. Algunas vemos que tienen contratos un tanto curiosos, como los dos que siguen:
Una casa en el Mercado, arrendada en 1760 al Sr. Boticario, por tiempo de cuatro años (el mismo tiempo de duración del contrato de este señor con el Ayuntamiento), a razón de 407 reales anuales, pero con la condición de poder echarle cuando él quisiera. La Tejabana de la Plaza la tenía arrendada a una viuda por 55 reales anuales, pero esta le pagaba la renta en pesos de uva, a precio de postura de la villa.

Frente a este administrador, de múltiples administrados, tenemos a D. Rafael de Asúnsolo, que regía posiblemente en exclusiva, el Mayorazgo de los Vedia entre los años de 1793 al 1796. Se constata que este señor fue despedido de su cargo por cobrar poco a los renteros de su amo, D. Lorenzo de Vedia, y por efectuar negocios sin comunicárselos. Esto se ha podido saber por diversas notas de puño y letra del Sr. Vedia, escritas al margen de las cuentas de estos años. Algunas son bastante curiosas, como las siguientes:

– «…estos parrales que se tomó a renta, han sido sin mi consentimiento, y los cargó a un precio diminuto, no paso por ello…»
– «…el arranque de estas cepas fue sin mi conocimiento, como todos los cortes que verificó en las sebes, motivo principal que me obligó a separarle de mi administración…” (12)

Por regla general, parece que las ganancias de cada administrador estaban en proporción directa al cuidado que cada amo hacía de sus cuentas y haciendas. Algunos, como los de Villar, confiaban plenamente en él; otros amos, como Vedia, eran mucho más diligentes y exigentes.

Este aspecto de la propiedad, y sus derivaciones, son solo una de las innumerables facetas que para su estudio nos ha planteado la Balmaseda del siglo XVIII. (13)

 

NOTAS:

(1).- Garagorri, Pío, Noticias y Datos Históricos sobre la villa de Valmaseda, Madrid, 1956, p. 12.
(2).- Heros, Martín de los, Historia de Valmaseda, Bilbao, 1923, p. 489.
(3).- Artiñano, A. de, El Señorío de Vizcaya histórico y foral, Barcelona, 1885, p. 99.
(4).- Numeración de Fogueras del año 1745. Archivo de la Casa de Juntas de Guernica.(A.C.J.G.) Registro nº 2. Datos relativos a Balmaseda.
(5).- Nueva fogueración de 1796. A.C.J.G.  Datos sobre la villa de Balmaseda.
(6).- Cuentas antiguas de los Vedia, años 1782-1797. Documentos de Archivo Familiar Particular (A.F.P.), en Balmaseda, s.p.
(7).- Cuentas antiguas de los Vedia  A.F.P. s.p. «Contrato de Arrendamiento de Casería, año 1783.»
(8).- Caro Baroja, Julio, Los Vascos, Madrid, 1972, p. 221.
(9).- Libro de Decretos n.° 18 Fol. 3 v. «Decreto de Buen Gobierno del año de 1742.» Archivo Municipal de Balmaseda.
(10).-Fuero de Vizcaya, titulo XXI, ley VI.
(11).- Libro de Caja del escribano José del Villar, años 1783-1786. A.F.P. en Balmaseda, s.p.
(12).- Libro de cuentas antiguas de los Vedia, años 1782-1797.  A.F.P.  en Balmaseda, s.p.
(13).- Gómez Prieto, Julia. La villa de Balmaseda en los siglos XVII y XVIII. Aportación a su estudio demográfico y socio-económico.  Tesis de Licenciatura inédita. Bilbao 1974.

 

©Copyright 1986. Julia Gómez Prieto. Todos los derechos reservados

07.2.- El Convento de Santa Clara

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Iglesia y convento de Santa Clara hacia el siglo XVIII. Lámina de F. Hierro. Harresi. org

FICHA .- Vida y economía del Monasterio de Santa Clara de Balmaseda : 1666 – 1984

— Artículo en la revista Estudios de Deusto ( especial de Geografía e Historia por los 25 años de la Facultad ); 1988, en las páginas 481 a 494. Editado con 41 notas a pié de página .

INTERES .- Primera y única historia de este convento balmasedano , trabajada con los fondos del archivo conventual. Tiene interés para la Historia Local y para la Historia Eclesiástica de Bizkaia y zonas limítrofes.

RESUMEN .- Convento fundado por legado testamentario de D. Juan de la Piedra y Verástegui, mercader balmasedano, residente en Panamá .
Se bendijo la fábrica el 26 de Octubre de 1666.
Se estudia el Régimen Interno de la comunidad y la economía conventual en cuanto a Rentas, Inversiones, Inmuebles y Dotes.
Se repasa la Fundación, el patronazgo y los Pleitos mantenidos.
Desapareció como convento en 1984. Hoy es un Hotel con encanto.

INDICE .-

1.- La Fundación.- Capitulaciones con el Cabildo; – Elecciones; –
Reglamento Interno
2.- Economía conventual.- Rentas; – Inversiones; – Inmuebles; – Dotes
3.- Otros apartados .- Preceptoría; – Patronos; – Pleitos

Epílogo.

  • APENDICE I
  • FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SANTA CLARA EN LA VILLA DE BALMASEDA

 

  • APENDICE II
  • VIAJE DE LAS FUNDADORAS DEL CONVENTO DE SANTA CLARA DE BALMASEDA DESDE SAN MARTÍN DE DON, A ESTA VILLA

————————————————–

 

Vida y Economía del Monasterio de Santa Clara de Balmaseda: 1666-1984

La existencia de un Cabildo Parroquial muy fuerte con diez beneficiados, para una población corta (unos 550 habitantes), pudo ser la causa de la inexistencia de órdenes religiosas masculinas en la villa vizcaína de Balmaseda a lo largo de los siglos XVI y XVII. Más extraño parece que no existiera ningún monasterio de monjas, cuando en otras villas más o menos similares, vivían desde principios del siglo XVI comunidades de mercedarias, agustinas o dominicas (1). En Balmaseda las clarisas no habrían de llegar hasta bien mediado el siglo XVII y esto, por gracia de una donación privada.

Este siglo, que fue de crisis general, con una economía deprimida y una población vacilante, tuvo sin embargo un amplio desarrollo estamental; los propietarios y los notables de la villa comenzaron un ascenso que se consolidaría en la siguiente centuria (2). El clero se vio inundado por las obras pías, fundaciones y capellanías, muchas de ellas sostenidas por los indianos que se volcaron hacia su villa natal. La más solemne de estas fundaciones fue, sin duda, el Monasterio de Santa Clara extramuros (3).

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visitenkarterri.com

1. La Fundación

D. Juan de la Piedra Verástegui tenía una hija novicia en el Convento de San Martín de Don, cercano a Frías (Burgos). Este hecho y el amor hacia su tierra natal, le decidieron a fundar en Balmaseda, un convento de monjas clarisas.

Era Don Juan un mercader balmasedano, vecino de Sevilla y residente largos años en Panamá, donde falleció
(… «Esperando flota o galeón para volver a España»…) en Septiembre de 1644. Dejo redactado un largo testamento, otorgado en Marzo de 1643, por el cual legaba a su villa natal, todos sus bienes a fin de que con ellos se fundase un Convento de religiosas de la Orden de Santa Clara.

Nombró como albacea testamentario a su hermano Francisco, el cual en septiembre de 1646, se hizo cargo en Sevilla de los bienes llegados de América, que una vez tasados, y deducidos impuestos, hipotecas, pagos varios, albaceazgo y expedición de juros, ascendieron a un total de 46.672 reales 24 maravedíes (4).

El Ayuntamiento, que vio con mucho interés la Fundación, instó a todas las partes implicadas a acelerar el proceso testamentario, a fin de conseguir lo más rápidamente posible los permisos y licencias necesarios (5). En 1652 los patronos del futuro convento estaban ya «rompiendo un sitio en la parte del campo para la fábrica del Seminario» (6).

Con la licencia del Arzobispado de Burgos, el 26 de octubre de 1666 partieron del Convento de Clarisas de San Martín de Don, las seis madres fundadoras bajo la autoridad de Sor María Jacinta de la Puente, que habría de ser la primera abadesa del nuevo convento balmasedano (7). Llegaron a la villa el día 31 de octubre y fueron recibidas por el Arzobispo burgalés, D. Enrique de Peralta y Cárdenas, también balmasedano, y por toda la villa, con gran regocijo.

Se celebro de inmediato una solemne función para bendecir toda la fábrica y entronizar en ella el Santísimo Sacramento. En el mismo acto se impusieron los hábitos a seis novicias de la villa, entre las que se hallaba Catalina de la Piedra, que era deuda del fundador (8).

Las 16 nuevas clarisas comenzaron su vida en el monasterio, que estaba formado por 20 celdas, claustro, zaguán, locutorio, horno, granero, bodega, refectorio, cocina, recocina y enfermería; además de una huerta que abarcaba 1870 brazas de a 7 pies (9).

1.2. Capitulaciones con el Cabildo

El Régimen y Gobierno del Monasterio había de ser supervisado periódicamente por el Arzobispo metropolitano de Burgos, de cuya diócesis dependía Balmaseda, en tanto que los dos Cabildos de la villa, el eclesiástico y el municipal, eran los segundos copatronos del convento (10).  Este último punto se convirtió enseguida en una fuente de conflictos, lo cual obligó a todas las partes interesadas a la conformación de unas Capitulaciones que fijasen las posiciones y competencias de cada cual (11).

Se firmaron las mencionadas Capitulaciones el día 30 de Diciembre de 1665 ante el escribano D. Tomás de Cueto, contando con la aprobación diocesana. Fueron largas y prolijas en sus 24 capítulos, y de su lectura y análisis se desprende una evidente preocupación del Cabildo parroquial ante la nueva situación que se planteaba. Los 10 beneficiados eclesiásticos temen la competencia que el convento pueda crearles, tanto en fieles como en limosnas, dado que las Clarisas iban a habitar en la zona extramuros del Barrio de la Plaza y Puerta del Campo, donde se agrupaba mucho vecindario.

Los capitulados más importantes se concretan en estos cinco temas:
– Las Clarisas solamente obedecerán la autoridad del Arzobispo de Burgos por siempre jamás.
– Nadie podía ser enterrado en la iglesia del Convento, excepto los Patronos y sus esposas.
– La Comunidad pagaría sus diezmos al Cabildo, sin contar los de la fábrica y la huerta.
– Se fundarían dos capellanías en el Convento, dotadas con 300 ducados una, que seria además el Confesor, y la otra con 200 ducados, .a fin de cumplir las misas por el fundador.
– La Comunidad debería tener siempre cuatro hermanas legas como servicio, no pudiendo tener ni ayas ni criadas seglares.

El referido a los diezmos era sin duda el capitulado que más perjuicio habría de causar a los curas. Con la obra de fábrica perdió el Cabildo toda la renta del ámbito de la huerta y clausura del Convento, que era muy amplio, y de cuyos terrenos los Beneficiados solían sacar anualmente más de cincuenta cántaras de chacolí, porque ese lugar se hallaba ocupado sobre todo por viñas-parrales.

Para resarcir al Cabildo de las citadas pérdidas las monjas se obligaron a pagar la cantidad anual de 100 reales, o bien a entregar por una sola vez 200 ducados de principal, para que los Beneficiados pudieran rentarlos en fincas. Se decidió esta segunda opción, haciéndose la entrega el año de 1672 (12).

1.3. Elecciones

En el interior de la clausura los diversos cargos, que por elección debían desempeñar las monjas, estructuraban la vida, el trabajo y las obligaciones de cada miembro de la Comunidad. Las elecciones se celebraban rigurosamente cada tres años, en presencia del Señor Arzobispo o de su Visitador General, que asimismo realizaba la inspección completa del convento, revisando todas sus instalaciones y repasando los libros de cuentas. Tras la inspección era costumbre «tomar la secreta» a todas las monjas. Era ésta una práctica por la cual el Visitador iba llamando a cada religiosa, por su orden de antigüedad y le pedía información sobre la observancia de las reglas y Estatutos de la Orden y del Convento.

Tras una Misa del Espíritu Santo y en presencia del notario, se procedía a la elección de los cargos del Convento, designándose a la Abadesa solamente por mayoría absoluta (13).  Una vez era elegida ésta,  todas las monjas le rendían obediencia, designándose a continuación una Vicaria, tres Consiliarias, etc., y una maestra de novicias (14).

1.4. El reglamento interior

Diversos indicios documentales dan a entender que la vida en el Convento no era tan dura ni tan estricta como se pudiera pensar. El individualismo y la «obligada vocación» de algunas monjas, hicieron necesario un estricto Reglamento de Régimen interno del que entresacamos estas dos observaciones (15):

–  Se procurará que todas vayan vestidas de manera similar, sin sobresalir y sin portar joyas ni velos de seda o ropas de colores profanos.
–  Que las monjas se traten con humildad, cortesía y atención, sin decirse palabras descompuestas.

Cada día terminaban sus quehaceres con los oficios, que «por lo destemplado de la tierra» se rezaban a las siete en invierno y a las ocho en verano. El régimen de comidas era bueno y variado; tomaban media libra de carne con su tocino (o pescado) para comer y dos huevos para cenar, acompañando ambas comidas con un plato de verdura de principio y fruta para postre, así como medio cuartal de pan y un cuartillo de vino para cada una. Hacían seis comidas extraordinarias al año y con las sobras de cada día, más garbanzos o sopa se ayudaban a los pobres de la villa (16).

2. ECONOMIA CONVENTUAL

Fue este un convento de economía holgada, que si bien no tuvo nunca grandes posesiones, sí contó con rentas y dotes en cantidad suficiente. Las Clarisas fueron además unas buenas administradoras, que tenían por norma invertir de inmediato cualquier dinero que llegase a sus arcas (17).

La donación del fundador ascendió en el remanente de sus bienes a la cifra de 1.586.856 maravedíes. Cuando el Rey Felipe III dio su Real Licencia para la fundación el 23 de Marzo de 1665, tuvo a bien convertir esta cantidad en tres Juros de papel sellado de 528.952 maravedíes cada uno hechos sobre los Derechos de Adelantamiento de los partidos de Burgos, Palencia y Valladolid (18).  Este saneado comienzo de la economía conventual permitió disponer de unas rentas con capacidad de inversión que las Clarisas supieron aprovechar.

2.1. Rentas

El Monasterio tuvo a lo largo de un siglo, aproximadamente entre 1742 y 1852 los siguientes ingresos en concepto de Censos y Juros, pagados en moneda de Real:

Censos y Juros: Ingresos en Reales
 
SIGLO XVIII SIGLO XIX
1742/45-15.364
1745/48-14.943
1748/51-13.661
1751/52-4.356
1752/55-14.268
1755/58-14.021
1758/61-13.284
1761/64-14.243
1764/67-15.185
1767/70-17.176
1770/73-17.256
1773/76-16.224
1776/79-19.115
1779/82-21.259
1782/85-29.213
1785/88-29.875
1789/92-29.435
1792/95-16.374
1795/98-17.250
1798/01-18.852
1801/04-19.209
1804/07-23.066
1807/10-18.311
1810/13- 7.637
1813/14- 6.848
1814/17-22.765
1817/20-16.568
1820/23-13.974
1823/26-26.139
1826/29-27.064
1829/32-24.504
1832/35-19.620
1835/38- 5.441
1838/41-12.915
1841/44-25.893
1844/46-10.273
1846/49-15.908
1849/52-13.898

Fuente: A.C.C.B. Libro de Censos Antiguos.

Las cuentas presentan datos por trienios según el mandato de cada abadesa, excepto en 1751/52 en que murió la elegida durante su primer año de gobierno. Los ingresos fueron constantes y con un promedio de 15.735 reales, marcándose máximos que ascienden a casi 30.000 reales en fechas inmediatamente anteriores a la Guerra de la Convención, así como dos etapas de mínimas rentas que coinciden precisamente con dos etapas desamortizadoras: las de 1811-14 con los franceses y la de 1837 con Mendizábal (19).  En 1855 tendría lugar una tercera desamortización, en tiempos de Madoz, cuyo al­cance se desconoce por falta de fuentes, ya que éstas son inexistentes desde 1852. Hay indicios de que, con esta última exvinculación, quedó desposeído el Monasterio de buena parte de sus tierras, quedando más o menos con la extensión de huerta actual. Se carece de base documental para esta aseveración.

2.2. Inversiones

Las Clarisas fueron buenas inversoras en censos y rentas de la Administración Pública y de otras entidades con apoyo oficial. La mayoría de estos censos se imponían a corto plazo, máximo de tres años, renovables y algunos de ellos, caso de las abacerías, por un solo año.

Por el hecho de tener los juros de fundación en la Corte, una buena parte de las rentas provenientes de allí, las fueron invirtiendo en los cinco Gremios Mayores de Madrid. En esta entidad hicieron progresivas imposiciones que, entre 1764 y 1784 pasaron de 1.100 ducados hasta 10.000, llegando en 1792 a los 15.000, a un rédito del 3 %. Con la Guerra de la Convención tuvieron que rebajar su inversión para poder sostener la manutención de la Comunidad, reinvirtiendo en cambio algunas dotes en 1801. La invasión francesa les dejó sin rentas de los Gremios a partir de 1809.

Los Censos en la Villa de Bilbao se colocaron, unos en la Prebostad, que paga el Consulado (en 1752 imponen 2.000 ducados, el primer año al 3 % y los otros dos al 2 %) y otros en las Abacerías y Carnicerías bilbaínas por un importe de 60.000 ducados que producían 1.320 reales al año (20).

Censos del Convento. Siglos XVIII y XIX: en Rs.

Censuarios
1764-69 1832-35 1849-52
Renta % Principal Renta % Principal Renta % Principal
Concejo de Galdames 11.000 376-25 3,5 11.000 376-25 3,5
Concejo de Güeñes 11.000 207-2 2 11.000 207-2 2 11.000 207-2 2
Ciudad de Orduña 22.000 990 1,5 22.000 990 1,5 22.000 990 1,5
Madrid Cinco Gremios 12.100 591-32 5            
Bilbao-Abacerías 66.000 3.960* 6 66.000 3.960* 6 66.000 5.280* 8
Bilbao-Prebostad 44.000 2.640* 6 44.000 2.640* 6 44.000 2.640* 6
Bilbao-Tres Comunidades 41.800 2.508* 6 10.500 210* 2 10.500 1.050* 10
Concejo de Gordejuela 23.650 640 2,7            
Villa de Elgoibar       33.500 1.005 3 33.500 1.050* 3
Villa de Valmaseda       12.000 360 3 12.000 360 3
Correos de Santander       26.000 1.170 4,5      
Camino de Castro       40.000 2.000 5      
Vereda Durango-Bermeo       2.804 62-17 3      

Fuente: A.C.C.B. Libro de Censos Antiguos y Libro de Censos.* Rentas de tres años

Las Clarisas invirtieron en los Concejos encartados, como los de Galdames y Güeñes, con Censos renovados durante muchos años. En el de Gordejuela se hizo Censo contra las monjas de Santa Isabel suscrito por el Ayuntamiento de aquel valle entre 1762 y 1767 (21).

En el siglo XIX continuaron las inversiones en municipios que en su gran mayoría tuvieron como destino la financiación de obras.  Las etapas bélicas habían dejado exhaustas las economías particulares y por supuesto las del Señorío y las Villas, y eran necesarios nuevos aportes de capital. Estamos en la época de expansión de la red viaria y las Clarisas aprovecharon este momento para invertir en la financiación de caminos. Tal es el caso de las imposiciones en el Consulado de Santander y Camino Nuevo de La Rioja, con 26.000 reales al 4,5 %, o los otros 40.000 reales al 5 % destinados al Camino de Castro durante los años de 1830 (22).

2.3. Inmuebles

La gran mayoría de las Propiedades inmobiliarias del Convento tenían dos fuentes. Por un lado las dotes y propiedades que aportaban las religiosas, y por otro legados piadosos de los vecinos de la Villa. Todos estos bienes, tanto urbanos como rústicos, los tenían en diversos tipos de arrendamientos.

En 1742 las Clarisas aparecían como arrendatarias de una casa en la calle Correría que Antonio de la Puente les alquilaba en 13 ducados anuales (23), si bien esta vivienda no se reflejó en la fogueración de 1745 por ser de manos eclesiásticas, señalándose sin embargo la posesión de un piso en la calle del Medio destinado a casa del Preceptor (24).

Medio siglo después los bienes urbanos de la Comunidad se habían triplicado, poseyendo por entonces las Clarisas dos casas, cada una con su inquilino, que les rentaban 375 reales, así como el Caserío de la Baluga, que les daba otros 110 reales (25).  Por último en la fogueración de 1795 se señalaba la existencia de tres inmuebles, uno para el preceptor y los otros dos alquilados (26).

Tras la invasión francesa, las propiedades y rentas eran del siguiente tenor:

RENTAS URBANAS Y RUSTICAS EN 1809
 
Calle Cuesta: 2 cuartos 220 Rs.
1 bodega 7 Rs.
Casa más bodega 81 Rs.
Casería de la Baluga 76 Rs.
TOTAL INMUEBLES 257 Rs.
Dos huertas 446 Rs. 17 mrs
Cuatro campas 42 Rs.
Un parral 176 Rs.
TOTAL RUSTICOS 664 Rs 17 mrs
TOTAL GENERAL DE RENTAS 921 Rs. 17 mrs   (27)

Cuando José I suprimió las Ordenes monásticas, se incautó de sus patrimonios y los convirtió en Bienes Nacionales; en el remate que se celebró en Bilbao el 6 de Agosto de 1811, de las propiedades del Monasterio de Santa Clara solamente se sacó a pública subasta la casa de la calle de la Cuesta, que mereció una oferta de 1458 mrs. (28).

2.4. Dotes

Fueron un apartado considerable de los ingresos conventuales. No hay que olvidar que las novicias, hasta que llegaban a profesar, pagaban por su manutención 40 ducados anuales, pero mientras tanto su dote ya producía rentas a lo largo del noviciado. La dote mínima de ingreso se fijó en 200 ducados, cifra que no estaba al alcance de todas las economías. Por ello el fundador creó un Fondo para Indotadas, que facilitara el pago de esa cantidad a las jóvenes que, deseando profesar como clarisas, no dispusieran de caudales para dote. Este Fondo lo dirigió en un principio a mujeres de su entorno familiar y en su defecto a otras doncellas desheredadas de la Villa e incluso de las cercanías (29).

En el Archivo conventual existe un único Libro de Donadas, en el que se han inscrito las Dotes de un siglo, entre 1729 y 1829, que da un total de 307.319 reales (30).

A todos estos ingresos habría que añadir las donaciones particulares a veces de origen piadoso, y otras de familiares de religiosas, que dejaban su herencia a los fondos del Monasterio (31). Tanto con las dotes como con las donaciones, las Clarisas fueron completando la obra de fábrica, así como la iglesia y otras dependencias anexas (32).

3. OTROS APARTADOS CONVENTUALES

El mandado testamentario de Don Juan de la Piedra alcanzaba también a otros ámbitos próximos a la Fundación; por eso, con su legado, no solo se edificó el convento y la iglesia, sino que se creó el Fondo para Indotadas ya citado, se designaron unos Patronos que supervisaran la marcha del convento y, sin olvidar las misas perpetuas que él encargó por su memoria, ordenó la creación de una Preceptoría aneja al monasterio.

3.1. La Preceptoría

Cuando el fundador creó Santa Clara no quiso que fuese únicamente una casa de oración, sino también un centro de enseñanza de Gramática y Buenas Costumbres para los hijos de la Villa. Mandó que se construyese una casa, con su escudo de armas en la fachada, con dos aulas para los discípulos. El preceptor debía de ser un sacerdote, con buena fama y costumbres, que fuese hombre de letras y al que ayudarían uno o dos pasantes.

Esta preceptoría a la que se llegó a denominar pomposamente Cátedra de Latinidad solamente pudo mantenerse gracias al apoyo del Ayuntamiento, que comprendió el beneficio que reportaba su existencia. Así, cuando en 1718 las monjas, por estar escasas de rentas (33),  dejaron de pagar sus estipendios; y como algunos años más tarde se mantuviese tal situación, la corporación municipal decidió litigar con el Convento por incumplimiento de concordia.

El pleito fue largo y costoso, resolviéndose ante el Consejo de Castilla (34) de manera que, aunque las Clarisas obtuvieron la razón (35), se vieron obligadas a pagar al Ayuntamiento los atrasos, por un valor de 70.363 reales, que la villa colocó en los cinco Gremios Mayores de Madrid, para con sus rentas seguir pagando al Preceptor (36).

El Regimiento Municipal nunca quiso abandonar este servicio que, en 1790, acogía 32 alumnos, de los que 20 no pagaban por ser pobres. Tan importante era su labor que los niños salidos directamente de sus aulas pasaban a examinarse por Libre, a mediados del siglo XIX, en el Instituto de Segunda Enseñanza (37).

3.2. Los Patronos

El fundador nombró como primeros Patronos del Convento a Pedro de la Piedra Carranza y a Juan de Arroyos, sus primos, para que se ocupasen del cumplimiento estricto del legado. Debían recibir una renta de 200 ducados anuales, con seis años de carencia, y con la obligación expresa de encargar misas por la memoria del testador. El cargo fue hereditario y conllevaba el privilegio de poder ser enterrado en el convento, junto con su esposa.

Como Copatronos se designaron a los dos Cabildos de la Villa, el municipal y el eclesiástico, delimitándose las competencias por medio de las Capitulaciones citadas en el punto 1.2. No por ello dejó de haber fricciones entre los cuatro Patronos, por cuestiones de preeminencia como, por ejemplo, quien debía ocupar la presidencia en los actos litúrgicos del Convento (38).

3.3. Pleitos

Las Clarisas no pleitearon con el Cabildo eclesiástico. Las relaciones fueron, si no del todo excelentes, al menos normales y sin grandes tensiones entre los Beneficiados de la Villa y las religiosas de Santa Clara.

Con el Regimiento las cosas fueron bien distintas. Además de otras controversias los tres grandes temas de litigio fueron la Preceptoría, el Campo de las Monjas y los Impuestos de Abastos. Todos los pleitos fueron largos y costosos, y ninguna de las partes regateó esfuerzos ni dinero, con tal de ganarlos. (Para el litigio sobre la Preceptoría remitimos al apartado 3.1.).

En cuanto al denominado Campo de las Monjas que se extendía frente al Convento, al Ayuntamiento trató de plantar árboles para ornato y paseo de los vecinos. Las Monjas interpusieron pleito aduciendo fundamentalmente cuestiones de moralidad, preservación de clausura y lugar para procesiones extra conventuales. La sentencia en grado de recurso fue favorable al Convento.

Sobre el pago de tributos, las religiosas se consideraban exentas de su pago, por lo cual litigaron con el Regimiento contra la percepción de la sisa sobre las mercaderías que llegaban al Convento traídas por los arrieros. En unos casos aducían su situación extramuros y en otros, como en el siglo XIX, la escasez de recursos (39).

EPILOGO

En mayo de 1855, en plena desamortización de Madoz, un informe oficial sobre el convento señalaba que ninguna de las monjas ni tampoco la Comunidad como tal, disfrutaban de pensión del Estado, antes bien, se sostenían con el producto de sus cortos bienes así como de limosnas de almas piadosas (40). Desconocemos lo que ocurrió durante la desamortización, si bien sabemos que la Comunidad conservó únicamente la fábrica del Convento, la iglesia y una huerta con cementerio de unos 8000 metros cuadrados. A falta de datos documentales, esta información se ha trasmitido verbalmente a través de generaciones de religiosas.

Durante la contienda civil de 1936-39 las religiosas más jóvenes se trasladaron a varios conventos del norte de la provincia de Burgos, permaneciendo en el edificio solamente las de mayor edad. Las estrecheces que sufrieron trataron de paliarlas los propios balmasedanos, en situación bastante similar, acercándoles alimentos a través de las tapias del convento.

En las últimas décadas se hacia ostensible el deterioro de la fábrica conventual siendo enormemente gravoso su reparo y mantenimiento, por lo que, tras los permisos pertinentes del Obispo y el Papa, la Comunidad decidió vender la propiedad por un valor de 30 millones de pesetas.

La condición de Monumento Histórico Artístico provincial del edificio ha impedido su demolición y sus nuevos propietarios tienen previsto convertirlo en un hostal parador, cuyas habitaciones se asomaran al claustro, por el que tantas Clarisas pasearon y rezaron a lo largo de los tres últimos siglos (41).

NOTAS:

(1).- El Ayuntamiento de Balmaseda pagaba rentas de juros a las Clarisas de Castro y de Medina de Pomar, en razón de sendos favores reales, concedidos desde finales del siglo XV. Archivo Municipal de Balmaseda, reg. 39Libro Privilegio de las monjas de Castro.
(2).- GOMEZ PRIETO, Julia. Balmaseda en el Antiguo Régimen: Siglos XVI-XIX. Población, Sociedad y Economía.Deusto 1985.
(3).- Puede que las ermitas de la Villa acogiesen en siglos anteriores a ciertas beatas en régimen de Comunidad. De hecho las Clarisas de Abando de Bilbao, a partir de un beaterio, abrazaron la Regla y Clausura en 1653 LABAYRU, E., Historia de Vizcaya. Tomo 8. Pagina 151.
(4).- Archivo Convento Clarisas de Balmaseda (A.C.C.B.) Testamento de Don Juan de la Piedra. Año 1643. Las ventas se hicieron a finales de 1646 en Sevilla.
(5).- A.M.B. Libro de Decretos Reg. 25  f. 402v. de 24 de Abril de 1644.
(6).- A.M.B. Libro de Decretos Reg. 26 f. 139v. de 30 de Agosto de 1652.
(7).- A.C.C. B. Libro de elección de Abadesas f. 6v. También en GOMEZ PRIETO, J., op. cit. Apéndice documental n.° 43.
(8).- Entre las diez nuevas profesas se encontraban hijas de las mejores familias de Balmaseda con apellidos como Arroyos, Orrantia, Verástegui, etc. y dos grandes herederas: Dª Ana de Urrutia, del linaje del Almirante y terrateniente Urrutia y Dª Maria de Zumalabe, de conocida familia de ferreros y comerciantes en cobre. A.C.C.B. Libro de visitas f. 5 y ss.
(9).- A.C.C.B. Acta de Fundación 4 de Noviembre de 1666. Al folio 4 aparece la inspección de la obra de fábrica previa a la Licencia Arzobispal, el 10 de Julio de 1662
(10).- Archivo Parroquial de Balmaseda (A.P.B.) Papeles varios Caja 1 Legajo 13 nº 4.
(11).- A.C.C.B. Capitulaciones celebradas por el Convento de Santa Clara Impresas en 1679.
(12).- A.C.C.B. Carta de pago del Cabildo eclesiástico de los 2000 ducados  de lo capitulado en las Concordias. Año de 1672.
(13).- A.C.C.B. En 1695 se hicieron tres votaciones sin salir abadesa; el arzobispo eligió a la Clarisa menos votada. Libro de elección de Abadesas  f.68.
(14).- Cuando el número de monjas era muy corto, tanto las ancianas como las enfermas podían ser elegidas para cargos. Así ocurrió en 1810 en que solo había ocho profesas y dos legas.
(15).- A.C.C.B. Libro de Fundación del Convento f. 26 y ss. Visita del año 1672.
(16).- A.M.B. Reglamento de la Junta de Caridad y Reglas para los pobres de Balmaseda punto 13.2. Hacia el año 1783 s.f.
(17).- Las lagunas existentes en las fuentes documentales limitan un análisis económico amplio, al ser los libros de Cuentas, Rentas y Censos cronológicamente dispares, lo que obliga a suponer la posible evolución del dinerario.
(18).- A.C.C.B. Licencia Real y Concesión de Juros, hoja impresa en 1667.
(19).- Por estas fechas se había suprimido el Convento de Padres Carmelitas que quedó cerrado al Culto en 1835. Fue expropiado, inventariado y vendido, demoliéndose en 1841.  A.M.B. Libro de Acuerdos  Reg. 70 f. 81 v. Inventario de los Bienes del Convento en 1841.
(20).- A.C.C.B. Libro de Censos del siglo XVIII  s.f.
(21).- A.C.C.B. Libro de Censos Antiguos  f198.
(22).- A.C.C.B. Libro de Cuentas y Razón de los Bienes del Convento s.f. Se firmó la escritura con los Cónsules y Prior del Consulado del Mar de Santander el 25 de Agosto de 1804.
(23).- A.C.C.B. Libro de Cuentas del siglo XVIII  f. 43.
(24).- Archivo General del Señorío de Vizcaya (A.G.S.B.), Fogueración de 1745 Datos de Balmaseda.
(25).- A.G.D.V. Expedientes de riqueza territorial Balmaseda Año 1795.
(26).- A.G.S.V. Fogueración de 1796. Datos de Balmaseda. En esta lista aparecen las monjas clarisas de Medina de Pomar, como propietarias de una casa con dos inquilinos.
(27).- A.C.C.B. Libro pequeño de cuentas de estos años.  s.f.
(28).- A.G.S.V. Bienes Nacionales  Reg. 2 Leg. 1 Años 1810-12.
(29).- A.C.C.B. Testamento de Don Juan de la Piedra. Impreso en 1696.
(30).- A.C.C.B. Libro de Donadas s.f.
(31).- A.C.C.B. Libro de cuentas de Don Juan de los Llamos s.f. Mariana de Villarprego y los Llamos entró de novicia en 1767 con 30 años de edad y 1000 pesos de a 20 reales de dote. Pudo profesar clarisa gracias al envío hecho por su hermano F. Javier desde Guatemala a donde había llegado en 1756 a casa de su tío Joaquín de los Llamos, calificado Comisario del Santo Oficio de la Inquisición.
(32).- Archivo Histórico de Protocolos de Vizcaya (A.H.P.V.). Notaría de Domingo de Terreros Leg. 2180 f.67 1 de Marzo de 1741. En 1740 el Arzobispo dio permiso al Convento para invertir 1000 ducados de dotes, en dorar el Retablo mayor de la iglesia. Lo que realizó Luis de Foncueba y Quintana, maestro dorador de Bilbao.
(33).- En 1790 las Clarisas vieron disminuir las Rentas de los Juros del fundador, por la media annata y el 5 % de que se valió el Rey. Hubo que cesar al Repasante por falta de dinero.
(34).- Archivo Histórico Nacional (A.H.N.) Consejos  leg. 1749/25,  año 1793.
(35).- A.C.C.B. Libro de Ejecutorias ganadas por el Convento  s.f.
(36).- A.M.B. Libro de Acuerdos  Reg. 58  f. 26,  Agosto de 1793.
(37).- A.M.B. Libro de Acuerdos  Reg. 71  f.214,  31 de Marzo de 1851.
(38).- A.M.B. Libro de Decretos Reg. 27  f. 121.
(39).- Archivo del Corregimiento de Vizcaya (A.C.V.) leg. 767 nº 11.
(40).- A.C.C.B. Relación nominal de Religiosas de la Comunidad…a 9 de Mayo de 1855. La Superiora era Sor Ramona de Santa Clara que había profesado en 1807. En los tres últimos años habían entrado siete nuevas Clarisas.
(41).- El 16 de Abril de 1984 las ocho Clarisas se trasladaron a su nueva residencia en Lujua; es este un convento que comparten con otra comunidad de clarisas llegadas del desaparecido Convento de Las Calzadas de Mallona en Bilbao.

APENDICE I

FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SANTA CLARA EN LA VILLA DE BALMASEDA

Balmaseda. 26 de Octubre de 1.666.
Archivo del Convento de Santa Clara de Balmaseda
Libro de Visitas y Elecciones. F. 5.

Trascripción directa del documento
Está publicado en Colección Malseda Tomo II Balmaseda 1995 pp. 206

«Don Enrique de Peralta y Cárdenas por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica Arzobispo de Burgos del Consejo de su Majestad por cuanto Juan de la Piedra natural que fue de esta villa por el testamento debajo de cuya disposición murió, otorgado en la ciudad de Panamá en los veinte y  ocho de Marzo y  año pasado de mil seiscientos cuarenta y tres ante Agustín de Recalde escribano de su Majestad mandó que pagadas sus deudas mandas y legados que hizo se fundase un convento de monjas de la Orden de Santa Clara con renta suficiente para el sustento de las religiosas y conservación de él; y que  en ejecución del dicho testamento las personas quienes llamo por patronos en virtud de las licencias de su Majestad y señores Arzobispos nuestros antecesores han hecho y edificado en esta villa con la renta que está impuesta, una casa convento con iglesia, en el ínterin que se fabrica otra mas capaz y las oficinas necesarias; y nos, deseando que con toda brevedad se cumpla y ejecute la voluntad y santo celo del fundador habiendo llegado a esta dicha villa y constándonos por vista de ojos que hicimos de la mayor comodidad decencia y seguridad de dicha casa convento donde las religiosas que hubieren de entrar pueden vivir y permanecer a mayor gloria de Dios Nuestro Señor y ejemplo público en práctico encerramiento y clausura, y asimismo de la iglesia en él por ahora dispuesta para ser colocado en ella el Santísimo Sacramento y ofrecerle con los santos sacrificios de la Misa; y porque las que entrasen por religiosas novicias y para mayor perfección de vida acabado el año de noviciado profesaren en la religión tengan otras, que como experimentadas y capaces en las cosas de ella las instruyan en sus reglas y estatutos, perfección de vida, gobierno espiritual y temporal del convento, teniendo noticias bastantes de la mucha virtud, religión, capacidad y experiencia de las Madres Doña María Jacinta de la Puente Abadesa actual del muy religioso convento de San Miguel del lugar de San Martín de Don, Orden de Santa Clara y nuestra obediencia doña Ana María de Agorreta y de la Puente, doña Ana María Miguel del Río, doña María Samaniego, doña Manuela Fernández de Manzanos, doña Juana María de Langarica, religiosas de coro y velo, y Clara de Valderrama donada en él, hemos acordado de traerlas por fundadoras del dicho nuestro convento y poniéndolo en ejecución permitimos y damos licencia a las dichas religiosas para que sin incurrir en pena ni censura alguna puedan salir de la clausura del dicho convento, y mandarnos que la Madre Presidenta y demás religiosas de él, no se lo prohíban, y que las acompañadas y asistidas de los Licenciados don Juan de Verástegui, don Mateo de Salazar, Vicente de Trambarria, Juan de las Cerrajerías, beneficiados y capellán de esta dicha villa a quienes nombramos, puedan ser traídas vía recta, con toda decencia y autoridad, echados los velos sobre los rostros a ellas, a la casa y sitio que por nos se disputare, donde estén hasta que entren a poblar y vivir dicho convento, y porque en la distancia de catorce leguas de camino que hay, es preciso hayan de hacer noches y mansiones a los medios días para descansar y tomar algún sustento que el día que salieron de dicho convento de San Martín de Don, vayan a sipear y hacer medio día al de religiosas de Santa Clara de Nuestra Señora de Ricas y encargamos a la Madre Abadesa y religiosas de él, que para el efecto las admitan dentro de su clausura, y hacer noche al de San Pedro de la villa de Medina de Pomar, orden de San Agustín y nuestra obediencia y desde allí al de Santa Ana de Villasana, de la misma orden y obediencia, donde harán noche y mandamos a las Madres Abadesa y Presidenta y religiosas de los dichos dos conventos las admitan dentro de sus clausuras para hacer noche, y que los días siguientes a ellas, las entreguen a las dichas personas nombradas, para que se prosigan sus jornadas sin hacer mansión en otra ninguna parte hasta esta dicha villa, y como así se ejecutare se pondrá por fe a continuación de este despacho, y un traslado de él se entregara a la Madre Presidenta del dicho convento de donde siempre conste y este original con lo en su virtud ejecutado, se pondrá en el libro que se ha de formar para la recepción de religiosas del dicho nuevo convento. Dado en la dicha villa de Balmaseda a veintiséis del mes de octubre de mil seiscientos sesenta y seis años. Firmado: Enrique Arzobispo de Burgos.

Tabla de las fundadoras que vinieron a este convento desde el de San Miguel de San Martín de Don, orden de nuestra madre Santa Clara
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n       doña María Jacinta de la Puente, Abadesa
n       doña Ana María de la Puente y Agorreta
n       doña Ana María Miguel de el Río
n       doña Juana Manuela Langarica
todas religiosas de coro y velo negro
n       Clara de Valderrama, donada

Tabla y memoria de las Novicias que en el día tres de noviembre de mil seiscientos sesenta y seis entraron dentro de la clausura del convento de nuestra madre Santa Clara extramuros de esta villa de Balmaseda; a quienes en el mismo día por la mañana dio los hábitos de bendición en la parroquia de San Severino, el ilustrísimo señor Don Enrique de Peralta y Cárdenas. Arzobispo de Burgos del Consejo de su Majestad.

n       1 – doña Catalina de la Piedra, deuda del fundador
n       2 – doña Francisca Victoria, con 800 ducados de dote
n       3 – doña María de Arroyos, deuda del fundador
n       4 – doña Ana de Urrutia, con 800 ducados de dote
n       5 – doña Bernarda de Orrantia, deuda
n       6 – doña Ángela de Verastegui, deuda
n       7 – doña María Zumalabe, con 700 ducados de dote
n       8 – doña María Verastegui, deuda
n       9 – doña Antonia del Solar, deuda
n       10 – doña María de Entrambasaguas, deuda

Han de pagar cada una 40 ducados de alimentos en cada un año, de los que estuvieren sin profesar; propinar, derechos de sacristía; se tomaron en escrituras en testimonio de Tomás de Cueto, escrivano de número de esta villa. Firmado Juan Antonio García.»

 

APENDICE II

VIAJE DE LAS FUNDADORAS DEL CONVENTO DE SANTA CLARA DE BALMASEDA DESDE SAN MARTÍN DE DON, A ESTA VILLA

Balmaseda. 28 / 30 octubre de 1.666.
Archivo del Convento de Santa Clara de Balmaseda.
Libro de Elección de Abadesas. F. 6 V.

Trascripción directa del documento
Está publicado en Colección Malseda Tomo II Balmaseda 1995 pp. 208

«El dicho Juan de Verastegui certifica como salieron sobre las 10 horas del día del Convento de San Martín de Don (donde la Madre doña María Jacinta de la Puente era abadesa), echándose los velos sobre el rostro y habiendo llegado dicho día después de medio día en vía recta a un lugar del valle de Tobalina llamado Quintana de Martín Galíndez fue necesario hiciesen un alto y bajasen de la litera. Dicha Madre abadesa y sus religiosas se entrasen en una casa y sala de ella a descansar por cuento a su merced y a doña María de Samaniego les sobrevino achaque y se recobraron y sosegaron cosa de una hora y se partió de dicho lugar en continente.

Llegose al Convento de Nuestra Señora de Rivas de la Orden de Santa Clara dicho día jueves 28 de octubre de este presente año por la tarde a cosa de una hora antes del anochecer y se hizo notorio el exhorto y orden de su ilustrísima el señor Arzobispo a doña Isabel de los Ríos abadesa de dicho convento quien obedeciendo abrió su puerta reglar y recibió dichas religiosas a donde hicieron noche.

Partieron del dicho convento de Rivas el viernes por la mañana a cosa de las 10 horas del día que se contaron dos y nueve del presente mes de octubre y vía recta se caminó a la villa de Medina de Pumar y fuera de los muros y puerta de San Francisco se entró en dicha villa y se llegó al Convento de San Pedro de religiosas de San Agustín sujetas a la jurisdicción de su ilustrísima el Arzobispo Nuestro Señor y se apearon las dichas religiosas y fueron recibidas por la abadesa y demás monjas del dicho convento en su clausura y para que así consta lo firma en Medina de Pumar dicho día por la tarde a cosa de las 4 horas.

Sábado que se contaron treinta de octubre de 1.666 por la mañana a cosa de las 9 horas salieron de la dicha clausura dichas fundadoras y vía recta se caminó para la villa de Villasana en la forma que manda su ilustrísima el Arzobispo Nuestro Señor y se llegó a cosa de las 2 de la tarde a la venta de la Aya y allí se apearon y estuvieron dichas religiosas en el portal de dicha venta a un lado del descansando en el interim que se dio secado a las cabalgaduras e un continente dentro de 1 hora se partió siguiendo en la vía recta y llegó dicho día por la tarde a media ora antes del anochecer al convento de Santa Ana de Monjas Clarisas Villasana de religiosas de la Concepción franciscanas sujetas a la jurisdicción del Arzobispo Nuestro Señor en donde y su clausura fueron recibidas por la Presidenta y monjas del dicho convento y quedaron en él dicha noche.

Domingo postrero día del dicho mes a cosa de las 10 horas de la mañana salieron de la clausura de dicho convento de Santa Ana de Villasana las dichas funda­doras y se partieron en vía recta en la forma que se ordena por el mandato de su ilustrísima para la villa de Balmaseda acompañados por diputados, por su ilustrísima y por otros caballeros y sacerdotes que se agregaron en el valle de Mena y salían de la dicha villa de Balmaseda otros muchos caballeros e hijosdalgos al lugar del Berrón y prosiguieron su viaje y en entrando en la jurisdicción de este muy noble y muy leal Señorío de Vizcaya llegó en forma la villa, es a saber su alcalde y juez ordinario en ella y su procurador general con cuatro regidores y disponiéndose el acompañamiento se entró en la villa donde fueron recibidas con grandes festejos danzas, juegos tiros y arcabucería y otras muestras de monstraciones todo dedicado al servicio de Dios y al de su ilustrísima el Arzobispo Nuestro Señor y por el vicario de su iglesia el Licenciado Juan de Verástegui y demás diputados fueron entrados y recibidos en las casas del Licenciado Don Andrés de Manzaneda que están inmediatas y contíguas a las que su ilustrísima habita en dicha villa y para que así conste lo firmo. Juan de Verástegui.»

©Copyright 1988. Julia Gómez Prieto. Todos los derechos reservados

07.1.-Confirmación de Fueros por la Reina Juana I

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FICHA .- Confirmación de los fueros, usos y buenas costumbres de la villa de Balmaseda por la Reina Doña Juana I : hecha en Sevilla el 18 de junio de 1511
— Artículo en la revista Estudios de Deusto, vol. XXXIII, enero-junio 1985. en la páginas 29 a 38. Incluye la Transcripción literal del privilegio. Editado sin notas.

INTERES .- Documento inédito, encontrado entre dos tablas de la pared del Archivo Municipal de Balmaseda. No es un legajo original sino una copia algo posterior, – en folios de pergamino -, pero es el único documento de una confirmación existente hasta la fecha que la Reina Doña Juana I hizo a la villa y vecinos de Balmaseda.

PALABRAS CLAVE .- Fueros, Usos y Buenas costumbres; Reina Doña Juana I; Balmaseda

 

INTRODUCCIÓN

Cuando en 1926 la Diputación de Vizcaya editó por vez primera la Historia de Balmaseda, que D. Martín de los Heros escribiera hacia  1848, la obra incluía un Apéndice con la Colección de Privilegios Reales que la villa poseía en el siglo XVIII;  documentos ya desaparecidos de su Archivo Municipal, pero cuyo contenido se conocía por la copia literal de escribano, que en l763 se hiciera por encargo del propio ayuntamiento de la villa (Archivo Municipal de Balmaseda Libro nº 41)

No se incluyó entre estos documentos el Privilegio de Confirmación de la Reina Doña Juana I, que es objeto de este artículo. Además  ningún historiador lo cita en parte alguna, lo cual hizo que fuese más sorprendente su hallazgo en el Archivo Municipal de Balmaseda, durante uno de mis veranos de investigación en la villa encartada. Aparte del indudable interés que su conocimiento nos depara, ésta es sin duda, una  ocasión propicia para su publicación en el homenaje que la Revista » Estudios de Deusto» dedica al Profesor Andrés E. de Mañaricúa, que tanto trabajó por la Historia de Vizcaya.

El presente documento hace relación de todas las confirmaciones que los antecesores de la reina Doña Juana habían hecho de los Fueros, Usos y Buenas Costumbres de los vecinos de Balmaseda, al tiempo que reafirmaba a los mismos en todos los Privilegios, Cartas, Sentencias, Franquezas y Libertades, Gracias, Mercedes y Donaciones, que la villa había ido adquiriendo por gracia de los sucesivos reyes de Castilla. Pide la reina  en  esta confirmación que hagan valer  y guarden todos los preceptos y no osen ir contra ellos; que los Concejos, Alcaldes, Justicias y Jueces Merinos los hagan guardar y como ejecutivo del mismo, impone multa de 1.000 maravedíes si llegasen a ir contra ellos.

Este privilegio estaba incluido en un cuaderno de 17 hojas dirigido al Condestable de Castilla,  D. Bernardino Fernández de Velasco, en confirmación de otro que el Rey Católico D. Fernando franqueara al anterior Condestable, D. Pedro Fernández de Velasco, en razón  de 29.000 maravedíes de alcabalas en varios lugares, entre ellos en Balmaseda. Hizo Doña Juana esta confirmación a Don Bernardino en la ciudad de Burgos el 22 de diciembre de 1511, y en ella se hace relación del Privilegio que el rey D. Enrique, tío de  Doña Juana, concedió de estos 10.000  maravedíes a D. Pedro Fernández de Velasco, abuelo del  Condestable, en Madrid con fecha 20 de diciembre de  1461. Se añaden a continuación los poderes de las Monjas Clarisas de  Medina de Pomar y del Condestable para cobrar dicho pedido.

Su inserción como documento acreditativo en un asunto de índole privada, pudo  muy bien ser la causa de su desconocimiento, así como el hecho de no ser  legajo original, sino una copia algo posterior.  A pesar de ello mantiene en esencia todo su interés, al ser la única confirmación existente hasta la fecha, que la Reina Doña Juana I hizo a la villa y vecinos de Balmaseda.

Dra. Julia Gómez Prieto. Facultad de Historia.  Universidad de Deusto

 

TRANSCRIPCIÓN DEL PRIVILEGIO DE CONFIRMACIÓN

Archivo Municipal de Balmaseda,
Legajo en folios de pergamino /B/ (31 x 23 cmts.)
Tubo nº 3

Nota.- El documento está escrito  en castellano  de finales del siglo XV y tiene una extensión de 12 folios. Por ello no hemos creído oportuno incluirlo en este momento. Los interesados en él pueden solicitarlo directamente  a la autora de este artículo. Ver apartado Consultas.

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